HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
FACTOR BURZACO, ese exquisito monstruo
avant-progresivo fundado y dirigido por el magistral compositor argentino Abel
Gilbert, vuelve al ruedo fonográfico con el disco “3.76”, un disco con cuyo
título designa su intención de que no se le conciba como el cuarto ítem de la
discografía de la banda – aunque técnicamente lo es – sino como un disco de
transición hacia la que habrá de ser su próxima obra. Mientras llega ese
momento, Gilbert y la pléyade de compañeros/as de viaje se dedican
principalmente a repasar ciertas piezas de los tres primeros álbumes para
elaborar nuevas versiones de las mismas: las sesiones de grabación para “3.76”
tuvieron lugar entre octubre del 2014 y mayo del 2015, siendo publicado a nivel
doméstico en octubre del mismo 2015, en coproducción con el sello AltrOck
Records. De todas formas, este sello italiano recién ha impulsado la distribución internacional a inicios del presente mes de abril, por lo que en cierto sentido “3.76” pertenece a los años 2015 y 2016 simultáneamente. El núcleo duro de
FACTOR BURZACO consta de la vocalista Carolina Restuccia, el guitarrista Pedro
Chalkho, el bajista Carlos Eduardo Quebrada Vásquez (héroe de SALES DE BAÑO y
BOSNNIA), el baterista-percusionista Facundo Negri (también tocando
sintetizador a veces) y el propio Gilbert al piano. Por su parte, el nutrido
ejército de colaboradores partícipes incluye al maestro guitarrista Alan
Courtis, los vientistas Hernán Samá, Rosa Nolly, Sergio Catalán y Luciano Giambastiani,
el bajista Nahuel Tavosnasnska, el Nonsense Vocal Ensamble (Valeria Martinelli, Virginia Majorel, Martín Díaz y Javier Lezcano), el legendario
Carlos Cutaia al órgano, tres personas alternándose al piano (Marcelo Katz, Silvia Dabul y Marcela Toreales), Sebastián Preit y
Lorena Torales a los teclados adicionales, y cuatro personas aportando voces en
diversos momentos del disco (Marcelo Delgado, Marcelo
Cohen, Luciano Vollacé y Marcel Álvarez). Bueno, centrémonos en los
detalles de “3.76” a partir de ahora, ¿vale?
El repertorio de este recuento comienza con la
dupla de ‘Qué’ y ‘Mesianik’, una secuencia que comienza con un tenor de
inquietante sigilo y termina irrumpiendo en un colorido neurótico cuyas
vibraciones expresionistas se instalan por todas partes, llenando espacios
dadaístas mientras los va creando dentro de una osada ingeniería sonora. A
continuación sigue ‘Inter-dicción’, pieza cuya base temática está bien metida
en el estándar Crimsoniano de los 80s, aprovechando tal circunstancia para
abrir campo a la emergencia de ornamentos de percusión tonal a lo ZAPPA y
retazos de guitarra eléctrica muy a lo HENRY COW. Poco menos de 5 minutos de
pura gloria avant-progresiva químicamente pura. La irrupción de ‘Mesianik En
Saigón’ sirve para que Torales nos agasaje con intensos y retorcidamente
celebratorios efluvios de piano basados en los Estudios del maestro húngaro György Ligeti, los cuales tienen la meta de remodelar drásticamente el motif central de ‘Mesianik’. Esos efluvios de piano sirven no solo
para lucir su propia luminiscencia sino también para anticipar el arribo de los
delirios etéreos en cuyo éter inescrutable flota el esquema de ‘LAS (Y Orfeo)’,
la siguiente pieza del álbum. Es como si tras haberse tomado un par de minutos
para admirar el refinado acabado de oro y bronce de la puerta de una mansión,
encontramos que ésta guarda dentro de sí un inmobiliario adusto que evoca
sensaciones de un incierto horror ante el pronto auge de una presencia maléfica
invisible. Los ornamentos de órgano que aparecen en la sección final mientras
flotan los oscurantistas arreglos corales ostentan un aura provocadora y
siniestra… y aún así, el ensamble se las arregla muy bien para que la cosa no
se desborde. ‘Guantanabu 1’ tiene una letra recitada (escrita por Marcelo
Cohen) mientras la instrumentación vuelve a la instauración parcialmente
Crimsoniana que anteriormente habíamos disfrutado en ‘Inter-dicción’, aunque
esta vez el esquema de trabajo es muy diferente: se arma en torno a una nebulosa
ambientación de oráculos urgentes arropados por un vigoroso y electrizante pathos. A continuación siguen
‘Guantanabu 2,3’ y ‘Guantanabu 3’, cuyas misiones respectivas consisten en
llevar la densidad inicial del concepto de ‘Guantanabu’ a una suerte de incandescente
implosión metafísica y en construir un crescendo arquitectónico desde el cual
se rearma la predominante aureola de tensión posmodernista.
‘Qué 2’ consiste en un sereno pasaje solista de
piano donde se remodela el foco central de ‘Qué’, logrando crear así el único
momento genuinamente etéreo del álbum. También es verdad que esta pieza de
piano sirve para abrir la puerta a ese fabuloso ejercicio de abstractas
extroversiones y surrealistas jolgorios que es ‘Arnold Turro’, una de las
piezas más notables del álbum “III”. Bueno, aquí recibe el beneficio de un
arreglo más filudo y fresco, lo cual hace que suene mejor que nunca. La secuela
de este tema viene encarnada en ‘Dans Arnold, Tanz!!!’, un ejercicio de
tecno-dance con ornamentos disruptivos propios tanto del krautrock electrónico
como del rock-in-opposition: un abordaje gracioso e intrigante que revela una
inesperada arista cuasi-popera dentro de la visión militantemente vanguardista
de FACTOR BURZACO. La cosa es que Arnold Schoenberg es una figura referencial
para esta dupla de temas, pues ‘Arnold Turro’ contiene una cita de la magna
obra ‘Pierrot Lunaire’ y ‘Dans Arnold, Tanz!!!’ incluye el sonido de la voz del
mismo Schoenberg. Cierra el disco ‘Cómo Acariciar Un Tigre Muerto’, 7 minutos
que amplían la versión original que había aparecido en el primer álbum del
ensamble (allá por el año 2007). Alternando pasajes grisáceos de tendencia
minimalista con otros más abiertamente exultantes, los músicos involucrados en
este broche del álbum despliegan a sus anchas sus propias interpretaciones de
los legados de ART BEARS y HENRY COW, estableciendo aires de familia con el
estándar de THINKING PLAGUE. Todo esto fue “3.76”, un notable catálogo de
revisiones de varias de las composiciones más significativas de FACTOR BURZACO
a lo largo de la obra desarrollada hasta el día de hoy. El rol principal de
este disco es el de acompañar a los tres anteriores mientras muestra la permanente
actitud evolutiva de la visión musical de esta entidad vital para la vanguardia
progresiva argentina del nuevo milenio; por eso es algo más que un simple y llano cuarto disco, a pesar de que su título indique un valor aritmético menor a 4.
Muestras de “3.76”.-
Cómo
Acariciar A Un Tigre Muerto: https://altrockproductions.bandcamp.com/track/como-acariciar-un-tigre-muerto
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