Saturday, July 04, 2020

JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ LEDESMA 2000-2003



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy echaremos un vistazo a una parte de la obra solista de un gran maestro de la vanguardia musical mexicana: el superlativo JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ LEDESMA. Estrictamente hablando, haremos una retrospectiva de la serie de discos que produjo entre los años 2000 y 2003: “Sol Central” (2000), “Al Filo” (2002) y “Designios” (2003), todos ellos publicados por el sello Luna Negra. Más estrictamente hablando, hay que señalar que los dos primeros discos mencionados están firmados por el dúo de él y MARGARITA BOTELLO, su compañera sentimental y, sobre todo, una creadora musical con voz propia tanto en el canto como en el manejo de los teclados, el acordeón y otros instrumentos diversos. Eso sí, quien tiene un perfil más amplio y veterano es FERNÁNDEZ LEDESMA, pues ya en la década de los 80s, dentro de la emergente escena progresiva mexicana, fue el líder del inolvidable ensamble NIRGAL VALLIS, el cual cultivaba un enfoque sinfónico con elementos cósmicos y folklóricos, recibiendo influencias de figuras clásicas del género como GENESIS, PREMIATA FORNERIA MARCONI y YES, pero con un espíritu propio. Ya como solista, el susodicho maestro fue explorando y ampliando sus horizontes creativos, indagando en lo experimental aunque, a veces, retomando viejas ideas y atmósferas de corte lírico. El título de su primera obra solista es “Motivos Para Perderse”, que data del año 1996 y supuso un gran impulso de gigante para sus veloces pasos en camino hacia la pronta maduración de su propio ideal de música experimental ecléctica. La dupla de “Sol Central” y “Al Filo”, discos que tienen diferencias y afinidades por igual entre sí, conforma su primer cénit creativo, como repetimos, en conjunción con BOTELLO.* La logística sónica empleada en “Sol Central” se centra en torno al dúo de JOSÉ LUIS [teclados, guitarras acústica y eléctrica, kalimba, ocarina, percusión, efectos y voz] y MARGARITA [canto principal, efectos vocales, sintetizador y percusión]. Además, hay intervenciones ocasionales de ilustres invitados como Germán Bringas (saxofón y trompeta), Alquimia (canto y efectos), Marcela Albear (oboe) y Leonardo Pation (loops). Por ahora, repasemos los detalles del repertorio contenido en este disco.


Los primeros 35 ¾ minutos del disco están ocupados por las siete partes de la suite homónima: ‘Sol Central’ es todo un paradigma de musicalidad fastuosa, rica en miríadas de texturas y capas armónicas desafiantemente disonantes, todas ellas armadas en un armazón que sostiene una arquitectura cerebral establecida para cada una de las diversas secciones. A la par que ello, la explosión de emociones y las expresiones viscerales también tienen lugar, a veces con intensidad frontal, otras veces apaciguadas por el flujo de la introspección. La primera sección se titula ‘Datura Inoxia’ y, tras un inicio sigiloso, su motif central se explaya en un ingenioso cuadro de contrastes que permite establecer una serie de chocantes clímax: algo así como la confluencia entre ART BEARS y los ART ZOYD de los primeros años bajo el hechizo de un festejo surrealista organizado por el ensamble compatriota DECIBEL. ‘Amnesia’, la segunda sección, aborda un clima más reposado a base de la interacción entre el oboe y las percusiones étnicas, pero las disonancias de las melodías de base y las intrincadas polifonías vocales que surgen ocasionalmente ayudan a crear un aura perturbadora. Ésta no es tan exultante como la de la primera sección, pero sigue adelante con la lógica del encantamiento perturbador. ‘El Avatar’ nos remonta a la magia de lo exótico en combinación con una amalgama orquestada de teclados y percusiones, estando esta ultima sazonada con desoladores punteos de guitarra (muy a lo Fripp) y arrebatadores adornos de sintetizador y vientos, los cuales ostentan matices tétricos a lo UNIVERS ZERO. ‘Por los Cuatro Costados’ tiene como núcleo una serie de capas de teclado y efectos que parecen emerger desde una ventana abierta a los territorios del Purgatorio: hasta cierto punto recibiendo la herencia lúgubre de la sección precedente, aquí también hay elementos de calma. La presencia del oboe le da un cariz evocador al asunto, como intentando meter un poco de reposo en medio de la inquietud latente. Esta inquietud sale a flote con supremo frenesí en ‘La Gran Feria’, pieza que nos devuelve la intensidad de la primera sección, pero con un colorido más intenso y una actitud de desafío más arrolladora. La experimentación electrónica, el RIO a lo HENRY COW y el jazz de vanguardia se funden en un único núcleo sonoro donde la amalgama instrumental y el canto crean música para una feria inescrutable. En sentido estricto, su enfoque vanguardista se ubica más del lado del “teatro del absurdo” que del de una feria propiamente dicha. 

