Tuesday, December 27, 2022

Los caminos elevados del ensamble alemán KARABA

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es el turno del grupo alemán KARABA y su disco “All High Ways”, el cual fue publicado el pasado 15 de diciembre tanto en CD como en doble vinilo; el formato de CD está realizado por vía independiente mientras que el doble vinilo es producido por el sello Klangschutz Schallplatten. “All High Ways” resulta ser no solo uno de los más notables álbumes de ese mes, y de paso, también del año entero. El colectivo conformado por Jakob Thun [batería], Maasl Maier [bajo], Louis Bankvas [guitarras] y Andreas Kainz [teclados] realmente se ha lucido a lo grande con éste, su cuarto trabajo de estudio. Asentado en Munich, el personal de KARABA se dedica, desde el año 2014, a cultivar un prog ecléctico donde se fusionan el space-rock, el jazz-rock y la psicodelia refinada de raigambre krautrockera. La grabación de este disco fue posible gracias a la subvención brindada por la institución Initiative Musik gGmbH con fondos de la Comisión Gubernamental Federal para la Cultura y los Medios de Comunicación. Los procesos de grabación y mezcla de este nuevo repertorio tuvieron lugar en Alemania, pero el de masterización tuvo lugar en el estudio danés Neckar Klangwerke, bajo el comando de Sven Samson Geiger. Bueno, vayamos ahora a los detalles del repertorio contenido en “All High Ways”.


Todo empieza con ‘Apostel’, una pieza signada por un groove efectivo y un desarrollo temático potente que se explaya a través de un esquema sonoro donde confluyen el jazz-rock y el space-rock bajo unas pautas progresivas. El dinamismo en curso es ampliamente extrovertido y las florituras del sintetizador se bastan para impulsar la solvente majestuosidad que inunda al bloque instrumental entero. Acto seguido, ‘Castros Spacecastle’ instaura una remodelación un poco más compleja de las atmósferas prevalentes en el tema de entrada en base al explayamiento de un señorío evocador y el aumento de la sofisticación en el armado de la ingeniería rítmica. Asimismo, se nota que hay una mayor densidad expresiva en el modo en que los instrumentos actuantes articulan su amalgama común. ‘Volkers Krieg’ se encarga de seguir una línea más propiamente jazz-progresiva, ostentando un aura bastante grácil a través de la contenida musculatura que se da en las interacciones instrumentales. Se notan aires del Canterbury y de la tradición fusionesca de los 70s (a lo RETURN TO FOREVER). Bien se puede decir que esta conexión entre los temas #2 y #3 conforma un primer momento culminante del repertorio. Con la dupla de ‘Schattenmorellen’ y ‘Zehn Sieben’, el grupo sigue explorando matices dentro de su sofisticada y rutilante propuesta musical. El primero de estos temas mencionados sigue firme en esa línea retro de la pieza precedente mientras ahonda a paso firme en esas tendencias psicodélicas con unas vibraciones filudas, siendo éstas manejadas con convincente elegancia. El swing creado por la dupla rítmica ostenta un refinamiento tremendamente refinado. Por su parte, ‘Zehn Sieben’ exhibe un vigoroso regreso a las aguas progresivas en una travesía bastante muscular que se vincula bastante con las propuestas de otras bandas como GÖSTA BERLINGS SAGA, D.F.A. y MAHOGANY FROG; hay ese álgido punto psicodélico que atraviesa a las complejas ilaciones entre los diversos motivos en curso. Cuando llega el turno de ‘Bummser’, el grupo regresa de lleno al terreno del jazz-rock con enfoque progresivo con una soltura contundente. El solo de guitarra es uno de los más destacados dentro del disco. 

‘Knackpunkt’ es otro momento culminante del repertorio y se toma un tiempo relativamente generoso (poco más de 7 minutos) para decir todo lo que tiene que decir. Básicamente, se trata de una revitalización de los aspectos jazz-rockeros y progresivos que ya conocemos de piezas precedentes, con un perfil psicodélico que delinea la mesurada densidad con la que opera el sonido grupal. De paso, tenemos un interesante duelo entre el sintetizador y la guitarra en un pasaje intermedio donde parecen fundirse los universos musicales de GONG y de HATFIELD AND THE NORTH; también tenemos a una batería que luce su propio nervio a través de los sofisticados grooves que elabora a lo largo de todo este trayecto. De esta manera, ‘Tetris CXI’, que es el siguiente tema, toma el relevo y se enfila por esta misma línea de trabajo mientras remodela algunos recursos estilísticos ya utilizados en los temas #2 y #5. Agilidad y gancho unidos en una llamativa algarabía progresiva que gesta un llamativo apéndice de la pieza precedente. Con el arribo de ‘Maasls Dreamland’, la gente de KARABA vuelve a combinar el aura sofisticada del jazz-rock y la densidad estilizada que es tan propia del modo en que se recoge la herencia del rock psicodélico. Dentro de la amalgama instrumental, los teclados y la batería arman la columna vertebral que sustenta al todo. ‘Stuck Im Wok’ recibe algunos ecos del tema precedente y los recicla con un talante un poco más ligero. Esto se sitúa en abierto contraste con el penúltimo tema del álbum, el mismo que se titula ‘Atomkraft’, pues su esquema de trabajo se basa en el armado de estructuras y grooves un poco más aguerridos y suntuosos. ‘Poelserweide’ es la pieza más extensa del repertorio con sus 10 ½ minutos de duración y también es la encargada de cerrarlo; ciertamente, el grupo aprovecha su amplio campo de acción para incluir aquí varias secciones. Todo comienza con un prolongado aire de misteriosa expectativa que se deja arropar por una atmósfera grisáceamente etérea. Más adelante, alrededor de la frontera del cuarto minuto, tras llevar las iniciales vibraciones flotantes hacia un clímax, el grupo empieza a asentar las bases para una aleatoria comunión sónica centrada en una ambientación ensoñadora. Finalmente, algunos factores de free jazz entran a tallar para llevar esta ambientación hacia una dimensión introvertidamente crepuscular. En líneas generales, todo esto ha sonado como una confluencia entre los mundos de RED KITE, KROKOFANT y TANGERINE DREAM. Un cierre muy ingenioso para un disco realmente fabuloso.

Todo esto fue lo que nos brindó desde los cuarteles del ensamble alemán KARABA con “All High Ways”, uno de los discos más sobresalientes (si no el más) que han salido de Alemania para la producción progresiva mundial del año 2022. La verdad que aquí se escucha una labor musical muy bordada de cabo a rabo, un deleite de eclecticismo ágil y creativo. Tal vez se trate de su obra cumbre por el momento. Recomendable al 400%: un 100% por cada integrante del grupo.
 

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