HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy es momento de celebrar lo nuevo de la banda italiana RUNAWAY TOTEM, la cual lleva varios años asentada como una de las más firmes expresiones de la vanguardia progresiva radical de su país. Dos años después de la secuencia de “Esameron” y “Manu Menes”, el grupo vuelve a la carga a fine de 2011 con “Le Roi Du Monde”. RUNAWAY TOTEM sigue a paso firme en su perpetua misión de rescatar, remodelar y replantear los legados del zeuhl y el chamber-rock como lo ha venido haciendo desde los tiempos de “Trimegistro”. El caso es que los eternos socios Cahål de Bêtêl (guitarras, teclados) y Tipheret (batería, percusión) ya han dejado de operar como un dúo (strictu sensu o con algunos colaboradores de turno) y ha expandido al grupo a un sexteto de base, el cual se completa con Dauno Giuseppe Buttiglione (bajos), Re-Tuz Raffaello Regoli (canto), Issirias Moira Dusatti (canto) y Anbis-Ur Marco Zanfei (teclados). El sonido grupal cuenta con espacios considerables para las intervenciones de parte de varios colaboradores a las cuerdas, maderas y metales, aparte de contar con un poeta y recitador llamado Abid Mohamed que ayuda mucho a desarrollar el concepto del presente álbum. El resultado final del álbum es sublime, y probablemente se trate del disco más decididamente ecléctico que el grupo ha diseñado dentro de sus firmemente establecidos cánones avant-progresivos. Conteniendo dos temas que rondan el espacio de media hora dentro de un repertorio de tres, el grupo sigue dando amplias muestras de su comodidad y autoconfianza a la hora de abordar composiciones de largo aliento y pretensiones épicas.
El primero de los tres temas que ocupan este disco dura más de media hora: 32 minutos y pico es lo que necesita ‘Il Giardino Del Nocciolo E Del Melograno’ para desarrollar la expresión inicial de este retorno de RUNAWAY TOTEM. Como una conjunción de coral a lo MAGMA y orquesta de estilo ART ZOYD que se abre paso al interior de unas catacumbas donde no todo parece estar muerto, el primer pasaje despliega una suerte de solemne exorcismo de los fantasmas de una época pasada que portan un mensaje para nosotros: todo esto durante cuatro minutos. Luego, una atmósfera cinematográfica de tormenta nocturna y ecos de murmullos animales surge como iniciación a una orquestación espartana y grisácea donde el aura de expectativa deja entrever claramente que hay un peligro latente pronto a manifestarse. El asunto se prolonga por casi 10
minutos, apelando a un refinadísimo sentido de oscura elegancia donde se va construyendo un crescendo milimétricamente sostenido en su casi imperceptible ascenso hacia un lugar peligroso. Y cuando llegamos al lugar peligroso… se produce una algarabía espectral marcada por la dialéctica aguerrida de cantos femeninos y masculinos sobre un complicado esquema rítmico que da prioridad a lo pulsátil, al modo de una maquinaria bélica que permite al ejército de espectros
marchar avasalladoramente y apoderarse de todo lo que encuentra. La batalla dura 3 minutos solamente, pero suficientemente aprovechados como para dejar una huella sutil en la siguiente sección, la cual se traslada por parajes minimalistas con una tonalidad emocionalmente oscura que solo puede ser inspirada por el pavor y el estupor. Este interludio marcado por una suerte de
languidez cósmica (aquí son abundantes los matices “spacey” afines al kraut electrónico) adquiere una vitalidad especial con el ingreso decisivo de la guitarra eléctrica, la cual dirige el camino hacia la sección final, una majestuosa muestra de progresivo orquestado que tiene ciertos nexos con el modelo del ‘Atom Heart Mother’ Floydiano. ‘Le Mariage Du Soleil Et La Lune’ empieza marcando un abierto contraste con la arrolladora densidad de la primera suite: con un arreglo de flauta, oboe, orquesta sintetizada y piano, se impone un lirismo exquisito donde la guitarra eléctrica añade un punche para complementar, no romper la sensación de vulnerabilidad. El canto femenino aporta una gravedad elegante al asunto, logrando así darle un mayor carácter al desarrollo temático. El asunto se pone grisáceo cuando la orquestación se va nutriendo de más y más capas de emulaciones orquestales y vientos reales, tratándose de un viraje de inquietud a un lirismo que nunca desparece del núcleo temático.
