Thursday, November 22, 2018

OVRFWRD: el rock progresivo como manifiesto democrático



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión presentamos el nuevo trabajo de estudio de los estadounidenses OVRFWRD, el mismo que se titula “Blurring The Lines... A Democracy Manifest” y acaba de ser publicado por el sello Rock Slacks Music, más exactamente, en el penúltimo día del pasado mes de setiembre. El ensamble conformado por Rikki Davenport [batería y percusión], Kyle Lund [bajo], Mark Ilaug [guitarras] y Chris Malmgren [teclados] ha decidido prooyectar una maduración estilística de su propia voz progresiva realizando labores creativas por tres frentes: el refuerzo preciosista de su faceta más aguerrida; el manejo menos ostentosos de los recursos de complejidad atmosférica y arquitecturas rítmicas; la incorporación de aires más sistemáticamente eclécticos en base al empleo importante de estratagemas jazz-rockeras y fusionescas. ¿No será que los OVRFWRD estaban focalizando sus mentes y espíritus en la misión conjunta de realizar su mejor álbum hasta la fecha? No responderemos ahora a esta pregunta que nos volveremos a formular en el párrafo final de la presente reseña, pero sí diremos que lo que escuchamos en “Blurring The Lines... A Democracy Manifest” resulta ser una de las manifiestos más contundentes de inspiración progresiva que han emergido en el escenario estadounidense a lo largo del presente año 2018 (ya metido en su recta final). Lo que hace unos meses disfrutamos en su disco en vivo “Occupations Of Inhabited Space” era la labor de un ensamble que hacía una fiesta en honor a su actual estado de gracia creativo. Bueno, centremos ahora nuestra atención y nuestros oídos a los detalles de “Blurring The Lines... A Democracy Manifest”, ¿vale?


Ocupando un espacio de casi 7 ¼ minutos, ‘Wretch’ inicia el disco en clave ceremoniosa con ciertos matices sombríos que se se van sembrando en el camino, pero siempre manteniendo una sobria agilidad a través del persistente medio tiempo en 6/8. La guitarra se decide exclusivamente por lo lírico mientras que los teclados se desdoblan en agresivas bases armónicas de órgano y gráciles solo de sintetizador. En bloque, lo que suena parece un híbrido entre KARMACANIC, MAGELLAN y los GENESIS de la segunda mitad de los 70s. Sigue a continuación ‘Return To Splendor’, una pieza mucho más aguerrida y extrovertida, además de ostentar una atmósfera más fastuosa a lo largo de su pesadez rockera. El esquema rítmico oscila entre un metal lánguido y un jazz-rock de tenor funky con bastante marcha: es el punto de equilibrio entre el paradigma de LIQUID TENSION EXPERIMENT y los DREAM THEATER de la fase 1999-2005. A mitad de camino, todo se detiene sobre una cortina etérea de sintetizador para que unas románticas escalas de piano y unos sutiles fraseos de guitarra inauguren una nueva sección que emerge envuelta bajo un manto de estilizado misterio, el mismo que se va quebrantando mientras el cuarteto resuelve un bien esquematizado crescendo heavy-progresivo. Un cénit decisivo del disco, sin duda. La miniatura ‘Kilauea’ consiste en un solo de guitarra acústica cuya calidez lírica tiene mucho de pastoral: el matrimonio perfecto de STEVE MORSE y ANTHONY PHILLIPS. ‘The Trappers Daughter’ se desarrolla dentro de una fluida combinación de jazz-rock, prog de tintes pesados y ornamentos electrónicos de inspiración industrial: ahora la banda se pasea cómodamente por los terrenos de PORCUPINE TREE y LEPROUS mientras le da varias vueltas al sencillo jam básico dejando que el mismo vigor grupal sirva como recurso de sofisticación. La coda acústica nos toma de sorpresa, queriendo retratar sónicamente lo que queda del paisaje tras el paso de una fuerza natural rotunda y contundente. ‘Forbidden Valley Opiate’ es una de las piezas con mayor gancho del disco, volviendo de lleno al sendero del prog-metal mientras ornamenta el desarrollo temático con trucos preciosistas de talante sinfónico. Su claridad melódica tiene mucho de envolvente aún cuando está empapado del vigor expresivo tan recurrente en el esquema de trabajo de la banda, y esa misma claridad hace sentir convincentemente sus vibraciones refinadas. La hermandad con ‘Return To Splendor’ es evidente, así como los resabios del vibrante eclecticismo que los OVRFWRD mostraron fehacientemente en sus dos primeros álbumes (en especial, el segundo). 

