HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Con el no demasiado intrigante título de “III”, el grupo español SENOGUL obsequia al mundo su tercer disco de estudio desde su patria querida Asturias. Teniendo en cuenta la increíblemente positiva impresión que causó con justa razón su homónimo disco debut (2007), y luego el giro tan radical hacia matices sonoros totalmente diferentes que se articuló en su segundo álbum “Concierto De Evocación Sonora” (2009), la expectativa en torno a este nuevo disco era grande. Suficiente constancia de las infinitas ganas de proyectarse hacia diversas gamas estilísticas de parte de los músicos de SENOGUL había no solo en estos dos discos sino también en los diversos proyectos colaterales que fueron surgiendo en torno a este ensamble. La banda mantiene la alineación de Eduardo García Salueña (teclados), Pablo Canalís (bajo y un amplio arsenal de percusiones clásicas, concretas y étnicas), Israel Sánchez Barragán (guitarras y saxo), Pedro Álvarez Menchaca (guitarras) y Eva D. Toca (batería), aunque siempre se mantiene abierta al ingreso de cooperantes en vientos, percusiones extra, más guitarras, etc. Uno de los detalles más preciosos para los coleccionistas de rock progresivo y rock andaluz es la presencia de dos ex-Guadalquivir en el tema que cierra el disco ‘Sopa Colorá’: Pedro Onttiveros al saxo soprano y flauta, y Luis Cobo “El Manglis” a las guitarras eléctrica y acústica.
‘The Nightstalker’ abre el disco con una amalgama de arreglo coral, capas de teclado, retazos de e-bow y vientos para crear un ambiente tenebroso: creación exclusiva de Pablo Canalís, inquieto y consumado investigador del sonido. Se trata, al fin y al cabo, de una travesura idónea para abrir la puerta a la colorida pieza ‘Pijamas’, cuya ilación multi-temática es todo un ejemplo de variedad bien llevada y asumida con osada soltura. Tenemos pasajes sinfónicos por aquí, otros pasajes de tendencia psicodélica por allá, y como quien no quiere la cosa, se insertan motivos de corte chamber-rock que prontamente dejan paso a otros donde la banda da rienda suelta a sus persistentes inquietudes fusionescas, y finalmente, algunos pasajes intermedios y el final que se aferran seriamente a estándares gente-giantianos provistos del refinamiento y nervio contenido propios de SENOGUL. Este comienzo genial anticipa una fiesta progresiva para los oídos, ¡y vaya si esta intuición no es acertada! Los siguientes 5 minutos y pico del álbum están ocupados por ‘La Serpiente De Jade’ tiene una cadencia más reposada, poderosamente enriquecida por las líneas dibujadas por los vientos y las elegantes bases del piano; en los momentos en que la pieza se torna más extrovertida, emerge un simpático ritmo de rumba latina cuyo exotismo patente ayuda a motivar una agradable sensación de frivolidad en el ambiente. La cuestión fusionesca sigue haciéndose fuertemente presente en ‘Paraná’, cover de una de las composiciones clásicas de Airto Moreira en los 70s: el grupo se sumerge en aromas del folklore brasileño combinadas con atmósferas ágiles propias de lo guaraní. Después de la candidez de ‘La Serpiente De Jade’ y el aura optimista de ‘Paraná’, SENOGUL hace una excursión por recovecos más sofisticados en ‘The Black Cat’, comenzando con una introducción densa y misteriosa que prepara el terreno para un primer motivo fulguroso armado sobre un esquema rítmico complejo. Es una pena que no dure mucho, pues su base melódica es bastante llamativa, pero se agradece la sorpresa que llega a continuación: un ambiente grisáceo que se instala con una aureola psicodélica tan refinada como atemorizante (al menos, en parte), recurriendo primero a un compás a medio tiempo, y posteriormente, desarrollándose en un pasaje ingeniosamente complejo donde la sofisticación reinante se condice perfectamente con la agilidad. Poco antes de llegar a la barrera del quinto minuto, una dupla de saxos despide esta sección y anuncia el arribo de un sencillo y calmado pasaje marcado por la guitarra acústica, un interludio ceremonioso a otra sección sofisticada que en parte retoma la densidad inicial, ornamentándola con eficaces arreglos disonantes y retomando algunas ideas anteriores para el inminente epílogo. ‘Tales From Buanga’ tiene al bajo como protagonista indiscutible, con sus armonías, quiebres y texturas fluyendo como un río a través de varios parajes donde se incidentalmente se van sucediendo intervenciones percusivas varias, adornos de teclado, fraseos de guitarra y arreglo coral; el último pasaje es un alegre ensamble grupal jazz-progresivo muy a lo Canterbury, hermoso realmente… ¡y también demasiado breve! En fin, cosas de la vida.
