HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy tenemos la afortunada ocasión de presentar el nuevo trabajo fonográfico del maestro francés THIERRY ZABOITZEFF, quien además de tener una larga trayectoria solista como compositor y multiinstrumentista, es célebre por haber formado parte por mucho tiempo del colectivo ART ZOYD. “La Passage” es el título del disco en el cual nos detenemos ahora, habiendo sido publicado el pasado 9 de febrero con la coparticipación de los sellos WTPL Music y Monstre Sonore. El maestro ZABOIYZEFF formó parte de esa banda baluarte del RIO francófono que hemos mencionado antes tocando el bajo y el vionocello, mayormente, pero también hizo aportes a las percusiones, los sintetizadores, la guitarra y los efectos de sonido a lo largo de su membrecía, la cual duró entre el tiempo de su álbum debut “Symphonie Pour Le Jour Où Brûleront Les Cités” (1976) hasta “Häxan” (1997), o sea, estuvo allí tanto en la época inicial de centramiento en instrumentos de cámara con ideas surrealistas como en la ulterior etapa de predominio del futurismo maquinista. En su debut solista de 1984 “Prométhée”, ZABOITZEFF se hizo cargo de todos los instrumentos en su propia expansión particular de la fase futurista que se estaba iniciando en el mundo de ART ZOYD, y no fue hasta 1992 que este maestro volvió a lucirse con su segunda obra solista “Dr. Zab & His Robotic Strings Orchestra”. A inicios de los 80, colaboró en un tema de un disco de los legendarios belgas UNIVERS ZÉRO. Volviendo al disco “La Passage”, el buen THIERRY, compositor de todos los temas, ejecuta el bajo, los teclados, el cello, las programaciones y los tratamientos electroacústicos, además de hacer algunas vocalizaciones. El único otro músico es el trompetista invitado Jean-Pierre Soarez. Tras el proceso de grabación, ZABOITZEFF se hizo cargo de la de mezcla y la remasterización. A despecho de su relativa brevedad (no llega a los 35 minutos de duración), “La Passage” es una obra excelente que sabe dar un giro refrescante al ideal inmortal de la música progresiva que apunta hacia sus extremos más vanguardistas.
¿Y por qué decimos que es una obra excelente? Repasemos los detalles del disco para aclarar debidamente nuestra posición. ‘À La Poursuite Du Zoyd’ se encarga de dar el puntapié inicial a las cosas con una exhibición de capas de sonido siniestras donde los ornamentos orquestales y el punzante riff de bajo marcan la pauta para el bien definido motif central. Mientras se van sumando los teclados, la guitarra, los espectrales monólogos y los efectos sonoros, el vitalismo esencial de la pieza va ahondando a paso firme en las vibraciones tensas que brotan de su seno. Los aportes de la trompeta sirven para añadir un elemento fastuoso al asunto. Comenzó con un convincente cénit el disco. A continuación, sigue ‘La Forêt’, que con sus más de 14 ½ minutos
de duración es la pieza más larga de este disco. Un calmo soliloquio (de autoría de François-René de Chateaubriand) nos introduce a un hermoso y sobrio pasaje de piano que pronto es acompañado por unas gráciles armonías de sintetizador, aunque se trata de un breve espejismo, pues pronto nos introducimos en un paraje surrealista donde la externa aureola reposada no puede negar el hecho de que oculta algo inquietante tras su ensimismado telón. Los teclados siguen marcando la senda temática, pero hay algo nuevo en su grisácea parsimonia que se explaya a través de los ruidos de gente que está organizando medidas de movilización. Y es a poco de pasar la frontera del tercer minuto que las orquestaciones de cello se hermanan con el piano para asentar el primer cuerpo central. Ostentando un impresionismo oscurantista que ocasionalmente deja algunos espacios efímeros para la calidez, la pieza va fluyendo a través de cauces expresivos marcados por un ambiente cinematográfico y un aura expectante. El segundo cuerpo central gana en densidad mientras sigue la senda trazada por el primero, mientras que el tercero se habrá de ubicar en un sector intermedio. El clímax final porta una frescura vibrante mientras redondea los recursos más señoriales que se han exhibido en algunos momentos precedentes. Los ruidos de la naturaleza con el protagonismo de los grillos es el epílogo perfecto. Otro momento culminante del disco.
‘Poster Boy’ nos brinda, por fin, una atmósfera amable donde lo lírico predomina con cristalina elegancia dentro de un enclave sónico donde lo electrónico y lo acústico interactúan en una maraña bien articulada.* El cuarto tema
del repertorio lleva el peculiar título de ‘Twisted Zoydian Song’. Algo de la amabilidad expresiva de la pieza anterior persiste aquí, pero se nota que lo que predomina es un retorno a los climas inquietantes (capitalizados por los turbadores arreglos corales). Dado que hay varios pasajes marcados por un llamativo groove cibernético, el asunto no resulta tan tétrico ni tan lóbrego como en las dos primeras piezas del álbum; lo que sí hay es un vitalismo desosegado que, al revestirse de majestuosidad, proyecta un fulgor bizarro. Toco concluye con la pieza justamente homónima,
la misma que ocupa un espacio de casi 5 ½ minutos. ‘Le Passage’ es una exploración de convergencias entre el chamber-rock y la electrónica de inspiración kraut, lo cual hace que el cierre del álbum adquiera un talante cósmico. La gentileza de las líneas de trompeta, los arreglos corales y los sencillos fraseos de guitarra acompañan a las meticulosas bases sintetizadas se abre a los cielos como una fuente de genuino fulgor contemplativo. Todo esto es lo que nos ofrece el veterano e incombustible crack de la vanguardia progresiva radical THIERRY ZABOITZEFF con “La Passage”, un nuevo pasaje en un largo trayecto de aventuras e investigaciones en los terrenos más complejos y osados de la música contemporánea. ¡¡Totalmente recomendable!!
À La Poursuite Du Zoyd’: https://thierryzaboitzeff.bandcamp.com/track/la-poursuite-du-zoyd-extended
La Forêt: https://www.youtube.com/watch?v=o--jnL9JoVU
* Esta pieza fue originalmente compuesta para el film de NATAHLIE BORGERS Fang den Haider.
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