Tuesday, December 31, 2024

El aporte de la FLAT EARTH SOCIETY para el año 2024

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy estamos prestando nuestra atención al nuevo trabajo fonográfico del ensamble belga FLAT EARTH SOCIETY: el disco en cuestión se llama “The ONE” y fue publicado el pasado 28 de mayo por el sello Zonk! Records, tanto en CD como en vinilo. El colectivo está conformado por Gert-Jan Dreessen [batería], Peter Vandenberghe [piano y teclados], Kristof Roseeuw [contrabajo], Maarten Flamand [guitarra], Wim Segers [vibráfono], Bart Maris [trompeta], Pauline Leblond [trompeta], Peter Delannoye [trombón], Marc Meeuwissen [trombón], Berlinde Deman [tuba], Peter Vermeersch [clarinete bajo y efectos electrónicos], Martí Melià [clarinete bajo], Bruno Vansina [saxo barítono y flauta], Benjamin Boutreur [saxo alto] y Michel Mast [saxo tenor]. El material contenido en “The ONE” fue grabado en el Johnny Green Giant Studio de Gante entre los días 13 y 17 de noviembre de 2023, siendo así que las ulteriores tareas de mezcla y masterización se llevaron a cabo en el estudio High Velocity Sound de Nevada City, California, bajo el mando de Oz Fritz. La portada es de la autoría del trombonista Marc Meeuwissen. Vandenberghe y Vermeersch se reparten la responsabilidad en las composiciones. Bueno, ya va siendo hora de repasar los detalles del repertorio contenido en “The ONE”, donde los títulos de los temas tienen la peculiaridad de tener en mayúscula sostenida las letras ONE.


‘bONEs’ es el tema que da inicio al álbum y es el más extenso del mismo, tratándose de una suite de 24 ½ minutos que contiene cuatro partes con sus propios títulos autónomos: ‘wONEdering’, ‘second to ONE’, ‘mr. ONE the Third’ y ‘no ONE in the final’. Todo empieza con un sigiloso groove de batería al cual acompañan algunos retazos ornamentales de tuba y clarinete bajo antes de que el ensamble íntegro entre en acción con un swing comedidamente extrovertido que nos remite al ensamble de SUN RA en la etapa 76-78 con algunos trazos del MILES DAVIS de fines de los 60. El trombón y la trompeta se alternan en el posicionamiento del lugar protagónico dentro del suntuoso entramado de metales mientras la batería va aumentando paulatinamente su propia exuberancia. Alrededor de la frontera del sexto minuto, mientras el saxo tenor asume el protagonismo, todo se remodela drásticamente en un magma aleatorio donde el susodicho instrumento gesta unos osados diálogos con el piano en clave de free jazz. Mientras la batería y el contrabajo vuelven a la escena, se prepara el terreno para otro viaje colectivo, siendo éste más sosegado bajo una aureola de cool jazz sobre un tempo de blues. Tras un puente deconstructivo donde surgen algunas vibraciones siniestras, la percusión tonal se hace notar más y empieza a dirigir la organización de un tercer momento bastante vivaz, el mismo que se sitúa en una vereda Zappiana. Siendo así que la pieza ha pasado su ecuador, podemos decir que esta sección es crucial para su expresividad sustancial; ayuda mucho que sus arreglos tengan una sofisticación muy particular. Las dos siguiente secciones siguen adelante con la fastuosidad así como con el despliegue de refinado vigor. La penúltima sección se apoya en la persistente ubicación destacada del vibráfono para hacer que el núcleo melódico vaya fluyendo naturalmente mientras emergen los virtuosos ornamentos de los diversos vientos. En cuanto a la segunda, el ímpetu expresionista se beneficia de la robustez de los guitarreos, los cuales permiten a los vientos y a la batería orientarse a paso firme a través de una senda de controlada explosividad. ¡Qué tremenda apertura del álbum! 

‘The Lost ONE’, la segunda pieza, fue compuesta en memoria del clarinetista-baterista-percusionista Tom Wouters, quien murió en el año 2021 y fue alguna vez integrante de la banda (ya había otro ítem en su honor en el álbum anterior “R.I.P”). Las líneas inaugurales del clarinete bajo ponen en claro el aura elegíaca que tendrá la pieza, pero no busquemos parsimonia aquí. El ensamblaje de batería y percusión arma un swing de tenor latino en un tempo moderadamente lento que permite al ensamble de vientos organizar un colorido evocador que respeta milimétricamente las cadencias y hálitos de espiritualidad reflexiva ínsitas a la composición. Una vez que se hacen notar las florituras del piano y del vibráfono, la gentileza del momento logra hacerse más patente. ‘Zippo Raid’ es una manifestación de puro esplendor emocional, una celebración de la vida como un continuo oleaje de luz que se traduce a un ágil ejercicio de jazz-rock donde la soltura de unos WEATHER REPORT se deja transportar al universo estandarizado de las big bands. La sólida pulcritud con la que se llenan los espacios diseñados por el esquema temático se siente naturalmente emplazada dentro del festivo dinamismo elaborado por el dúo rítmico. ‘The Previous ONE’ es la segunda pieza más extensa del repertorio con su espacio de 15 ¼ minutos. Su primera sección recibe los ecos de vivaracho dinamismo de la pieza precedente, teniendo la guitarra un rol un poco más prominente dentro del copioso entramado instrumental. Una segunda sección sirve para que el ensamble vire drásticamente hacia un ambiente sosegado y experimente con engarzamientos de armonías inusuales mientras recoge el legado del jazz experimental de fines de los 60. La batería y la guitarra se disputan fraternalmente el protagonismo mientras el bloque global arma un crescendo expresionista que llega a niveles volcánicamente tensos a poco de pasada la frontera del séptimo minuto. Tras esta erupción llega una prolongada instancia deconstructiva donde la tensión, en vez de desaparecer, se transforma en una srie de efluvios solipsistas e impenetrables. Recién a poco de pasada la frontera del decimotercer minuto, el grupo vuelve a armar un esquema temático reconocible: las cadencias iniciales preparan el terreno para un nuevo festín de jovialidad y agilidad, un epílogo celebratorio realmente irresistible. Las últimas notas de piano emiten una agradecida despedida. Un cénit del álbum a la par de la maratón que le dio inicio.
 
