Sunday, April 01, 2018

HILLMEN: segunda jornada en una montaña jazz-progresiva



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy toca el turno de presentar el nuevo trabajo fonográfico de HILLMEN, el cual se titula “The Whiskey Mountain Sessions Vol. II”, disco que sucede al que este cuarteto publicó con un título similar en el año 2011. Preservando en su alineación al baterista Peter Hillman y al teclista Gayle Ellett, el ensamble se completa con los nuevos integrantes Lito Magana, Jr. (a la guitarra) y Jeff Smith (al bajo). “The Whiskey Mountain Sessions Vol. II” salió al mercado en el pasado 16 de marzo. Los tres extensos temas contenidos en el presente álbum, tal como se plantea el cuarteto como su modus operandi definitorio, fueron creados al modo de composición en tiempo real a través de exploraciones improvisadas en un estudio de grabación, y después de ello, la carencia de sobremezclas o trucos adicionales procedentes de la consola de grabación. A través de esta espontaneidad en la estrategia de creatividad colectiva, el grupo procrea una vitalista modalidad de música jazz-progresiva empapada con oportunos aromas procedentes de los discursos de la psicodelia y el post-rock... y claro está, no faltan los elementos fusionescos, especialmente en aquellos momentos en los cuales el grupo se dedica a enfatizar sonoridades exquisitamente estilizadas. Los HILLMEN se caracterizan mayormente por ostentar un vigor elegante en el despliegue de las ideas musicales que van creando a lo largo del camino. Bueno, repasemos ahora el repertorio de 
“The Whiskey Mountain Sessions Vol. II”  

La maratónica pieza ‘The Long Way Home’ ocupa un generoso espacio de poco más de 20 ¼ minutos para fomentar una serie de llamativos grooves y explayarse en un dinamismo ingenioso de manera consistente y maciza. Por lo pronto, el jam empieza con un groove relativamente lento que está claramente diseñado para que la guitarra y el teclado ofrezcan sus sonoridades más matizadas a fin de capitalizar y enriquecer el viaje musical con un patente toque de distinción. Por su parte, el bajo aporta esquemas funky al groove, algo que refuerza a nuestros oídos las semejanzas con WEATHER REPORT y JAN HAMMER cuando emerge un mágico (aunque demasiado breve) solo de sintetizador poco antes de llegar a la frontera del tercer minuto. Todavía falta mucho para concluir la experiencia con esta pieza de entrada pero el oyente empático ya está definitivamente enganchado hasta el final. A poco de pasada la frontera de lséptimo minuto y medio, el cuarteto hace una para efímera para retomar un puenta hacia una próxima sección que brinda una versión más sosegada de lo anterior. La nueva sección se abre a un swing más intenso aunque con un enfoque etéreo invariable dentro del bloque sonoro general: lo que ahora suena se acerca un poco más al paradigma de DZYAN (sus dos últimos discos) y al de ELEPHANT9 con algunas alusiones a la psicodelia Floydiana de la etapa 69-71 como peculiar añadido. El resultante incremento de la musculatura rockera signa la estructura esencial de los minutos finales, aterrizando en un final amablemente filudo. Tras este tremendo punto de arranque sigue a continuación ‘The Mestizo Insect Frog Jam’, una pieza con un swing más ágil que nos remonta a una especie de Canterbury remozado con un dinamismo llamativo y muy marchoso. Las intervenciones del sintetizador nos hacen recordar a los discos de GILGAMESH (y tal vez un poco al genial Peter Bardens de CAMEL) sobre un trasfondo fusionesco que combina lo latino con lo funky. 

Durando casi 9 minutos, ‘Fire Breather’ cierra el repertorio prácticamente recibiendo con los brazos abiertos las luminosas vibraciones creadas por el segundo tema, aunque esta vez el aspecto fusionesco del swing se siente un poco más adusto, solo un poco. En todo caso, es de notar que en una primera instancia, el sintetizador sale confiadamente al primer plano con un estupendo solo que parece flotar en un éter metafísico; esta modalidad es seriamente trastocada por la guitarra cuando llega el turno de su solo, el cual es macizo y frenético, pujante como la lava de una erupción en una buena combinación de las influencias de Jeff Beck y John McLaughlin. Es justamente en este momento de expansivo protagonismo de la guitarra que la batería debe robustecer el peso de sus golpes a los tambores y platillos a fin de que el bloque sonoro se pueda sostener eficientemente. El momento de relativo relax está reservado para los momentos finales, el momento del crepúsculo tras el último fuego del atardecer. Realmente la gente de HILLMEN ha sacado todo el jugo a ésta, su segunda expedición montañesa por las alturas de la músca jazz-progresiva de nuestros tiempos: es realmente recomendable poner el alma a pasear por todos los paisajes y senderos evocados en cada pieza que forma parte de “The Whiskey Mountain Sessions Vol. II”.


Muestra de “The Whiskey Mountain Sessions Vol. II”.-

The Long Way Home: https://hillmen2.bandcamp.com/track/the-long-way-home

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