Siendo la pieza más extensa del álbum con sus 8 minutos de duración, ‘Cosmic Pillow’ se inicia con una peculiar exploración de atmósferas fusionescas con el masivo empleo de sitar y tablas para la primera sección, una primera sección serena e introvertida que preserva una suerte de espiritualidad expectante. Luego, para las dos siguientes secciones, la banda recurre a las variantes más aguerridas de su visión progresiva, comenzando con un vivaz ejercicio de jazz-rock remodelado con tonalidades pesadas sobre un compás moderadamente complejo, y terminando con una excursión aguerrida que guía al parsimonioso jam final hacia una ambientación arrolladoramente dramática. Otro cénit del disco. La dupla de ‘Another Afterthought’ y ‘Handful Of Infinity’ se hace cargo de extender los recursos estilísticos que la banda va recreando a lo largo del camino. En el caso del primero de estos temas mencionados, el grupo elabora una expedición sinfónica ágil y colorida en una primera instancia para luego desviarse hacia una pletórica combinación de heavy prog y post-rock bajo un ropaje psicodélico. Por su parte, ‘Handful Of Infinity’ se concentra en lo sinfónico mientras despliega una cándida luminosidad melódica en su núcleo temático. No faltan las demostraciones de vigor rockero pero la calidez es lo predominante aquí. ‘Taiga’ se caracteriza por una gracilidad que se sitúa a medio camino entre lo sinfónico y lo cósmico, incluyéndose también aspectos de esa sutileza lánguida y entrañable que es parte esencial de las modalidades más amables del post-rock. Las orquestaciones de los teclados son relevantes para crear el escenario donde puedan lucirse las calculadamente sobrias líneas solistas de la guitarra. Con el arribo de ‘Mother Tongue’ llegamos a un tercer punto culminante del disco. Marcado por su estilizada pesadez estructural y su vitamínica robustez a través de su confluencia de prog-metal y jazz-rock, este tema cuenta con una ingeniería suficientemente sólida para que sus varios motivos y atmósferas se engarcen equilibradamente. Muy bien aprovechados sus 7 ¼ minutos de duración. 


Nos acercamos al final del repertorio de la breve ‘Wretch Reprise’, cuyas vibraciones plácidas preparan el terreno para la última pieza, titulada ‘Usul’. Ésta se orienta hacia un clima sereno e introvertido en una primera instancia, no muy lejos del paradigma Floydiano, pero más adelante remodela la serenidad persistente con una mayor fuerza de carácter, lo cual hace que la segunda sección se torne más sofisticada y pomposa. Son las bases armónicas del piano y las ominosas capas de los teclados los que ocupan el rol protagónico dentro del bien afiatado entramado instrumental. Fueron 54 ¼ minutos de estupendas y ambiciosas musicalidades progresivas desde donde se muestra no solo el nivel de pudiente veteranía del que gozan los OVRFWRD sino también las auténticas ganas de seguir enriqueciendo el motor de paradigma sónico. “Blurring The Lines... A Democracy Manifest” es un genuino manifiesto del nivel de madurez estilística que este talentoso colectivo ha concretado por vía del refrescamiento de sus propios conceptos de la música progresiva. ¿Será éste su mejor disco hasta la fecha? Nos atrevemos a decir que sí, un sí rotundo que conlleva que recomendemos este disco al 100%. ¡Gracias a la gente de OVRFWRD por esto!



Muestras de “Blurring The Lines... A Democracy Manifest”.-
The Trapper’s Daughter: https://www.youtube.com/watch?v=0E7iqNXYC1U


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