Thursday, September 12, 2019

El bosque de refinada furia progresiva de GASPARD



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Se da hoy el momento de presentar al ensamble franco-canadiense GASPARD, cultor de un interesante híbrido de post-rock, prog-metal y psicodelia en una amalgama genuinamente progresiva, so pretexto de la publicación de su primer álbum “La Forêt De Gaspard”. El grupo se fundó a inicios de marzo del año 2017 en la gran ciudad de Montreal y ya puede presumir de tener un disco concreto en el mercado fonográfico desde el pasado 22 de febrero. El personal de GASPARD está conformado por William Parent-Senez [guitarra y sintetizador], Romain Paquette [guitarra], Charles Le Pailleur [bajo y piano] y Olivier Turbide [batería]. Formado en marzo del año 2017, este ensamble combina la pasión contemplativa del post-rock y la fricción ecabrosamente contundente del math-rock, sazonando el resultado de esta mezcla primigenia con ebulliciones exquisitas propias de las modalidades más refinadas de la psicodelia progresiva; de este modo, el cuarteto logra cuajar un sonido tan robusto como dinámico. Este primer disco es un testimonio íntegramente verídico del posicionamiento musical en el que GASPARD instaura su lugar dentro de la variopinta escena progresiva del momento. Encontramos aquí afinidades muy saltantes con las líneas de trabajo consagradas en las obras de RED SPAROWES, RUSSIAN CIRCLES, MOGWAI, PAPIR y, en cierta medida, también los meticulosos climas lisérgicos de unos SPACE DEBRIS y unos MOTORPSYCHO. Pero también hallamos algunas conexiones con varios estándares Crimsonianos así como con el paradigma del RIO francófono en su faceta más robusta. Bueno, ya es hora de pasar a los detalles del repertorio contenido en “La Forêt De Gaspard”.


Durando alrededor de 8 ½ minutos, la pieza que se titula al igual que el nombre de la banda abre el repertorio del disco con imponente esplendor. En efecto, ‘Gaspard’ articula un despliegue de robustez rockera apelando principalmente a un motif sencillo que se focaliza en lacónicas y precisas armonías de guitarra. La confluencia de math-rock y prog-metal está muy bien armada en base a una arquitectura sónica que fluye naturalmente en sus continuos tránsitos de pasajes aguerridos a otros calmados (siendo predominantes los primeros). En líneas generales, el groove que sustenta la dupla rítmica establece una aureola de distinción a una ingeniería rítmica que se desarrolla con relativa sofisticación. Para el último tercio, el tema adquiere un cariz un poco más denso con miras a proyectar una aureola melancólica mientras preserva el predominio de la garra rockera. Durando 16 minutos y pico – y con ello, erigiéndose como el ítem más extenso del álbum –, ‘Un Pays De Gris Ou D’étoiles’ emerge como una sólida exploración en el manejo de diversos motivos y ambientes con una ambición progresiva más suelta. Unos retazos misteriosos de guitarra y un swing tribal con tempo inusual de la batería disponen el armazón de la primera sección para evocar un aire de inquietante nocturnidad. Late aquí un punto intermedio entre PRESENT y RUSSIAN CIRCLES con algunos matices Crimsonianos y otros Sabbathianos añadidos para la ocasión. La segunda sección es un ejercicio de post-rock más o menos estandarizado, siendo así que su foco temático está penetrado por una belleza flotante que incluso raya con lo cósmico. Los modelos de MONO y de RED SPAROWES se hacen notar bastante mientras la combinación de efluvios de una guitarra y las sólidas bases armónicas de la segunda se completa con los suaves rellenos melódicos que emplea el bajo. A poco de pasada la frontera del noveno minuto, la tercera sección se impulsa hacia un dinamismo más recio, lo cual permite al groove general asumir un fulgor renovador; dicho fulgor trae consigo una musculatura aguerrida y contundente, y así nos metemos en la senda del stoner (coqueteando con el post-metal). Algunos efectos lisérgicos de guitarra que entran a tallar para potenciar el nervio de los riffs básicos son de talante space-rockero. El epílogo es calmado, casi minimalista, regresando a la nocturnidad inicial pero ya no siendo ésta inquietante sino etérea y reposada. Hemos tenido aquí un cénit decisivo del álbum, queda bien claro. 

