Saturday, June 19, 2021

La segunda ceremonia progresivamente alienígena de BIZIRIK

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy nos complace enormemente presentar el nuevo trabajo fonográfico de BIZIRIK, el proyecto creado por el bajista-Stickista chileno Cristián Larrondo (a quien conocemos desde hace varios años como integrante de MAR DE ROBLES y ÁBRETE GANDUL): se titula “Ceremonia II” y su publicación está planificada por el sello Mylodon Records en lo que queda del presente mes de junio. Se trata de la segunda parte de una trilogía que habrá de cerrarse en el futuro próximo (esperemos que sea así), y su temática tiene un fuerte componente de denuncia social.* A diferencia del disco “Ceremonia” (2018), donde Larrondo se hizo cargo de todas las instrumentaciones, esta vez él se hace acompañar por una excelente pléyade de colaboradores. A lo largo del disco intervienen los guitarristas Claudio Corcione (EXSIMIO), Oliver Moris (TRAUMATIC NOISE), Rodrigo Moris (MAR DE ROBLES), Rodrigo de la Prida (HOREJA) y Felipe Moreno (ANTICUECA), el baterista Alfredo Smith (AUTÓMATA), los vientistas Ramsés Luna (LUZ DE RIADA) y Julio Tobar (MAR DE ROBLES), el Stickista Tomás Diaz, el percusionista Juan Gronemeyer, y el baterista Fernando Jaramillo (EXSIMIO). Cristián Larrondo también se hizo cargo de los sintetizadores, las programaciones y los efectos de sonido. No olvidemos que a inicios de febrero del presente año, Larrondo nos brindó “Exploraciones Del Fin Del Mundo”, un disco de exploraciones solitarias con el Chapman Stick, así que este maestro se ha mantenido sumamente activo en estos últimos años. En realidad, los primeros pasos para la gestación de “Ceremonia” tuvieron lugar en noviembre de 2019, cuando Larrondo compuso el tema ‘Tropel Alienígena’ con la inspiración de la movilización social chilena e invitó a Rodrigo de la Prida a grabar las partes de guitarra: en palabras del propio Larrondo, «el resultado fue tan bueno que decidí seguir la misma metodología para el disco completo, a diferencia de “Ceremonia I”, que lo grabé todo en solitario». Todas las composiciones son de Larrondo excepto por un tema, que fue coescrito por él y el ya mencionado De la Prida. Teniendo en cuenta las estrictas circunstancias del distanciamiento social mundial, las sesiones de grabación tuvieron que realizarse mediante el intercambio de archivos de audio entre noviembre de 2019 y noviembre de 2020, lo cual ya era algo natural en el caso de los músicos residentes en el extranjero, como es el caso del mexicano Ramsés Luna. Los estudios utilizados están ubicados en las localidades chilenas de Rancagua y Santiago, Los Ángeles (EE.UU.), Lezno (Polonia) y Ciudad de México. Como sea, el disco se completó y ahora es una realidad concreta dentro de la producción progresiva del presente año 2021; veamos ahora los detalles del repertorio.
 

El inicio del disco llega de la mano de la imponente pieza ‘Matadero Imperial’, la cual instaura una poderosa secuencia de pasadizos sonoros diseñados por inteligentes síncopas y edificados por una energía musical simultáneamente repartida entre el vigor y la constricción. En este contexto, el ensamble desarrolla un robusto híbrido de space-rock y jazz-prog que sabe arroparse consistentemente bajo su propio manto de sobriedad, mientras añade matices grisáceos al asunto. Aires de familia hay con GORDIAN KNOT y STICK MEN, con alusiones añadidas a los DJAM KARET de los dos últimos discos. ‘Vagabundo Otero’ emerge como una excelsa miniatura fusionesca de orientación psicodélica, sirviéndose solamente del bajo y un arsenal percusivo; las líneas misteriosas y extrovertidas del bajo y la calidez telúrica de los tambores se enhebran perfectamente, dejando una huella fuerte en la memoria del oyente atento a pesar de que todo dura poco más de un minuto y tres cuartos. Cuando llega el turno de ‘Tropel Alienígena’, se impone el reino de la gracilidad con una soltura mágica y vivaz. El groove es complejo y, aún así, lleno de gancho: con las vibraciones cibernéticas propias del space-rock, la potencia del prog-metal y el señorío polirrítmico del paradigma math-rockero, el ensamble gesta un cénit de gran solvencia progresiva mientras va hilando los diversos motivos y atmósferas con impoluta fluidez. Hemos tenido aquí un viaje nostálgico al espíritu del segundo álbum de MAR DE ROBLES con una remodelación muy fresca que algo tiene de Crimsoniano; también hemos tenido un cénit decisivo del álbum. ‘Vulgoinsurgencia’ abre paso a la primera instancia de inquietudes sombrías, pero lo hace no para explorar lo siniestro, sino para crear un paraje etéreo alimentado de artilugios psicodélicamente electrónicos y cadencias jazz-rockeras de espíritu experimental. Los aires de familia con los STICK MEN y los solistas del maestro Trey Gunn están allí, bien patentes. ‘Asunto De Drogas’ es una breve exhibición de minimalismo abstracto con voces de fondo; así, queda el terreno preparado para el arribo de ‘Beligerantes Vinagres’, el cual regresa de lleno a la extroversión exuberante y muscular que ya dejó una gran huella en la pieza #3. Incluso se nota una magnitud más maciza en el sostén de las pulsaciones rockeras que se dan dentro del armazón progresivo en curso. El epílogo cósmico es un detalle eficazmente sorpresivo.
 
