Tuesday, January 01, 2019

THE SEA WITHIN: un buque ecléctico a través de la marea progresiva contemporánea




HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión hablaremos de THE SEA WITHIN, un súpergrupo progresivo de esos que siempre crean expectativas desde el mismo instante en que se anuncia su incepción. Se trata de la asociación compuesta desde el último mes del año 2017 por Roine Stolt [guitarras eléctricas y acústicas, efectos, percusión ocasional, órgano ocasional y coros], Jonas Reingold [bajos con y sin trastes, y guitarra eléctrica adicional], Marco Minnemann [batería, percusión, coros y guitarras acústicas ocasionales], Daniel Gildenlow [voz y guitarra eléctrica] y Tom Brislin [piano, órgano y casi todos los sintetizadores]. Tenemos aquí a gente de THE FLOWER KINGS, KARMAKANIC, PAIN OF SALVATION, THE ARISTOCRATS, etc. El disco, también titulado “The Sea Within”, se grabó a lo largo de un periodo de 6 meses en los Livingston Studios de Londres, siendo publicado por InsideOut Music en la segunda mitad de junio del 2018 (en asociación con Sony). En algunos pasajes del disco, el quinteto contó con las colaboraciones del ilustre Jordan Rudess (al piano), el no menos ilustre Rob Townsend al saxofón tenor (le conocemos como parte de la banda de apoyo de STEVE HACKETT), y a las voces adicionales, Casey McPherson y el mismísimo Jon Anderson (sí, el frontman histórico de YES y leyenda aún viviente del rock progresivo). Se trató de uno de los ítems progresivos más esperados del año 2018 que acabamos de dejar atrás y, sin duda, respondió con creces a las expectativas creadas en torno a él. Vayamos ahora a los detalles de su repertorio.



El disco se abre con ‘Ashes Of Dawn’, una canción muy enérgica cuyo medio tiempo permite a los riffs de guitarra y las cortinas de órgano a armar una atmósfera áspera muy idónea para el canto de Gildenlow. La cosa suena como un híbrido de SPOCK’S BEARD y DEEP PURPLE con una leve inclinación prog-metalera durante el interludio y el pasaje instrumental epilogar. Cabe destacar el electrizante solo de saxofón que nos brinda el invitado Townsend durante el interludio, haciendo que sus líneas torturadas y agresivas calcen a la perfección con el ímpetu desosegado que reina tanto en el desarrollo melódico como en el canto. A continuación sigue ‘They Know My Name’, una balada situada a medio camino entre el estándar del neo-progresivo y el prog moderno de unos KARMACANIC. Siendo de autoría de Brislin, éste hace que su piano ocupe un rol crucial en las bases armónicas, mas el protagonismo decisivo está reservado para el hermoso solo de guitarra que elabora Stolt en el pasaje final. Con la dupla de ‘The Void’ y ‘An Eye For An Eye For An Eye’, el grupo sigue explorando diversos recursos estilísticos dentro de la misión artística que se ha encomendado. ‘The Void’ es otra balada, esta vez más dramática y más lánguida que la precedente, que se asienta sólidamente bajo el arropamiento de la atmósfera cuasi-gótica que se creó para encuadrar su desarrollo melódico; aunque Gildenlow no formó parte de su composición, nos recuerda al paradigma de los PAIN OF SALVATION de la etapa 1998-2002 en el sentido de que la faceta introvertida del grupo se expresaba a través de una mordacidad etérea. ‘An Eye For An Eye For An Eye’, composición de Minnemann, se explaya principalmente en el poderío expresivo del rock duro melódico en lo que respecta a la fundación de su cuerpo central. Pero más adelante, bajo la guía del piano de Brislin y con una muy refinada labor de la dupla rítmica, el tema vira drásticamente hacia un groove jazzero durante su intermedio instrumental, el cual se prolonga generosamente hasta el punto de crear prácticamente otra  canción dentro de esta canción. El esquema inicial regresa para el último minuto y cuarto. Un cénit del disco.  



