Saturday, May 20, 2023

El vuelo de retorno de LA THÉORIE DES CORDES



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
En el mundillo de los amantes del rock progresivo y otras hierbas musicales art-rockeras estamos de plácemes porque tenemos ante nosotros el nuevo disco del ensamble francés LA THÉORIE DES CORDES, el cual se titula “4U-9525” y fue publicado el pasado 21 de abril. Sí, el disco se titula “4U-9525”, como ese vuelo de la que era la aerolínea alemana Germanwings filial de Lufthansa que ese cerdo homúnculo desequilibrado llamado Andreas Günter Lubitz, quien fungía como copiloto, estrelló sobre el Macizo de Estrop para llevarse consigo a otras 149 personas que estaban en el avión. Bueno, olvidémonos de los gusanos y concentrémonos en los genios: para este disco, la alineación de LA THÉORIE DES CORDES está conformada por Stéphanie Artaud [piano], Mathieu Torres [bajo y guitarra eléctrica], Hugo Lemercier [mandolina y guitarra acústica] y Heiva Arnal [batería]. Luminol Records es el sello encargado de publicar esta ítem grabado, mezclado y masterizado en el estudio La Mercerie à Mirepoix, por Hugo Lemercier. Se trata del tercer trabajo fonográfico de este ensamble y el último desde el año 2013. Haciendo un poco de historia, LA THÉORIE DES CORDES comenzó a fines del primer decenio de este milenio como el dúo de Mathieu Torres y Stéphanie Artaud, siendo así que el grupo no tardó en ampliar su membrecía hasta que llegó el tiempo de su primer álbum, Premières Vibrations”, del año 2011. Al poco tiempo le siguió el segundo álbum “Singes Electriques”, estando ambos centrados en una mezcla de prog sinfónico, Canterbury, avant-prog y heavy prog. Tras pasar por un periodo de hibernación desde el año 2015, el colectivo se reunió y en una noche de luna llena de inicios de agosto del pasado año 2022, empezó el proceso creativo para “4U-9525”. El lugar de compleción de las ideas compositivas y las sesiones de grabación fue el estudio La Mercery, ubicado en las laderas superiores de las colinas de Mirepoix, con una bella vista de los Monts dOlmes. El grupo decidió dar un paso adelante dentro de su mezcla de jazz-prog y heavy prog. Bueno, veamos ahora los detalles del repertorio contenido en el disco que ahora nos convoca.
 
‘YYC – Blanc De Calgary’ abre el repertorio con un aire señorial que está firmemente marcado por la sobria ceremoniosidad emanada de los fraseos del piano; mientras tanto, la batería elabora un swing comedido bien centrado en la faceta introvertida del discursos jazzero. Ya más adelante, cuando el esquema sonoro se torna un poco más aguerrido, la guitarra asume un rol protagónico para puntualizar recursos de expresión intensa dentro de un contexto más furioso. Eso sí, la fluidez tan compacta que se sustenta desde el dúo rítmico permite que el regreso final al ambiente inicial se concrete con perfecta naturalidad. ‘HKG – Cancer  d’Été’ sigue a continuación para expandir y capitalizar el colorido expuesto en el tema de entrada, siendo así que el bajo ocupa un lugar importante dentro del núcleo central junto al piano. De esta manera, el groove armado para la ocasión adquiere una exuberancia incrementada, lo cual, a su vez, permite que la irrupción del posterior clímax rockero se adentre con comodidad (en breves momentos, coqueteando con el prog-metal). ‘LAX – La Mort Du Bouddhiste’ se inicia con una aureola introspectiva que parece emular a la del tema de entrada, pero se nota aquí una diferencia de matiz: hay nexos con el legado de la tradición del jazz-fusion de los 70s (al modo de los pasos iniciales de RETURN TO FOREVER y WEATHER REPORT). La exuberancia esencial del segunda tema es reemplazada aquí por una misteriosa sensualidad, la cual se preserva muy bien merced a las florituras del bajo. Durante el arribo de la sección enérgica, se nota que se preserva la atmósfera inicial, solo que ahora tiene una incandescencia renovadora. La primera mitad del disco se cierra con ‘ALP – Le Colosse d’Anatolie’, pieza que es la segunda más larga del álbum con su espacio de poco menos de 9 ½ minutos y que desde el punto de arranque amenaza con instaurar un esplendor de soltura exótica. Los primeros fraseos de mandolina son prontamente acentuados por el piano, y cuando la dupla rítmica arma el compás inusual para que la ingeniería sonora se vaya engrosando, la rúbrica temática ya queda firmemente encauzada. Los ornamentos de batería que emergen a mitad de camino reflejan una exquisita inquietud mientras el piano emite efluvios aristocráticos; en todo caso, su misión central es la de armar un puente que nos lleva al campo abierto donde habrá de aflorar un majestuoso solo de guitarra. Esta mezcla de elegancia palaciega y jovialidad dionisíaca hacen de este tema uno de los cénit del álbum.
 
