Monday, June 01, 2020

STEVE UNRUH: una gran perspectiva progresiva desde lo alto del precipicio



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión llega el turno del talentoso y prolífico compositor y multinstrumentista estadounidense STEVE UNRUH, quien a fines de julio del pasado año 2019 pasado publicó su trabajo solista “Precipice”, el noveno de su carrera individual. Se trata de un turno muy tardío pero garantizamos que cualquier elogio que hagamos de este trabajo fonográfico es genuino, pues resulta una labor muy refinada de rock progresivo ecléctico, con amplias excursiones en el folk-rock y el estándar de cantautor, un deleite musical permanente a lo largo de su espacio de 47 minutos y pico. El también líder del excelente grupo de rock progresivo ecléctico RESISTOR se encarga de cantar y de tocar todos los instrumentos que aparece aquí: guitarras, violín, flautas, sitar, bajo, teclados, batería, percusiones diversas, mandolina, kalimba y angklung (instrumento folclórico indonesio que consta de varios tubos de bambú). Por supuesto, el maestro UNRUH también se encarga de todas las composiciones que están contenidas en el álbum que aquí reseñamos. Publicado de forma independiente y con un tiraje limitado de ítems físicos en formato de CD, “Precipice” no merece para nada ser pasado por alto. Esperamos que esta reseña ayude a visibilizar en algo a este hermoso disco; repasemos ahora los detalles del mismo, ¿vale?



Durando poco más de 10 ½ minutos, ‘Luxury Denial’ establece un clima vitalista y colorido dentro de un predominio de instrumentos acústicos y un desarrollo temático que se beneficia grandemente de las variantes de swing que se van armando del camino. Imaginamos aquí un estupendo híbrido de los estándares de JETHRO TULL, YES y GENESIS: una canción así no hubiese estado fuera de lugar en “Heavy Horses”, o “Fragile”, o “Nursery Cryme”. También tenemos un interludio sereno e introspectivo en clave de cantautor que nos recuerda a los álbumes de inicios de los 70s de CAT STEVENS y de AL STEWART. Incluso en ese interludio aparece, aunque de forma refugiada, el vitalismo que había signado a los primeros minutos de la canción. Eso sí, esa modalidad expresiva sale de su refugio a poco de pasada la frontera del quinto minuto para volver de lleno al reino de la extroversión. La flauta y el violín se lucen alternadamente en sus solos durante este paraje celebratorio, antes de que el bloque instrumental elabore un epílogo que, tras un breve puente ceremonioso, retoma el motif central. ¡Qué gran canción de inicio! ¡Todo un cénit desde ya mismo! Con la subsiguiente dupla de ‘Uncharted Waters’ y ‘Send The Sunshine’, STEVE sigue adelante con sus aventuras sonoras a paso firme. El primero de estos temas mencionados es una balada al estilo del BILLY JOEL de la fase 75-78 pero con condimentos progresivos al estilo de HAPPY THE MAN; por su parte, el segundo de ellos es un celebratorio viaje (casi íntegramente instrumental) que regresa entusiastamente al modelo Tulliano de la fase 77-78, creando un dinamismo muy cohesivo en las transiciones de los pasajes saltarines a los reposados. Los elementos de country-rock que entran a tallar en algunos lugares estratégicos del entramado instrumental calzan a la perfección con la inspiración básicamente céltica de los esquemas melódicos en curso. 

Cuando llega el turno de ‘Reckoning’, UNRUH nos brinda una canción relativamente larga cuya fuerza de carácter nos recuerda mucho a la línea de trabajo de RESISTOR, aunque el paso predominante de lo acústico procede del amplio rol que se concede a la flauta y al violín como acompañantes de las bases melódicas guiadas por la guitarra acústica. El empleo de compases inusuales permite que se instaure con vigor una aureola sofisticada a la canción. Esto es como un híbrido de HAPPY THE MAN, HANDS y GENESIS con elementos de la DAVE MATTHEWS BAND y la obra de THE DOOBIE BROTHERS de la fase 73-75. La inclusión de factores aflamencados en algunas secciones ayuda a asentar una riqueza expresiva a la canción. Definitivamente, tenemos qupi otro importante punto culminante del repertorio de este álbum. La breve pieza ‘Suspension’ – dura poco más de 2 minutos – establece una breve excursión en gráciles aires de World Music en base al delicado entramado de flauta y percusiones exóticas con los que se arma el gentil cuerpo central. A partir de allí emerge ‘Constellation’, una balada impregnada de aires melancólicos durante el desarrollo de su núcleo central, pero que también permite el ingreso ocasional de florituras flotantes de flauta en su sección intermedia para que se aporte alguna dosis de luminosidad al asunto. La naturaleza ácida del motif nos remite un híbrido de PETER HAMMILL y NICK DRAKE. La canción homónima es la que cierra el disco y con su duración de casi 9 ¾ minutos se erige como la segunda pieza más extensa del disco tras la que abría el repertorio. ‘Precipice’ comienza con una breve cantata a capella antes de que el bloque instrumental emerja con la misión de establecer un expresionismo efectivo muy al estilo de las canciones primera y quinta del álbum (especialmente esta última, debido al talante un tanto airado del canto). Con la incorporación de algunos elementos country dentro del amplio desarrollo temático, la canción acoge una relevante dosis de calidez sonora. De hecho, se puede decir que su misión es la de sintetizar los espíritus de ambas canciones. Como balance general, “Precipice” nos parece una bellísima obra progresiva que merecía una mayor cantidad de elogios en las redes y páginas dedicadas al género en cuestión durante el año 2019... o en cualquier año, como el de ahora. STEVE UNRUH es un compositor muy creativo dentro del área del rock artístico y un multi-instrumentista muy solvente, y estos dos factores se conjugan en la posesión de una gran perspectiva estética sobre el lenguaje del rock ecléctico. En particular, este disco que acabamos de reseñar es recomendable al 100% para cualquier fonoteca mínimamente buena dedicada al rock progresivo de todas las épocas.


Muestras de “Precipice”.-

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