Sunday, July 07, 2019

Crónicas de algo muy grande desde Costa Rica: NÁDAQUI


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos complace presentar al cuarteto costarricense NÁDAQUI, el cual está conformado por Christopher Montenegro [guitarras], Aarón Ramírez [batería y percusión], Luis Segura [bajo y contrabajo] y Leslie Evans [violoncello]. La razón principal de ello es su disco de debut “Crónicas De La Nada”, recién publicado y para el cual ya está programado un concierto oficial de presentación el próximo 16 de julio, en el Teatro Eugene O’Neill de San José. Las sesiones de grabación para el disco en cuestión tuvieron lugar a lo largo de todo el año 2018 y en los inicios del presente año 2019, en los estudios Music Center Road y El Escondite (este último, propiedad de Ramírez). En un par de temas de este disco, el cuarteto cuenta con las participaciones invitadas de los cantantes Andrés Rodríguez Alfaro y Susanne Montoya. El estilo de NÁDAQUI se basa en una confluencia enérgica de  jazz-rock, prog pesado, psicodelia, fusión y cámara contemporánea, haciendo que la versatilidad obligada por este ambiciosamente polivalente enfoque musical repose tanto en la capacidad virtuosa de cada integrante individual como en los diálogos entre ellos: de hecho, este segundo factor es el más relevante y, tal como advertimos en lo que escuchamos en el repertorio contenido en “Crónicas De La Nada”, las cosas han salido a pedir de boca. Pero bueno, vayamos ahora a los detalles del disco.




Los primeros 5 ½ minutos del disco están ocupados por ‘Cleptomanía’, pieza que comienza con un despliegue frontal del groove central con la sola dupla rítmica, y cuando se une la guitarra rítmica, la metralla rockera inherente a la pieza explora fehacientemente el vigor señorial con el cual se construyó su arsenal. A lo largo del camino se introducen variantes de sofisticación progresiva, esta vez siendo el cello el acicate crucial para el dinamismo de la logística cuatripartita. Ya en la segunda mitad de la pieza, todo el engranaje completo ajusta sus piezas a través de las variantes temáticas que entran a tallar: sobre la frontera del cuarto minuto se elabora la excitante serie de pasajes finales. Tras este estupendo tema de entrada sigue otro que dura poco más de 7 minutos y que se titula ‘Crónica De Un Desamor Trillado’. Esta canción comienza con una sección prologar marcada por un clima otoñal e introvertido, para luego pasar a un ejercicio de vitalidad autoconstreñida que se sitúa en una encrucijada de cámara contemporánea y jazz-fusión, añadiéndose algunos aires farsescos que, curiosamente, nos hacen recordar a FRANK ZAPPA. Esta sospecha se confirma con el carácter saltarín que signa al pasaje final. Las alternancias de los cantos femenino y masculino le dan un aire de extravagante solemnidad al asunto, siendo así que después de la frontera del sexto minuto, el ensamble instrumental elabora una ilación de variados motifs y ambientes. ‘Destiempo’ es un genial solo de batería, así de simple, así de genial. Ramírez se despacha a sus anchas en su manera de exhibir grooves, cadencias y redobles dentro de una parafernalia exquisita y sumamente refinada. Bajo el simpático título de ‘El Son Del Farolito’ se alberga la pieza más extensa del álbum, la misma que dura casi 8 minutos, y su cuerpo central está en clave de bolero bajo un delicado enfoque fusionesco. Las hermosas líneas de cello y el elegante acompasamiento armado por el matrimonio de contrabajo y percusión caribeña permiten que las ocasionales variantes del groove general irrumpan con perfecta naturalidad. Poco antes de llegar a la frontera del quinto minuto, la guitarra gesta un solo marcado por una tensión sutil para no romper con el esquema de la pieza. 


