Tuesday, September 03, 2019

SUPERFJORD: una mina de oro para la avanzada progresivo-cósmica de Finlandia



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se de el turno (un poco tardío) de presentar a la banda finlandesa SUPERFJORD y su disco del año 2018 “All Will Be Golden”, más exactamente, el 21 de setiembre del susodicho año. Los formatos de publicación de este ítem fueron en CD, vinilo y casete, siendo el sello Svart Records el encargado de realizar los dos primeros formatos y el sello Uper Class Twat Tapes el que publicó los casetes. Se trata del segundo disco que hasta ahora tienen a su haber los SUPERFJORD, habiendo debutado en el año 2014 con “It Is Dark, But I Have This Jewel”, y teniendo un disco compartido con el grupo THE LUCK OF EDEN HALL al año siguiente. La alineación que se hizo cargo de crear y grabar el material de este disco del que estamos hablando está integrada por Jussi Ristikaarto [voz, guitarras eléctrica y acústica, cuencos tibetanos y percusión], Mikko Kapanen [voz y guitarras eléctricas], Ilari Kivelä [batería, percusión y sintetizadores], Juho Ojala [voz, teclados y sintetizadores], Jussi Peevo [percusión] y Teemu Soininen [bajo]. A lo largo del disco que ahora tenemos en nuestras manos, el sexteto contó con las colaboraciones de Matti Olavi Töyli al saxofón tenor (en cuatro temas, nada menos) y con el trío vocal de Finn Andersson, Tuomas Skopa y el propio Töyli en el último tema. Bueno, pasemos ahora a los detalles de este disco. 


Durando poco más de 8 ½ minutos, ‘Cut And Paste’ nos brinda inicialmente un ejercicio ágil de space-rock muy dinámico y muy llamativo en tanto que se encuadra dentro de un esquema melódico muy agradable y con bastante gancho. Eso sí, las cosas viran drásticamente alrededor de la frontera de los 4 ¾ minutos, que es cuando el grupo intensifica su performance con la inserción de un electrizante jam jazz-rockero que nos toma totalmente de sorpresa. La magnificencia del solo de guitarra y el sólido armazón gestado por la sólida complicidad de la batería y las percusiones son los pilares en torno a los que el ensamble global desarrolla y asienta su nervio con soltura y exquisitez. Una vez concluido este interludio, el grupo regresa a un groove muy parecido al primero, pero con un incremento de la densidad en lo referente a la expresividad: así las cosas, solo queda cerrar la canción con un talante comedido por vía de una coda donde se quedan solos el canto y una secuencia sintetizada. Los siguientes 10 ¾ minutos del disco están ocupados por ‘Master Architect’, una de las piezas más explícitamente ambiciosas del repertorio. El ensamble le saca un tremendo provecho al tiempo que se da para desarrollarla mediante la instalación de expansiones sonoras robustas y, a la vez, ágiles, donde confluyen naturalmente el nervio de la psicodelia progresiva, la distinguida gracilidad del jazz-prog, las vibraciones evocadoras del jazz-fusion y el vigor alucinado del space-rock. Todo ello se realiza sobre un esquema rítmico razonablemente complejo que deja que todo el entramado sonoro respire a través de su bien estructurado engalanamiento. El hecho de que las interacciones entre los músicos sean tan lucidas y elegantes tal vez se debe al hecho de que el segundo de estos factores tiene un libero predominio sobre los otros. Tal vez resuenan aquí algunos aires de familia con los rusos de VESPERO. La misión de ‘Rainbow’ es la de volver a los recursos de llamativa agilidad que signaron a la primera pieza del álbum, incluso conectándose con algunos recursos melódicos bastante amables que nos recuerdan a los que a veces apreciamos en los discos de AMPLIFIER y SPACE DEBRIS. Hay un magnífico pasaje en el que las congas salen al frente mientras se desarrollan, en simultáneo, sendos solos de sintetizados y de piano eléctrico.

‘No Rest For The Wicked’ se caracteriza por seguir las pautas de jovial distinción y consistente extroversión heredadas de la pieza inmediatamente precedente, pero con un mayor realce aún de la faceta fusionesca, algo que viene acompañado de estilizaciones inspiradas en el estándar sinfónico en lo referente a los mecanismos melódicos empleados por el sintetizador. A pesar de las alusiones amenazantes de su título, esta pieza es realmente acogedora y destila vibraciones cálidas a través de cada nota y cada golpe de los instrumentos de percusión. Todo baja un poco el nivel de intensidad para que el saxo tenor luzca un sencillo y sutil solo durante el último tercio, lo cual prepara el camino para la última sección cantada hasta el fade-out. Todo termina con un relativo relax que le da un giro diferente a la reinante extroversión. ‘Parvati Valley’, que es el segundo ítem más largo del repertorio con su espacio de 8 ¾ minutos, establece una novedad particular respecto a las habituales líneas de trabajo y de creatividad compositiva que ha exhibido la banda hasta el momento. Los primeros minutos de esta pieza se centran en un mantra cuya recurrente exposición. Poco a poco, con impoluta fluidez, se arma un incremento de la robustez pulsátil del encuadre rítmico organizado por la batería, el bajo y la percusión, mientras que los guitarreos y los recursos de teclados exhiben un retrato sonoro de un espíritu celebratorio bañado por la luz de un mediodía puro y cristalino. Esto ya es algo más que optimismo, es exaltación. Todo concluye con ‘Rainha Da Floresta’, otro tema que muestra interesantes recursos de novedad respecto a los dos primeros tercios del repertorio del álbum. Contiene tres secciones autónomamente tituladas ‘Plantas Sagradas’, ‘Catedral Verde’ y ‘Yemanjá’. El grupo está dispuesto a darle un aligeramiento crucial a la luminosidad optimista que se había vuelto imperante para llevarla hacia su máxima expresión de estilización progresiva. Lo que sospechamos cuando escuchamos esos efluvios compartidos de piano y bajo en el pasaje inicial, acentuados con toques de glockenspiel, más esos arreglos corales cálidos que también se suman al entramado sonoro en un momento bien calculado, se confirma mientras la pieza va completando su espacio de casi 8 minutos. Aquí ya hay una actitud más ceremoniosa y suntuosa, algo así como un híbrido de QUANTUM FANTAY, HYPNOS 69 y SQUINTALOO, con algunos toques Van-Der-Graafianos que aportan una moderada cuota de densidad sonora al bloque global. El desarrollo temático es bello, portando un gancho eficaz a lo largo de sus bien parametradas variantes. 

“All Will Be Golden” es un disco que expresa en su mismo título el esplendor dorado propio de la música contenida en él. SUPERFJORD es un grupo que hemos descubierto y, encima, esta reseña llega con bastante demora, casi con un año de retraso. Pero bueno, lo más importante es seguirle la pista a este excelente ensamble finalndés y esperar que pronto vuelvan a hacer más discos con más buena música para los acérrimos apreciadores de todas las diversas modalidades de música progresiva de nuestros tiempos. Totalmente recomendable. 


Muestras de “All Will Be Golden”.-


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