HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA
CÉSAR INCA.
En esta ocasión presentamos el nuevo disco del grupo de rock progresivo moderno GAZPACHO, el cual fue publicado por el sello Kscope en el último día del pasado mes de octubre, tanto en CD como en vinilo. El título del disco que hoy nos ocupa es “Magic 8-Ball” y la autoría del repertorio contenido en él es compartida por el personal de GAZPACHO en su integridad. El ensamble noruego conformado por Jan Henrik Ohme [voz], Thomas Alexander Andersen [teclados y programaciones], Jon Arne Vilbo [guitarras], Mikael Krømer [violín, mandolina y guitarras], Kristian “Fido” Torp [bajo] y Robert Risberget Johansen [batería y percusión] despliega en éste, su decimosegundo disco de estudio. Una hinchada bastante numerosa ha conquistado a lo largo de los años esta banda fundada en Oslo en el año 1996, la cual tuvo que esperar hasta el año 2003 para debutar fonográficamente con “Bravo”. Sus discos más celebrados suelen ser “Night”, “Tick Tock”, “Demon” y “Molok” (de los años 2007, 2009, 2013 y 2015, respectivamente). pero su nuevo álbum puede muy bien sumarse a esta lista. En líneas generales, se trata de una nueva exhibición de sinfonismo melódico armado con meticulosas orquestaciones y una buena cantidad de atmósferas amables que establecen nexos entre el (así llamado) neo-prog y el art-pop cristalino del nuevo milenio. Para este disco, Thomas Juth se hizo cargo de la mezcla y Hans Olsson hizo lo propio con la masterización. Veamos ahora los detalles de su contenido.
En esta ocasión presentamos el nuevo disco del grupo de rock progresivo moderno GAZPACHO, el cual fue publicado por el sello Kscope en el último día del pasado mes de octubre, tanto en CD como en vinilo. El título del disco que hoy nos ocupa es “Magic 8-Ball” y la autoría del repertorio contenido en él es compartida por el personal de GAZPACHO en su integridad. El ensamble noruego conformado por Jan Henrik Ohme [voz], Thomas Alexander Andersen [teclados y programaciones], Jon Arne Vilbo [guitarras], Mikael Krømer [violín, mandolina y guitarras], Kristian “Fido” Torp [bajo] y Robert Risberget Johansen [batería y percusión] despliega en éste, su decimosegundo disco de estudio. Una hinchada bastante numerosa ha conquistado a lo largo de los años esta banda fundada en Oslo en el año 1996, la cual tuvo que esperar hasta el año 2003 para debutar fonográficamente con “Bravo”. Sus discos más celebrados suelen ser “Night”, “Tick Tock”, “Demon” y “Molok” (de los años 2007, 2009, 2013 y 2015, respectivamente). pero su nuevo álbum puede muy bien sumarse a esta lista. En líneas generales, se trata de una nueva exhibición de sinfonismo melódico armado con meticulosas orquestaciones y una buena cantidad de atmósferas amables que establecen nexos entre el (así llamado) neo-prog y el art-pop cristalino del nuevo milenio. Para este disco, Thomas Juth se hizo cargo de la mezcla y Hans Olsson hizo lo propio con la masterización. Veamos ahora los detalles de su contenido.
‘Starling’ abre el álbum y es la canción extensa del mismo con su espacio de casi 9 ¼ minutos. Todo empieza con una aureola flotante que va floreciendo de forma sostenida, algo eficazmente concretado por el envolvente protagonismo de los teclados y los muy sutiles desenvolvimientos de los demás instrumentos. Es como si la introspección cósmica y el candor folclórico se fusionasen dentro de un encantador enclave cinematográfico. Recién en los últimos minutos se deja sentir la energía de la dupla rítmica y los riffs de guitarra, un pico al modo de una balada de PORCUPINE TREE filtrado por el patrón de los PENDRAGON de 1991-2001. Acto seguido llega el
turno de ‘We Are Strangers’, cuyas instancias iniciales de sintetizador y vocoder marcan una senda de cándida agilidad que ya conocemos de discos anteriores de GAZPACHO. El desarrollo melódico es suficientemente llamativo. Las conexiones estilísticas con FROST, NO-MAN y COLDPLAY van fluyendo a través de un dinamismo instalado sobre un esquema rítmico moderadamente sofisticado; las síncopas están armadas con precisión milimétrica a fin de realzar el encanto propio del núcleo temático. ‘Sky King’ ostenta una espiritualidad semejante a la de la canción precedente, pero los arreglos están más cercanos a las proyecciones cinematográficas de la canción inaugural. Las vibraciones evocadoras de la composición se hacen notar con fluidez y claridad impolutas. ‘Ceres’ exhibe desde el primer instante una gracilidad renovadora en su esquema compositivo, siendo así que el foco rítmico sosegado ayuda a dicho esquema a centrarse en una gentileza envolvente. Esta canción está muy imparentada con el paradigma de los MARILLION de inicios del milenio y, una vez más, también con FROST. ‘Gingerbread Men’ vira totalmente de registro para encauzarse por una ambientación ceremoniosa que, una vez más, nos remite a los ecos de la primera canción. Eso sí, la dupla rítmica se encarga de proveer un elemento propiamente rockero al asunto, algo bastante oportuno para el realce de los aspectos psicodélicos que emergen en ciertos pasajes estratégicos: éstos son los más aguerridos del repertorio del disco que hoy nos ocupa.
Durando poco más de 3 minutos, ‘8-Ball’ se dedica a exhibir una fluida mezcla de grooves circenses y aires de cabaret. De esta manera, la banda perpetra un recurso de color travieso que aporta variedad al esquema integral del disco. Algunas comedidas florituras del bajo se asocian perfectamente con ciertas armonías del teclado. La dupla final de ‘Immerwahr’ y ‘The Unrisen’
sirve para que el grupo eleve el nivel de colorido musical dentro de su armazón
sónico. La primera de estas piezas mencionadas se erige como una solemne balada sinfónica cuya aureola solemne se impone con debida delicadeza. En las instancias finales se da un controlado incremento de la musculatura rockera, lo cual permite a la canción elevarse a un clímax estilizadamente denso donde el centro melódico gana nuevos matices. La pieza conclusiva es aún más solemne e introspectiva: reabre espacios de explayamiento cinematográfico e incorpora algunas tonalidades folclóricas al galante esquema melódico diseñado para la ocasión. También hay un breve intermedio sinfónico que nos remite a THE ENID y GENESIS, un pasaje que, aunque breve, define el sendero hacia un atractivo epílogo suntuoso y evocador. Y... ¿si esta canción hubiese durado un poco más? Es lo que hay y no queda más por hacer; al gin y al cabo, el disco concluyó con su cénit decisivo. Todo esto fue lo que se nos brindó en “Magic 8-Ball” desde los cuarteles del sexteto GAZPACHO para fines de este año 2025. Puede que se trate de una de sus obras fonográficas más notables dentro de una trayectoria ya bastante amplia, tal como dijimos en el primer párrafo de la presente reseña. Un disco muy placentero, realmente.
Muestras de “Magic 8-Ball”.-
Starling: https://www.youtube.com/watch?v=j0V_UfT1ZxE
We Are Strangers: https://www.youtube.com/watch?v=e2ivDGPlLDw
The Unrisen: https://gazpachoband.bandcamp.com/track/unrisen
The Unrisen: https://gazpachoband.bandcamp.com/track/unrisen
