El tercer tema del disco inicia la serie de tres capítulos con los que se habrá de completar el repertorio de “La Forêt De Gaspard”: su título es ‘Chapitre I: Les Mauves’ y dura poco más de 12 minutos. Su función es la de explotar, con un nuevo brío, la estrategia de fusionar math-rock y post-metal que ya se había utilizado en el primer tema del álbum. Lo que hay de peculiar en este caso de ‘Les Mauves’ es que su atmósfera general es más tensa y, a ratos, incluso más siniestra. También es de notar que la batería adquiere un talante muy impetuoso en varios ornamentos rítmicos que emplea, algo que de por sí es exigido implícitamente por la manera en que la mayor parte de los guitarreos vehiculiza su potencial de corpulencia y robustez, siempre en clave psicodélica desde un fervor oscurantista. Poco antes de llegar a la frontera del octavo minuto, la pieza da un viraje repentino hacia una ambientación nebulosa, desplegando un engañoso sosiego crepuscular que más parece ocultar algo fatal tras su bruma gris que reflejar una calma introspectiva… aunque es verdad que el esquema sonoro se siente introspectivo. Así termina esta primera parte y ya le toca el turno a ‘Chapitre II: Les Spectres’. La misión de esta segunda instancia de la suite es la de gestar una capitalización de los aspectos más sombríos de la parte precedente inoculándoles un vigor más envolvente y una intensidad más absorbente. A tal fin, el grupo se pone a explorar elementos de RIO y psicodelia progresiva en clave aguerrida de una manera afín a como lo hacen grupos como GUAPO, ZEVIOUS y THE ORVALIANS. Apabullantes y magníficos a la vez, esos recursos disonantes y caóticos que se proyectan desde los instrumentos de cuerda y el teclado mientras la batería sostiene un swing jazz-rockero nos revelan lo más oscuro y lúgubre del álbum. A poco de pasada la frontera del cuarto minuto y medio, el cuarteto elabora un jam space-rockero con raigambre stoner: algo así como la música de fondo de una lucha decidida contra las fuerzas oscuras una vez pasado el momento de estupor y confusión. Lo que suena ahora tiene gancho y una vibración llamativa, aunque el grupo no ha liberado lo oscurantista del todo: de hecho, sigue allí, solo que de una forma arquitectónica y con una soltura más elocuente. Ahora estamos en terreno de PAPIR y TOWN PORTAL. Un poco más adelante, el swing baja su dosis de frenesí pero la musculatura de los guitarreos sigue siendo la misma por un rato; poco a poco, el grupo crea un ambiente de calma creciente a lo largo de los dos últimos minutos. Otro cénit fundamental de este disco. En fin, ‘Chapitre III: La Timidité Des Cimes’ nos brinda 4 ¼ minutos de ensoñador lirismo en clave post-rockera, algo así como un retrato sonoro de la luz del nuevo día que surge tras una noche azarosa cuyas impresiones se pretende procesar y asimilar. Es un cierre muy hermoso para un disco que mayormente ha utilizado recursos de tensión y densidad a lo largo de su repertorio. 



“La Forêt De Gaspard” es un disco estupendo, el testimonio de una de las revelaciones más gratas y sólidas dentro del rock experimental del año 2019. GASPARD es un nombre que amenaza con apuntar muy alto a lo largo de los años venideros dentro del polivalente mundo del rock progresivo y vanguardista: en “La Forêt De Gaspard” tenemos un indicio muy claro de ello. ¡¡Totalmente recomendable!!


Muestras de “La Forêt De Gaspard”.-

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