‘Gameland’ es definitivamente la pieza más bizarra del álbum: su atmósfera de caos organizado sin duda tiene mucho de homenaje al impredecible maestro ZAPPA, con sus constantes alteraciones de esquema, motivo, ritmo y estructura. Yo lo interpreto como una exhibición de espíritu frontalmente disfrazado de absurdo dadaísta y desvarío psicopatológico, algo totalmente idóneo para retratar el mundo contemporáneo tan frenético y sobrecargado en el que vivimos. Y lo gracioso del caso es que la base compositiva de esta pieza es un arreglo que hizo Canalís de una pieza folclórica africana. ‘Sopa Colorá’, el último tema del disco, ocupa un espacio de más de 13 ½ minutos. Con ese título se nos vienen imágenes anticipatorias de rock andaluz y fusión flamenca… y no estaremos errados en imaginar eso. El preludio marcado por el piano va muy en onda con el legado de ALAMEDA, mientras que desarrollos posteriores nos llevan a terrenos de IMÁN CALIFATO INDEPENDIENTE, TRIANA y GUADALQUIVIR (recordemos quiénes son los invitados de lujo para la ocasión). Algunos elementos de fusión latina tampoco desentonan para nada a la hora de explotar la grácil calidez inherente a las exploraciones progresivas de raigambre andaluza, por lo que resulta una idea estupenda sacarlos a colación en algún momento. Cabe destacar la presencia de un bello interludio de piano que aporta un momento de plena serenidad tras el explícito despliegue de colorido que ocupó varios minutos; el pasaje final también tiene una cautivante belleza, exquisitamente explayada sobre un ceremonioso compás de tres cuartos, con un destaque especial del sintetizador (Mantero-con-Bardens).
¿Qué tenemos, como balance general, en esta tercera obra de SENOGUL? Un nuevo muestrario de la brillantemente ecléctica creatividad musical de este quinteto, el cual sigue cimentando su permanencia en la cima de la experimentación progresiva española de los últimos años. El genio creativo es fácil de notar a la primera ocasión (y eso lo sabemos quienes hemos estado siguiendo a la banda desde sus primeros demos y homónimo disco debut), pero ciertamente hace falta más de una escucha para “III” a fin de asimilar el bloque general de este repertorio, debido al estupor y al desconcierto que los detalles abiertos y desarrollados en cada pieza individual generan en el oyente. Reiterando la idea con otras palabras, hace falta más de una escucha detenida para que el regocijo ante la obra general se condiga con un aprecio debido de cada ítem particular que la conforma. Una vez llegado a este punto, el oyente (o por lo menos, el oyente que esto escribe) solo podrá sentirse obligado a designar a “III” como una nueva prueba de la grandeza progresiva que se ha venido haciendo en la Península Ibérica en las últimas décadas, y especialmente, en lo que va del milenio.
Muestras de “III”.-
The Nightstalker / Pijamas: http://www.youtube.com/watch?v=-PKi0zKLgJg
Sopa Colorá: http://www.youtube.com/watch?v=jWXGY7eTPys
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