Friday, November 26, 2021

La tercera aventura musical del excelso trío británico DAS RAD

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se da la ocasión de presentar el tercer disco de DAS RAD, titulado “Laik Tors”, el mismo que fue publicado el pasado 25 de agosto por el sello británico Discus Music, especializado en difundir propuestas vanguardistas de diversas tendencias. DAS RAD es una asociación de tres músicos veteranos y de gran personalidad que saben articular muy bien sus energías performativas y creativas dentro de un entramado experimental y ecléctico donde se cruzan los caminos del avant-prog, el jazz contemporáneo basado en formas libres, la electrónica y la psicodelia de inspiración krautrockera. Los tres integrantes son Nick Robinson [guitarras, teclados y recursos electrónicos], Martin Archer [saxofones, clarinete, flauta dulce, teclados, sintetizador bajo y recursos electrónicos] y Steve Dinsdale [batería, teclados y recursos electrónicos]. En uno de los temas de este disco aparece como invitado Peter Rophone con sus aportes de arreglos corales. DAS RAD comenzó sus días en el año 2018 con un disco homónimo que fue sucedido dos años después por “Adiós Al Futuro” (así, en español). “Laik Tors” es un disco que muestra a plenitud el leitmotiv del grupo como una entidad musical que sabe reforzar su esencia vanguardista continuamente mientras amplia sus recursos eclécticos y explora nuevos caminos de expresión con respecto a los plasmados en los trabajos predecesores. Bueno, veamos ahora los detalles del repertorio en él contenido. 
 

El repertorio del disco que ahora nos ocupa empieza con ‘Offtwerk’, tema que dura poco más de 7 minutos y cuarto. Su swing cadencioso y su manera moderada de manejar la densidad con la que se arropa a las bases armónicas nos remiten a un estupendo híbrido de TORTOISE y PENGUIN CAFE ORCHESTRA con añadidos ribetes de matiz post-rockero. En buena medida, son los vientos quienes asumen un enfoque más proactivo a la hora de modelar e instaurar los ornamentos que se van armando a lo largo del camino. Alrededor de la frontera del cuarto minuto y medio se nota un incremento de la tensión expresiva, pero solo se trata del preámbulo a un epílogo donde predomina un espíritu crepuscular, un epílogo donde el groove inicial se reviste de nebulosa inquietud. El segundo tema del repertorio, el cual ostenta el desafiante título de ‘Satanic Particles’, se centra en un ejercicio de deconstrucciones abstractas donde las interconexiones viabilizadas por los instrumentos van armando sutilezas dadaístas que, en cierta medida, coquetean con lo lóbrego, pero que también exhiben una musculatura genuina. De hecho, esta musculatura permite que esta expansión de señales sónicas que renuncian a las formas pueda preservar consistentemente su heterodoxa manifestación. Con la dupla de ‘Kapow!’ y ‘Lebensmude’, el trío se enfoca en la exploración de un lote más diverso de ambientes y recursos musicales. El primero de estos temas mencionados establece una vitalista cruza de krautrock machacón y avant-prog de tendencia RIO, algo así como un hermanamiento inaudito entre NEU!, MASSACRE y THE MUFFINS (inicios de los 80s), un hermanamiento muy eficaz. Hay una cautivadora mezcla de ensueño y dramatismo en el desarrollo temático que tiene lugar aquí. El segundo de estos temas, por su parte, vira hacia una estrategia de rastreos cósmicos donde los retazos de guitarra y las capas de sintetizador se enmarañan para armar el núcleo central de la pieza. Una vez que la batería establece un groove reconocible en clave jazzera en ciertos pasajes estratégicos, el bloque sonoro se orienta prístinamente hacia una confluencia de jazz contemporáneo y psicodelia progresiva. La sección final es notoriamente deconstructiva, asumiendo una dosis de garra mayor que la que tenía la segunda pieza del álbum. Notamos confluencias con los paradigma de FIRE! y de MORAINE, además de la faceta más etérea del patrón Crimsoniano de inicios del milenio. Hemos disfrutado de dos cénit decisivos del álbum en perfecta sucesión.

El quinto tema del álbum se titula ‘Kopfkino’ y desde su inicio deja evidencias claras de que llegó la hora de poner sobre el tapete las cartas más cálidas e introspectivas de la baraja de DAS RAD. Sobre la base de la guitarra acústica, los efímeros ornamentos de la flauta dulce plantean un breve encauzamiento pastoral, pero pronto todo deriva hacia un esquema prog-psicodélico que coquetea moderadamente con el paradigma post-rockero. Las alternancias entre los solos de guitarra y de saxofón y las apariciones de capas de teclado sirven a veces para indicar una ansiedad latente bajo el reinante paisaje cálido, y otras veces operan como recursos de capitalización para un encuadre ceremoniosamente misterioso. Para el epílogo, la pieza recupera la forma de motif central y retoma algunos elementos pastorales otrora abandonados. Un tema bastante hermoso, cabe decir. Cuando llega el turno de ‘Mauger Hay’, el grupo se dispone a retomar la vitalidad señorialmente densa que antes signó al tema de apertura, siendo así que ahora la musculatura rockera se siente incrementada. A dos tercios del camino, todo se interrumpe momentáneamente para abrir paso a un cántico exótico, pero las disciplinadas pulsaciones del sintetizador bajo garantizan que pronto volverá el punche palaciego a apoderarse de la situación. La séptima pieza del álbum es la que justamente da título al álbum y asienta otro momento culminante del mismo en base a un ejercicio de reactivación de los legados respectivos de TANGERINE DREAM (69-72), FRIPP & ENO y ASH RA TEMPEL. En efecto, ‘Laik Tors’ se edifica con texturas futuristas, las mismas que agrupan atmósferas flotantes que combinan el candor del ensueño y la intensidad de lo inescrutable dentro de un esquema minimalista arropado por una muy delicada exuberancia psicodélica. La emergencia de la batería, empeñada en imponer un compás marcial, añade una extraña agilidad a un asunto tan arrolladoramente lisérgico. La breve pieza ‘Kaprise!’ es una breve ejercicio progresivo que nos sorprende gratamente con sus abiertamente líricas tonalidades. Aunque solo dura un minuto y cuarto, su colorido deja una huella fuerte en la memoria del oyente empático.

Ocupando un espacio un poco mayor de 10 minutos y cuarto, ‘Starvation Hound’ se erige como la pieza más extensa del repertorio y, de paso, también se encarga de cerrarlo. La estrategia central de esta pieza es la de retomar la tarea pendiente de los pasajes más cadenciosos de ‘Lebensmude’ y revestirlos con ornamentos space-rockeros que pasan por los sofisticados filtros del jazz-rock contemporáneo y del avant-prog. Este momento pletórico del repertorio (uno de tantos) apuesta por encontrar vigor expresivo y exuberancia en un terreno crepuscular y ceremonioso, a fin de que el final del disco invoque a una secuencia que va desde la contemplación del anochecer hasta el abandono a los sueños que nos brinda el sosiego nocturno. Todo esto fue lo que el talentoso ensamble de DAS RAD nos brindó con “Laik Tors”, un disco que ilustra a la perfección el tipo de extravagante y extrañamente cautivadora magia que posee la música progresiva vanguardista cuando explora con ahínco e inteligencia su potencial ecléctico. Muy pero que muy recomendable este disco... al 300%, un ciento por cada uno de los genios involucrados en su gestación.

2 comments:

Nick Robinson said...

Qué revisión tan magnífica y detallada, gracias de Das Rad

César Inca Mendoza Loyola said...

Gracias por la música, maestros.

César Inca