Hoy nos complace mucho poner el nombre del ensamble argentino PULSÓNICA y
lo hacemos por una muy buena razón: el reciente lanzamiento al mercado de su
nueva placa discográfica, la cual se titula “Entre Mundos”. El lanzamiento al
mercado de “Entre Mundos” tuvo lugar a mediados del pasado mes de marzo,
por vía del sello Viajero Inmóvil. Este ya muy curtido ensamble cultor de una
vivaz y versátil modalidad de música jazz-progresivo-fusionesca se mantiene vigente
con la alineación de Jorge González [batería y percusión], Marcelo Tubio [guitaras],
Tomás Sivadon [congas y percusión] y Jonathan Crevatin [bajo]. En varios
pasajes de este nuevo álbum, el cuarteto cuenta con las colaboraciones del
violinista Matías Cobán, el cellista Mariano Poc y el violista Leandro Siegler;
también aparecen Germán Suane (a la guitara clásica) y Patricio Resico (al
bajo). El concepto de “Entre Mundos” se basa en la imaginería propia del descubrimiento de América por la sociedad occidental, algo que se plasma sonoramente en la convivencia y los diálogos continuos entre instrumentos europeos y afroamericanos; a partir de dicho concepto, la música contenida en el álbum busca motivar reflexiones y apreciaciones sobre cómo el mundo actual se impone como una vorágines de cosas y circunstancias nuevas e irrepetibles. Las sesiones de grabación del material de “Entre Mundos” tuvieron lugar en los estudios El Pie, en Buenos Aires, bajo la supervisión de Pablo Rabinovich, Nicolás Rizzo y Luciano Gordillo.
Nos centramos ahora en el repertorio mismo del disco y nos topamos en primera instancia con un temazo titulado ‘Ecuador’: el preludio signado por etéreos efectos cósmicos de guitarra abre pronto la puerta a un cuerpo central ubicado en una ágil encrucijada entre el jazz-rock de base funky y el estándar clásico del hard rock. Una vez instalado el cuerpo central con un refuerzo apropiado, el ensamble se da el lujo de insertar algunos interludios más serenos a fin de añadir sofisticación al imponente dinamismo en curso. Los ornamentos del violín sirven principalmente para llenar algunos espacios melódicos aludidos por los fraseos y bases armónicas de la muy muscular primera guitarra. La idea de cerrar todo con los mismos efectos etéreos iniciales es muy buena para dar la idea de que esta pieza de entrada fue la manifestación momentánea de una fuerza vital a la cual le llegó la hora de volver a sumergirse en su fuente originaria. ¡Qué gran inicio del disco! Luego sigue la dupla de ‘Tierra Del Sol’ y ‘El Sendero’, dos piezas que exploran los aspectos más introvertidos y sutiles del ideario estético de PULSÓNICA. ‘Tierra Del Sol’ se sostiene sobre un muy grácil swing fusionesco desde el que se reivindica la tradición folclórica sudamericana mientras el encuadre armado por la tríada rítmica empuja a los demás instrumentos a organizarse elegantemente en una comunión lírica muy bien lograda. Los momentos en los que el cello se erige en el ítem protagónico tienen mucho de ensoñador. ‘El Sendero’, por su parte, ahonda en este aspecto introspectivo aunque no recurriendo a lo nebuloso sino creando coloridos suaves y evocadores a través del arte del ruido. La guitarra acústica asume el rol protagonista mientras la díada percusiva (a las congas y el bongó) se posiciona en un área de constricción más pronunciada que en la pieza precedente. Los aires tropicales que signan el arreglo general son empleados con suma elegancia a la hora de darle un giro progresivo al esencial discurso jazz-fusionesco desde el cual se arma el desarrollo temático. Un tema bellísimo, cabe resaltarlo. Volviendo a una extroversión más persistente y añadiendo matices exóticos al asunto, ‘Sueño Español’ establece un muy marchoso ejercicio de señoriales fusionescas bajo la guía de una muy estilizada modalidad de climas aflamencados y arábigos. Las pulsaciones y síncopas de la percusión incrementan eficazmente la irresistible coquetería del esquema melódico.