 

‘The ONE’ impone una nueva modalidad de vibraciones extrovertidas con la cruza de esquemas sónicos de vertiente nu-jazz dentro de un ágil entramado jazz-progresivo que se emparenta con lo que hacen bandas como JAGA JAZZIST y FORGAS BAND PHENOMENA. Los aires vanguardistas que se emplean aquí portan un magnetismo muy especial debido a lo llamativos que son el núcleo temático y el centro rítmico. El tema que cierra el álbum es el idóneamente titulado ‘The Last ONE (The Lost Post)’, que consiste en un collage surrealista donde toda una serie de recursos futuristas perpetrados por los sintetizadores (junto a unas perturbadoras vocalizaciones cuasi-robóticas) transitan por los subterfugios de diversos motivos de vientos. La ilación, con todo lo aventurera es, se siente bastante orgánica: un atajo tecnológico que nos toma de sorpresa pero que, al fin y al cabo, completa el versátil paisaje musical de la banda. Todo esto fue “The ONE”, una magna obra, una más que sale de la fábrica de hacer excelente música de los belgas FLAT EARTH SOCIETY. El ideal del jazz vanguardista está en muy buenas manos dentro del mundo contemporáneo mientras existen grupos como FLAT EARTH SOCIETY. Esperemos que no pase mucho tiempo hasta que emerja su próxima obra fonográfica; por lo pronto, he aquí un disco fundamental para el jazz contemporáneo que se ha producido en este año 2024 que ya se nos va.


Muestras de “The ONE”.-

Saturday, December 28, 2024

MASAL, por siempre jamás




HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

En esta ocasión tenemos la enorme alegría de presentar el más reciente lanzamiento fonográfico del ensamble avant-progresivo francés MASAL, uno de los más notables de este año 2024 que ya se nos va. El título del disco es “Siempre”, así, en español. Bajo el mando perpetuo de Jean-Paul Prat [piano y teclados], el ensamble de MASAL se completa casi siempre con Jean Prat [batería, xilofón y otras percusiones], Vincent Brizoux [saxos alto, soprano y barítono] y Norbert Galo [guitarras eléctrica y acústica, y mandolina], y de forma permanente, con el bajista Philippe Bussonnet. Otros músicos aparecen ocasionalmente como invitados: Emmanuel Prat (teclados), Baptiste Ferrandis (guitarra), Olivier Bodson (trompeta y fliscorno), Antoine Colin (trompeta), Jan Eggermont (saxos tenor, soprano y barítono), Marc Godfroid (trombón), Yann Lecollaire (clarinete), Toine Thys (clarinete bajo), Eva Debruyne (oboe), Stefan Bracaval (flauta) y Paul Hanson (fagot). Como es habitual, toda la música que forma parte de “Siempre” fue compuesta y arreglada por Jean-Paul Prat, siendo las sesiones de grabación organizadas por él mismo junto a Emmanuel Prat y Jeanne Massonnet en el Studio Pieuvre de Bruselas, Bélgica, entre noviembre del 2023 y enero del 2024. En ese mismo estudio realizó Jean Prat la mezcla, mientras que las ulteriores labores de masterización estuvieron a cargo de Rémy Lebbos en el Rare Sound Studio de Ixelles, Bélgica. Bueno, ya es hora de revisar el material aquí contenido.

 
El repertorio de “Siempre” comienza con la muy vivaz pieza ‘TGV Pour Paradis’, una exhibición de jolgorio que sabe revertirse de señorial sofisticación mientras se explaya sobre su llamativo dinamismo. Los arreglos de vientos son cruciales para afianzar el colorido esencial del cuerpo central; por su parte, los solos de guitarra aportan una garra muy tensa. A continuación, llega el turno de ‘Feu’, un tema diseñado para explorar recursos de densidad con serios matices oscurantistas a lo largo y ancho de una ambiciosa arquitectura. Todo comienza en clave abiertamente belicosa con un juego de síncopas donde impera un espíritu marcial. Un poco más adelante, el ensamble vira hacia una atmósfera centrada en una ceremoniosidad crepuscular, siendo así que la instrumentación emana un aura inquietante y majestuosa tras haber iniciado su trayecto con una actitud tanática. Los ligeros cambios de motif preservan esa agitación aristocrática perfilada por los influjos de los MAGMA de 1971 y los ZAO de 1973. Un entramado que, a paso firme, erige un cénit decisivo del álbum. ‘Danse De L’eau’ cambia totalmente de registro para dejarse llevar por un cristalino y grácil lirismo de ribetes renacentistas, llegando a ostentar un brío juguetón y primaveral. Una contraparte bien afianzada frente al delirante autoritarismo de ‘Feu’. El largo tema ‘Isami’ gira en torno a un envolvente motif de piano que algo tiene de impresionista, aunque los ornamentos provistos por los vientos y el sintetizador gestan una mesurada suntuosidad. Mientras avanza el cautivador desarrollo temático, algunos elementos románticos y otros jazzeros entran a tallar por vía del saxo soprano. Una composición muy bella, realmente, una invitación a dejarse llevar por un éxtasis contemplativo que tiene variados niveles de conmoción mística, un abierto contraste frente a la propuesta de ‘Feu’, cuya propuesta era una celebración de la nigromancia conectada a misterios lúgubres
 
