HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
En esta
ocasión presentamos a “Mythopoetry”,
el disco de debut de la banda noruega MYTHOPOEIC MIND, el mismo que fue grabado
durante en varias locaciones de Oslo entre enero y octubre del año 2018 y que
acaba de ser publicado en el primer día del pasado mes de febrero. El nutrido
ensamble de MYTHOPOEIC MIND consta de Pål Selsjord Bjørseth [trompeta y
teclados], Ola Mile Bruland [bajo], Arild Brøter [batería], Steinar Børve
[saxofones soprano y alto, voz, Akai EWI, teclados y programaciones], Trond
Gjellum [percusión], Kjetil Laumann [voz] y Jarle G. Storløkken [guitarras
eléctricas y acústicas]. También aportan algo ocasionalmente Anders K.
Krabberød (Chapman stick en el tercer tema del álbum) y Torgeir Wergeland
Sørbye (sintetizadores en la última). Los nombres de Steinar
Børve y Jarle G. Storløkken nos suenan porque ellos son miembros de PANZERPAPPA, un referente de la
vertiente más experimental del prog escandinavo: un ensamble caracterizado por su avidez para articular confluencias entre el rock-in-opposition, el Canterbury, el sinfonismo y la psicodelia Crimsoniana. Pues
bien, ahora Børve y sus talentosos compinches se dedican a cultivar un sinfonismo
retro bastante evocador y consistentemente ensoñador, no exento de retazos
pastorales y atmósferas bucólicas, así como tampoco reacio a incorporar ocasionales
elementos cósmicos de base electrónica dentro de su esquema sonoro integral. Por supuesto,conocemos también a Pål Selsjord Bjørseth por su membrecía en el colectivo de GENTLE KNIFE.
Oportunamente
titulado ‘Prologue Song’, el tema que da inicio al disco proyecta vibraciones intensamente etéreas
logran instalar una ambientación pacífica y onírica, haciendo un buen uso de
desarrollos armónicos muy sutiles en medio del minimalismo reinante. Cuando llega
el turno de ‘Prey’, las cosas se trasladan hacia una dimensión mucho más
extrovertida, usando un groove bastante ágil que se abre fluidamente a la
organización de ingenierías rítmicas inusuales – principalmente, en 7/8 – mientras
el relativamente sencillo motif se ornamenta ingeniosamente con complejas
líneas de bajo y estrategias hermanadas de la guitarra y los metales. El asunto suena como un híbrido entre el paradigma de YES (71-72) y KAIPA (los tres primeros álbumes), con algunos recursos de hermanamiento respecto a las bandas coetáneas WOBBLER y GENTLE KNIFE. Hemos tenido con esta canción un atractivo retrato musical de una espléndida mañana soleada tras el sobrio (y sutilmente alegre) aire ceremonioso del primer tema. Así las cosas, llega
el turno del poderoso instrumental ‘Mount Doom’, pieza de casi 10 ¼ minutos de
duración cuyas coordenadas iniciales se sitúan en una cruza entre el
Crimsonismo de los 80s y el modelo de los primeros discos de WHITE WILLOW. Lo que
en principio parece que será un proceso de explayamientos en una espiritualidad
densa pronto abre vía a una expresión de candor vivaz que debe mucho a las
tradiciones prog-sinfónicas británica y escandinava de primera generación (YES,
CAMEL, ELK, KAIPA). Los dos primeros motivos se van sucediendo en una ilación
marcada por el sistemático aumento de gallardía y garbo. Alrededor de la
frontera del séptimo minuto y medio, el asunto vira hacia un talante más
ceremonioso, lo cual es aprovechado por el ensamble para volver a la faceta
densa con la cual se había iniciado la pieza; más aún, esta densidad se
acrecienta con el propósito de garantizar una majestuosidad robusta para los
pasajes finales. ¡El cénit decisivo del álbum!
En el ecuador del
repertorio de “Mythopoetry” se sitúa ‘Train Of Mind’, una bella canción que
tiende a lo taciturno a pesar de que el swing armado por la dupla rítmica, desplegando
una simetría con los sobrios coloridos armónicos del teclado, refleja una
moderada y genuina gracilidad. Se nota el nervio jazzero en el entramado rítmico
y también algunos recursos propio del sinfonismo fusionesco (ATLAS, los CAMEL de la etapa 77-78) en los arreglos de
vientos que entran a tallar a mitad de camino. También hay un momento donde un
austero solo de guitarra acústica detalla algunas alusiones al lenguaje folk-rockero
en una modalidad que no es muy lejana del ideario de unos WHITE WILLOW. Lozana elegancia
y cristalina exquisitez conjugándose con perfecta naturalidad en el realce del
desarrollo temático. El penúltimo tema del disco es el más extenso del mismo:
se titula ‘Sailor’s Disgrace’ y dura más de 13 ¾ minutos. La pieza comienza con
un breve prefacio de talante cósmico cuya función consiste en abrir la puerta
al primer motif central, el cual se centra en una languidez contemplativa que nos
recuerda un poco al paradigma de los primeros discos de ELOY y de NOVALIS, así
como a entidades escandinavas de los viejos tiempos como FINNFOREST y OCTOPUS (el
grupo noruego). El compás principal es de 3/4 en clave lenta, lo cual permite a
los instrumentistas explorar la atmósfera melancólica del momento. Cuando llega
el turno del solo de saxofón soprano, el colorido aumenta, y de paso, se crea
un recto augurio de la próxima irrupción de un pasaje más ágil sobre un compás
de 11/8: he aquí el segundo motif central. El nuevo esquema melódico se centra en la incursión de notables elementos folklóricos dentro de
este momento de bravo dinamismo que el ensamble ha construido con convincente
elocuencia: ahora, el grupo ha vuelto al territorio de KAIPA con ribetes
Yessianos. Aunque la letra refleja una vivencia dramática, el fulgor musical impone su danzarina luminosidad. A poco de pasada la
frontera del décimo minuto, se da un nuevo viraje hacia lo melancólico y lo
reflexivo, esta vez con un matiz pastoral que parece diseñado para reflejar una
espiritualidad elegíaca. De todas maneras, no es tanto tristeza como una
inquietud reflexiva lo que se despliega en esta sección final de la canción. Si
‘Mount Doom’ fue el punto culminante del disco y ‘Train Of Mind’ expuso el
trance de mayor candor melódico, podemos decir que ‘Sailor’s Disgrace’ es la
composición épica que se sitúa en un punto intermedio entre los dos temas
mencionados.
‘Epilogue Song’ cierra el álbum con un ambiente más lleno que su
contraparte inicial (‘Prologue Song’): ahora ya no es hora de hacer relucir la
esperanza, ahora es el tiempo de decir adiós al día vivido y empezar a mirar al
misterio de la noche sin saber qué hay en el horizonte cercano. Las capas de los
teclados exhiben una elegancia solemne muy al estilo de THE ENID, añadiéndose esa nebulosidad grisácea que habitualmente asociamos a la esencia del prog escandinavo. “Mythopoetry” es ,ante todo, un disco bello y melancólico, un muestrario de bien orquestados esquemas sonoros que se alimentan de las bien delineadas expansiones melódicas creadas para la ocasión. Nos ha causado muy buena impresión este primer disco de MYTHOPOEIC MIND y esperamos que nos brinden más cosas en el futuro próximo.
Muestras de “Mythopoetry”.-
Train Of Mind: https://mythopoeicmind.bandcamp.com/track/train-of-mind-2
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