‘Ciclo Vital’ es otro momento climático del disco con su adición de matices Crimsonianos y psicodélicos a la línea de trabajo esencial de la banda, siendo así que el groove y el desarrollo temático se sitúan en un punto intermedio entre lo fulguroso y lo crepuscular, manteniendo una constante actitud de refinada extravagancia en los arreglos musicales. Es un tema ciertamente complejo con abiertas afinidades hacia lo disonante en su desarrollo temático. El relativamente breve tema ‘Manglar’ – dura menos de 2 ½ minutos – se caracteriza por exhibir una espiritualidad calmada y flotante bajo la guía de la percusión tonal: el marcaje hermanado de marimba y kalimba es debidamente amontonado por las bellas secuencias de acordes emanados de la guitarra. Aunque hay un innegable matiz tribal en este tema, el asunto no es realmente ritualístico como reflexivo, al modo de un llamado a la meditación. Cuando llega el turno de ‘Nova Orbis’., el grupo vuelve a afilar sus garras más rockeras con miras a establecer un vitalista viaje musical por derroteros mediterráneos con la inevitable adición de grooves afro-latinos de parte de la dupla percusiva. Una vez más hace notar su fuerza de carácter el ensamble de cuerdas, y esta vez se hace para asentar imágenes y atmósferas de un clima festivo donde las olas del mar y las luces de las estrellas participan de una celebración humana. El esquema rítmico de por sí no es ostentosamente veloz pero la ambientación destila esplendor a diestra y siniestra. ‘Cielos Del Sur’ es tal vez la que más nos gusta de las piezas marcadamente introspectivas del álbum. La guitarra clásica se vale de una comedida parsimonia para establecer y edificar el motif central, siendo así que cuando finalmente entra a tallar el ensamble de cuerdas, el esquema musical ya está suficientemente madurado para impulsar su desarrollo. El empleo de un swing inspirado en el folclor criollo argentino y la comparecencia pletórica de las cuerdas incita el refuerzo de la magia sonora ínsita en el cautivador esquema melódico. ‘Mares De Tiempo’, que es otra de nuestras piezas totalmente favoritas del repertorio de “Entre Mundos”, ahonda en la calidez ensoñadora de la pieza precedente mientras le da un empuje más candente. Aquí, la batería (único instrumento de percusión partícipe) ocupa un rol preponderante dentro del armazón global, y lo hace curiosamente mediante el truco de desaparecer y reaparecer para que los momentos de apuntalamiento y de dispersión se alternen fluidamente mientras la guitarra clásica se abandona a un delicado moto perpetuo. Los efectos de oleaje sonido de oleaje refuerzan la imagen del trayecto a través del mar, un viaje para el espíritu donde las velas del barco están tejidas con sonidos.
El disco concluye con una versión de ‘Peter Gunn’, sí, ese celebérrimo ‘Peter Gunn Theme’ compuesto por Henry Mancini para la serie televisiva del mismo título. El prólogo sigiloso ejecutado por el ensamble de cuerdas exhibe un aire de thriller hasta que el cuerpo central se revela y se encauza hacia el ímpetu expresionista que la pieza esencialmente exige. Todo esto fue lo que el personal de PULSÓNICA nos brindó con “Entre Mundos”, un disco que marca vías y surcos renovadores para la propuesta del grupo. Estas estrategias de experimentación con la masiva incorporación de climas y desarrollos melódicos, junto a una inusual presencia grande de climas serenos en medio del colorido masivo que define desde siempre a PULSÓNICA, se ha concretado de manera genial. Más que un viaje entre mundos, este disco es una travesía hacia un nuevo mundo a través de unos mares jazz-progresivos sobre los que el grupo sabe situarse muy bien. Un excelente disco que promete ser de lo mejor hecho en la multifacética escena progresiva hispanoamericana.
Muestras de “Entre Mundos”.-
Ciclo Vital: https://pulsonica.bandcamp.com/track/ciclo-vital
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