Wednesday, June 08, 2022

El nuevo vuelo progresivo de DAAL

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos el enorme placer de presentar “Daedalus”, el nuevo trabajo del excelente grupo italiano DAAL. Este ensamble que comenzó como el dúo de Alfio Costa [teclados y efectos] y Davide Guidone [batería y percusiones acústicas y electrónicas, teclados adicionales y efectos] en el año 2009, en la localidad de Bergamo, opera actualmente como un cuarteto que se completa con Ettore Salati [guitarras] y Bobo Aiolfi [bajos sin trastes]. El nombre de Salatti nos suena de varios lugares: SOULENGINE, la ALEX CARPANI BAND, THE WATCH, e incluso ya ha colaborado en algunos discos anteriores de DAAL. “Daedalus” fue publicado el pasado 13 de mayo por el sello Ma.Ra.Cash Records, siendo su séptimo trabajo de estudio: el título mismo indica que se trata de un álbum conceptual sobre la épica tragedia de Dédalo y su hijo Ícaro en su escape del laberinto de Creta con el uso de alas artificiales. Además de intervenir como músico en las sesiones de grabación, Guidone se hizo cargo de arte gráfica del disco, mientras que Costa realizó las labores de productor, ingeniero de sonido y mezclador del material contenido en este álbum. Bueno, vayamos ahora a los detalles del repertorio de este disco.

Todo comienza con ‘Journey Through The Spiral Mind Part 1’, tema que resulta ser el más largo del repertorio con sus poco más de 14 minutos de duración. Su sección prologar se centra en capas minimalistas de sintetizadores que se sitúan entre lo cósmico y lo abstracto, lo cual incuba el clima idóneo para las ceremoniosas escalas de piano y guitarra con las que se impulsa el primer cuerpo melódico. Todo se mantiene arropado bajo una atmósfera etérea por un buen rato, una atmósfera que acoge ciertos matices grisáceos al modo de una cruza entre GOBLIN y PINK FLOYD. Recién a poco de pasada la frontera del cuarto minuto emergen los primeros golpes de parte del ensamble íntegro que sirven para instaurar un referente de musculatura para la ingeniería expresiva de la pieza; aunque todavía ocupa un rol prioritario la aureola etérea por un rato más, los cimientos para aumentar las vibraciones aguerridas ya están bien instalados. La sección epilogar se asienta en una combinación de cimas fastuosos y un esquema rítmico lánguido, terminando todo con las escalas de piano que habían sido protagónicas en la primera mitad de la pieza. Sigue a continuación ‘Icarus Dream’, un tema que inicialmente se centra particularmente en grooves extrovertidos y potentes dinamismos rockeros que casi coquetean con el prog-metal, aunque se nota a leguas que el esquema melódico y el desarrollo temático se enraízan en el estándar clásico del prog sinfónico. La presencia de un interludio donde el esquema rítmico se atenúa un poco permite a los instrumentos jugar más fehacientemente con las texturas inherentes al motif central. El breve epílogo se enfoca en atmósferas relativamente tenebrosas, tras lo cual llega el turno de ‘Painting Wings’. Esta pieza recoge el relevo de la precedente y trabaja inicialmente con una ambientación serena que se sitúa a medio camino entre lo melancólico y lo crepuscular, lo cual también la hace un poco tenebrosa de alguna manera. También opera un enfoque preciosista que se hace patente por las intervenciones de la guitarra y el bajo aportando ornamentos, y es así que se va sembrando el terreno para la emergencia de un medio tiempo sobre el que el ensamble elabora y gestiona un espíritu ceremonioso y moderadamente denso. La sección epilogar regresa al clima etéreo inicial, esta vez con un cariz onírico. Dos cénit seguidos que plasman momentos particularmente intensos dentro del repertorio.

La segunda pieza más extensa del álbum es ‘Labyrinth 66’, ocupando un espacio de 13 minutos y pico. Toda la primera mitad de la pieza está atravesada por un ejercicio híbrido de space-rock y ambient electrónico donde funciona un arrollador predominio de climas futuristas. Las vibraciones mecanicistas se van reforzando sutilmente a lo largo del camino merced a un direccionamiento creciente de las texturas cibernéticas que van llenando espacios con calculada fruición. La segunda mitad es totalmente diferente: se trata de un ejercicio de sinfonismo donde las variaciones de groove y el uso de compases inusuales en varios pasajes se traducen en una grácil exhibición de estilizaciones melódicas. La segunda mitad de esta pieza lleva la suntuosidad aludida en el tema de apertura hacia un momentum contundente y rotundo, haciendo que el ensamble se luzca placer dentro de la estricta ingeniería musical en curso. En general, notamos conexiones estilísticas con sus compatriotas de IL GIARDINO ONIRICO, así como con los legendarios PORCUPINE TREE y los escandinavos NECROMONKEY. ‘In My Time Of Shadow’ es, básicamente, una gentil balada progresiva donde impera un espíritu contemplativo que no es del todo ajeno a un aura triste. De todas maneras, se nota que late una espiritualidad dramática en el trasfondo del calmado desarrollo temático donde la guitarra y el sintetizador alternan lugares para destacarse en sus respectivos solos. El fin del repertorio llega de la mano de ‘Journey Through The Spiral Mind Part 2’, que dura poco menos de 8 minutos y ostenta unas vibraciones impulsadas bajo coordenadas Genesiano-Floydianas. Su misión principal es la de prolongar los estremecimientos tristes y dramáticos que signaron al tema precedente para catapultarlos hacia una dimensión más pomposa. La inserción de unos breves interludios ágiles en 14/8 y el enclave destacado de la orquestación de teclados hacen que el disco concluya con una aureola opulenta. Cada uno de los muchos parajes ceremoniosos que han hecho acto de presencia en las piezas precedentes nos guiaba hasta este cénit conclusivo del álbum. Los elegantes solos de guitarra que emergen aquí y allá expresan una soltura elegante y cuando llega el momento en que el ensamble detenga su operativo sónico, el epílogo de sintetizador (emulando un mellotrón) completa la faena con un talante palaciego que respeta oportunamente la secuencia expresiva de los dos últimos temas. 

Existen dos ediciones especiales y limitadas de este disco con tres bonus tracks, los cuales se titulan respectivamente ‘Minotaur’, ‘Sunrise’ y ‘Moonrise’, una de ellas en formato de box set de madera que incluye un póster. Pero, por ahora, nos limitamos a comentar la edición normal, y por lo que hemos escuchado en los seis temas que comentamos, lo que nos brindó el personal de DAAL con “Daedalus” es una obra fonográfica que refuerza convincentemente el status privilegiado que este ensamble ha ganado dentro de la escena contemporánea del rock progresivo italiano. Este disco es una manifestación de diversos vuelos musicales de elevada inspiración que nos muestran a unos DAAL tan enérgicos y tan creativos como siempre. Totalmente recomendable. 



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