Con sus cerca de 18 ½ minutos de duración, ‘Des Flots D’'eau Vive’ se erige como la pieza más extensa del álbum... Y también es una ofrenda de belleza musical químicamente pura en clave de chamber-rock. Su sección prologar recibe directamente los ecos de estilizada evocación del tema precedente, siendo así que las refinadas orquestaciones de los vientos generan unas elocuentes vibraciones exuberantes donde la vitalidad del momento se realza con total eficacia. A poco de pasada la frontera del quinto minuto, los nuevos efluvios del piano movilizan unas texturas más fulgurosas y cálidas, algo así como una expresión del agua tras las previas brisas de aire. Adicionalmente, el ingreso de la guitarra resulta muy relevante para la manifestación de este renovado esplendor. Una tercera sección que se inicia alrededor de la frontera de los once minutos y medio capitaliza el fulgor reinante para brindarle una mayor dosis de exquisitez. La sección epilogar es saltarina, elaborando unas leves agitaciones cuyas ondulaciones parecen esbozar una próxima ensoñación (casi a lo OLDFIELD) para el intelecto que se mantuvo atento a toda la precedente serie de texturas. El cierre del repertorio llega de la mano de ‘La Marseillaise’, un breve dueto de piano y fliscorno que trae el manto nocturno para cubrir eso onírico vuelo introspectivo que se anunciaba en el cierre de la penúltima pieza. La discreta presencia de la percusión tonal completa el paisaje sonoro de esta variación del himno nacional francés con eficaz sobriedad. En fin, todo esto es lo que se nos ofreció con 
“Siempre”, un disco hermoso y embrujador que sirve para que MASAL refuerce, una vez más, su grandeza estética. Dicha grandeza es para siempre jamás.
 
 
Muestras de “Siempre”.-
Feu: https://masal.bandcamp.com/track/feu
Des Flots Déau Vive: https://masal.bandcamp.com/track/des-flots-deau-vive
 

Wednesday, December 25, 2024

Tercer carnaval avant-progresivo de INNER EAR BRIGADE

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy presentamos una de las más brillantes sorpresas emergidas dentro de la avanzada progresiva estadounidense durante el último tramo del año 2024: “Perkunas”, la tercera obra fonográfica de INNER EAR BRIGADE, uno de los más ágiles ensambles de música avant-progresiva de los últimos años. Con su vigente conformación integrada por Bill Wolter [guitarra y teclados], Ivor Holloway [saxofones, clarinete y EWI] y Chris Lauf [batería y percusión], nos brinda un catálogo de siete nuevas composiciones pletóricas de ingenioso colorido y osados desarrollos temáticos. Geomancy Records fue el sello encargado de publicar este álbum el pasado 20 de noviembre. El trío estuvo acompañado por una numerosa cantidad de colaboradores alternados: los bajistas Stephen Wright, Jason Hoopes y Curtis McKinney; los teclistas Andrew Vernon, Andrew Jamieson, Eli Wallace y Max Stoffregen; la cantante Madeline Tasquin; el violista Charith Premawardhana; los percusionistas Aharon Wheels Bolsta y Shayna Dunkleman, y; el baterista Jordan Glenn. También aparecen Melody Ferris y Alison Niedbalski a los coros. El disco que hoy nos ocupa fue mezclado por Nahuel Bronzini en el Studio Burgundio de Berkeley, California, siendo posteriormente masterizado por Nate Wood en Kerseboom Mastering, Nueva York. Adelantamos que tenemos aquí un disco genial donde se renueva ferozmente los ideales de la música progresiva en su dimensión más combativamente vanguardista (incluyendo eso mal llamado RIO); a propósito, el nombre del álbum alude a Pekūnas, el dios del trueno, la lluvia, las montañas y el cielo en la mitología báltica, aunque su portada nos remita más bien a un híbrido de rococó y surrealismo. Lo más idóneo ahora es repasar cada pieza contenida en su repertorio.


La experiencia de “Perkunas” empieza con ‘Ecobio Curves’, una pieza bastante festiva donde las vibraciones caleidoscópicas emanadas del entramado de vientos, guitarra y teclados realzan eficazmente la magia fulgurosa del complejo desarrollo melódico. La sistemática e incesante gracilidad de la dupla rítmica permite que este despliegue de luminosidad sonora se mueva fluidamente a través de una ingeniería patentemente compleja. El lirismo del canto femenino nos remite a esos primeros años de RETURN TO FOREVER mientras la instrumentación tiende puentes entre el patrón de los THINKING PLAGUE de los 90 y los HENRY COW del último álbum. ‘Sumimasen’ sigue a continuación para remodelar el esplendor esquemático de la pieza de apertura con una estrategia un poco más comedida, siendo así que el factor jazz-fusionesco es explorado de forma fehaciente con miras a realzar la persistente elegancia progresiva del ensamble. 
El pasaje introductorio de piano eléctrico asienta los fundamentos del ambiente general bajo el que se habrá de preservar el vitalismo reinante con una versatilidad absorbente. De esta manera, en medio del bien manejado contraste entre los pasajes serenos y los extrovertidos, estos últimos se destacan con un nervio pronunciado: el cénit de este aspecto está en la climática sección final. Un momento culminante del disco.  La dupla de ‘Earendel’ y ‘Goblin Gruel Part 1’ sirve para que el ensamble siga explorando renovadoras estrategias sónicas dentro de su esquema de trabajo esencial. El primero de estos temas mencionados es un excelso ejercicio de coloridos jazz-progresivos pertrechado con masivos croquis donde el saxofón puede ubicarse en el centro protagónico mientras la batería instala una arquitectura rítmica realmente sólida; por su parte, los teclados colocan y apuntalan unos ornamentos cristalinamente señoriales. Una vez que la guitarra reemplaza al saxofón en el centro protagónico, el lirismo imperante asume una vivacidad renovada. He aquí otro pasaje mayúsculo del repertorio. Por su parte, ‘Goblin Gruel Part 1’ se adentra en el área del jazz-rock con matices experimentales, muy al modo de una hibridación entre el ZAPPA de 1972 y los WEATHER REPORT de 1975 a través del filtro de FORGAS BAND PHENOMENA. Como se puede adivinar, esta nueva exhibición de algarabía musical se enriquece con ciertos recursos de extravagante distinción.