‘Ciencias Celestes’ ahonda en la fusión folklórica en un clima flotante y envolvente: una vez más, el diálogo entre los sintetizadores y las percusiones esta armado de tal manera que los demás instrumentos y el canto se meten para hallar su propio encuadre. El solo de trompeta a cargo de Bringas aporta una efectiva aura de tensión que se explaya convincentemente sobre las atmósferas etéreas que en ese momento arman las solemnes capas de sintetizador. Finalmente, ‘La De Los Acertijos’ retoma la faceta exótica que antes vimos plasmada en la tercera sección de la suite, brindando a esta un oportuno cierre a su secuencia global. El álbum concluye con ‘Pueblos Perdidos’, pieza arropada bajo una aureola profundamente celestial que se asienta sobre un cálido torrente minimalista, logrando que su propio magnetismo particular se mantenga por un largo espacio de 9 minutos; lo que suena aquí, al menos en parte, nos remite a las vibraciones estilizadamente místicas de los discos más significativos de POPOL VUH. Hay una estructura rítmica de talante tribal pero no es realizada con un foco celebratorio, sino como retratando con la paleta del sonido los pasos del yo interior cuando pasea por los bosques frondosos de su faceta melancólica. Las líneas dibujadas por la trompeta y las maderas son tremendamente líricas, como lo es el hechicero canto de BOTELLO. Así termina “Sol Central”, con esta réplica abierta a la exuberancia inagotable de la ambiciosa suite homónima. Pasamos ahora a “Al Filo”, un disco donde MARGARITA tiene un mayor rol instrumental pues, aparte de cantar, toca el sintetizador, el santur, el huéhuetl, el ayoyótl, las campanas, los címbalos y las maracas. Por su parte, JOSÉ LUIS toca la guitarra eléctrica, las guitarras acústicas de 6 y 12 cuerdas, la kalimba, la ocarina, el bajo, la autoharp, el piano, el piano eléctrico Fender Rhodes, la vihuela, el armonio, el djembé, la flauta, la flauta vacuna, los platillos, y hace algo de canto. En esta ocasión los invitados son solamente Germán Bringas (al saxo soprano) y Raúl Flores (al balafón, el tar, el tambor tarahumara, el cuerno, la chirimía, el dolki, los toms, los toms y los tepalcates). 


