Sunday, April 05, 2020

HASHSHASHIN: psicodelia ecléctica y fresca para el mundo progresivo de hoy



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos toca presentar al grupo australiano HASHSHASHIN por motivo de la publicación de su álbum “Badakhshan” a fines de setiembre del pasado año 2019. No es excesiva la demora de la presente reseña, pero sí lamentamos no haberla terminado antes... pero bueno, lo importante es que sea sincera y clara en las apreciaciones vertidas en ella. El grupo en cuestión, instalado en Sydney, opera como un trío conformado por Evan McGregor [batería, percusión, castañuelas marroquíes, tambor de marco, armonio y didgeridoo], Lachlan R. Dale [guitarras, bouzouki irlandés, sitar persa, setor parimi y rabab afgano] y Cameron Macdonald [bajo]. Además de contar con este peculiar arsenal instrumental, el grupo se hace acompañar varias veces por la violinista Natalya Bing. En realidad, los HASHASHIN hicieron su debut como cuarteto con el disco del año 2016 “nihsahshsaH”, y dos años después, registraron un disco en vivo. Ahora, con “Badakhshan”, la banda da un paso adelante en su búsqueda de mayores recursos de sofisticación y versatilidad dentro de su propuesta prog-psicodélica ecléctica y caleidoscópica: recoge la cosecha perfecta de la siembra musical instalada por el mencionado disco de debut. Aunque disminuyó ligeramente su membrecía, el arsenal musical de HASHSHASHIN se amplió considerable y creativamente. El nombre de la banda procede de la secta nizarí, muy activa en el oriente Medio entre los siglos XI y XIII con sus estrategias de asesinatos selectivos contra reyes y demás personas en el poder político y militar de las regiones de esa zona. Por eso, recibieron el despectivo apodo de hashashashin, palabra que luego pasaría a nuestro idioma como asesino. En cuanto al título del disco, éste hace alusión al antiguo país de Badasján, el cual estaba situado en una extensión que atravesaba parte de las actuales naciones de Afganistán y Tayikistán. Bueno, veamos ahora los detalles de este disco en cuestión, ¿vale?


La miniatura de minuto y medio ‘Qom’ abre el repertorio con una evocadora amalgama de teclado minimalista y fluctuantes colores de cuerdas exóticas, algo señorial y sobrio a la vez. De este modo se abre camino ‘Crossing The Panj’, pieza excelsa que congrega un dinamismo prog-psicodélico en una ágil amalgama de space-rock, acid-folk y jazz-rock, lo cual genera una ingeniosa convivencia entre lo árido y lo sofisticado. El resultado de todo esto para el desarrollo temático y los grooves que se van armando a lo largo del camino se traduce en una exhibición de muscular garbo. El aspecto árido se intensifica especialmente en una ocasión donde se despliega una pesadez notoriamente incrementada, aunque se trata de un pasaje muy breve pues es en realidad un puente hacia la flotante sección epilogar. En resumen, tenemos aquí una cruza entre los paradigmas de SQUINTALOO, MY SLEEPING KARMA y los VESPERO de los primeros álbumes. ‘Death In Langar’ sigue a continuación para dar rienda suelta a los matices telúricos del ideario musical de la banda, dando con ello más peso al aspecto fusionesco de dicho ideario. Las cuerdas exóticas y el violín se unen en un muy evocativo y ensoñador matrimonio sónico cuya paleta pinta un paisaje entrañable y cálido, con un leve toque de dulce nostalgia. ‘Shrines Of The Wakhan’, por su parte, pone un énfasis muy especial en las aristas más robustas y contundentes del esquema sonoro del trío, y para sostenerlas se asienta sobre un swing elegantemente parsimonioso que debe mucho al estándar del post-rock. De todas maneras, cabe indicar que el virtuosismo exhibido en la intervención del baterista está más cercano al jazz-rock, y además, los guitarreos ostentan unas texturas rabiosas de talante post-metalero. Con estos detalles, el trío se pone en cercanía estilística con bandas tan diversas como RED KITE, FANATISM, TOWN PORTAL y RUSSIAN CIRCLES. A través del zigzag entre momentos sutiles y otros explosivos, el motif central se enfoca claramente en aires de nocturnidad e inquietante misterio. Son 8 ¾ minutos muy bien aprovechados, y el fruto de esta cosecha musical es un cénit del álbum. 



‘Sarhadd’ cumple con la función de instaurar una síntesis de la vitalidad rockera del segundo tema y los predominantes aires telúricos del tercero. Con el empleo de una compleja ingeniería rítmica y una actitud más aguerrida de parte de la batería, el grupo gesta un aura de autoridad grandilocuente. Los dos temas más extensos del disco son los que completan el repertorio: se titulan ‘The Taklamakan’ y ‘Then He Hid Himself In The Refining Fire’ respectivamente, durando el primero de ellos casi 12 ½ minutos, y el segundo, 10 ¼ minutos. ‘The Taklamakan’ tiene un núcleo temático bastante bien definido, situado dentro de las coordenadas comunes de MY BROTHER THE WIND y VESPERO, añadiéndose algunos ingredientes de los OZRIC TENTACLES de los primeros álbumes. El grupo explora su propio vigor rockero con genuino entusiasmo, asentando una combinación de space-rock y post-metal, y mientras hace eso, también se concentra en la acentuación de las diversas vibraciones líricas que van emergiendo a lo largo del desarrollo temático. Para el último tercio, el grupo elabora un epílogo que mayormente apunta a una creciente levedad, hasta que en una última instancia emite un último fragor de nervio rockero. El culmen definitivo del álbum, no nos cabe duda alguna al respecto. En el caso de ‘Then He Hid Himself In The Refining Fire’, tenemos, en su mayor parte, un ejercicio de expansión de la calidez serena y evocadora que anteriormente apreciamos en la tercera pieza del álbum, pero esta vez con un armazón patentemente post-rockero que le brinda un aire más circunspecto. En los últimos tres minutos, el nervio aumenta un poco a fin de gestar y delinear un cierre portador de cierta vivacidad, aunque cuidando que no se rompa con la aureola general de la pieza en sí. Todo esto fue “Badakhshan”, un disco diverso y multiforme que sabe focalizarse dentro de su ambicioso cruce de psicodelia progresiva, jazz-rock y rock experimental. Tal como lo dijimos en el primer párrafo de la presente reseña, lamentamos que esta reseña llegue un poco tarde, pero igualmente nos parece idónea resaltar esta manera en que la gente de HASHSHASHIN ha demostrado su capacidad para dar nuevos aires a la escena progresiva mundial desde su rincón australiano.


Muestras de “Badakhshan”.-

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