Wednesday, July 04, 2018

El sortilegio israelí de MARBIN en la brujería jazz-progresiva



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Siempre ha sido un deleite hablar en este blog del grupo MARBIN por motivo de los discos que ha publicado a lo largo de los años y en esta ocasión no tendremos una excepción a la regla, por el contrario, comentar aquí y ahora su nuevo disco “Israeli Jazz”, el mismo que ha sido publicado a mediados del pasado mes de marzo, es un placer enorme para nosotros. La alineación codirigida por el guitarrista Dani Rabin y el saxofonista Danny Markovitch, y completada por el bajista Jon Nadel y el baterista Blake Jiracek nos brinda casi 58 minutos de vigoroso sortilegio jazz-progresivo en éste, su sexto trabajo de estudio. Aquí se repite la alineación que también hizo el disco precedente “Goatman & The House Of The Dead” (2016), y al igual que en este disco, aquí en “Israeli Jazz” hay una táctica de patente vigor y hay una logística entusiasta desde las cuales el cuarteto busca dar una nueva inspirada vuelta de tuerca a su vitalista propuesta musical. La búsqueda fue exitosa; veamos ahora los detalles de este triunfo artístico tal como se han plasmado en el repertorio de este disco que tenemos en nuestras manos.


Durando poco menos de 9 ½ minutos (siendo, de hecho, la segunda pieza más larga del disco), ‘The Old Ways’ pone en marcha las cosas con una modalidad que ya sabemos inconfundible según el sello estilístico que el cuarteto ha ido madurando y afianzando a lo largo de los años. Sobre un persistente compás de 6/8 y un manejo mesurado de la garra colectiva sonora, el cuerpo central es dibujado hermosamente por el saxo mientras la guitarra añade ornamentos oportunos en aquellos momentos en los que sus fraseos se sitúan en el centro del bloque instrumental. La cándida vitalidad de esta estupenda pieza de entrada nos predispone a la actitud adecuada para apreciar el segundo tema del disco, el mismo que se titula ‘Swamp House’. Su talante es más ceremonioso y también más denso que el del primer tema del álbum, como si se tratara de una versión lírica del estándar de los WEATHER REPORT mientras se alivia un poco los matices nebuloso de sus primeros discos y se añade algo del misticismo alegre de los primeros álbumes de RETURN TO FOREVER. Eso sí, todo ello con una aureola de exquisita rudeza, si es que tiene sentido exponer esta expresión que parece tal vez un oxímoron. Es ahora la guitarra el instrumento protagónico a la hora de instaurar el cuerpo central y focalizar la mayor parte de las variantes que se van elaborando a lo largo del camino. La dupla de ‘Arkansas Jumper’ y ‘Moscow Mule’ cumple con la función de seguir ajustando todas las bisagras y acoplamientos del modus operandi de MARBIN. En efecto, ‘Arkansas Jumper’ se enfila sesudamente hacia lo aguerrido y lo extrovertido. Atención al soberbio solo de guitarra que se inicia poco antes de llegar a la frontera del segundo minuto, es como un híbrido de John McLaughlin y John Petrucci; atención también al tremendamente ágil solo de saxo que dirige los minutos finales con una impetuosa mezcla de nervio y emotividad. ¿Furioso desahogo o alegría neurótica? Tal vez un poco de ambos. Por su parte, ‘Moscow Mule’ remodela la extroversión heredada de la pieza anterior y la lleva hacia terreno folclórico en clave celebratoria. El saxo sabe cómo explotar su lirismo esencial en medio del fragor general, un fragor donde el macizo núcleo sonoro que se encadena, al modo de las Columnas de Hércules, entre el guitarreo y la dupla rítmica gestiona y orienta el llamativo desarrollo temático con particularmente inspirada brillantez. Genial mezcla de jazz-fusion y punk-jazz.
           

La pieza más extensa de “Israeli  Jazz” es ‘Pirate Punch’, cuyo espacio ocupa más de 9 ¾ minutos. Su esquema rítmico entra en el groove esencialmente jazzero, comenzando con un talante relajado y discreto para luego exponerse hacia un vitalismo muscular bajo la guía de la guitarra, la cual porta sobre sus hombros el bloque sonoro grupal mientras elabora un fastuoso y largo solo. Una vez terminado éste, el saxo y la guitarra se hermanan en un reprise del sereno motivo inicial, lo cual sirve tanto para coronar el solo de guitarra previo como para abrir la puerta a una variante inesperada: un pasaje de festivo jolgorio arquitectónicamente melódico sobre una base rítmica alegre de frontal inspiración étnica. Bajo el peculiar título de ‘Magic Burro’ se revela el penúltimo tema del repertorio, el cual comienza recogiendo la semilla de jolgorio sembrada por el epílogo de ‘Pirate Punch’, pero es tan solo el inicio de un sofisticado y vigorosamente sólido ejercicio de musicalidad jazz-progresiva que incluye sus oportunas variantes de ambientes y motivos. Los MARBIN muestran aquí sus confraternidades sónicas con LED BIB, SLIVOVITZ y los legendarios MAHAVISHNU ORCHESTRA mientras mantiene su esencia histórica. En los últimos minutos, el saxofón vuelve a ocupar seriamente el protagonismo dentro del bloque grupal mientras dibuja y define un núcleo melódico es realmente hermoso. El tema homónimo pone el cierre al disco y lo hace con un esplendor expresionista bárbaro, el mismo que se basa en una entusiasta retoma de los aires más coloridos y enérgicos que se habían expuesto en la ilación de los tres primeros temas del álbum. Con un dueto de saxofón y guitarra que establece un patrón melódico llamativo que se enriquece con las furiosas vibraciones emitidas desde el más virtuoso solo de guitarra de todo el disco. Por su parte, la batería gestiona y resuelve el obligatoriamente elegante swing de base con un punche abismal, siendo así que el bajo se da buena mañana para dibujar ciertos fraseos mágicamente enrevesados en el trasfondo del fuego guitarrero. El cuarteto maneja con impoluta prestancia sus coqueteos con el punk-jazz en momentos como estos. Cuando llega el turno del solo de saxofón, la furia es sustituida por una neurosis risueña y traviesa, la cual determina que la labor de la batería ha de ser más adornada.   



Todo esto es lo que nos ha brindado el cuarteto MARBIN, otro maravilloso ejemplo de prestancia y vigor dentro del discurso jazz-rockero progresivo de nuestros días. Con lo mostrado y demostrado en “Israeli Jazz”, las Antorchas Divinas de la Música siguen firmes en las manos de los integrantes de MARBIN mientras dan una nueva vuelta olímpica en el estadio universal del arte. ¡Que nunca fenezca esta brujería!


Muestras de “Israeli Jazz”.-

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