Saturday, August 12, 2023

La segunda muestra de infinidad vanguardista de THE HOLY FAMILY

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

Hoy presentamos el segundo álbum del ensamble avant-progresivo británico THE HOLY FAMILY, el cual salió al mercado el pasado 21 de julio bajo el título de “Go Zero”, por vía del sello Rocket Recordings, tanto en CD como en vinilo (versiones en verda transparente y en amarillo). A dos años de la publicación de su homónimo disco de debut, THE HOLY FAMILY vuelve a lucir sus galones de creatividad desafiante dentro del art-rock contemporáneo. El líder y fundador de este grupo es el multiinstrumentista David Jason Smith, quien otrora fue cofundador del inolvidable grupo GUAPO. Mientras en este disco Smith se limita a los sintetizadores, el canto, las percusiones y el sintetizador percusivo, él se hace acompañar por varios ex-colegas de GUAPO: Kavus Torabi [guitarras eléctrica y acústica], Sam Smith [bajo] y Emmett Elvin [pianos acústico y eléctrico Fender Rhodes]. El vigente quinteto se completa con el baterista Joe Lazarus, quien es el nuevo integrante de este particular cosmos musical. La inspiración para la composición del material de “Go Zero” se activó en la mente de David Jason Smith en el verano del año 2021, prácticamente al día siguiente de publicarse “The Holy Family. Aunque el disco que ahora nos ocupa no es, estrictamente hablando, un disco conceptual con una narrativa meticulosamente elaborada, es verdad que las letras que aparecen en algunos temas hacen referencia a Vorrh, la trilogía de novelas fantásticas del literato y artista visual británico BRIAN CATLING, lamentablemente fallecido en el año 2022. Smith empezó a componer y grabar el material aquí contenido desde el año 2021, tal como se señaló más arriba, y mientras todo avanzaba, en varas sesiones realizadas en el año 2022 él convocó a sus compañeros de viaje musical. El proceso de post-producción estuvo a cargo del finlandés radicado en Londres Antti Uusumaki. Pasemos ahora los detalles de este disco.


‘Crawling Out’ abre el repertorio con un gesto de autoridad al desplegar unas abundantes capas de teclados y corales que le dan un giro ominoso a sus inherentes vibraciones misteriosas. Se trata de algo asentado en una cruza entre los TANGERINE DREAM de la fase 1971-73 y los CLUSTER de la fase 1971-72 donde también se dejan sentir algunas sazones de la faceta atmosférica de ART ZOYD. Tras este ejercicio de oscurantismo etéreo, sigue la dupla de ‘Bad Travelling’ y ‘Chalky’s Eyes’, temas que marcan buena parte de la dimensión más aguerrida de la esencia estética del grupo. El primero de ellos exhibe un espíritu guerreramente embrujador al modo de una procesión atemorizante de magos y brujas que han sido convocados para formar parte de un aquelarre. Las tesituras relativamente minimalistas que son compartidas por el piano eléctrico y el bajo y el talante sutilmente belicoso que ostenta el pesado medio tiempo de la batería arman el paisaje idóneo para los efluvios de flotantes sintetizadores y cánticos digitalmente distorsionados. En cuanto a ‘Chalky’s Eyes’, se trata de una expansión vitalista del bombardeo propio del paradigma Zeuhl que se filtra a través de recursos sónicos donde se hibridizan el space-rock y el post-rock. De esta manera, el bloque grupal suena ceremonioso e intenso mientras preserva una musculatura muy peculiar. Los retazos de guitarra que sobresalen durante la segunda mitad de este extravagantemente fabuloso jam ayudan a acrecentar la densidad expresiva de la pieza. Tenemos aquí un momento cumbre del disco. ‘The Watcher’ vira radicalmente hacia unos parajes de flotante introspección donde los aportes de los teclados y las voces se amalgaman en una maraña ensoñadora... Inquietamente ensoñadora, para ser más exactos, pues late la sospecha de que hay algo desosegado yaciendo bajo el ropaje metafísico diseñado para esta pieza. Cuando llega el turno de ‘Hell Born Babel’, el ensamble se dispone a concretar un fabuloso ejercicio de mezcla de oscurantistas atmósferas muy típicas del RIO y exuberantes grooves propios del jazz-fusion. El complejo tempo es manejado con inspirada gracilidad mientras la pieza gradualmente va acrecentando su tanática incandescencia. Los torturados aportes vocales gestan un elemento de perturbador caos que atraviesa liberalmente a la arquitectura central de la pieza sin llegar a alterar ésta. Otro excelente cénit del álbum. 


Ocupando un espacio de más de 15 ¼ minutos, la homónima ‘Go Zero Suite’ cierra el repertorio con patente opulencia. La Parte I es realmente un breve prólogo que dura poco más de tres cuartos de minuto y que consiste en un ejercicio de vibraciones tribales en base a la interacción de canto y tambores. La Parte II se explaya a través de 10 ¼ minutos (y un poco más) para elaborar una vibrante mezcla de nervio Zeuhl y densa neblina RIO, siendo así que el ritual aventurero diseñado como cuerpo central de la composición se encuadra cómodamente dentro del armazón sostenido por el groove de la dupla rítmica. Ésta sabe como integrar ligeras variantes en el swing mientras los minutos avanzan; en la labor específica de la batería se eliminan las diferencias entre la precisión mecánica y la organicidad pulsátil, especialmente cuando se gesta una sofisticación estructural en los ornamentos percusivos que entran a tallar cerca del final. Los ornamentos de piano eléctrico y los efectos de la guitarra se asocian fluidamente con el sintetizador a la hora de completar el paisaje sobre cuyo trasfondo se arrojan los cánticos. En esta Parte II (así como en algunos parajes de 
‘Chalky’s Eyes’) advertimos algunas confluencias con los universos de KAYO DOT y SIMON STEENSLAND, aunque también son fáciles de notar los ecos de los tres últimos discos de GUAPO. La conclusiva Parte III regresa de lleno a esa atmósfera onírica en torno a la cual gravitó la pieza de apertura, pero se nota que hay una serenidad más categórica, así como una majestuosidad renovadora. Los soundscapes de sintetizador y guitarra complementan las misteriosamente bellas escalas del piano eléctrico a la perfección, creándose así un contexto idóneo para los arreglos corales que habrán de aparecer más adelante. En contraste con la ambiciosa duración del álbum debut, fueron poco menos de 42 minutos los que necesitó la gente de THE HOLY FAMILY para brindarnos este excelente segundo muestrario de la infinidad de su espíritu vanguardista: “Go Zero” es una auténtica joya eclécticamente progresiva que se brinda desde Gran Bretaña para el universo del rock experimental del actual año 2023. ¡¡Totalmente recomendable!! 


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