Los últimos 29 ½ minutos del álbum están ocupados por ‘La Città Azzurra Del Sole’, pieza que transporta las sonoridades centrales de este disco a una dimensión monumental. El comienzo de este nuevo viaje sonoro hace notar que la solemnidad patente está enraizada en una tensión mental dispuesta a manifestarse en toda su plenitud desafiante: el dinamismo dirigido desde la
dupla rítmica y los neuróticos fraseos de la guitarra reflejan una angustia que se expande más allá de sus confines, al modo del HENRY COW (con Dagmahr). Cuando el piano pasa a ocupar el rol protagónico, la cuestión se sofistica a la par que aminora los recursos de neurosis y tensión que habían resultado inapelables inicialmente. La serenidad no implica un relajo de las “fuerzas de la oscuridad”, sino su reciclamiento a través de formas más sobrias de inquietud. Encontramos aquí elementos de avant-jazz, ejercicios cerebrales abstractos a lo HENRY COW y traviesos quiebres Zappianos como referentes inspirativos para el ensamble de RUNAWAY TOTEM. Si extrañábamos los momentos cumbre de ISILDUR’S BANE o simplemente queríamos ver que se dieran nuevos horizontes de sonoridad grácil dentro de los parámetros habituales del chamber-rock, entonces aquí tenemos la respuesta soñada, al menos hasta la barrera del decimocuarto minuto. Tras esta barrera, el canto (masculino) regresa al frente para devolvernos la aureola de sombrías conjuras y parsimoniosa retórica: el compás es lento y lánguido, como simbolizando un terrible peso en el espíritu a través de perpetuos recovecos en las vías del Limbo. Una nueva sección nos lleva a aleatorias atmósferas electrónicas con una emulación de canto tibetano que nos hace recordar, cómo no, a las investigaciones vanguardistas del inmortal Demetrio Stratos. Un desarrollo ulterior arrastra a esta sección a un momentum muy krautrock antes de que emerja el reprise del motivo inicial, portando una dosis extra de punche. Nos enfrentamos ahora a una suerte de HENRY COW Crimsonizado con sazones adicionales de FAR CORNER, una fórmula ideal para darle un clímax esplendoroso a la suite y al álbum.
En conclusión, tenemos en “Le Roi Du Monde” un nuevo posicionamiento importante para la perpetuación de la vitalidad del prog vanguardista en nuestros tiempos. RUNAWAY TOTEM logra con éste, su octavo registro fonográfico, mantener su trono ya cimentado a través de los bizarros triunfos artísticos plasmados en álbumes precedentes. No importa si extrañamos un poco las dosis ostentosas de majestuosidad martilleante en “Esameron” o de intensidad hiperbólicamente tétrica en “Tep Zeri” o “Andromeda”, el hecho es que “Le Roi Du Monde” exhibe su imperial grandeza en base a un manejo renovador del eclecticismo potente y el espíritu desafiantemente rabioso que siempre han formado parte del ideario musical de RUNAWAY TOTEM. ¡¡Recomendado!!
Hoy es momento de celebrar lo nuevo de la banda italiana RUNAWAY TOTEM, la cual lleva varios años asentada como una de las más firmes expresiones de la vanguardia progresiva radical de su país. Dos años después de la secuencia de “Esameron” y “Manu Menes”, el grupo vuelve a la carga a fine de 2011 con “Le Roi Du Monde”. RUNAWAY TOTEM sigue a paso firme en su perpetua misión de rescatar, remodelar y replantear los legados del zeuhl y el chamber-rock como lo ha venido haciendo desde los tiempos de “Trimegistro”. El caso es que los eternos socios Cahål de Bêtêl (guitarras, teclados) y Tipheret (batería, percusión) ya han dejado de operar como un dúo (strictu sensu o con algunos colaboradores de turno) y ha expandido al grupo a un sexteto de base, el cual se completa con Dauno Giuseppe Buttiglione (bajos), Re-Tuz Raffaello Regoli (canto), Issirias Moira Dusatti (canto) y Anbis-Ur Marco Zanfei (teclados). El sonido grupal cuenta con espacios considerables para las intervenciones de parte de varios colaboradores a las cuerdas, maderas y metales, aparte de contar con un poeta y recitador llamado Abid Mohamed que ayuda mucho a desarrollar el concepto del presente álbum. El resultado final del álbum es sublime, y probablemente se trate del disco más decididamente ecléctico que el grupo ha diseñado dentro de sus firmemente establecidos cánones avant-progresivos. Conteniendo dos temas que rondan el espacio de media hora dentro de un repertorio de tres, el grupo sigue dando amplias muestras de su comodidad y autoconfianza a la hora de abordar composiciones de largo aliento y pretensiones épicas.
