Wednesday, April 18, 2018

De regreso al planeta de NICOTINA ES PRIMAVERA


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSA INCA.

Hoy se da la ocasión muy pero que muy grata de presentar el nuevo trabajo fonográfico del ensamble NICOTINA ES PRIMAVERA, el cual se titula “Perder Planetas”. ¡Qué gusto tan enorme nos da reencontrarnos con la misión musical abordada por Camilo Ángeles [flautas traversas y percusión], Juan Olivera [trompeta], Violeta García [cello], Pía Hernández [piano], Carlos Quebrada [bajo] y Nicolás del Águila [batería] tras la gratísima impresión que nos dio su disco debut de inicios del año 2016 “Animal Cerámico”! Este ensamble multinacional de músicos originarios de Perú, Argentina, Uruguay y Colombia sigue bien enfocado en su valiente misión de ofrecer su propia visión renovadora del ideal del rock-in-opposition que se proyecta con una actitud convincente hacia la absorción y la remodelación de elementos del jazz contemporáneo y la vanguardia académica posmoderna. La combinación de talento creativo y espíritu vigoroso hace de NICOTINA PRIMAVERA un ensamble sustancial dentro de la avanzada progresiva latinoamericana del momento. “Perder Planetas” fue publicado por el sello peruano Buh Records a inicios del presente mes de abril y el concierto oficial de presentación tuvo lugar justamente en la capital peruana de Lima en un gozoso y entusiasta evento que tuvo lugar en la noche del sábado 14 de abril. 


Portando el frontal título de ‘Violencias’, el primer tema del álbum nos obsequia una gama de torrenciales dinamismos y extrovertidas densidades a través de su espacio de 5 minutos y cuarto. La cadencia iniciada por el cello y los primeros dibujos fastuosos que realiza la dupla de flauta y trompeta instauran lo que habrá de ser un festín de mágico desparpajo celebratorio arropado bajo un manto de grácil majestuosidad. Poco antes de llegar a la frontera del segundo minuto y medio, el ensamble vira hacia una modalidad nostálgicamente otoñal que tiene algo de sombrío pero mayormente se apunta hacia lo nostálgico y lo evocativo. Con la dupla de ‘Huesos Jueves’ y ‘Soroche’, el ensamble sigue a paso firme con sus rica gama de  exploraciones sonoras. En el caso de la primera de estas piezas que mencionamos, el asunto comienza con un talante meticulosamente sigiloso de parte del piano, siendo así que cuando se arma el encuadre global del grupo entero, la cuestión de fondo pasa a ser cómo se puede crear algo señorial y vigoroso a partir de la inicial aureola de misterio que sigue resonando a pesar de que ya ha terminado el preludio de piano. Los puntillosos juegos de disonancias sobre los que se arma la dinámica del cuerpo central (muy a lo UNIVERS ZÉRO, cabe señalar) se encumbran en puntillosamente en un clímax expresivo signado por una maciza arquitectura sonora. Por su parte, ‘Soroche’ se enfila hacia lo dadaísta a través del empleo de factores caóticos propios del free-jazz: el fin de todo eso es el de desarrollar un inteligente juego de musculares y desconcertantes resonancias donde ellas deben crear su foco a lo largo del camino. El intenso y exhaustivo crescendo se revela preñado de vibraciones fatalistas. Bien se puede describir a esta pieza tan violentamente lóbrego como una declaración de principios de las Musas Desatadas de la Neurosis, pero una declaración que fue redactada con una caligrafía grandilocuente y usando como tinta la sangre ígnea de una estrella muerta. 


  

El cuarto tema del disco es el que precisamente le da título y, además, es el segundo más largo del repertorio (dura 7 3⁄4 minutos). Su línea de trabajo, híbrido perfecto de chamber-rock y jazz  contemporáneo, va muy a contrapelo del esquema sónico elaborado en el tema inmediatamente precedente: su talante inicial es sereno y contemplativo, aunque siempre con su halo de inquieto misterio flotando en el aire. Los resolutivos armazones de flauta, cello y trompeta fluyen con cohesiva elocuencia, preparando el terreno para el arribo de una segunda sección marcada por una ágil jovialidad bajo la guía del piano: esta sección no es muy larga pero ostenta una expresividad muy poderosa, una grandeza aristocrática. La tercera sección es un interludio que coquetea levemente con el caos pero se nota que se trabaja aquí un delicado equilibrio entre los perfilamientos de los vientos y los libres ornamentos percusivos. ‘Conejos’, el ítem más extenso del repertorio con sus casi 8 3⁄4 minutos de duración, regresa de lleno al desafiante sendero del free jazz bajo el impacto contundente de la tradición de la musique concrete. Ahora las reglas del juego designan a la deconstrucción como guía de acción para la búsqueda de nuevas formas: revolver las cosas para tantear las creación de cosas nuevas a partir de los restos de aquéllas, he ahí el secreto sobre el que se sostiene el oscurantista y tortuoso embrujo de este tema. Demasiado pronto llega el final de “Perder Planetas”, pero en algún momento tenía que llegar: la pieza encargada de poner el broche al disco se titula ‘Owshanyubi’. Su misión es doble: por un lado, tiene que remodelar y reconstituir la proyección de vibraciones caóticas que tan osadamente se había concretado en la pieza precedente para darle un enfoque más reconocible; por el otro, tiene que elaborar una síntesis de los aspectos más propiamente líricos de la diversa propuesta sonora del grupo. Así las cosas, esta pieza se ve obligada a sustentar una imponente personalidad sonora desde un preludio marcado por un furioso grito y unos no menos furiosos redobles de batería, para de inmediato instaurar un motif corpulento donde la triangulación de los vientos y la batería marca la vigorosa pauta en curso. Finalmente, todo vira drásticamente hacia una etérea ceremoniosidad bajo la guía de la kalimba; además de un hermoso armazón melódico guiado por la dupla de trompeta y cello, hay también un envolvente arreglo coral. 



La verdad que ‘Owshanyubi’ daba para más tiempo de duración y, de hecho, en los recitales se le da amplios espacios de expansión, pero fue decisión del grupo otorgarle un espacio de poco más de 5 minutos y cuarto en esta versión de estudio, por lo que ya hemos completado todo lo que se nos brindó en “Perder Planetas”. Por supuesto, este nuevo disco de NICOTINA ES PRIMAVERA es un ítem totalmente recomendable pues nos muestra a un ensamble que mantiene la frescura y la osadía que, en su momento, supusieron su magnífica carta de presentación en ese primer disco de hace un par de años. En el caso de “Perder Planetas”, añadiéndose una dosis extra de musculatura en la cohabitación performativa de los integrantes del grupo, esos dos factores son síntomas de una tremenda maduración artística. La música de las esferas que protegen al planeta de NICOTINA ES PRIMAVERA sigue vigente. 


Muestras de “Perder Planetas”.-

Huesos Jueves: https://buhrecords.bandcamp.com/track/huesos-jueves
Soroche: https://buhrecords.bandcamp.com/track/soroche
Perder Planetas: https://buhrecords.bandcamp.com/track/perder-planetas

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