Monday, July 14, 2025

Un nueva afirmación de la evolución del cosmos folk-prog-metalero de FLOR DE LOTO

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hay novedades importantes en la escena rockera peruana: se trata del lanzamiento al mercado del nuevo disco de FLOR DE LOTO a fines del pasado mes de enero, disco que se titula “Cosmos” y cuya publicación estuvo a cargo del sello polaco Oskar Records. Se trata del octavo disco de estudio con material nuevo dentro de una trayectoria que incluye diez discos de estudio y dos ítems en vivo. El disco que hoy comentamos existe tanto en formato de CD como de vinilo. La alineación que hizo realidad este nuevo trabajo consiste en Alonso Herrera [voz, guitarras y algo de teclados], Alejandro Jarrín [bajo], Sergio “Checho” Cuadros [quenas, zampoñas y flauta], Álvaro Escobar [batería] y Diego Sánchez [teclados]. Hay algunas ayudas vocales: Mike DiMeo canta una de las dos canciones con letra en inglés, en la otra canta Ray Alder, Ingrid Castro apoya en los coros en una tercera canción. Hablando en términos generales, el enfoque creativo planteado centraliza una confluencia entre el estilizado garbo de “Eclipse” (2018) y el electrizante vigor de “El Árbol De La Vida” (2016). De paso, Cuadros consolida su lugar dentro del bloque sonoro grupal, haciendo que sus aportaciones se hagan sentir categóricamente en medio de los descomunales despliegues de vivacidad rockera que atraviesan al repertorio de forma sistemática. El disco fue producido por el colectivo de FLOR DE LOTO mientrsd Roy Z, Ray Alder, Mike DiMeo y henriken Fern+andez aportaron arreglos. El material contenido en “Cosmos” fue grabado en el Estudio Dragonverde de Lima, estando Eddie Plengue y Rafael Solorio a cargo de la ingeniería de sonido. La ulterior labor de masterización estuvo en manos de Ryszard Kramarski en el LYNX Studio. La portada es de la autoría de Mark Astorga, mientras que el diseño gráfico fue realizado por Rodrigo Zegarra. Bueno, veamos ya los detalles estrictamente musicales del disco que hoy nos convoca.

 
‘Éxodo’ es la miniatura de casi minuto y medio que inicia el rumbo de las cosas, una pequeña muestra de vibraciones cósmicas se sintetizador sobre la que se luce la exuberancia lírica de las maderas andinas como flotante a través de un mágico éter. A partir de esas insinuaciones de las madreas andinas se abren las puertas para el motif central de ‘(R)Evolución’, una canción marcada por una mezcla emocional de rabia y asertividad (“Humanizados al vernos caer / vulnerables sin distinguir la piel. / Futuro incierto, el mundo vuelve a arder. / Ola tras ola, se pierde la fe.”). Sobre un esquema rítmico  y un juego de riffs bien asentados en el discurso metalero, los quiebres melódicos y la virtuosa vitalidad de los vientos aseguran la presencia  del elemento progresivo a través del filtro épico del metal neo-clásico. De hecho, el mencionado filtro se refuerza eficazmente en el intermedio instrumental, el cual ostenta un tenor neoclásico. La canción homónima cuenta con el canto de Mike DiMeo contiene un manejo un poco más sofisticado del persistente empuje prog-metalero, siendo así que la musculatura aumenta mientras la majestuosidad del enclave grupal maneja una mayor versatilidad de grooves. La dupla de ‘Ahorita Voy’ y ‘Sobreviviré’ permite a la banda seguir ahondando en la arquitectura musical diseñada para el disco como un todo. El primero de estos temas mencionados es una composición de Checho: su impactante inicio exhibe el factor más cristalino de los vientos andinos, utilizándolo como iniciador del groove general mientras cada noa se suelta con cristalina pulcritud. Una vez instalada la senda para el desarrollo temático, la banda da rienda a una sofisticada vivacidad con un celebratorio colorido cuyas expansiones están dirigidas por los vientos andinos a paso firme. La labor de la batería asevera un fornido señorío para el bloque sonoro, el cual se beneficia también de un estupendo solo de teclado que surge en el camino. Exquisita composición que se erige como un cénit decisivo del álbum. En cuanto a ‘Sobreviviré’, se trata de una balada con claras proyecciones heroicas donde la gente de FDL da rienda suelta a esa faceta lírica que nunca falta en sus discos. El acompañamiento del canto femenino ayuda bastante a realzar el testimonio de vulnerabilidad vertido en la letra. (“Entre la niebla y el estruendo / Encuentra paz mi pensamiento. / El legado de mi vida / Es el camino hacia lo eterno.”)