El primero de los tres temas que ocupan este disco dura más de media hora: 32 minutos y pico es lo que necesita ‘Il Giardino Del Nocciolo E Del Melograno’ para desarrollar la expresión inicial de este retorno de RUNAWAY TOTEM. Como una conjunción de coral a lo MAGMA y orquesta de estilo ART ZOYD que se abre paso al interior de unas catacumbas donde no todo parece estar muerto, el primer pasaje despliega una suerte de solemne exorcismo de los fantasmas de una época pasada que portan un mensaje para nosotros: todo esto durante cuatro minutos. Luego, una atmósfera cinematográfica de tormenta nocturna y ecos de murmullos animales surge como iniciación a una orquestación espartana y grisácea donde el aura de expectativa deja entrever claramente que hay un peligro latente pronto a manifestarse. El asunto se prolonga por casi 10
minutos, apelando a un refinadísimo sentido de oscura elegancia donde se va construyendo un crescendo milimétricamente sostenido en su casi imperceptible ascenso hacia un lugar peligroso. Y cuando llegamos al lugar peligroso… se produce una algarabía espectral marcada por la dialéctica aguerrida de cantos femeninos y masculinos sobre un complicado esquema rítmico que da prioridad a lo pulsátil, al modo de una maquinaria bélica que permite al ejército de espectros
marchar avasalladoramente y apoderarse de todo lo que encuentra. La batalla dura 3 minutos solamente, pero suficientemente aprovechados como para dejar una huella sutil en la siguiente sección, la cual se traslada por parajes minimalistas con una tonalidad emocionalmente oscura que solo puede ser inspirada por el pavor y el estupor. Este interludio marcado por una suerte de
languidez cósmica (aquí son abundantes los matices “spacey” afines al kraut electrónico) adquiere una vitalidad especial con el ingreso decisivo de la guitarra eléctrica, la cual dirige el camino hacia la sección final, una majestuosa muestra de progresivo orquestado que tiene ciertos nexos con el modelo del ‘Atom Heart Mother’ Floydiano. ‘Le Mariage Du Soleil Et La Lune’ empieza marcando un abierto contraste con la arrolladora densidad de la primera suite: con un arreglo de flauta, oboe, orquesta sintetizada y piano, se impone un lirismo exquisito donde la guitarra eléctrica añade un punche para complementar, no romper la sensación de vulnerabilidad. El canto femenino aporta una gravedad elegante al asunto, logrando así darle un mayor carácter al desarrollo temático. El asunto se pone grisáceo cuando la orquestación se va nutriendo de más y más capas de emulaciones orquestales y vientos reales, tratándose de un viraje de inquietud a un lirismo que nunca desparece del núcleo temático.
Los últimos 29 ½ minutos del álbum están ocupados por ‘La Città Azzurra Del Sole’, pieza que transporta las sonoridades centrales de este disco a una dimensión monumental. El comienzo de este nuevo viaje sonoro hace notar que la solemnidad patente está enraizada en una tensión mental dispuesta a manifestarse en toda su plenitud desafiante: el dinamismo dirigido desde la
dupla rítmica y los neuróticos fraseos de la guitarra reflejan una angustia que se expande más allá de sus confines, al modo del HENRY COW (con Dagmahr). Cuando el piano pasa a ocupar el rol protagónico, la cuestión se sofistica a la par que aminora los recursos de neurosis y tensión que habían resultado inapelables inicialmente. La serenidad no implica un relajo de las “fuerzas de la oscuridad”, sino su reciclamiento a través de formas más sobrias de inquietud. Encontramos aquí elementos de avant-jazz, ejercicios cerebrales abstractos a lo HENRY COW y traviesos quiebres Zappianos como referentes inspirativos para el ensamble de RUNAWAY TOTEM. Si extrañábamos los momentos cumbre de ISILDUR’S BANE o simplemente queríamos ver que se dieran nuevos horizontes de sonoridad grácil dentro de los parámetros habituales del chamber-rock, entonces aquí tenemos la respuesta soñada, al menos hasta la barrera del decimocuarto minuto. Tras esta barrera, el canto (masculino) regresa al frente para devolvernos la aureola de sombrías conjuras y parsimoniosa retórica: el compás es lento y lánguido, como simbolizando un terrible peso en el espíritu a través de perpetuos recovecos en las vías del Limbo. Una nueva sección nos lleva a aleatorias atmósferas electrónicas con una emulación de canto tibetano que nos hace recordar, cómo no, a las investigaciones vanguardistas del inmortal Demetrio Stratos. Un desarrollo ulterior arrastra a esta sección a un momentum muy krautrock antes de que emerja el reprise del motivo inicial, portando una dosis extra de punche. Nos enfrentamos ahora a una suerte de HENRY COW Crimsonizado con sazones adicionales de FAR CORNER, una fórmula ideal para darle un clímax esplendoroso a la suite y al álbum.
En conclusión, tenemos en “Le Roi Du Monde” un nuevo posicionamiento importante para la perpetuación de la vitalidad del prog vanguardista en nuestros tiempos. RUNAWAY TOTEM logra con éste, su octavo registro fonográfico, mantener su trono ya cimentado a través de los bizarros triunfos artísticos plasmados en álbumes precedentes. No importa si extrañamos un poco las dosis ostentosas de majestuosidad martilleante en “Esameron” o de intensidad hiperbólicamente tétrica en “Tep Zeri” o “Andromeda”, el hecho es que “Le Roi Du Monde” exhibe su imperial grandeza en base a un manejo renovador del eclecticismo potente y el espíritu desafiantemente rabioso que siempre han formado parte del ideario musical de RUNAWAY TOTEM. ¡¡Recomendado!!
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