Friday, December 25, 2020

Evocando el ciclo musical de NIRGAL VALLIS como legado de gran alcurnia para la historia progresiva mexicana



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión tenemos el gratísimo honor de hacer una retrospectiva sobre uno de los hitos indiscutibles e inapelables de la escena progresiva mexicana de los 80s: “Y Murió La Tarde” de NIRGAL VALLIS. En este disco que tiene una historia muy peculiar en cuanto a su gestación y su presentación definitiva al público, el personal original de NIRGAL VALLIS estaba conformado por José Luis Fernández Ledesma [pianos acústico y eléctrico Fender Rhodes, sintetizadores, jarana, kalimba, flautas dulces y guitarra acústica de 12 cuerdas], Ramón Nakash [violines acústico y eléctrico, mandolina y flauta dulce tenor], Claudia Martínez de Alba [voz], Alejandro Schmidt [guitarras eléctrica, acústica y de 12 cuerdas] y Rafael González [batería y percusión]. El nombre del quinteto enuncia una estructura geológica del planeta Marte que parece un surco fluvial. Tres de sus integrantes eran amigos desde los tiempos de la secundaria y la academia de música. Como invitado ocasional aparece Julio Sandoval al bajo y la guitarra acústica en la segunda parte de suite ‘Memorias De Un Cometa’. Ahora bien, una vez pasados muy por deprisa estos datos técnicos sobre este álbum que muchos (incluidos nosotros) consideramos como uno de los máximos estandartes de la movida progresiva mexicana de los 80s, debemos aclarar que la edición en CD que realizó el sello francés Musea Records es la definitiva en tanto que es la más fidedigna a la creatividad realizada por la banda en aquel entonces. Pero en ese entonces, el grupo no contaba con el presupuesto suficiente ni la logística adecuada para producir un LP entero, por lo que, en un inicio, la entidad de “Y Murió La Tarde” se reducía a solamente un lado de un LP publicado en el año 1985, cuyo otro lado estaba ocupado por la obra de ARTURO MEZA y MAJA RUSTIGE “In Principio Erat Verbum”: el sello a cargo de publicar este ítem fonográfico compartido fue Gente De México. El contenido de este medio LP estaba conformado por los temas 1-4 del CD que ahora revisamos. Los temas de NIRGAL VALLIS fueron grabados en un largo lapso entre el otoño de 1984 y el invierno de 1985, en los Estudios G.S. de la capital de México. El grupo duró solo unos cuantos años más, pero no solo tenía otras piezas ya compuestas en su repertorio, sino que también se dio abasto para crear otras nuevas, siendo Fernández Ledesma el principal compositor. De hecho, llegó a registrar un casete titulado “El Orfebre” en 1991, con el formato de cuarteto y solo dos integrantes de la formación original. De todas maneras, el fin de NIRGAL VALLIS no fue el final de su trayectoria, pues el ensamble se reunió para grabar temas con los cuales podía completar el mencionado CD producido por Musea Records, el cual incluye 4 temas más. Ya para el tiempo de esta reunión cuya función consistía en cobrarse una revancha con el destino, el maestro Fernández Ledesma estaba asentando una trayectoria solista y contaba con un estudio privado, y éste fue utilizado para grabar el resto del material; es aquí que entra en escena el músico Julio Sandoval como invitado ocasional. 


Bueno, veamos ahora el repertorio de esta magna obra. Los primeros 5 minutos y pico del disco están ocupados por ‘La Espera (Un Ser Llamado Muerte)’, un tema profundamente sereno que se enfila por la onda del MIKE OLDFIELD bucólico con aires estilizados que nos remiten a una cruza entre la música de cámara, la faceta lánguidamente introvertida de los PINK FLOYD de la etapa 73-75 y una espiritualidad ambiental con ribetes cósmicos. Un comienzo no muy impactante en el sentido más convencional de la expresión, pero que sí pone absolutamente en claro el compromiso de NIRGAL VALLIS por el desarrollo de prístinos climas melódicos y aún más prístinas atmósferas contemplativas. Una mención especial debe ir para la hermosa poesía que ilustra la idea de esta canción de apertura: “Y en su lecho empolvado, tu sombra es su cara, Tu invierno, su piel, bajo su manto ya duermes / Oyendo sus pasos muy cerca de ti.” Luego sigue el tema homónimo, que dura casi 10 minutos y contiene cuatro secciones que reciben los sucesivos títulos de ‘Introducción’, ‘Solsticio’, ‘Luz Hiriente’ y ‘Luz Sangrante’. Todo comienza con una ambientación muy semejante a la del tema de entrada, aunque se nota una intención de derivar esta atmósfera de lirismo envolvente y contemplativo hacia un área más abiertamente épica, teniendo en cuenta que el barroquismo estructural de las orquestaciones de teclado que muy pronto entran a tallar exhiben un preciosismo cristalino y envolvente. También hay una secuencia de guitarra acústica que no solo es cautivadoramente hermosa, sino que también marca buena parte del cuerpo central a ser desarrollado en pasajes posteriores donde el teclado y el violín comparten el rol protagónico (algunas influencias de YES y GENESIS se pueden advertir en el mencionado cuerpo central). Para la secuencia de las dos últimas secciones, que comienza en clave contemplativa, las variantes temáticas se van agilizando con miras a gestar finalmente un clímax en 7/8, suntuoso y, a la vez, bastante medido en su expresividad, portando ciertos aires Cameliano-Genesianos. El cálido canto de Claudia refleja a la perfección la sobria extroversión de este momentum conclusivo: “Tiró del arco la flecha / Y a su enemigo de muerte hirió, / Que, al ir cayendo envuelto en sangre, / De rojo encendido el cielo tiñó.”