‘Muse 2 Entropy’ es una exploración de matices relajados y ligeramente misteriosos que se transportan sobre un groove crepuscular de tenor jazzero. El esquema melódico es manejado con una constreñida exuberancia, la misma que permite a la creciente maraña instrumental ascender de manera muy sostenidaCuando llega el turno de ‘Brood X’, el ensamble tiende puentes estilísticos fraternos con FRENCH TV y HUMBLE GRUMBLE al elaborar un ejercicio de vivacidad y agudeza donde el potencial surrealista del núcleo temático es atenuado por la vitamínica extroversión del armazón instrumental. Dicho sea de paso, posiblemente tenemos aquí el mejor solo de guitarra de todo el disco. La pieza homónima no solamente es la más extensa del álbum con sus casi 9 ½ minutos de duración, sino que también es la encargada de cerrarlo. ‘Perkunas’ comienza con un talante ceremonioso cuya evidente majestuosidad es manejada con una envolvente sobriedad; la maraña instrumental gira en torno al dueto de teclado y canto, siendo ésta dirigida calculadamente hacia una expansión expresionista que abrirá un forado poco antes de llegar a la frontera del segundo minuto y medio, y a una feroz corriente a poco de llegar a la seña del tercer minuto. La juguetona vitalidad en curso tiene algo de tenso, pero, en su mayor parte, es una reciedumbre traviesa y festiva la que marca la pauta de este cuerpo central. Regresan al frente los fantasmas de HENRY COW y THINKING PLAGUE, siempre a través del propio filtro de INNER EAR BRIGADE. En algún momento, surgen unas exquisitas florituras de saxofón, guitarra y piano eléctrico que activan un refuerzo del carnaval bizarro que no parece tener dónde parar. El pasaje epilogar articula un regreso al motif inicial con esa vieja ceremoniosidad sin evitar los ecos del masivo expresionismo que marcó al carácter esencial de esta pieza. Un cierre a lo grande para “Perkunas”, el cénit final para un disco que irradia convulsiones fabulosas por todos sus poros.


En conclusión, debemos agradecer a la gente de INNER EAR BRIGADE por haberse lucido tanto en la gestación y la producción de la música contenida en “Perkunas”, un disco totalmente recomendable en cualquier buena colección de rock progresivo y otras variantes experimentales. 
 
 
Muestras de “Perkunas”.-
Sumimasen: 
https://innerearbrigade.bandcamp.com/track/sumimasen

Tuesday, December 24, 2024

Es siempre Navidad en la tierra de los Dioses del Rock JETHRO TULL

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Ahora que tenemos las Fiestas Navideñas del año 2024 encima, echamos un vistazo tardío al último disco de JETHRO TULL con el guitarrista Martin Barre en sus filas: “The Jethro Tull Christmas Album”, original del año 2003 y que ahora, a fines de año, se reedita con el título de “The Jethro Tull Christmas Album: Fresh Snow At Christmas”. Más exactamente, el viernes 6 de diciembre. La edición de 4 CD contiene la mezcla original y la nueva remezcla en los dos primeros volúmenes, mientras que los otros dos recogen sendos registros en vivo: “Christmas Live At St. Bride’s 2008” y “The Ian Anderson Band Live At St. Bride’s 2006”, conciertos navideños con fines benéficos realizados en la iglesia titular, templo de estilo barroco ubicado en Londres. Se añade un Blu-ray en esta reedición producida por el sello InsideOut. Bruce Soord, integrante de THE PINEAPPLE THIEF y ya un viejo amigo de Ian Anderson, se encargó de las labores de remezcla. También existe la edición de doble vinilo. La alineación del grupo en aquel año 2003 constaba de: Ian Anderson, el perpetuo líder, al canto, la flauta, la guitarra acústica, la mandolina, el pícolo y algunas percusiones; el hasta entonces permanente terrateniente Martin Barre a las guitarras eléctricas y acústica; Andrew Giddings a los teclados, el acordeón, la programación de ritmos y el bajo; Jonathan Noyce alternando el bajo con Giddings, y; Doane Perry a la batería y las percusiones. Ocasionalmente, hicieron aportes Dave Pegg (bajo adicional y mandolina) y James Duncan (batería… y sí, se trata del hijo mayor de Ian). También aparece en algún momento The Sturcz String Quartet, conformado por los violinistas Gábor Csonka y Péter Szilágyi, el violista Gyula Benkő y el cellista András Sturcz. 

 

Las tres canciones nuevas de este álbum navideño son ‘Birthday Card At Christmas’, ‘Last Man At The Party’ y ‘First Snow On Brooklyn’. La primera de ellas es la que precisamente abre el álbum y su fuente de inspiración está en el hecho de que la hija del buen Ian, Gael Anderson, cumple años precisamente a pocos días de Navidad, así que cada año ella se topa con que su día especial resulta ensombrecido por las festividades decembrinas (que también olvidan al propio protagonista Jesucristo en medio de banquetes, obsequios y borracheras con champán y otros licores). Los amplios despliegues de vigor y agilidad con los que se desarrolla el llamativo núcleo melódico no sólo sirven para iniciar el repertorio con un solvente magnetismo, sino también para realzar el travieso sarcasmo de la letra: “People have showered me with presents / While their minds were fixed on other things. / Sleigh bells, bearded red suit uncles, / Pointy trees and angel wings. / I am the shadow in your Christmas, / I am the corner of your smile. / Perfunctory in celebration, / You offer content but no style.” ‘Last Man At The Party’ se centra en un puro despliegue de júbilo folclórico sobre un presto compás de 3/4. ‘First Snow On Brooklyn’ se enfila por una espiritualidad más melancólica, estando situada en un llamativo encuadre sinfónico con tintes folk-rockeros para ilustrar una imagen de soledad en medio de la fanfarria navideña de la calle.“And the first snow on Brooklyn paints a Christmas card upon the pavement. / The cab leaves a disappearing trace and then it’s gone. / And the snow covers my footprints, deep regrets and heavy heartbeats. / When you wake, you’ll never see the spot that I was standing on.”  La segunda canción del disco consiste en un popurrí de ‘The Holly And The Ivy’ (canción tradicional) y ‘Hark! The Herald Angels Sing’ (canción inglesa basada en ‘Vaterland, In Deinen Gauen’ del maestro alemán FELIZ MENDELSSOHN) que se titula ‘Holly Herald’. 


