HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy se da el turno de presentar al nuevo disco de NEEDLEPOINT, grupo
retro-progresivo noruego que se dedica principalmente a rendir homenaje a
varios estándares de la tradición del Canterbury, la del rock sinfónico de inicios de los 70s, la de la psicodelia de fines de los 60s y, en menor medida, la del jazz-fusion, junto a
la esencia evocativa de la obra solista de ROBERT WYATT, todo ello dentro de
una amalgama progresiva que sabe hacerse sentir fresca y vivaz. El ítem en
cuestión se titula “The Diary Of Robert Reverie” y fue publicado el 25 de mayo
pasado por vía del sello Bjk Music, tanto en CD como en vinilo: es un disco conceptual sobre un personaje obsesivamente nostálgico que anota en su diario ideas e impresiones donde no se distingue del todo lo realmente vivido de lo fantaseado. El colectivo de NEEDLEPOINT está conformado
por el guitarrista-vocalista Bjørn Klakegg (fundador del grupo en el año 2010), el teclista David Wallumrød, el
bajista Nikolai Hængsle Eilertsen (también integrante de ELEPHANT9) y el
baterista Olaf Olsen. Se trata de su cuarto disco, ya teniendo el grupo en cuestión a “The Woods Are Not What They Seem” (2010), “Outside The Screen” (2012) y “Aimless Mary” (2015) en su curriculum vitae. El material del disco contiene canciones no muy largas –
las dos más extensas superan los 4 ¾ minutos de duración sin llegar a la
barrera de los 5 minutos completos – pero sí lo bastante estilizadas como para testimoniar un
genuino impulso artístico en la gestación y los subsecuentes arreglos globales
de cada canción. Repasemos ahora los detalles de las canciones que conforman el repertorio de “The Diary Of Robert Reverie”.
‘Robert Reverie’ abre el álbum con un aire muy familiarizado con los dos primeros discos de CARAVAN y el primero de SOFT MACHINE, aunque cabe añadir que los arreglos de los teclados son más suntuosos, situándose en un punto intermedio entre los GREENSLADE y los dos primeros discos de CAMEL. Todo muy retro, todo muy eficazmente diseñado bajo una ingeniería melódica bien definida... y sobre todo, se resalta el poderoso swing que pone el baterista al asunto. Luego sigue la dupla de ‘On The Floor’
y ‘All Kinds Of Clouds’, 9 ¾ de música que permiten al grupo explayarse seria y meticulosamente en la línea de trabajo escogida. La primera de estas canciones tiene un groove un poco más intenso que el que tenía el ya de por sí bastante extrovertido tema de apertura. También cabe resaltar el llamativo uso del fuzz en el bajo, lo cual añade robustez a la arquitectura rítmica y también, de paso, completa los colores que mayoritariamente recaen sobre los hombros del teclista. Por su parte, ‘All Kinds Of Clouds’ establece un vitalista equilibrio entre los paradigmas de CARAVAN y ELK: tras un preludio instrumental de matices cercanos al modelo jazz-rockero que se instalaba firmemente sobre un swing un tanto machacón, el cuerpo central cantado nos vuelve a remitir a la usual calidez melódica, la misma que queda debidamente realzada por un bello solo de órgano que emerge a mitad del camino. Cuando llega el
turno de ‘Will It Turn Silent’, el espíritu general del bloque sonoro se torna concienzudamente introspectivo, hurgando en lo melancólico aunque sin dejar que esta instancia contemplativa llegue a áreas grises de tristeza en el yo interior. La canción que abre la segunda mitad del disco es ‘In My
Field Of View’ y su línea expresiva recibe algo del impacto introspectivo de ‘Will It Turn Silent’ pero asume un aura más serena, lo cual significa que la atmósfera otoñal reinant adquiere una mayor luminosidad. Ante esto, ‘Grasshoppers’ se caracteriza por insuflar una ambientación más grácil a punta de explorar un groove jazzero lento dentro de unas pautas estilísticas que nos recuerdan mucho a los dos primeros discos solistas de ROBERT WYATT, además del lado lírico de los PINK FLOYD de la fase 68-70. Las precisas puntualizaciones de la dupla rítmica anudan con impoluta eficacia las interacciones entre los demás instrumentos, siendo así que el órgano ocupa un rol muy destacado dentro de la mezcla (con solo incluido).
El rol de ‘Beneath My
Feet’ consiste en instaurar la dinámica más vitalista de todo el disco, siendo una canción que irradia un sistemático optimismo a través del lucimiento de su esquema rítmico. Casi podríamos decir que se trata de una canción perdida de alguno de los dos primeros discos de COLOSSEUM y que luego fue remodelada por un combo de músicos de CREAM y CARAVAN. Nos vamos acercando al final del repertorio cuando llega el
turno de ‘In The Sea’, canción que regresa de lleno a la espiritualidad otoñal y cándida bajo un manto melancólico que ya se nos había mostrado en ‘Grasshoppers’, incluso ahondando en la parsimonia del momento mientras los arreglos de teclados mantienen una aureola ceremoniosa. El cierre del álbum lo trae ‘Shadow In The Corner’, una canción ciertamente vivaz donde los teclados vuelven a ocupar un rol fundamental a la hora de explotarf y expandir la magia tan llamativa que tiene el núcleo melódico creado para la ocasión. Es más, el esquema rítmico se ocupa de iluminar y apurar con tajante rigor el gancho esencial de esta canción, muy al modo de una encrucijada entre CARAVAN y HATFIELD AND THE NORTH. Es una pena que el fade-out llegue a finiquitar las cosas antes de que lleguemos a la frontera del tercer minuto y cuarto pues las estupendas vibraciones emanadas desde el núcleo melódico de ‘Shadow In The Corner’ le hacían prometer la insertación de una majestuosidad expresionista mucha mayor que la que se le otorgó en el espacio concretamente reservado para ella. Pero bueno, es una muy luminosa canción para cerrar un álbum exquisito y estilizado como es “The Diary Of Robert Reverie”. Agradecemos a la gente de NEEDLEPOINT por habernos brindado un disco tan bonito y tan bien estructurado: es una joya retro-progresivo de gran calibre.
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