HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy nos metemos en el mundo musical de SLOCHE, quinteto quebequense de breve pero impresionante trayectoria: sus dos álbumes, “J’unOeil” y “Stadaconé”, de 1975 y 1976 respectivamente, encarnan parte del cénit de la escena progresiva franco-canadiense de aquella generación de los 70’s. Su estilo progresivo estaba inclinado hacia las pautas cadenciosas y sofisticadas del jazz-fusión y aspectos particularmente del paradigma sinfónico gestado en la escena británica desde fines de los 60’s: sin duda, esta estrategia repercutió enormemente a la hora de darle un aire decidido de exquisitez al sonido grupal. Una exquisitez que va contrapelo del mismo nombre del grupo, que designa la nieve sucia que se acumula en las calles en las temporadas de invierno (en oposición a la nieve limpia que cae sobre terreno rural). Siendo así que la tendencia sinfónica viene oportunamente realzada por la presencia de dos tecladistas, quienes interactúan con un sentido impecable de la orquestación, con precisión y elegancia, queda claro ante todo que el factor jazzero suele ser el predominante tanto a la hora de crear los motivos centrales de las composiciones como a la hora de organizar la arquitectura grupal de los arreglos finales. Para ello, se pone especial énfasis en la elaboración de llamativos grooves de parte de la sección rítmica, los cuales ostentan una presencia bastante poderosa dentro del esquema sonoro global. Parece mentira que un grupo con un refinamiento tan inconmensurable tanto en su suma de talentos performativos colectivos como en su creación de arreglos globales para sus composiciones provenga de la sucia nieve amontonada en las calles polucionadas de la provincia de Quebec. El grupo se formó en 1971 y ninguno de los integrantes iniciales llegó a formar parte de las alineaciones que registraron los dos discos de la banda. Con un formato de guitarrista-teclista-bajista-baterista, pero con el ingreso de Réjean Yacola – recién egresado del Conservatoire de Musique de Québec – SLOCHE inició la línea de trabajo con dos teclistas simultáneos. Ya tenían compuesta en 1973 la pieza homónima de lo que habría de ser su segundo álbum, mas era obvio, a través del ímpetu creativo del grupo, que Yacola metió algo en el grupo sobre lo cual no había marcha atrás. Pasando de ser un grupo de blues-rock con tendencias art-rock a un ensamble aplicadamente progresivo, los otros cuatro músicos fueron saliendo para ser reemplazados por otros mientras se conservaba el ensamble de quinteto con dos teclistas. La alineación de SLOCHE para el momento de su afianzamiento en la escena rockera vanguardista de Quebec y para la grabación del primer álbum estaba integrada por Réjean Yacola [piano acústico y eléctrico, sintetizador, clavinet, celesta, percusión y voz], Martin Murray [órgano, sintetizadores, piano eléctrico, saxo soprano, percusión y voz], Caroll Bérard [guitarras eléctricas y acústica, percusión y voz], Pierre Hébert [bajo, pedales bajos, percusión y voz] y Gilles Chiasson [batería, percusión y voz].
Hermanados estilísticamente a sus
compatriotas de ET CETERA y a lo que MANEIGE harán a partir de su tercer álbum
(su viraje hacia un esquema jazz-progresivo tras unos inicios más metidos en
una especie de chamber-rock sinfónico muy peculiar), queda claro que GENTLE
GIANT es una influencia particularmente
especial para SLOCHE a la hora de ingeniar contrapuntos y quiebres rítmicos,
pero también se sienten fuertes los aires a lo RETURN TO FOREVER y a lo
Canterbury en el centro neurálgico de su propuesta. Los momentos más plenamente
sinfónicos ostentan mayormente las señales de YES y GENESIS, mientras que
ciertas ocasiones extravagantes parecen ostentar un talante Zappiano; por su
parte, el empleo de vocalizaciones ayuda a crear un cierto aire de jovialidad
en el repertorio. Bueno, ya es hora de remitirnos a los discos mismos y
comenzamos por el principio: “J’un Oeil”. Este disco debut fue grabado entre
los meses de julio y setiembre de 1975, siendo lanzado al mercado en el
penúltimo mes del susodicho año por el sello RCA. El tema que abre el disco, titulado ‘C’Pas Fin
Du Monde’, pone las cartas de la banda sobre la mesa: tras una introducción cósmica
de casi un minuto y medio gestada por un dueto de sintetizadores, se explaya un
jam de tenor fusionesco que se siente plenamente generoso en vibraciones joviales,
las mismas que se dejan empapar de aires rockeros contagiosos. Ante todo, cabe
destacar la compenetración grupal tan bien afiatada que funciona en los entramados
melódicos tramados por el guitarrista y los dos tecladistas, así como en el
groove de la sección rítmica, siendo así que ambas vertientes unen fuerzas en
la ejecución con una fluidez pasmosa. A poco de pasada la barrera del quinto
minuto emerge un interludio que parece evocar aires siniestros de una forma
sutil, pero en realidad se trata de un raro momento de relax antes de que un
segundo jam jazz-progresivo – al modo de una cruza entre WEATHER REPORT y
GENTLE GIANT – se enfile hacia un aumento notorio de la espiritualidad
extrovertida. El segundo tema dura casi 10 ¾ minutos y se titula ‘La Karême D’Eros’.