‘Generación Experimental’ es un ejercicio gentil de Stick donde Larrondo permite que los acordes directivos del desarrollo temático brillen por sí mismos con un tremendamente grácil lirismo. ‘Reclusión Domicilaria’, el ítem más extenso del repertorio con su espacio de más de 9 minutos, expone una nueva exploración dentro del discurso space-rockero con generosas dotaciones de sonoridades cibernéticas y la mirada puesta en una remodelación modernista del legado del krautrock electrónico (TANGERINE DREAM y CLUSTER se nos vienen a la mente). Orgánicamente vital y rotundamente maquinista a la vez, esta pieza se focaliza sólidamente en la atmósfera futurista y omnisciente que conforma su esencia expresiva. Las voces de fondo añaden un aura de misterio al asunto, mientras que algunos arrebatos filudos que emergen cerca del final ostentan un aire de peligro. Una declaración muy peculiar dentro del repertorio del álbum. Durando poco menos de 6 minutos, ‘Tropelista’ desarrolla un ejercicio de jazz-rock tenebroso sobre un compás de blues que, fomentando un nervio filudamente rockero desde su núcleo central y ornamentando su groove, trasciende a su esquematismo inicial para empujar al ensamble actuante hacia un gloriosamente neurótico clímax que se extienda por toda su segunda mitad. Lo que al inicio era sombrío pasó a ser incandescentemente furioso. Otro cénit del disco. La dupla de ‘Concilio Concertado’ y ‘Ceremonia’ se encarga de cerrar el repertorio. El primero de estos temas mencionados brinda un abierto contraste frente a la pieza que le precedía, pues se trata de una exhibición etérea de sonoridades y grooves folklóricos, bien metida en atmósferas introvertidas. Las cuerdas acústicas y el Stick se encargan de armar la maraña básica de la pieza, surgiendo en algún momento algunos ornamentos ensoñadores de flauta. En la segunda mitad, el propio Stick elabora un solo de tenor cósmico que realza lo etéreo hasta una dimensión mística, por así decirlo. ¡Qué hermoso tema!... Un tema que dice mucho en su espacio de menos de 3 minutos y medio. En cuando a ‘Ceremonia’, su enérgica vitalidad se centra principalmente en una confluencia entre los espíritus de los temas primero y tercero, aunque con un espacio mayor para ciertos interludios sutiles y un manejo más comedido de la inocultable musculatura rockera.
 
Todo esto fue “Ceremonia II”, una obra magistral y contundente dentro del actual escenario del rock progresivo y experimental de América del Sur. Los nombres de BIZIRIK y Cristián Larrondo pulen el brillo dorado de sus inscripciones dentro de la élite creativa de la vanguardia chilena. Definitivamente, éste es un disco que merece ser recomendado con total asertividad y sin contemplaciones de ningún tipo a todo melómano incansablemente buscador de experiencias refrescantes, pues escucharlo es toda una ceremonia variopinta que nos lleva sucesivamente a varios lugares de los mundos exterior e interior.

 


* Dejemos que el mismo Larrondo nos exponga los detalles del concepto: “2020, el reciente despertar de la insurgencia del vulgo, dormida hace décadas en el olvido de la historia y ahora tildada de tropel alienígena, cae prisionero del último experimento generacional capitalista: un crudo matadero imperial, avalado por los beligerantes vinagres de siempre. Los tropelistas del control y la reclusión domiciliaria de una pandemia inoportuna confabularon también contra oteros vagabundos, errantes de rabia, que sin embargo sobrevivieron con su arte insurgente e interestelar. Concilios concertados, divagaciones aparentes con sentidos ocultos, colaboraciones, liberaciones, no fueron asuntos de droga ni simple distensión. Fueron un ritual, una Ceremonia...”.

 

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