‘Goodbye’ se centra en un tempo de 7/8 para desarrollar y afianzar una ambientación jazz-progresiva donde alternan pasajes que nos pueden hacer recordar al estándar del HERBIE HANCOCK de fines de los 70s con el crucial paradigma retro-progresivo de THE FLOWER KINGS, añadiéndose a ello un acento un tanto más áspero en los pasajes más agresivos de la canción. Las alternancias entre los solos de sintetizador y de guitarra son simplemente deliciosos, recursos de fastuosidad muy convenientes para realzar el vitalismo esencial de la canción. Otro cénit del disco. ‘Sea Without’ es un instrumental de talante fusionesco bajo un encuadre prog-psicodélico; la aureola cósmica del sintetizador y las flotantes texturas del bajo sin trastes son muy útiles para elaborar un retrato sonoro de lo acuático, en referencia al título del tema en cuestión. Es el ítem más breve del disco con sus menos de 2 ½ minutos de duración, y justamente le sucede la canción más extensa, titulada ‘Broken Cord’ y que se extiende hasta casi 14 ¼ minutos de duración. Cabe destacar la presencia de Casey McPherson (alternando el primer canto con Gildenlow) y la del mismísimo Jon Anderson en el apoyo vocal adicional. La primera sección tiene un talante muy a THE BEATLES en cuanto al lirismo galante de las líneas vocales como en el swing llamativo empleado para la ocasión. Una segunda sección remodela la extroversión reinante hacia un refinamiento situado a medio camino entre lo Yessiano y lo Genesiano: ahora estamos en el terreno de lo retro-progresivo en todo su esplendor, rescatando el colorido pomposo de ese emblemático año 1973. La tercera sección, que es la segunda parte cantada del disco, hace que esta pomposidad adquiera un aura palaciega al tornarse un poco más contemplativa en su talante, aunque el nervio rockero sigue vigente en medio de la reinante parsimonia típicamente progresiva. Aún cuando en algún momento emergen unos retazos intimistas de connotación pastoral, la solvencia expresionista es la regla dominante a lo largo de la significativa expansión del núcleo temático epilogar. ‘The Hiding Of Truth’ cierra el primer volumen en clave de balada sinfónica suficientemente sobria: su espíritu introspectivo resalta el mensaje reflexivo de la letra. En cuanto al arreglo instrumental, los sutiles colores del bajo sin trastes y el groove comedido de la batería añaden un matiz jazzero al asunto.



El segundo volumen, que dura menos de media hora, se abre con la alegre canción ‘The Roaring Silence’. Portando unas suaves y etéreas capas de teclado en su sección prologar, el cuerpo central, una vez instalado, exhibe una llamativa agilidad que va muy a tono con los paradigmas de SPOCK’S BEARD y KARMAKANIC. El breve interludio lento y el uso de raras progresiones armónicas instrumentales en el paraje final impulsan sanos aires de sofisticación musical para concretar el impacto potencial de la canción a completitud. La dupla de ‘Where Are You Going?’ y ‘Time’ sirve para que el ensamble siga explorando más recursos dentro de su esquema de trabajo ecléctico. La primera de estas canciones es una semi-balada en clave AOR con ornamentos sinfónicos que obedecen a los ecos de THE FLOWER KINGS de su época post-2001, así como algunos matices al estilo de THE BEATLES en el desarrollo de su groove nuclear. La segunda es una balada introspectiva que situada e sitúa a medio camino entre el retro-prog y el prog-metal (como no es de extrañar, al modo de los PAIN OF SALVATION en lo referente a este segundo factor). La fuerte presencia de las voces le da un dramatismo especial al asunto. Todo culmina con ‘Denise’, canción que reincide en lo introspectivo y lo hace con la elaboración de un núcleo temático flotante, casi al modo de una banda sonora para un momento de ensueño en medio de un atardecer de otoño. Una canción muy bella, valgan verdades. La actividad de THE SEA WITHIN no concluyó con la grabación y la producción de este disco que tenemos en nuestras manos: el grupo dio un solo concierto sin Gildenlow, tuviendo que reemplazarle (y según varias reseñas, lo hizo muy bien) Casey McPherson, quien de por sí no es alguien ajeno al mundo progresivo al ser integrante de FLYING COLORS (junto a Neal Morse, Steve Morse, Dave LaRue y Mike Portnoy). También tuvo que hacer acto de presencia Pete Trewavas (colega de Stolt en TRANSATLANTIC y, bueno, integrante perpetuo de MARILLION) como reemplazante de Reingold. Como sea, el hecho es que este proyecto pudo llamar la atención del público progresivo y dejar una buena primera impresión con este disco homónimo en muchas redes dedicadas a este género en cuestión. Ojalá salgan más discos en el futuro en medio de las labores que a sus integrantes exigen otros proyectos vigentes: “The Sea Within” es un disco muy entretenido, sanamente ecléctico y de una factura genuinamente exquisita.



Muestras de “The Sea Within”.-


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