‘Nuevo Amanecer’ se enfila nuevamente hacia los confines del prog-metal melódico con un nervio muy semejante al de ‘(R)evolución’, pero con un vitalismo señorial más afín a lo que antes apreciamos en ‘Cosmos’. La sucesión de solos de vientos y guitarra en el intermedio es suficientemente altiva como para generar un breve momento de agitaciones rítmicas antes de la irrupción del último estribillo. Cuando llega el turno de ‘Ecos Del Pasado’, el grupo se dispone a realizar otros excelso vuelo instrumental donde el despliegue de magia melódica es manejado con la prestancia habitual que ya conocemos de muchos discos que han antecedido al que ahora nos ocupa. En un espacio de poco menos de 4 ½ minutos, la banda concreta una bien definida amalgama de vibraciones célticas y embrujos andinos bajo un sólido ropaje rockero. Los trucos cuasi-tribales que gestiona la batería en varias instancias y los elegantes ornamentos del bajo que entran a taller en muchos pasajes estratégicos resultan cruciales para impulsar y completar la exuberancia inherente al esquema compositivo, el cual tampoco es ajeno a excursiones paradigmáticas dentro de la tradición metalera. ‘Reino Del Dolor’ se ajusta adecuadamente al patrón del rock melódico en clave de prog-metal que la gente de FDL viene perfeccionando consistentemente desde los tiempos de su cuarto álbum “Imperio De Cristal” (2011). Siendo así que los vientos siguen ocupando un lugar bastante protagónico dentro de la labor de acicalamiento del desarrollo temático, la batería cumple con la función de ornamentar ingeniosamente el impacto machacón de la ingeniería rítmica diseñada para la ocasión. Durando poco más de 7 ½ minutos, ‘Crossfire’ es la canción más larga del repertorio y también es la que le da cierre; también es aquí donde canta el legendario Ray Alder. Tras un solemne prólogo de piano se instala el primer índice melódico por vía de los vientos andinos. El desarrollo temático está prístinamente delineado mientras el bloque instrumental mide las rectas expresiones de fuerza rockera a través de la señorial ingeniería melódica. El solemne interludio realza la majestuosidad lírica en curso. Prestemos atención a parte de la elocuente letra: “I was awakened by the sound of crossfire. / Same waving flag for mother nation and sires. / Headlines just words of deception / To brainwash the masses, such a cynical weapon. / Scarred by their broken promises, / The people’s pride washed away into darkness. / Just like pawns on a chessboard, / They’re moved along, but they don’t see / What they’re heading toward. Un último cénit para el cierre del álbum.
 

Todo esto es lo que se nos ha brindado en “Cosmos”, la nueva afirmación de la permanente evolución estilística de FLOR DE LOTO, banda que refuerza su posición de gallarda y poderosa veteranía dentro de la avanzada rockera peruana. Su línea de trabajo folk-prog-metalera concreta aquí una nueva referencia importante para el reto de hacer rock artístico en el Perú y, en general, en toda Latinoamérica. El grupo se ha estado manteniendo ocupado dando conciertos en su país y en Chile, y octubre próximo tiene fechas pautadas para conciertos en Ecuador, Colombia y Costa Rica. En cuanto a este disco en sí mismo, es muy recomendable para cualquier fonoteca actualizada en las propuestas de rock más ambiciosas de Latinoamérica.


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