Hay más piezas ajenas y añejas en el repertorio, pues más adelante nos topamos con la bella pieza ‘Pavane’, composición original del maestro francés GABRIEL FAURÉ. La exótica hermosura inherente a la pieza acoge en manos del quinteto una renovadora gracilidad donde la candidez de lo campechano y la estilización sistemática de lo académico se fusionan en una única fuente de expresión. De lo más notable de este disco y, tal vez, de lo mejor que se ha hecho en toda la historia de JETHRO TULL en cuanto a la labor de adaptación de una obra docta; de hecho, fue parte de muchas de las últimas giras que realizó la banda hasta el momento del hiato iniciado en el año 2011. ‘God Rest Ye Merry, Gentlemen’ es un villancico de mediados del siglo XVII que había sido parte de los solos de flauta de Anderson en muchísimas giras de los 70; por fin tiene aquí su versión de estudio en una versión integral que resulta muy llamativa, pues está hecha en clave de jazz-rock melódico con fuertes enclaves de lucimiento para todos los músicos. ‘We Five Kings’ es una extrapolación a un alegre compás de 5/4 del célebre ‘We Three Kings’ de JOHN HENRY HOPKINS, JR, el cual data de 1857. La idea de Anderson de hacer esta variación es la de celebrar la vigencia misma de JT con su recurrente formato de quinteto. El resultado es exitoso en tanto que concreta un elegante ejercicio de jazz-rock en 5/4; de hecho, el groove se parece mucho al de ese antiguo hit de fines de los 60 ‘Living In The Past’, aunque el colorido concreto de esta versión está emparentado con la etapa 77-78. Esto último se nota en la vitalidad compartida entre la flauta y los teclados, así como en el boato moderado de la guitarra de Barre que sale al frente en algunos pasajes estratégicos. Otro gran viaje a los viejos tiempos es ‘Greensleeved’, obviamente basado en ‘Greensleeves’, pero con una drástica variación ágil sobre un trajinado tempo en 7/8. No pueden faltar los villancicos ya existentes en el canon de la banda: el cínicamente humanista ‘A Christmas Song’, el entrañable ‘Another Christmas Song’, el jovial ‘Jack Frost And The Hooded Crow’ y el sedosamente sofisticado ‘Ring Out, Solstice Bells’.* El primero es un ítem relevante para la forja del mando exclusivo y excluyente de Ian Anderson ‘Love Story’ en un single de fines del 1968. El segundo formó parte de “Rock Island” (1989), mientras que el tercero era uno de los muchos ítems excelentes que no entraron en el álbum “The Broadsword And The Beast” (1982). En fin, el cuarto antecedió a ese magnífico álbum de 1977 “Songs From The Wood”, recogiendo la rutilante orfebrería sonora de raigambre campesina y meticulosas estilizaciones progresivas que caracteriza a esa época 1977-78.


En fin, el repertorio de “The Jethro Tull Christmas Album” se completa con canciones no necesariamente conectadas de forma directa con los escenarios navideños, pero que evocan cosas colaterales a las mismas. ‘Fires At Midnight’, la hermosa balada folk-progresiva que cierra el ya mencionado “Songs From The Wood”, evoca aires del calor del hogar y la vida familiar. ‘Weathercock’ sirve como pretexto para apreciar el año que se fue y proyectar expectativas para el año entrante. El instrumental ‘A Winter Snowscape’, compuesto por Barre para su álbum solista “Stage Left” (2003), nos sitúa dentro de los paisajes de invierno que históricamente se asocian al solsticio navideño y sus tiempos de alrededor. La versión de JT incluye intervenciones de flauta y percusiones adicionales. Los volúmenes 3 y 4 recogen, tal como dijimos anteriormente, dos registros en vivo: “Christmas Live At St. Bride’s 2008” y “The Ian Anderson Band Live At St. Bride’s 2006”. El segundo de éstos es la gran novedad, pues el primero ya apareció como el CD 2 de una reedición doble de “The Jethro Tull Christmas Album”. En ese evento del 2008, el núcleo dual de Anderson y Barre estaba acompañado por David Goodier [bajo acústico], John O’Hara [teclados] y James Duncan [cajón y otras percusiones]. El organista Robert Jones aparece algunas veces como invitado, así como algunos integrantes del St. Bride’s Choir. Una de las novedades del evento del 2008 es la presencia de una canción poco recurrente en los repertorios en vivo de JT como ‘Living In These Hard Times’ (un residuo de esa etapa prolífica del “Heavy Horses”), así como de lecturas de poemas como Marmion de WALTER SCOTT y Mark Billingham, The Ballad Of The Breadman de CHARLES CAULSEY. También aparece un cautivador arreglo coral del clásico villancico ‘Silent Night’. El final con el popurrí de ‘God Rest Ye Merry, Gentlemen’ y ‘Thick As A Brick’ es el apropiado final del júbilo. El evento del 2006, que tiene al guitarrista Florian Opahle, el baterista Scott Hammond, O’Hara y Goodier como compañeros del buen Ian, también tiene algunas cosas bastante interesantes. ‘Living In The Past’ inicia las cosas con ágil frescura, mientras que temas como ‘Griminelli’s Lament’, ‘Moz’art’ y ‘Pastime With Good Company’ rizan los renovados rizos del típicamente sofisticado lirismo que históricamente lleva las riendas del ideario musical de JT.


Todo esto es lo que encontramos en esta reedición ampliada de “The Jethro Tull Christmas Album”, el álbum que marcó más que el fin de una era, el fin de toda una ilación de eras que se había iniciado en el año 1969 con el ingreso de Martin Barre, quien no necesitó mucho tiempo para erigirse como el terrateniente infaltable y definitivo del maestro Ian Anderson. A lo largo de todo el repertorio, se hace patente que siempre es Navidad en la tierra de los Dioses del Rock JETHRO TULL.
  

