Sunday, July 17, 2022

La ósmosis jazz-progresiva del cuarteto inglés SPLINK

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión se da el turno del cuarteto inglés de música jazz-progresiva SPLINK y su recientemente publicado álbum de estudio “Kozmosis”, más específicamente, publicado el pasado 22 de junio en el blog de Bandcamp del propio grupo, estando después disponibles los ejemplares físicos (desde el último día de ese mismo mes, para ser más exactos). La alineación de SPLINK está conformada por Matt Evans [guitarras y teclados], Tim Chapman [batería], Vikki Ings [violín] y Andy Crickett [bajo]. Se trata de su segundo disco de estudio tras el debut del 2017 titulado “Free”. Partiendo desde una muy ágil cruza entre el señorío del jazz-rock con elementos fusionescos y la colorida estilización de la más pura tradición prog-sinfónica, el colectivo de SPLINK se impulsa hacia un eclecticismo sólido y caleidoscópico donde los obligados despliegues de virtuosismo individual saben ajustarse compactamente a las exigencias emergidas de las bien delineadas interacciones entre los instrumentos. Todo se siente muy libre y muy articulado a la vez, y en sus actuaciones en vivo, los integrantes de SPLINK suelen disfrutar de hacer largos jams, tal como se evidencia en los registros en vivo “Live At The Avalon Ballroom Weekender 2019” y “Live At Glastonbury Psychfest”, ambos publicados a fines del año 2020 en el ya mencionado blog de Bandcamp de la banda. En este disco de estudio “Kozmosis”, el cuarteto explora ideas más concretas en cuanto a la ingeniería de sus desarrollos temáticos, pero la sofisticación estética del grupo está siempre a flor de piel. Veamos los detalles del disco en cuestión.  


Abre el álbum la pieza que justamente le da título, ocupando un espacio de poco más de 6 minutos y medio. ‘Kozmosis’ despliega una energía expresiva bien articulada sobre un medio tiempo en 6/8 que permite resaltar el peso lírico invertido en la gestación del motif principal y sus variantes sucesivas. Lo que suena parece una cruza entre el patrón del JEAN-LUC PONTY de la etapa 75-80 y el de la CHICK COREA ELEKTRIC BAND, con algunos toques de esa refinada garra alucinada que ALLAN HOLDSWORTH exhibió en su inolvidable fase 1983-89. Poco antes de llegar a la frontera del cuarto minuto, la mecánica sonora se detiene, y justo cuando esperábamos un viraje, en realidad se trataba de un breve paréntesis humorístico diseñado para reactivar de lleno el motif inicial hasta el final del camino. Con este estupenda apertura del álbum se engarza el siguiente tema, titulado ‘In The Pocket’, el cual se mete en un groove más propio del nu-jazz para, a partir de allí, explorar aspectos más densos del colorido esencial del ensamble. El violín ocupa un lugar más protagónico en el armado de la atmósfera general mientras las complejas líneas de bajo establecen el nexo perfecto entre el bloque rítmico y el bloque melódico. La dupla de ‘Brambling Song’ y ‘Pins And Noodles’ permite a la banda explorar más recursos sonoros dentro de su versátil paleta musical. El primero de estos temas mencionados, que dura poco más de 2 minutos y medio, se apoya en un esquema de trabajo bucólico muy genuinamente metido en el estándar prog-sinfónico: una pieza con una atmósfera así no hubiera estado fuera de lugar en un disco de HANDS o de PREMIATA FORNERIA MARCONI. En cuanto a ‘Pins And Noodles’, éste nos devuelve al terreno más plácido del ideario de PONTY a través de un filtro Yessiano y algunos toques extra de HAPPY THE MAN. La manera en que el compás inusual marcado por la dupla rítmica se destaca dentro del armazón sonoro global conlleva que el desarrollo temático se deje envolver por una expresividad bárbaramente magnética, grandilocuente con meticuloso refinamiento. 

‘Greenlands’ abre la veta de exploraciones folclóricas con altas dosis de convicción dentro de un contexto jazz-rockero particularmente sereno. Así las cosas, el estilizado núcleo melódico guiado por el violín asume una aureola reflexiva (de una manera afín a la flauta en los JETHRO TULL de la fase 77-78) mientras el resto del ensamble exhibe una garra expresiva relativamente contenida. Esa línea de trabajo continúa con el arribo de ‘Cavendish’ aunque con un enfoque notoriamente impactado por el incremento de garra expresiva apropiado por el ensamble para esta ocasión. En este momento, el grupo apela a un prólogo psicodélico de carácter cuasi-Crimsoniano y a un swing ágil para permitir que el nervio rockero remodele y hasta retuerza las vibraciones primigeniamente folclóricas del núcleo melódico. Es como tener juntos en un cuarto a MORAINE y BOUD DEUN elaborando una estrategia común para fomentar la heterodoxia progresiva plena dentro de la tradición pastoral. Tenemos aquí uno de los momentos más notables del disco. ‘Jeremy’s Been Shot’ es un ejercicio de jazz-rock sobre una base bluesera que se sostiene sobre el refuerzo continuo de un motif bien delineado. Algunas breves partes cantadas que, en realidad, son casi recitadas, añaden solemnidad al asunto. Siendo la pieza más extensa del álbum con su espacio de casi 8 ¾ minutos, ‘Spaghetti Double Gazing’ está diseñada para llevar al repertorio del álbum hacia un clímax decisivo. Los pasajes principales se mueven sobre un ágil swing jazz-progresivo mientras el violín y la guitarra se van turnando en la asunción de la guía de los desarrollos temáticos, los cuales transitan entre lo grácil y lo aguerrido. A mitad de camino, las cosas se calman para abrir campo a un interludio cósmico, el cual, a su vez, sirve como puente para un nuevo motif donde se abre campo un nuevo recurso de exultante vivacidad. Aquí se despacha más a su gusto la dupla rítmica en cuanto a su demostración de virtuosismo porque el swing adquiere una mayor dosis de sofisticación. Todavía queda algo más, la versión acústica de ‘Greenlands’: si bien la primera versión ya tenía guitarra acústica dentro de su armazón sonoro, ahora opera aquí solamente un dueto de guitarra acústica y violín, y además, opera aquí un espíritu más reposado y reflexivo. Es la manera que tiene el grupo de decirnos las buenas noches tras las diversas expresiones de jolgorio progresivo que se han venid sucediendo hasta este punto. 

Todo esto fue lo que se nos ofreció en “Kozmosis” desde los cuarteles de SPLINK para nuestro deleite melómano; hemos descubierto a esta banda recién con este segundo trabajo fonográfico de estudio y nos parece interesante investigar en todos los registros pasados de este cuarteto que nos ha dejado muy per que muy complacidos. Un disco totalmente recomendable para cualquier fonoteca dedicada al jazz-rock o al rock progresivo... ¡o a ambos géneros! 



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