Exhibiendo sin tapujos ni cansancio su esplendor extraño e inescrutable, “Al Filo” triunfa en su celebración sonora de lo siniestro y lo espectral, rozando algunas veces con lo opresivo, pero sin llegar nunca a lo apabullante; este disco es un prodigio de belleza sombríamente misteriosa y espiritualidad surrealista fundidas en un único enfoque sonoro. Que conste que este disco es un manifiesto de lo oscuro y hasta de lo fúnebre, lo es ciertamente, y hay que ver cómo lo ostenta desde el mismo instante en que muestra su portada (hecha por el propio JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ LEDESMA RUIZ) ante nuestros ojos: una etérea e inquietante imagen de niñas-duendes danzando en corro en medio de la noche, con gestos que no pueden atisbarse totalmente a través de la oscuridad azulada que arropa al límite entre el fulgor de la vida cotidiana y la noche de los muertos perpetuos. Hay una especie de macabra ternura en esa imagen que, tal como dijimos hace un rato, refleja muy bien la esencia de buena parte del repertorio contenido en “Al Filo”. De hecho, la pieza inaugural ‘Las Siete Columnas’ es todo un ejercicio de minimalismo mágico basado en misteriosos soundscapes de teclado sobre los cuales se deslizan olas de percusiones y brisas de corales exorcistas. El resultado es patentemente inquietante, pero no diríamos que llega a lo literalmente aterrorizador. ‘Presencias’, una cálida pieza centrada en los fraseos de la guitarra acústica, brinda un momento de serenidad y apaciguamiento, para que luego ‘Oniromante’ nos devuelva frontalmente el aura inquietante que marcó a ‘Las Siete Columnas’, esta vez aumentada. En lo estructural, ‘Oniromante’ es menos absorbente que la pieza de entrada, pero hay algo en los bien armados cánticos de BOTELLO, los soundscapes de teclado, guitarra y flauta que se van sucediendo y enmarañando, y también en esos efluvios percusivos que emergen en pasajes estratégicos, que exorciza imágenes del Limbo. En todo caso, el hermoso motivo de guitarra acústica y vihuela que ocupa el último minuto y medio trae una instancia final de calma.

Con ‘Espejismo’ encontramos el primer brote frontal de inquietud tanática, no al modo de una erupción destructiva, sino más bien como un viaje pausado por el ámbito de los muertos: más parece un descenso hacia las cuevas de las almas en pena que un espejismo literalmente hablando, con esas confluencias de sonidos disonantes y percusiones aleatorias que van desembocando continuamente en una niebla densa y metaterrenal. En los 2 minutos finales, lo siniestro baja un poco el tono para tornarse envolvente. ‘El Triángulo’ – pieza inspirada en el cuanto del mismo título que aparece en el libro de ARTURO MEZA Ansina como endenantes – sí se manda con todo, aludiendo a ambientes chillones sin caer en lo propiamente chillón – la inquietud más perturbadora es aquella aludida, no mostrada, por lo que podemos decir que el aura de elegancia empleada en este esquema instrumental, mientras ostenta una mayor dosis de urgencia, sigue siendo manejada con sugerente sobriedad. Podemos decir que la secuencia de los temas #3 al #5 completan un cénit decisivo de este álbum. ‘Ojo De Venado’ apunta hacia las cadencias del folklore de los desiertos mexicanos, con graciosos arreglos percusivos y bases melódicas delicadas; las texturas manipuladas de guitarra eléctrica ayudan a darle una intensidad especial al asunto. La suite ‘Las Cuatro Imágenes’, que dura casi 25 minutos, ofrece una suerte de compendio de la línea de trabajo más ostentosamente etérea que ha venido siendo predominante hasta ahora. La sección ‘Día Interno’ porta una aureola grisácea, casi innombrable, mientras que ‘Mirándome Mirarme’ expone un frenesí hipnótico sobre una cadencia rítmica y coral exótica. ‘Una Larga Agonía’, por su parte, nos suena como un paisaje sonoro de un crepúsculo que destrona a la luz solar de manera lenta y sostenida, casi como callando... o al menos, eso parece hasta los últimos 30 segundos, cuando emerge un alucinante crescendo fantasmal. En fin, ‘El Enyerbao’ cierra el disco con una nueva manifestación de osadía sonora, esta vez mas tirada hacia la musique concrète y el krautrock tribal, expuesta sobre un enfático ritmo del desierto mexicano. Si en “Sol Central”, el dúo de JOSÉ LUIS y MARGARITA había dado prioridad a la expansión de recursos eclécticos en un trayecto donde se combinan lo expresionista con lo surrealista, en “Al Filo” se dio mayor espacio a lo grisáceo y lo sospechosamente ominoso. Por lo demás, ambos discos coinciden en elaborar estrategias de experimentación musical bien encuadradas donde las atmósferas mayormente guían a la inspiración compositiva del momento. 