FELIZ NAVIDAD 2024
Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO 2025
 

Muestras de “The Jethro Tull Christmas Album”.-
Birthday Postcard At Christmas: https://www.youtube.com/watch?v=eTakRttQv7c
God Rest Ye Merry, Gentlemen: https://www.youtube.com/watch?v=uybVehrKvkE
Pavane: https://www.youtube.com/watch?v=TOFwokQr-cs
First Snow On Brooklyn: https://www.youtube.com/watch?v=D9GsmxqMUFM 
We Five Kings: https://www.youtube.com/watch?v=QtuRVior8Os


Sunday, December 22, 2024

KENSO: el retorno de los guerreros solares del rock jazz-progresivo japonés

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy nos complace enormemente presentar el nuevo disco del veterano grupo japonés KENSO, un colectivo emblemático del rock jazz-progresivo de su país desde fines de los 70. “An Old Warrior Shook The Sun” es el título de este nuevo disco, el cual fue publicado por el sello Nexus el pasado 13 de noviembre, 10 años después de su antecesor “Uchinaru Koe Ni Kaiki Seyo”. Tras décadas de operar como quinteto, la alineación oficial de KENSO es ahora un cuarteto conformado por el guitarrista Yoshihisa Shimizu, el bajista Shunji Saegusa, el baterista Keisuke Komori y el teclista Kenichi Oguchi. También aparecen ocasionalmente Ippiqui Takemoto (percusión), Kenichi Mitsuda (piano), Taku Yabuki (piano y teclados), Gen Ittetsu (violín) y Miwako (canto). La producción de “An Old Warrior Shook The Sun” estuvo a cargo del sello Nexus, mientras que la distribución está en manos de King Record Co. Ltd. Bueno, ya va siendo hora de revisar los detalles estrictamente musicales de este disco.
 

El repertorio se inicia con ‘Watashi No Jinsei Ni Wa’, una pieza potente que se manifiesta como una erupción de diversas arquitecturas desafiantes de sonido y garra. Es como una remodelación de los RETURN TO FOREVER de 1976 y los DIXIE DREGS de 1978 con la adición de elementos Yessianos. Las intervenciones de la guitarra y el intenso groove de la batería son los pilares sobre los que se sostienen los sofisticados vericuetos temáticos, los mismos que adquieren un fulgor majestuoso merced a la presencia de los teclados y las líneas del bajo. Luego sigue el turno de ‘Tokiniwa Ratenno No Fushu Ni’, un tema donde el grupo baja los decibeles un poco mientras incrementa la estilización melódica. Se notan ciertos aires a lo HAPPY THE MAN, así como una cierta cercanía al patrón histórico de la banda compatriota AIN SOPH y, más aún, unos resabios a los álbumes de los propios KENSO de aquella lejana década de los 80. La contenida vitalidad derramada por el entramado sonoro se mantiene firme en su esplendorosa elegancia, estando ésta mayormente plasmada en las interacciones entre guitarra, teclados y violín. Es simpática la inclusión de algunos interludios al estilo del Latin jazz. He aquí un primer cénit del álbum tras la ígnea manifestación del tema de apertura. La dupla de ‘Haikei Airissuea Sarna’ y ‘Kobaku Taru Sai No Kawara Nite’ permite al ensamble continuar explorando varios recursos expresivos. El primero de estos temas mencionados exhibe una espiritualidad contemplativa marcada por un lirismo envolvente en un lapso de menos de 4 minutos. Por su parte, ‘Kobaku Taru Sai No Kawara Nite’ se mete de lleno por la senda del jazz-fusion con un enfoque aún más meticuloso que el expuesto en el núcleo temático de la pieza #2. La ocasional intervención de ornamentos psicodélicos de sintetizador añade un matiz de ingeniosa extravagancia a la estructura melódica en curso. ‘Ryu No Mai’ dura más de 6 ¾ minutos vuelve de lleno al vigor explícito con el que se inició el repertorio para realizar una ágil proyección de grooves jazz-progresivos donde se incorporan algunos aires folclóricos. El ímpetu del esquema rítmico da solidez a la preservación de vibraciones festivas mientras la dimensión rockera mantiene una estilización aristocrática. A propósito, aquí encontramos algunos de los más notables solos de sintetizador y piano de todo el disco.
 
‘Sore Dakara Ima Wa Tanoshiku’ se sitúa en un camino intermedio entre la exuberancia rutilante del primer tema y la cristalina elegancia vitalista del segundo, siendo así que su desarrollo melódico encapsula suficiente fulgor como para generar una magia cautivadora desde su propio seno. Esta pieza dice mucho en su espacio de poco más de 54 minutos. Con el largo título de ‘Nigesatta Jibun No Tamashi Wo Oikakeru Ga Gotoku Sora Wo Tsukande Iru’, el séptimo tema del álbum riza el rizo de señorío melódico en clave jazz-progresiva. Las saltarinas florituras del sintetizador y la garra de los solos de guitarra se sostienen firmemente sobre la grandilocuente dupla rítmica. Lo que suena es como una melodía de los GENESIS de 1976 filtrada por los RETURN TO FOREVER de 1976. La miniatura ‘Naibu Ni Iru Hito Ga Birodosho Ni Mieru Riyu’ exhibe exploraciones abstractas marcadas por tensas notas sostenidas de guitarra entrelazadas con efectos futuristas de sintetizador, un efectivamente chocante reposo del diverso lirismo que vino antes. ‘Hyoto’  y ‘Kessite Sayonara Dewa Naku’ son las piezas más extensas del álbum con su coincidencia de duración de 7 minutos y pico. La primera de ellas es una emotiva balada centrada en el dueto de piano y canto femenino, estando el sintetizador y la guitarra a cargo de instaurar capas y orquestaciones diseñadas para exhibir una intensa aureola de ensoñación. El segundo comienza con una sección en clave de blues-rock estilizado, siendo así que su sutil fuerza de carácter se hace más explícita cuando una segunda sección entra a tallar con un medio tiempo grácilmente centrado en un señorío jazz-progresivo. Lo que se nos muestra ahora es como una cruza entre los BRAND X del primer álbum y los WEATHER REPORT de 1977. Una tercera y última sección se encarga de mezclar el groove inicial con algunos recursos de explosividad jazz-progresiva, resultando todo en un ejercicio de ceremoniosa suntuosidad. El final del repertorio llega de la mano de ‘Still A Boy In Solitude’, un ameno ejercicio de nu-jazz electrónico que funciona como una alegre y virtuosa travesura con la que se cierra la puerta de este variopinto edificio musical.