La primera de dos composiciones académicas que aparecen en “Crónicas De la Nada” es ‘El Vuelo Del Abejorro’, la muy célebre pieza gimnástica de NIKOLAI RIMSKY-KORSAKOV. Los músicos cumplen a cabalidad con esta complejísima misión que se plantearon, y lo hacen con un ingenioso rosario de circunvalaciones rítmicas y atmósferas que van del Latin-jazz a la música circense Zappiana dentro de un entramado surrealistamente travieso. ‘Experiment I’ nos devuelve al vitalismo rockero más fresco y sofisticado en su primera mitad para después focalizarse en lo introvertido y sereno en la segunda. La primera mitad suena casi como un híbrido de BOZZIO LEVIN STEVENS y KING CRIMSON con matices jazz-rockeros dei nfaltable raigambre latina, situándose cómodamente dentro de su propia soltura que se sustenta sobre el híbrido de musculatura y armonía en clave netamente progresiva. El modo en que los momentos más relajados entran a tallar está muy bien logrado dentro de la ingeniería global de la pieza, llevando a un final minimalista y etéreo, ornamentado con vibraciones nerviosas en sus últimos instantes. Con la dupla de ‘Hex Alfa’ y ‘Ironless’, el cuarteto sigue afilando la diversidad de recursos estilísticos con las que arma su propio edificio estético. ‘Hex Alfa’ comienza explayándose en un esquema rítmico lento, el cual motiva estremecimientos melancólicos en el desarrollo del motif en curso; más adelante, las cosas se intensifican notoriamente para trasladar al lirismo reinante a una estepa de vigor electrizante y agitado, aunque siempre respetando la fineza arquitectónica que exige el esquema melódico en curso. Por su parte, ‘Ironless’ se enfila directamente por un derrotero de pura agilidad rockera sobre la base de un armazón rítmico machacón, que no por serlo renuncia a la distinción. La guitarra y el cello se alternan momentos de lucimiento a través de este enclave de entrecruzamiento de los universos de RUSH y BLACK SABBATH. La segunda composición académica presente en el disco es también la que se encarga de cerrarlo: se trata de ‘Variaciones Sobre Un Tema De W. A. Mozart’ y el asunto se presta fácilmente para el lucimiento de barroquismos virtuosos, y es con la inicial guía de la guitarra que el ensamble se asienta en un ágil y aparatoso diagrama sónico que dura alrededor de 3 minutos y tres cuartos. Las potentes vibraciones rockeras ocupan un rol primordial aquí en un rollo muy fiel al estándar del prog-metal, pero también se insertan algunas livianas y efímeras excursiones en grooves jazzeros. De hecho, cuando el cello sale al primer plano por un rato, las cosas se apaciguan para brindar una breve instancia de misteriosa solemnidad. La pieza de MOZART elegida para la ocasión es el célebre Rondo Alla Turca, tercera y última parte de su Sonata para Piano No. 11: no sabemos si el compositor original hubiese estado personalmente complacido con la reconstrucción que los NÁDAQUI hicieron por su lado, pero sí estamos seguros de que sería capaz de reconocer el espíritu de picardía galante que impulsa a estos nuevos arreglos. Un muy simpático modo de acabar un estupendo álbum.


Todas estas fueron las “Crónicas De La Nada” que nos expusieron los músicos de NÁDAQUI. Hay que tomarse muy en serio a este ensamble pues su propuesta musical, signada en gran medida por su tan particular logística, expone una de las presencias más originales y sorprendentes dentro del gran escenario progresivo hispanoamericano. Tenemos aquí un disco muy recomendable para el melómano rockero con ganas de aventuras estéticas tan amenas como serias, un disco que sigue reactivando el ideal del rock artístico para las nuevas generaciones de músicos. 



Muestras de “Crónicas De La Nada”.-



[El colectivo de Autopoietican agradece a Ernesto Sarmiento por habernos presentado a esta banda, y por ello, es de justicia que se le dedique la presente reseña.]



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