Saturday, June 11, 2022

Visiones ultraplanetarias de los maestros J. PETER SCHWALM y STEPHAN THELEN

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Tenemos hoy la muy especial ocasión de presentar este trabajo fonográfico de J. PETER SCHWALM & STEPHAN THELEN: este genial dúo de un maestro alemán y otro suizo publicó el álbum “Transneptunian Planets” el día 3 del presente mes de junio por vía del sello RareNoiseRecords, un álbum que es un prodigio de rock experimental para nuestro milenio. En esta obra conceptual sobre los planetas enanos, SCHWALM se hizo cargo de los sintetizadores, la percusión electrónica, las programaciones, los tratamientos sónicos y la voz, mientras que THELEN hizo lo propio con las guitarras, los teclados, el sintetizador granular y otras programaciones. El dúo contó con el apoyo de Tim Harries al bajo, Manuel Pasquinelli a la batería y la percusión, y Eivin Aarset a la guitarra, la guitarra e-bow y los efectos, además de un ocasional aporte de Neil Catchpole con los sampleos vocales. Bueno, vayamos ahora a los detalles concretos de este catálogo de visiones musicales interplanetarias de los maestros J. PETER SCHWALM y STEPHAN THELEN. La mitad del material contenido en “Transneptunian Planets” fue compuesta por el dúo, mientras que dos temas son de autoría de SCHWALM y los otros dos fueron compuestos por SHWALM, THELEN y el antes mencionado Aarset (veterano noruego cultor del avant-jazz y la electrónica). El material contenido en “Transneptunian Planets” fue grabado entre mayo de 2020 y agosto de 2021 en estudios de Frankfurt, Zurich, Londres y Oslo; los archivos de todas estas aventuras sónicas han estado viajando de Alemania a Suiza, y de ahí a Gran Bretaña y Noruega. Uno de los aportes de Zurich proceden de las partes de batería de Pasquinelli (colega de THELEN en SONAR y líder del AKKU QUINTET). En su propio estudio francfortés, SHWALM realizó el proceso de mezcla del álbum, mientras que el dúo se encargó de la producción general a través de la distancia geográfica; no hubo problema, sus genios individuales y su coordinación artística eran suficientes para completar el álbum con gran solvencia. Adelantamos que lo que se nos brinda en este disco es una experiencia melómana signada por un modernismo combativo y sustancial, pero bueno, vayamos ahora a los detalles mismos de su repertorio, ¿vale?


‘Pluto’ da inicio a las cosas y ocupa un espacio de poco más de 8 minutos y cuarto. Su mecánica musical se centra desde el mismo punto de partida en atmósferas cruzadas entre lo cósmico y lo futurista, siendo así que sus cadencias a medio tiempo permiten que el desarrollo temático realce sus inherentemente misteriosas vibraciones. El swing se sustenta sobre un tempo inusual, pero éste no es nada suntuoso en su tratamiento, sino que deja ciertos espacios vacíos a fin de que todo transcurra consistentemente bajo un velo espacial. Cerca del final, los guitarreos arquitectónicos y el solo de sintetizador se encargan de brindar una intensidad razonable añadida al bloque sonoro antes del eclipse conclusivo. La siguiente dupla de ‘MakeMake’ y ‘Quaoar’ sirve para que el dúo de los maestros SCHWALM y THELEN, junto a sus colaboradores, siga explorando detalles esenciales de su propuesta. El primero de estos temas mencionados establece una luminosidad particularmente grácil, siendo así que los diversos grooves gestados sucesivamente por la batería y la percusión electrónica instauran las bases para un expresionismo sofisticado dentro del encuadre sonoro. Es muy efectiva la mezcla de minimalismo al estilo ambient y boato electrónico-progresivo que se plasma aquí, en este primer cénit decisivo del álbum. En lo referente a ‘Quaoar’, el ensamble se dispone a desarrollar un ambicioso peregrinaje de 11 minutos y pico donde se cruzan los paradigmas de los KING CRIMSON de inicios del milenio y los TANGERINE DREAM de la primera mitad de los 80s, agregándose grooves enigmáticos y estilizados que son propios del patrón de SONAR y, en cierta medida, también del de STICK MEN. Si bien hay un predominio abrumador del enfoque cibernético dentro del diseño sonoro de esta pieza, a poco de pasada la frontera del séptimo minuto surgen algunos recursos de magnificencia que impulsan el armazón de un clímax expresivo convincente. El breve epílogo retoma el aura cósmica distante con que se inició el tema. Cuando llega el turno de ‘Haumea’, el ensamble regresa a varios de los modismos que signaron el esquema de trabajo plasmado en la pieza de apertura, aunque su ambientación se siente, en comparación, menos densa. La combinación de ingravidez celestial y poderoso colorido nos invita a hacer ciertos paralelos con el estándar del space-rock.

‘Orcus’, el quinto tema del álbum, exhibe una interesante mezcla de ceremoniosos grooves jazz-rockeros y atmósferas psicodélicas que se sitúan a medio camino entre lo crepuscular y lo melancólico. A contrapelo de los extravagantes ornamentos que continuamente van emergiendo a lo largo de la pieza, se nota claramente que opera un lirismo sereno y cálido en un nivel relativamente discreto. Poco antes de llegar al segundo tercio, el motif básico es interrumpido por una eclosión abstractamente sombría, pero una vez de regreso, dicho motif se asienta con total firmeza mientras se deja ornamentar por nuevos recursos sonoros. Con el arribo de ‘GongGong’, el ensamble procede con un ahondamiento en la faceta más ágil y fulgurosa de su ideario estético, asentándose sobre un groove extrovertido cuya agilidad permite a los musculares aportes de las guitarras y los sintetizadores exhibir su predominante acidez industrial con imponente garbo. Esto es como un híbrido de TUNER y SONAR bajo la guía de TANGERINE DREAM. ‘Sedna’ ostenta un esquema sonoro grácil que se asienta cómodamente sobre un compás inusual; dentro de este esquema de trabajo, los ornamentos de guitarra y sintetizador, así como las bases armónicas, juegan con matices etéreos que, ora se adentran en una ingeniería bien encorsetada, ora se explayan en mantos sonoros arropados bajo una aureola sutil. El diagrama sonoro diseñado para esta pieza es nebuloso con algunos atisbos de una extraña luz. Con ‘Eris’ llega el final del repertorio, trayendo consigo una atmósfera relativamente sombría que nos remite al sosiego arcano de una entidad enigmática que se siente bien pertrechada en su distante soledad cósmica. Algunos efímeros ornamentos percusivos entran a tallar para designar un recurso de desestructuración, pero eso es todo. Derivando su nombre del planeta enano conocido más masivo, este enfoque artístico puede estar inspirado en la idea de reflejar una especie de señorío. En conclusión, “Transneptunian Planets” es una obra maestra de la vanguardia contemporánea donde se cruzan la electrónica, el avant-prog, el space-rock y el ambient de talante denso; un ejercicio perfectamente focalizado de versátil creatividad que nos muestra a unos J. PETER SCHWALM y STEPHAN THELEN muy inspirados, tanto en lo individual como en lo colectivo. La combinación de vitalidad y aspectos atmosféricos que se refleja a lo largo de todo este álbum lo convierte en un ítem totalmente recomendable para cualquier buena fonoteca de música vidente y experimental. Lo repetimos: ¡totalmente recomendable!


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