‘CDG – Need For Speed’ se sitúa en un punto intermedio entre la mesura contemplativa del primer tema del álbum y las vibraciones electrizantes del segundo, lo cual le permite servir como síntesis simbólica de los principales enfoques estilísticos que definen al ensamble. Adicionalmente, cabe resaltar cómo la batería reitera su posicionamiento contundente en clara afinidad con la pieza inmediatamente anterior. Con la secuencia de la miniatura ‘??? – Les Lois De l’Attraction’ y ‘DBA – Les Grands Hôtels’ (el tema más extenso del disco con sus 10 ¾ minutos de duración), el ensamble se dispone a seguir ahondando en todo el potencial de su paleta sonora. La mencionada miniatura consiste en una pequeña serie aleatoria de improvisaciones sónicas cuya desestructuración sistemática se refleja de una manera etérea; dicho juego de desestructuraciones es retomado en clave más densa para el pasaje prologar de ‘DBA – Les Grands Hôtels’, un tema cuyo cuerpo central está diseñado para expresar y desarrollar las aristas más volcánicas del dinamismo grupal. Dando campo prioritario a una cruza entre el jazz-rock y el heavy prog con fuertes connotaciones psicodélicamente oscurantistas, encontramos aquí una eficaz (y un tanto descabellada) cruza entre KING CRIMSON, ZORN, BOZZIO LEVIN STEVENS y HOLDSWORTH. La furia de dioses y hombres, inflamada por lamentos y alimentada con explosiones neuróticas, halla en esta pieza su manifestación definitiva, la misma que aterriza finalmente en la vorágine de la cual se engendró. Tras este delirio tormentosamente climático que encarna el cénit tortuoso del álbum, llega el turno de las ensoñaciones grisáceas que signan la esencia del penúltimo tema del repertorio, titulado ‘BCN – Terminale Envolée’. La labor de la batería recoge parcialmente los ecos del éxtasis tanático de ‘DBA – Les Grands Hôtels’ antes de ajustarse al swing que el piano, desde los primeros instantes, invitaba a organizar. Una vez esclarecido el panorama temático, el ensamble regresa de lleno a su faceta contemplativa; también cabe señalar que uno de los solos más hermosos de guitarra de todo el disco está aquí. Lo último es ‘DUS – Il Ne Restera Rien’, donde se da un nuevo giro de tuerca a la dimensión ensoñadora del grupo; los ornamentos de la batería añaden un toque bizarro al asunto, como recordándonos de que incluso en los momentos más tranquilos late la más terrible de las amenazas. Surrealismo inerte es la materia de la que está hecha la llave que cierra este disco.

Todo esto fue lo que salió de los cuarteles de invierno de LA THÉORIE DES CORDES para engalanar la realidad concreta de la escena progresiva del año 2023. “4U-9525” es un disco hermoso donde lo delicado y lo explosivo conviven y se comunican en una unidad dialéctica dentro de un enclave jazz-progresivo muy particular. Es una obra bastante recomendable que se revela como parte de lo mejor que se ha publicado desde abril en adelante dentro de la avanzada musical internacional de nuestros tiempos: ¡qué grandioso vuelo de retorno de LA THÉORIE DES CORDES!

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