Friday, June 25, 2021

Un muy especial trayecto musical de MARK WINGFIELD, JANE CHAPMAN y ADRIANO ADEWALE



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se da el turno de presentar un disco muy especial titulado “Zoji”, el cual fue gestado por el trío de MARK WINGFIELD, JANE CHAPMAN y ADRIANO ADEWALE, dos británicos y un brasileño. Este estupendo ítem fonográfico fue publicado por el sello MoonJune Records con la fecha oficial del 1 de enero de 2021, aunque los ítems físicos ya estaban listos para la distribución desde fines de 2020. Teniendo en cuenta que la logística sónica de este ensamble está conformada por la guitarra y los soundscapes de WINGFIELD, el clavicordio de doble teclado de CHAPMAN y las percusiones de ADEWALE (junto a algunos cánticos ocasionales), ya tenemos de entrada el prospecto de un enfoque musical muy peculiar. Aunque, técnicamente hablando, se trata de un disco de MARK WINGFIELD acompañado de CHAPMAN y ADEWALE, el hecho es que la logística musical que concretamente se ha plasmado en la serie de 11 piezas que conforman este álbum ha sido la de un trío orgánicamente instituido. La grabación del material aquí contenido tuvo lugar en los Heron Island Studios y el Dayton Garden Studio, ambos situados en Inglaterra, bajo la iniciativa conjunta de WINGFIELD y CHAPMAN, quienes ya habían colaborado en un proyecto anterior. ADEWALE entró en esta ecuación musical tripartita en último lugar una vez que los otros dos ya habían establecido que el material arreglado y compuesto para este disco había cumplido con su norte expresivo, pero todavía carecía de un elemento adicional para completar su foco, y se decidió que éste debía ser percusivo. Este señor brasileño radicado en el Reino Unido vino recomendado por Asaf Sirkis, colega de WINGFIELD en muchos de los colectivos con los que ha grabado discos en los últimos años. Como dijimos antes, se trató de algo más que una adición de un elemento extra, se trató de algo que funcionó muy orgánicamente. Todo el material incluido en el repertorio de “Zoji” fue compuesto por WINGFIELD, salvo dos piezas académicas del siglo XVIII que fueron arregladas bajo los nuevos parámetros musicales desarrollados para el presente álbum. Bueno, pasemos ahora a los detalles del mismo.


La pieza ‘City Story’ abre el álbum con un aura muy distinguida: el colectivo triádico comienza con una espartana secuencia de acordes de clavicordio que se ornamentan con minúsculos fraseos virtuosos de la guitarra y sutiles ornamentos percusivos, pero una vez asentado el cuerpo central, el desarrollo temático oscila fluidamente entre pasajes bien delineados y otros más flotantes, siendo así que el clavicordio ocupa buena parte del protagonismo en la dirección del bloque sonoro. Luego sigue ‘Seven Faces Of Silence’, uno de los momentos culminantes del álbum. Siguiendo la estrategia del free jazz con talante atmosférico, los instrumentos van encontrándose y despegándose alternadamente para centrarse en un ambiente reflexivo y ensoñador. Los efectos cósmicos de guitarra que emergen en el trasfondo y los suaves efectos vocales ayudan a reforzar las vibraciones evocadoras de la pieza. Con la dupla de los temas más largos del disco, titulados ‘Persian Snow Leopard’ y ‘Parallel Time’ (durando 8 ¼ minutos y casi 8 ¾ minutos, respectivamente), el ensamble se dispone a ampliar su espectro de ambiciones sonoras. El primero de estos temas mencionados sigue en buena medida el enfoque musical de la pieza precedente, pero con una vitalidad más delineada y un lirismo más enfocado: de esta manera, se hace sentir una ingeniería más patente dentro del esquema que arropa a las excursiones que van teniendo lugar. Incluso hay pasajes donde el empleo de aires fusionescos mesoorientales permite a la pieza asumir momentáneas vibraciones suntuosas.  En cuanto a ‘Parallel Time’, éste contiene una sección inicial de tenor expectante y otra un poco más densa donde la guitarra de WINGFIELD parece evocar simultáneamente a los maestros Ray Russell y Terje Rypdal. En esta nueva situación, las percusiones asumen una energía deconstructiva con miras a visualizar cuándo debe someterse a los paisajes trazados por los otros dos instrumentos y cuándo le llega el momento de dirigir un groove específico en un compás inusual. Esto último permite cerrar la pieza con vibraciones joviales. Sin duda, otro cénit del álbum. Cuando llega el turno de ‘Land On Sky’, el ensamble regresa de lleno al imperio de lo atmosférico, aunque con un vigor renovador. De hecho, el rol de la guitarra es más absorbente que en varias de las piezas precedentes.
 
‘Sun Court’ exhibe unos aleteos extrovertidos encuadrados dentro de un dinamismo tremendamente luminoso. La percusión sustenta este ritual de señorial jovialidad mientras que WINGFIELD elabora uno de sus mejores solos dentro del disco. Con la emergencia de ‘Wind Falls Cliffs Rise’, regresa la estrategia de sofisticada libertad a través de fluctuaciones envolventes armadas por los diálogos entre clavicordio y guitarra, mientras la percusión añade golpes de color aleatorios. Eso sí, se nota que hay una disposición hacia la creación de una vivacidad más urgente, algo que, efectivamente, se concreta en las explosivas irradiaciones con las que se arma la sección final. Los últimos segundos retratan el silencio final tras la tormenta. Definitivamente, hay algo peculiarmente fabuloso en esta mezcla de los más grandilocuentes torrentes de aire y el más sutil de los fuegos. Con sus menos de 2 ¼ minutos de duración, ‘Pasquali Dream’ resulta ser la pieza más breve del álbum, y es básicamente un ejercicio de reconstrucción de ambientes académicos a través del filtro del jazz experimental. Su presencia es como un momento de palaciega sobriedad requerido tras la secuencia de fulgores joviales y tormentosos apogeos reflejados sucesivamente en los dos temas precedentes. ‘Zoji Pass’ tiene la misión de gestar una  convivencia equilibrada entre los retazos abstractamente etéreos y los robustos oleajes incendiarios que han formado parte de varias piezas precedentes. Al igual que en el caso de ‘Wind Falls Cliffs Rise’, los momentos finales se regodean en su propia intensidad, pero la incandescencia sonora está más controlada. Nos vamos acercando al final del repertorio cuando llega el turno de ‘Prélude Sinoeux’, otro tema de carácter señorial con fuerte talante académico. El acompañamiento de guitarra refuerza el aspecto bizarro de la ejecución realizada por CHAPMAN. Todo concluye con ‘Viaduct Road’, una pieza alegre cuyos aires de introspección celebratoria parecen emparentados con el paradigma de Pat Metheny, aunque también opera un acercamiento notorio a la tradición del jazz-fusion de los 70s. WINGFIELD vuelve a prodigarse en fraseos y texturas radiantes de excelso virtuosismo con miras a reforzar la exaltación espiritual que inspira a la pieza. Aquí hallamos lo más cercano a lo que podemos llamar una estructuración compositiva. 

“Zoji” es más que un ítem fonográfico, lo es, pero también es una exploración de caminos de diálogos nuevos para crear una propuesta musical fresca, misteriosa, novedosa y rebosante de lucidez espiritual. Esta colaboración del maestro MARK WINGFIELD con los no menos magistrales JANE CHAPMAN y ADRIANO ADEWALE ha cosechado una siembra novedosa dentro de la experimentación jazzera y fusionesca ecléctica de nuestros tiempos. Un disco exigente y, a la vez, cautivadoramente hermoso.  


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