Comienza con un tono un tanto más solemne debido al solo de piano clásico que
elabora el largo prólogo, inspirado sobre líneas académicas a lo DEBUSSY. Eso
sí, una vez que el grupo entra en acción en bloque, la pieza vira hacia un
motif moderadamente grave que encuentra su oportuno contraste en el carácter
farsesco de los pasajes vocales que entran a tallar, primero haciendo una
imitación de ceremoniosidad y luego pasando a unas líneas vocales surrealistas
que hubieran enorgullecido al mismo maestro FRANK ZAPPA. Para el último minuto
y medio, tras un breve interludio marcado por un sintetizador motivado por
vibraciones minimalistas, el grupo se adentra en territorio Canterburyano con
un pasaje muy bien trazado bajo las pautas de GILGAMESH y SOFT MACHINE.
El tema que titula al disco abre la
segunda mitad del repertorio, alternando motivos contrapuntísticos a lo GENTLE
GIANT con otros pasajes sinfónicos delicados y entusiastas a la vez, casi
recordándonos a YES. Los pasajes corales se forjan con convincente elegancia
mientras la dupla de teclistas centra la ingeniería global con infinita exquisitez,
algo en lo cual también resulta determinante la labor del bajista. La
influencia del peculiar paradigma Gentil-Gigantesco se hace incluso más patente
en algunos pasajes del siguiente tema, titulado ‘Algébrique’. Tras un intimista
preludio signado por el dueto de guitarra acústica y piano eléctrico, se abre
campo a una ilación de motivos que oscilan entre la osadía señorial de GENTLE
GIANT y el dinamismo juguetón de HATFIELD AND THE NORTH. El tema de cierre, el
mismo que se titula ‘Potage Aux Herbes Douteuses’, regresa frontalmente al
dominio del factor fusionesco, estableciendo claros devaneos con el funky al
modo de RETURN TO FOREVER. También hay algunos espacios ocasionales para
insertar pasajes serenos e introspectivos, a los cuales los arreglos corales le
añaden un cierto cariz fastuoso. En suma, “J’un Oeil” se destaca como un disco
exquisito, de fina hechura, lleno de vibraciones positivas. Al año siguiente,
salió al mercado un dignísimo disco sucesor: “Stadaconé”. Con este segundo y último
trabajo, la gente de SLOCHE culminó una carrera demasiado breve para la
brillantez y frescura creativa que ostentaba a raudales. “Stacadoné” sigue fundamentalmente
por el camino trazado por el debut ‘J’unOeil’, con dos salvedades para esta
ocasión: el grupo opta por priorizar mas notoriamente sus inclinaciones por lo
jazzeroy los pasajes vocales son menores en cantidad, por lo que su función se
limita básicamente a añadir ornamentos a los bloques sonoros gestados desde los
instrumentos mismos. Así las cosas, queda claro que las huellas de RETURN TO
FOREVER, WEATHER REPORT y el Canterbury quedanremarcadas de forma patente; además,
la banda empieza a presentar un bloque sonoro más fuerte en líneas generales,
aunque no por ello llega a renunciar a las sutilezas y texturas ni a la
presencia de pasajes serenos y evocativos dentro de su nuevo repertorio. Las
sesiones de grabación de “Stadaconé” tuvieron lugar en julio de 1976 y pocos
meses después salió al mercado. siempre por vía del sello RCA.
