HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy se da la ocasión de hablar de TARTAR LAMB, ensamble vanguardista estadounidense que es uno de tantos proyectos en los que está involucrado Toby Driver, uno de los músicos y compositores más osados de la escena experimental estadounidense durante los últimos 15 años. Forjado en las canteras post-metaleras de MAUDLIN OF THE WELL y asentado como creativo principal de KAYO DOT, su máximo propósito es el de instaurar masivos elementos de vanguardia en el lenguaje del rock con el propósito de motivar emociones y evocar sensaciones por vía de recursos desafiantemente abstractos. El caso de este proyecto TARTAR LAMB es el de crear senderos de abstracción que en otros proyectos quedan como recursos colaterales o secundarios: es chamber-rock puro y duro para este nuevo milenio. El primer disco de este proyecto, “Sixty Metonymies” (2007), estaba basado en el dúo nuclear de Driver (como guitarrista) y su sempiterna colega Mia Matsumiya al violín. Ahora, con este disco de 2011 titulado “Polyimage Of Known Exits”, Driver pasa a tocar el bajo y se rodea de cuatro vientistas (Jeremiah Cymerman, Terran Olson, Daniel Means y Tim Byrnes – el segundo y el cuarto también tocan sintetizador), mientras que Matsumiya se queda como colaboradora en el último tema. El repertorio del álbum, que dura poco más de 40 minutos, consiste en una ilación de cuatro movimientos: una pieza erudita compuesta en 2010, a inicios del presente año tuvo su debida edición de estudio.
‘1st Movement’ instala prestamente un aire de inquietud crepuscular que de manera sostenida y calculada va virando hacia ambientes insoportablemente tenebrosos, y a pesar de ello, intrigantemente magnéticos. Con una tendencia minimalista propia de la banda sonora de POPOL VUH para la película “Nosferatu”, Driver y sus secuaces van armando un poderoso crescendo donde lo oscuro revela un ilógico pero irrefrenable fulgor. ‘2nd Movement’ emerge en un continuo para ahondar la oscuridad reinante en nuevas profundidades de espiritualidad funeraria y visceralidad siniestra. Las huellas macabras del UNIVERS ZERO de “Heresie” y del ART ZOYD de “Phase One” se hacen notar ampliamente en la visión de Driver, alimentada también del minimalismo desafiantemente sombrío de clásicos del kraut como el “Zeit” de TANGERINE DREAM y el legado de KLUSTER. A pesar de las diferencias bien delineadas entre los pasajes donde los vientos elaboran florituras que llenan el ambiente y otros más espartanos donde prevalece el jugar con los silencios, el desarrollo temático se mantiene en una cohesión muy lograda. El momento de ‘3rd Movement’ empieza con una densidad menos pronunciada y una tensión más sutil, siendo así que lo sombrío deja paso a lo melancólico: la serena belleza que destilan varias líneas de saxo y clarinete del cuerpo central permiten al ensamble explorar las facetas más líricas del concepto del presente álbum. A poco de pasada la frontera del quinto minuto, la ambientación se vuelve más extrovertida bajo el mando de los ornamentos armónicos del bajo. Esto sirve para que los vientos proyecten vuelos alucinados, haciendo que la tensión regrese cobijada bajo una enceguecedora luz de delirio emocional: la vía se abre hacia la explosiva coda, marcada por una psicodelia que parece retratar el vació espiritual que subyace a un mundo mecanizado hundido bajo las sombras de la noche. El cuarto y último Movimiento (titulado, cómo no, ‘4th Movement’) ocupa un espacio de casi 12 minutos para completar la idea por vía de la exploración de matices enriquecidos. En realidad, la pieza comienza con casi cuatro minutos focalizados en una lánguida aura de abandono emocional en clara herencia del Movimiento anterior. Luego, las cosas se resuelven de una forma más serena y articulada cuando la batería instala una arquitectura definida y el violín se explaya en exploraciones serenamente cálidas. La cadencia general de esta sección que se prolonga hasta el final es de cariz jazzero, no muy ágil, más bien con un talante meditativo que funciona muy bien a la hora de conectarse con el ambiente que había prevalecido previamente: David Bodie (quien también es baterista de KAYO DOT desde “Coyote”) hace gala de un swing delicado para este propósito. El violín de Mia, de hecho, cumple un rol muy destacado dentro del bloque instrumental. El final de este movimiento y del álbum se cumple sin dramatismos ni aspavientos: el crescendo y la compleción del ambiente general se cumplen con una fluidez cuidadosamente natural.
Esto fue “Polyimage Of Known Exits”, una demostración de ingenio y vitalidad dentro de la vanguardia progresiva que tiene lugar dentro del siempre sorprendente underground estadounidense contemporáneo: Toby Driver confirma por enésima vez las grandes dimensiones de su talento creativo a la hora de retorcer y desafiar las “reglas” del rock con una genuina intuición para el peligro en el arte. ¡Un buen rédito para TARTAR LAMB!
Muestra de “Polyimage Of Known Exits”.-
2nd Movement: http://www.youtube.com/watch?v=8Y-UCcVa2e4
Muestra de “Polyimage Of Known Exits”.-
2nd Movement: http://www.youtube.com/watch?v=8Y-UCcVa2e4
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