Todo esto fue lo que se nos brindó desde los remodelados cuarteles del legendario y aún vigente ensamble japonés KENSO. “An Old Warrior Shook The Sun” es el guerrero manifiesto del retorno de estos guerreros solares del rock jazz-progresivo japonés. La historia cuenta que los orígenes de esta banda se remontan al año 1974, así que este año 2024 ha marcado unas bodas de oro realmente estupendas: KENSO han vuelto para recuperar instantáneamente su posición dentro de la élite musical de su país. En fin, he aquí una obra totalmente recomendable y absolutamente imperdible para cualquier fonoteca dedicada al rock progresivo y otras formas de rock artístico que se precie de ser buena.
 
 
Muestras de “An Old Warrior Shook The Sun”.-
Tokiniwa Ratenno No Fushu Ni: https://www.youtube.com/watch?v=KRPbWHFmDSU
Ryu No Mai: https://www.youtube.com/watch?v=8oO3DWA4AwM
Sore Dakara Ima Wa Tanoshiku: https://www.youtube.com/watch?v=8hPJrO-sL5Y
Kessite Sayonara Dewa Naku: https://www.youtube.com/watch?v=0AhlPGgZ-Mw

Friday, December 20, 2024

En la órbita jazz-progresiva de la maestra AMANDA CHAUDHARY

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos en nuestras manos una breve pero muy recomendable obra fonográfica gestada por la maestra estadounidense AMANDA CHAUDHARY en este año 2024 que ya se nos va: el título de la obra en cuestión es “January Suborbital Denomination” y su fecha específica de publicación fue el 8 de junio último. Se trata de la segunda obra que realiza con su proyecto MEOW MEOW BAND. CHAUDHARY, residente en San Francisco, California, se hace cargo de los teclados, los sintetizadores, los efectos electrónicos y otros instrumentos, haciéndose acompañar por una cierta cantidad de invitados ocasionales: Steve Adams (saxofones alto, barítono y sopranino), Jason Bellenkes (clarinete en si), Myles Boisen (sitar eléctrico y banjo), Chris Grady (trompetas en do y en si), John Hanes (batería), Jerry King (guitarras eléctricas), Prem Lall (narraciones), Scott Larson (trombón), Joshua Marshall (saxofón tenor), Jonathan Scales (sartenes de acero), Sami Stevens (canto), Jamaaladeen Tacuma (bajo), Brett Warren (bajo y contrabajo) y G. Calvin Weston (batería). No siendo ninguna novata en las escenas jazzera, progresiva y electrónica de su país, además de ser creadora del canal de YouTube SynthCat TV, es justo decir que la buena AMANDA es una veterana y talentosa experta en la exploración de los teclados y los sintetizadores. Recién la hemos conocido por su participación en el último disco del NUBDUG ENSEMBLE, pero ella tiene, además de una discografía solista, también un grandioso currículum que incluye a colectivos como RECONAISSANCE FLY y VACUUM TREE HEAD. También es artista visual, dicho sea de paso. El material contenido en “January Suborbital Denomination” fue grabado en varias sesiones entre junio del 2022 y marzo del 2024, en los estudios CatSynth HQ (San Francisco), Guerilla Recording (Oakland) y Soundscape Recording Lab (Filadelfia). 

La miniatura ‘Live From The Desert Lounge’ inicia las cosas con un exquisito despliegue de jazz de salón, un anticipo amable para la pronta emergencia ‘Rambutan’, tema de casi 6 minutos de duración cuyo enfoque sonoro se sitúa en una fluida encrucijada entre la tradición del jazz-fusion de los 70 (a lo WEATHER REPORT) y la gracilidad del así llamado nu-jazz. Los colores de los vientos y las florituras del piano eléctrico se alternan en el empoderamiento del centro nuclear instrumental. A continuación, llega el turno de ‘National Chocolate Oat Milk Day’, canción que empieza con un solemne arreglo coral que, al poco rato, abre camino a un cuerpo central armado en clave de jazz-pop. Los aires de inocencia emanados del esquema  melódico son eficazmente envolventes, algo que se realza con los solos de trompeta, sitar eléctrico y bajo que entran a tallar durante la segunda mitad. Si alguna vez nos preguntamos a qué sonaría un híbrido de CARAVAN y STEELY DAN en el contexto del nuevo milenio, pues he aquí la respuesta. ‘Ghanaplasticity’ es una excursión en un valle deconstructivo donde se instalan campos de juegos dadaístas que adoptan aventureros cromatismos futuristas. Una tensión lúdica que hace de lo humorístico un misterio irremediablemente insondable. ‘Kislev’ sucede al caos inteligente de la pieza precedente con un viraje hacia una evocadora modalidad de sonoridades jazz-progresivas, las mismas que recogen recursos procedentes tanto la aureola ágil del tema #2 como de la calidez suavemente primaveral del tema #3. El lirismo ínsito a la composición es suficientemente sofisticado como para poseer un magnetismo señorial, siendo así que la potencial majestuosidad del armazón instrumental es manejada con una flotante sobriedad. Una belleza de canción, un cénit decisivo del álbum. 

Cuando llega el turno de ‘Taconic Parkway Bridge’, se nos revela una excursión space-rockera con talante progresivo que, al apoyarse sobre un groove electrónico con cadencias étnicas, se abre a expansiones futuristas con solvente grandilocuencia y sobria calidez. Otro momento culminante del repertorio. ‘Endorheic Basin’ desarrolla una nueva exploración en climas electrónicos activada por vibraciones futuristas. El penúltimo tema del disco es el más largo del mismo con sus casi 6 ¼ minutos de duración: su título es ‘Marlon Brando’ (nada menos) y se mueve a paso firme a través de la senda del jazz-fusion con un enfoque muy preciosista y algunos ribetes extravagantes que se sienten emparentados con el ZAPPA de 1972. Los mágicos colores de los solos de teclados imponen un eficaz contrapunto frente a la muscular gracilidad del solo de saxofón que les precedió. La faceta más colorida del ensamble llega a su máxima expresión. Mister Brushies’ cierra el repertorio al modo de un homenaje al viejo jazz de salón. Una muy simpática manera de cerrar un disco tan ingeniosamente ecléctico como el que hemos revisado hoy. “January Suborbital Denomination” es el disco con el que hemos descubierto a AMANDA CHAUDHARY, quien se revela como una de las mentes más creativas dentro de las vanguardias contemporáneas del jazz y el rock en los EE.UU. 