En esta fase final del grupo hay un
nuevo baterista-percusionista llamado André Roberge, quien se une a Yacola, Murray,
Berard y Hebert en esta etapa del grupo; además, Gilles Duellet hace acto de
presencia como colaborador especial a cargo de la celesta, algunas percusiones
y voz de apoyo. Dado el resultado inmaculadamente coherente del producto final
de “Stadaconé”, muchos lo consideran como el mejor trabajo de SLOCHE y nosotros
nos inclinamos, tal vez no a suscribir esto tan absolutamente, pero sí
destacamos el mayor despliegue de expresividad en el aura general de este álbum
en comparación con el primero. Yendo de frente al repertorio de este segundo
disco, vemos en el extenso tema homónimo de entrada (dura 10 minutos) un indicio
claro de la orientación general del disco, bastante proclive a incluir jams
bien armados donde el lucimiento de los solos de teclado y guitarra mantienen
un nivel de destreza medido para que nunca exploten en desbordes
descontrolados, y una base rítmica solida que sabe mantener un swing elegante y
contagioso. Un momento encantadoramente extravagante consiste en un breve
pasaje de órgano y coral al estilo gregoriano, ejecutado con espíritu de fina sátira
en beneficio de capitalizar la soltura constante de la pieza. Los siguientes
tres temas siguen por una vertiente constante y similar, siendo así que el acento
funky empieza a cobrar una relevancia notoria. La dupla de ‘Le Cosmophile’ e ‘Il
Faut Sauver Barbara’ se encarga de desarrollar un dinamismo llamativo que, a
través de su esplendor lúdico, refleja un meticuloso sentido de la
sofisticación musical. Cabe destacar específicamente el vigor grácil del
primero de estos temas (con un predominante compás de 10/8), el único cantado del álbum y con un solo de saxo muy
eficaz, además de contar con un electrizante dualismo de teclados en su primer
minuto y medio; también cabe señalar el empleo de algunos ágiles recursos
disruptivos a lo ZAPPA en el desarrollo temático de ‘Il Faut Sauver Barbara’, lo cual incrementa las vibraciones expresionistas del ensamble.
El factor funky se siente especialmente incrementado para el groove general de
‘Ad Hoc’, una de las composiciones más extrovertidas de SLOCHE: el rol
protagónico de la guitarra supone un cénit de expresividad musical para el
disco, de ello no nos cabe la menor duda.
El quinto tema, ‘La «Baloune» De Varenkurtel Au Zythogala ’, transita por senderos un poco mas reposados, e incluso diríamos solemnes, con un trabajo melódico sensible y evocativo, ejecutado con absoluta fineza: en este tema parecen acercarse más a lo que hacen bandas Canterbury tales como GILGAMESH y HATFIELD AND THE NORTH, especialmente en lo que se refiere al colorido evocativo que las intervenciones de los sintetizadores plasman como centro neurálgico del bloque instrumental global. El tema de cierre es una apoteosis progresiva que, al igual que la pieza homónima de apertura, se extiende hasta más de 10 minutos de duración... once minutos y cuarto, para ser más exactos: de hecho, ‘Isacaaron (Ou Le Démon Des Choses Sexuelles)’ es la pieza más fastuosa del disco, y si nos permiten decirlo, es nuestro tema favorito del repertorio íntegro de SLOCHE. Encontramos, como casi siempre, un empeño sigiloso por elaborar luminosos juegos contrapuntísticos y delicadas disonancias de tipo GENTLE GIANT, y en algunos momentos, también ornamentos sinfónicos que nos hacen recordar al YES de la etapa 73-74, así como algunas travesuras Zappianas. Claro está, el espíritu predominante sigue siendo el de la onda jazz-fusión (a lo RETURN TO FOREVER, cómo no), pero sin duda lo sinfónico asume aquí un papel más relevante que en ninguna otra parte de “Stadaconé”: que se trate de la otra composición extensa del repertorio significa que el grupo se sentía inmensamente cómodo explorando con meticulosa pasión sus aristas sonoras más majestuosas, logrando así concretar una soltura sencillamente genial dentro del multicolor discurso progresivo.
Como balance final del aporte que
brindó SLOCHE al sueño progresivo del rock artístico dentro de la escena franco-canadiense, solo nos queda concluir
que su legado fonográfico es infaltable en cualquier colección que se precie de
honrar la evolución concreta del género progresivo a lo largo de los 70 en todas
partes del mundo.
Muestras de SLOCHE.-
La Karême D’Eros: https://www.youtube.com/watch?v=2lBijOU9YuY
Il Faut Sauver
Barbara: https://www.youtube.com/watch?v=Zt7wtOMW3bE
La «Baloune» De Varenkurtel Au Zythogala: https://www.youtube.com/watch?v=6DTvuQ1enbc
Isacaaron (Ou Le Demon Des Choses Sexuelles):
https://www.youtube.com/watch?v=SFTEPOp9Kuo
[Esta retrospectiva incluye información originalmente publicada en los enlaces de La Caja de Música http://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/sloche_junoeil.htmly http://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/sloche_stadacone.html]
[Dedico
esta retrospectiva de SLOCHE a mi gran hermano melómano Augusto Cabada, quien
me mostró el hermoso universo de este grupo franco-canadiense en un par de
gestos de extrema generosidad. Mucha gratitud y mucha añoranza hay en estas
palabras de mi parte.]
No comments:
Post a Comment