“Designios”, el último disco que revisamos en esta retrospectiva, está firmado a solas por FERNÁNDEZ LEDESMA, y fue a través del mismo que comenzó nuestro interés en adentramos en el vasto cosmos musical de este maestro; de hecho, ya éramos un fan convencido desde antes de que acabara la cuarta pieza del mismo. Claro está, este disco tiene una peculiaridad estilística, y es que su enfoque estético se centra en reabrir y cancelar de una vez por todas la fase prog-sinfónica que otrora cultivó FERNÁNDEZ LEDESMA. Este disco es prácticamente un homenaje a NIRGAL VALLIS; de hecho, aquí hay una nueva versión de un tema de ese grupo más una versión definitiva de una suite que entonces había quedado inédita. Para este disco, FERNÁNDEZ LEDESMA tocó las guitarras acústicas de 6 y 12 cuerdas, la guitarra eléctrica, la mandolina, el piano eléctrico Fender Rhodes, el piano Yamaha P100, los sintetizadores Crumar Spirit, Korg MS20, Oberheim Matrix y EMax, el bajo, la ocarina, el santur, la flauta, algunas percusiones étnicas y algo de canto. Las mayores partes vocales (y algunas labores percusivas) las ejerce BOTELLO, y, además, hay una gran pléyade de colaboradores: los violinistas Alejandro Sánchez, Ángela Aldama y Vera Koulkova, el cellista Vitali Roumanov, el clarinetista Fernando Domínguez, el flautista Manuel Ugarte, el Stickista Hugo Santos, el bajista Julio Sandoval, el baterista Hernan Hecht y el percusionista Raúl Flores. Con los dos primeros temas del álbum, ‘Ave Luz’ y ‘Muro Ciego’, nos hacemos una buena idea del tipo de candor melódico que será, en cierta medida, predominante a lo largo del álbum. El primero de ellos exhibe una florida amalgama de rasgueos de guitarra acústica y suaves gamas de guitarra eléctrica, siendo así que las maderas añaden un colorido delicado al asunto. El espíritu central de la pieza se centra en lo folklórico mientras hace gala de su esencial magnetismo etéreo. En cuanto a ‘Muro Ciego’, está más explícitamente enfocado en lo reflexivo, portando un aire experimental muy cristalino que se alimenta de cierto aire misterioso; las sonoridades procesadas de los instrumentos de cuerda y de percusión operan como un grácil trasfondo intrigante para el majestuoso canto de BOTELLO. Lo que suena es como música de fondo para un paseo a través de una neblina otoñal antes de que el sol se manifieste en todo su esplendor con el arribo de ‘Saena’.