‘Alberich’ es un breve preludio a la pieza que le habrá de suceder: sus cósmicas orquestaciones de sintetizadores apoyadas sobre una vibración marcial de tambores nos suena muy a lo WAKEMAN del “No Earthly Connection” con matices de THE ENID. Una vez terminado el último redoble de tambores, se concreta la  emergencia de ‘Hiperdulía Al Fracaso’, pieza que permite al ensamble dar un viraje impactante a un sinfonismo mesuradamente fastuoso y penetrado por una espiritualidad jovial. Su fulgor sonoro se va desarrollando dentro de una ingeniería sólidamente armada; los sintetizadores, que ocupan un lugar dominante, no llegan a estorbar en las manifestaciones de las líneas de violín y las sobriamente estilizadas elaboraciones armónicas de las guitarras acústicas. Hay ciertas coincidencias con lo que percibimos en los discos clásicos de YES y los legendarios HAPPY THE MAN, pero con unas vibraciones de talante folklórico que también se hacen sentir en algunos pasajes estratégicos. A través del magno colorido de la amalgama instrumental se revela una prosa denunciante y hasta amarga. Las palabras finales son así de drásticas: “No voltees al jardín de tu pasado, / Ahora las flores marchitas están. / Tus aguas que eran tan claras / tornáronse en color pardo, / Proclamando tu maldad.” Pasamos ahora al repertorio adicional de “Y Murió La Tarde” con una continuación expansiva de la tendencia a la creciente intensidad expresionista que se inició en el cuarto tema. Para esta ocasión nos topamos con la suite de más de 12 minutos de duración que se titula ‘Memorias De Un Cometa’: sus tres secciones se llaman ‘Primeros Viajes’, ‘Entre Tanto’ y ‘Epiciclos’, respectivamente. Se puede reconocer la confluencia con los paradigmas de ANTHONY PHILLIPS (etapa del “The Geese & The Ghost” y “Wise After The Event”), los GENESIS de la fase 70-72 y el MIKE OLDFIELD del “Incantations”, pero en esencia se trata de una exploración en la propia visión llevada hasta una retoma convincente de su faceta más épica. Las incesantes variantes de motivos, atmósferas y compases se engarzan en un bloque melódico contundentemente compacto, pero también hay ajustes variados de algunos motivos recurrentes. La pieza es instrumental y el rol vocal se centra en tarareos realizados en algunos pasajes estratégicos. En suma, esta pieza encarna la más sublime magnificencia de la propuesta del grupo. A continuación llega el turno de ‘Persistencia’, tema grácil que está armado sobre un ágil ritmo folklórico en tiempo de 3/4, algo de por sí muy recurrente en las diversas tradiciones criollas latinoamericanas. NIRGAL VALLIS logra encuadrar esta estrategia musical perfectamente en un esquema de trabajo prog-sinfónico. Hacía falta la celebratoria calidez de esta bella canción tras la ambiciosa fastuosidad de la pieza anterior.

Esa instanciación de jubilosos aires folklóricos se intensifica acto seguido en 'El Tiempero', agradable pieza de abierto talante fusionesco cuya inherente calidez está manejada con suprema finura bucólica: su continuo compás en 5/4 permite crear cadencias razonablemente sofisticadas a lo largo de su desarrollo temático, lo cual resulta muy oportuno a la hora de introducir variantes atmosféricas dentro del interludio del desarrollo temático, unas variantes que poco a poco nos llevan a un área más decididamente introspectiva. El retorno final al fulgor originario emerge con una dosis extra de colorido. Finalmente, ‘Premonición’ es una suerte de balada progresiva que nos remite, una vez más, a lo paralelos con PHILLIPS y OLDFIELD que hemos señalado en algunas ocasiones anteriores. El aire resignado de la letra se contrapone ingeniosamente con el poderío impresionista de la instrumentación, bien amalgamada bajo la guía compartida del violín y la primera guitarra hasta el último instante del fade-out. Todo esto es lo que se nos ofrece para la posteridad en “Y Murió La Tarde”, un manifiesto definitivo del norte estético al cual apuntaba entonces NIRGAL VALLIS desde la provincia marginal de la vanguardia mexicana; hubo que esperar a un momento postrero para que volviese a salir a la luz este legado y pudiese no solo manifestarse con completitud, sino también ser apreciado como lo que es, una obra maestra de la música progresiva mexicana de ayer y de siempre. La trayectoria de este grupo fue un ciclo de gran alcurnia estética para aquella generación de música progresiva mexicana de los 80s. Citando algunas palabras de ‘Premonición’ la apreciación que actualmente recibe este disco originalmente publicado (y a medias) 45 años atrás es todo lo opuesto al aviso de un cruel destino para un sueño que no se podrá contar jamás, sino un acto de justicia dentro del goce melómano disponible a todos los que tengas oídos para escuchar con una óptica inspirada.


Muestras de “Y Murió La Tarde”.-



[La presente retrospectiva está inspirada en la reseña originalmente publicada en La Caja De Música: https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/nirgalvallis_ymuriolatarde.html]  

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