Monday, June 04, 2018

LEMMINGS SUICIDE MYTH: la mágica baraja donde conviven diamantes jazzeros y espadas progresivas



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En este día toca el turno de presentar a los franceses de LEMMINGS SUICIDE MYTH por motivo de su disco más reciente, el cual fue publicado en la segunda mitad del pasado mes de mayo y porta al nombre del mismo grupo como título: de hecho, es el segundo disco que el grupo bautiza como sí mismo, por lo que es justo llamarlo “Lemmings Suicide Myth 2”. Este ensamble fundado y asentado en la bella ciudad de Estrasburgo consiste escuetamente en el dúo de Benjamin Bentz [piano] y Philippe Isenmann [batería, glockenspiel y otras percusiones], usando este conciso arsenal sonoro para gestar, gestionar y desarrollar una enérgica y versátil modalidad híbrida de lo jazzero y lo progresivo, modalidad donde los dos componentes nucleares convergen con notable fluidez. El disco que estamos comentando ahora es el tercero del dúo, siendo así que el primero – también homónimo – data del año 2015, mientras que el segundo, “Don’t Try”, data del año siguiente. El repertorio contenido en este segundo “Lemmings Suicide Myth” contiene piezas cuyas respectivas temáticas están basadas en una selección de cartas del Tarot; así, el dúo concreta el concepto con suficientes dosis de reciedumbre, exquisitez y elegancia como para hacer del repertorio una baraja musical donde conviven brillantes diamantes jazzeros e hidalgas espadas progresivas. Se nota en estas palabras que estamos muy impresionados por lo que hemos apreciado en el presente disco... así que vamos a detallar de una buena vez las características específicas de cada ítem contenido en él.



Ocupando los 11 primeros minutos del álbum, ‘Le Fou’ establece una guía musical precisa en su variada ingeniería temática y rotunda en su impecablemente organizada arquitectura rítmica, ricamente fomentada con una sucesión de diversos swings y cadencias. El rol del piano es necesariamente absorbente dentro del esquema de trabajo del dúo, por lo que debe desarrollar las bases armónicas y guiar los filtros melódicos que vayan surgiendo en el camino: el primero de estos factores es predominante, muy al modo de lo que el ya difunto maestro Keith Emerson hacía en THE NICE y en EMERSON, LAKE & PALMER en esas piezas donde el piano llevaba la voz cantante. De todas formas, en cuanto a la estilización performativa de Bentz, éste está más cercano a los modelos de Rick Wakeman y Patrick Moraz que al del propio Keith Emerson. Poco después de superar la barrera del sexto minuto y medio, el vigor imperante  se vuelve más comedido, lo cual parece guiado por el próximo arribo de un pasaje tranquilo y misterioso... y en efecto, eso es lo que sucede durante un efímero interludio que se arma en diálogo entre el piano y el glockenspiel poco antes de llegar a la frontera del octavo minuto y medio. El interludio es muy breve pero marca el talante más sobrio que signa al nuevo dueto de piano y batería, el cual termina aterrizando en parajes ceremoniosos y reflexivos; para este efecto, lo jazzero pasa a ser el factor dominante. Hemos tenido aquí una estupenda vía de entrada y habrá que ver cómo sigue adelante el repertorio, por lo pronto, tenemos a la dupla de ‘Le Diable’ y ‘L’Étoile’, donde el dúo crea sus propios espacios para nuevos trucos expresivos. ‘Le Diable’ dura menos de la mitad de la fabulosa pieza de entrada pero impone su propia fuerza de carácter a través del empleo de una grácil complejidad para la sustentación de las cadencias y consonancias que arman el resonante motif central. Mezclando tensión y estilizado encanto, el desarrollo temático de ‘Le Diable’ resulta lo suficientemente llamativo como para asegurar toda la atención del oyente empático. He aquí un estatuto climático del disco que iguala al de la pieza de entrada. Por su parte, ‘L’Étoile’ tiene un eje temático envuelto por una otoñal atmósfera donde se impone una nebulosa nostalgia, al modo de la faceta introspectiva de un HERBIE HANCOCK. Hay un interludio más ágil que cuenta con un relativamente generoso campo de expansión pero su función no es la de brindar un contraste frente al pasaje inicial que pronto regresará para redondear la faena, sino la de complementar a éste con un recurso de momentánea luminosidad. Una distracción, no una confrontación. 


 

Con ‘L’Hermite’, el grupo regresa cándida y convincentemente al esplendor sofisticado con el que se había elaborado el tema de entrada, tomándose también un razonablemente ambicioso espectro de 8 ¼ minutos para recorrer todos los lugares del mapa sonoro que se ha trazado para la ocasión. Dentro de este nuevo ejercicio de fastuosos encuadres jazz-progresivos, lo jazzero ocupa un poco más del 50% de la amalgama global, siendo así que en varios pasajes lo que suena nos hace recordar a los RETURN TO FOREVER de la época del “Romantic Warrior”... y tal vez, también  a los primeros discos solistas de JAN HAMMER. De todos modos, también vuelven los juguetones fantasmas de ELP a rondar por ahí en ciertos segmentos más cercanos a la cámara modernista. Hemos encontrado aquí otro cénit del álbum junto a las dos primeras piezas del mismo. Durando un poco más de 4 ¼ minutos, ‘XIII’ ostenta, a través de sus vibracions consistentemente introspectivas, la estructura esencial de una balada prog-sinfónica. ‘Le Monde’ es una pieza que casi alcanza a completar los 12 minutos de duración, siendo la más larga del repertorio entero de “Lemmings Suicide Myth” y también la que está a cargo de darle el broche final. Su prólogo, que se extiende casi a lo largo de los dos primeros minutos, porta una aureola expectante que se halla a medio camino entre lo sobrio y lo amenazante. Luego, por un rato no muy largo, las cosas se intensifican con un aura de intensa densidad donde los recursos expresionistas utilizados para la ocasión no apelan tanto a la jovialidad como una dramática magnificencia. Más jovialidad hay en la tercera sección, centrada en un estándar de jazz al estilo de los años 50s (¿tal vez el DAVE BRUBECK QUARTET?), comenzando todo con tenues inhalaciones melódicas del piano para que luego todo se torne más solemne merced a la intervención de la batería, la cual mete añade una oportuna dosis de expresividad colorida al asunto. Para la última sección, el dúo desarrolla un simpático juego progresivo con talante fusionesco de inspiración aflamencada. Los alcances que este recurso tiene a la hora de implantar algo de exótica sensualidad al patentemente suntuoso esquema de trabajo planteado por el dúo llevan a la gestación de un poderoso llamativo clímax concluyente para el álbum. 

  

“Lemmings Suicide Myth 2” y LEMMINGS SUICIDE MYTH son nombres que tiene que ser anotados con buena caligrafía y pulso firme en nuestras agendas melómanas. Hemos descubierto un poco tarde a este fabuloso y gallardo dúo francés pero nos alegramos de haberlo hecho con este reciente lanzamiento fonográfico, el mismo que catalogamos como uno de los más dignos representantes potenciales de cualquier futura lista Top 10 o Top 20 de lo mejor que se ha hecho en el universo progresivo internacional en el todavía vigente año 2018. Vale la pena investigar en y apreciar toda la obra que ha realizado hasta el día de hoy este colectivo de LEMMINGS SUICIDE MYTH del mismo modo que es justo recomendar a
“Lemmings Suicide Myth 2” al 200%. 


Muestras de “Lemmings Suicide Myth 2”.-

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