HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy revisamos un disco muy efectivo y refinado: “Talc 2”, tal como indica
su título, segundo álbum del grupo suizo TALC. Este trío instrumental asentado
en la bella ciudad de Lausana está conformado por el bajista Hervé Baumgartner,
el baterista Vincent Verselle y el guitarrista Antonin Wiser, y su línea de
trabajo consiste en una combinación de jazz, post-rock, rock pesado y psicodelia, siempre sobre una base de jazz-prog contemporáneo. “Talc 2” fue publicado a inicios de setiembre del pasado año 2020 por el sello francés Musea Parallele, sucediendo
por 7 años al álbum debut “Talc” (publicado en marzo de 2013). Este ensamble tiene un particular gusto por alternar sonoridades poderosas con ambientes sutiles dentro de un esquema de trabajo donde los discursos del jazz contemporáneo y del rock se integran dentro de un enfoque progresivo. El hecho de que la productividad de TALC sea tan espaciada se debe a que sus integrantes también forman parte de otros grupos, pero, tal como hemos descubierto en este disco que aquí reseñamos, es todo un evento que los Sres. Wiser, Verselle y Baumgartner se junten para crear y arreglar música. Veamos ahora los detalles del repertorio contenido aquí.
Los primeros 6 ¾ minutos del repertorio están ocupados por ‘Ultramarine’, una pieza grácil y elegantemente serena que absorbe para sí algo de soltura enérgica en dosis comedidas y pasajes estratégicos, al modo de un itinerario post-rockero trazado con tinta jazzera y motivado por un empuje progresivo penetrado por una aura sobria. El bloque temático es, en líneas generales, minimalista, mientras que la mayor parte de la sofisticación performativa corre de parte de la batería; de hecho, es ella la que sostiene adecuadamente los diversos pasajes que se van hilando mientras elabora recursos percusivos muy ingeniosos. Una mención especial va para el electrizante solo de guitarra que dirige a la última sección de esta pieza, la cual corona un climático punto de partida. A continuación, llega el turno de ‘Embuscade’, una pieza vigorosa que se enmarca cómodamente en el discurso del jazz-rock con una alternancia de vibraciones funky y esquemas preciosistas de claro talante progresivo con matices psicodélicos. El nervio desplegado en los pasajes más aguerridos nos remite a semejanzas con otras bandas como FREN y SOFTEN THE GLARE, así como al punche clásico de un Jeff Beck. Con la dupla de ‘Crimson Hour’ y ‘Córdoba’, el
trío se dispone a explorar y capitalizar su ingenioso y constructivo eclecticismo. El primero de estos temas se asienta bajo una atmósfera otoñal rebosante de aires reflexivos dentro de un refinado y elegante encuadre jazz-fusionesco. Son las señoriales y complejas líneas de bajo las que apuntalan la sosegada majestuosidad que enfila el desarrollo melódico, erigiéndose dicho instrumento como el perfecto cómplice de la guitarra mientras ésta elabora sus hermosas virguerías con el fin de enriquecer el núcleo melódico. Por su parte, la batería alterna oportunamente momentos de sutileza y otros de vigor rockero. En cuanto a ‘Córdoba’, éste se centra en múltiples guitarras acústicas que gestan hermosos parajes melódicos de claro talante aflamencado, los mismos que ostentan una luminosidad situada a medio camino entre lo introvertido y lo jovial. La línea fusionesca introducida por la pieza precedente adopta un tenor más cristalino; la belleza estilizada que en un tema lucía el fulgor del fuego ahora se encarna en el frescor de un ramalazo de aire primaveral.
Cuando llega
el turno de ‘Amor Fati’, el grupo se dispone a volver al esquema de trabajo expuesto en la pieza de entrada, esta vez con una dosis mayor de gracilidad y, sobre todo, una musculatura rockera más pronunciada. El carácter macizo de los riffs que dominan los momentos más fuertes aseguran un ágil contraste frente a los momentos más contenidos. Ya estamos en terreno afín a los de los legendarios ensambles ATTENTION DEFICIT y BOZZIO LEVIN STEVENS. ‘Spin’ sigue el sendero de nervio rockero trazado por la pieza anterior, pero esta vez con un dinamismo un tanto solemne que se sitúa en el terreno jazz-progresivo. Las ondulantes líneas del bajo llenan el espacio intermedio entre las imponentes intervenciones de la guitarra y la incansablemente labor exuberante de la batería: un STEVE VAI hubiese estado orgulloso de componer esta piza... pero las Musas quisieron que perteneciera a este excelente trío suizo. ‘Chimère’ es la pieza encargada de cerrar el repertorio, y lo hace por vía de una escalada hacia un clima denso y razonablemente corpulento que muchas conexiones tiene con los paradigmas del stoner, el prog psicodélico y del prog-metal. Una encrucijada muy interesante. Todo comienza en clave serena, con un motif que se instala de manera muy sigilosa, pero poco antes de llegar a la frontera del segundo minuto, se empieza a abrir la puerta a un pasaje aguerrido y voraz. Es como si el trío se hubiese arrojado a una catarsis desde la cual se permite investigar en su faceta más agresiva. Para la sección final, se da un viraje hacia una cruza entre lo ensoñador y lo parsimonioso bajo la pauta marcada por los ecos y subterfugios de la guitarra; mientras tanto, la batería y el bajo aportan colores propios de sus respectivas paletas. Siendo así que esta pieza de cierre dura seis minutos y tres cuartos, nos hubiese gustado que durara un poco más, pero las cosas quedaron como quedaron y, a fin de cuentas, resultó ser el cénit definitivo del álbum. Así pues,
todo esto fue “Talc 2”, un excelente muestrario de eclecticismo fino y
ágilmente versátil de parte de TALC, una banda que merece que se le dé su justa y debida atención dentro del actual escenario del jazz-prog a nivel mundial. Muy recomendable no solo este disco sino también el que le precede: es mejor descubrir a grupos así de buenos tarde que no saber nunca de su existencia.
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