‘Saena’, hermosísima pieza que en años ulteriores habrá de dar nombre al grupo en el cual están actualmente involucrados FERNÁNDEZ LEDESMA y BOTELLO, se sostiene sobre las bases de piano y las infinitamente pulcras orquestaciones de teclado. Los oleajes de mandolina y las florituras de flauta completan el cuadro eficazmente, pero lo más fastuoso está en un espléndido solo de violín que entra a tallar a mitad de camino. He aquí una versión fusionesca de un híbrido entre los YES de la época 73-75 y HAPPY THE MAN. Siguiendo con una cadencia muy similar, pero con unas vibraciones jazzeras incrementadas para que se equilibren con la persistente luminosidad de lo sinfónico, ‘Canción Para Un Solo Día’ coge la posta de soltura espiritual de ‘Saena’ y capitaliza sensaciones de festivo optimismo a través de su desarrollo melódico. Si los dos primeros temas eran exploraciones de diversos niveles de introversión, los dos siguientes se hilan en un viaje extrovertido imparable e irresistiblemente inspirador. Este viraje todavía habrá de continuar a paso firme en ‘Abismo’, pues en esta pieza opera una energía genuinamente punzante. El patrón rítmico está obviamente alimentado por el folklore mexicano, pero las inteligentes interacciones entre violín y clarinete (tendiendo puentes entre el folk y el jazz), los intensos solos de sintetizador que entran a tallar en pasajes estratégicos y la intromisión de un solo de guitarra de tenor Hackettiano refuerzan el vitalismo progresivo diseñado para la ocasión. Más de 4 ¼ minutos de gloria musical, y acto seguido, esa misma gloria se capitaliza hacia una suntuosidad sublime con ‘Los Designios De Géminis’, la suite que dura casi 18 minutos. Esta ambiciosa composición es el epítome crucial del álbum con su expansión de diversos espacios melódicos dentro de una arquitectura prog-sinfónica que es generosa en su abarcamiento de elementos fusionescos y folklóricos. Su variedad de atmósferas – las cuales van de lo amable a lo explosivo, de lo ensoñador a lo denso, de lo cósmico a lo robusto – se enfila en un flujo coherente. Por ejemplo, hay un puente etéreo marcado por misteriosos sonidos de maderas que es seguido por un pasaje de órgano que inicia una sección hipnótica donde se resaltan las intervenciones del clarinete y el cello. Gente como los YES en sus tiempos del “Tales From Topographic Oceans” o los GENTLE GIANT en los mejores años de su etapa de quinteto hubiese estado orgullosa de haber compuesto secciones de este tema tan pletórico de imponente señorío… pero no, se trata de algo fabricado en la mente de JLFL. Una gran maravilla de pieza que encarna el clímax decisivo de “Designios”… pero todavía queda ‘Punta Cometa’, tema que ocupa los últimos 8 ¾ minutos del disco. Su estrategia consiste básicamente en recuperar el espíritu flotante y contemplativo de la pieza con que se inició el repertorio, pero con una estructura más reconocible; incluye hermosos solos etéreos de guitarra de sintetizador, además de una envolvente coda minimalista que se siente como el último atisbo de luz del día.  



Hasta aquí llegamos con esta retrospectiva, la cual esperamos que haya podido dejar en claro por qué tenemos en tal alto aprecio a la obra de JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ LEDESMA. Aunque solo nos hemos centrado en tres discos publicados en un tiempo menor que un lustro, nos parece que ellos contienen suficientes elementos de diversidad musical como para que nos podamos hacer una buena idea del significado que tiene para ayer y para hoy la visión progresiva de este maestro. Huelga decir que estos tres ítems son recomendables para cualquier buena fonoteca de vanguardia contemporánea. 



Muestras de JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ LEDESMA 2000-2003.-


[Esta retrospectiva está inspirada en las reseñas originalmente publicadas en La Caja De Música con los siguientes enlaces: https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/jlfernandezledesma_solcentral.html +
https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/jlfernandezledesma_alfilo.html + https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/jlfl_designios.html 
También está inspirada en estas dos reseñas originalmente publicadas en ProgArchives: https://www.progarchives.com/Review.asp?id=162249 + https://www.progarchives.com/Review.asp?id=162221]


* El maestro británico Chris Cutler, músico, productor e investigador especializado en diversas formas de vanguardia (especialmente célebre por haber formado parte de HENRY COW, ART BEARS y CASSIBER), tuvo expresiones muy elogiosas sobre “Sol Central”, señalándolo como un trabajo impresionante cuyos recursos densos e imaginativos se benefician del uso vanguardista de voces, yuxtaposiciones rítmicas y capas sonoras, en una equilibrada amalgama de instrumentos acústicos y electrónicos.    

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