Wednesday, December 18, 2024

SFARATTHONS: amor al ideal del rock progresivo a través de años y décadas



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

Hoy hablamos del grupo italiano SFARATTHONS y la que es hasta ahora su última producción fonográfica, “Odi Et Amo”, la cual data del 11 de julio del año 2023. Llega un poco tarde esta reseña, lo sabemos. La alineación que gestó este álbum está conformada por Giovanni Di Nunzio [primera voz y guitarras], Cecilio Luciano [batería], Luca Di Nunzio [teclados, guitarras y coros], Giovanni Casciato [guitarras] y Mario Di Nunzio [bajo]. Muy recurrentemente aparece el flautista Geoff Warren como invitado, y también se hacen presentes ocasionalmente el saxofonista Sabatino Matteucci y la narradora Alessandra Iandomarino. El trayecto y el destino de SFARATTHONS es bastante interesante: se fundó a fines de los 70 en la localidad de Borrello, provincia de Chieti, región de Los Abruzos, pero sólo en el nuevo milenio pudo tener presencia en el mercado fonográfico. Un caso muy similar al de CONSORZIO ACQUA POTABILE o IL CASTELLO DI ATLANTE. El debut del grupo se dio en el año 2016 con “La Bestia Umana”, al cual le siguió tres años después “Appunti Di Viaggio”, y ya existe este tercer álbum titulado “Odi Et Amo”. Todo el material aquí contenido fue compuesto entre los años 2020 y 2022, basándose conceptualmente en los poemas de CAYO VALERIO CATULO (84 a.C. - 54 a.C.), siendo así que las letras provistas por el poeta Donato Di Luca versan sobre las dualidades alegría-dolor, odio-amor, belleza-fealdad y razón-sentimiento. Sólo hay una canción con letra de Pietro Luglio, teniendo ésta música de la autoría del propio flautista Warren. Vayamos ahora a los detalles del repertorio contenido en “Odi Et Amo”.

Durando poco menos de 8 ½ minutos, la pieza homónima abre el álbum y lo hace con una progresivamente efectiva prestancia. ‘Odi Et Amo’ empieza con un suave pasaje de piano y flauta que explora áreas expresivas ensoñadoras, haciendo que la calma del momento se sienta realmente envolvente. Más adelante, las cosas se agitan un poco más para orientarse por una senda extrovertida donde se exorciza los legendarios fantasmas de ALPHATAURUS y LE ORME con una frescura nueva; la agilidad renovadora del ensamble se mueve grácilmente a través de la razonablemente sofisticada ingeniería rítmica. La sofisticación en curso da vueltas sobre sí misma mientras refuerza los índices temáticos creados para la ocasión, logrando cimentar el terreno del clímax conclusivo a paso firme. Acto seguido, llega el turno de ‘La Donna Amata’, una pieza aún más vivaz que la anterior que eleva los recursos de señorío sinfónico a un nuevo nivel de fortaleza expresiva. Recién a poco de pasada la frontera del sexto minuto nos topamos con la primera sección cantada del álbum. Si podemos imaginar una cruza entre la majestuosa densidad de los METAMORFOSI de 1973 y el vigor estilizado que el mismo grupo creó para su resurrección en el nuevo milenio, podremos hacernos una buena idea de cómo opera esa mezcla de solemnidad y lirismo que se concreta en este palaciego segundo tema del álbum. Queda oficialmente instaurado el esquema de trabajo general del disco como un todo... Y aún quedan varios temas para disfrutar. ‘Maddalena’ acoge los aspectos más explícitamente ceremoniosos de los dos discos precedentes y los congrega en un esquema sonoro solemne. Las delicadas florituras de la flauta y las flotantes orquestaciones de los teclados se asocian en una arquitectura evocadora. ‘Saffo’ toma el relevo de la canción precedente y le brinda una incrementada suntuosidad, la misma que sirve para que el grupo geste vibraciones conmovedoras para el estándar prog-sinfónico. Las texturas del saxofón y la guitarra son aportes cruciales para el armazón colectivo rumbo a su controlado dramatismo.

Todas esas piezas anteriores tienen duraciones entre 8 ½ minutos y 9 ¾ minutos, pero cuando llega el turno de ‘Zarina’, nos topamos con un viaje musical con un espacio de poco más de 12 ½ minutos, el más extenso de todo el álbum, aquel que dijimos más arriba que tiene la música compuesta por el flautista. Todo comienza con una serenidad contemplativa que no es ajena a los paradigmas de los GENESIS y los PFM de la primera mitad de los 70. Hay un aura bucólica que dirige el groove durante los primeros minutos, pero cuando llega el turno de intensificar las cosas, la batería da un empuje renovador a la instrumentación, siendo así que el bloque instrumental acoge un fulgor renovador por un par de minutos. Tras un etéreo intermedio, la instrumentación vuelve a la senda de lo extrovertido, pero esta vez, con un talante un poco más frugal. Así las cosas, el grupo regresa de lleno a la luminosidad mágica que antes había signado al tema #2 y a buena parte de la pieza de entrada. Finalmente, todo se va atenuando gradualmente hasta completar el regreso a la actitud contemplativa con que empezó la canción. ‘Ti Dono Una Canzone’ es una composición del grupo en homenaje a los profesionales de la salud que se encargaron de cuidar a la gente durante la pandemia. Se trata de una balada progresiva que permite a la banda volver a sus devaneos bucólicos mientras se focaliza primordialmente en aires románticos. Tiene un cierto tufo Cameliano lo que suena aquí, con el filtro retro-progresivo tan propio de la escena italiana. ‘Odi Et Amo – Closing Session’ cierra el repertorio al modo de una confluencia de retazos melódicos que, en vez de asentarse en tierra firme, van navegando aleatoriamente por las aguas de un océano onírico. El carácter protagónico de la flauta sirve como contrapunto a los efluvios del piano y las capas crepuscularmente cósmicas del sintetizador. Todo esto fue lo que nos brindó en “Odi Et Amo”, un disco cautivador que da amplias muestras de lo valioso que es el aporte de SFARATTHONS para la escena progresiva italiana de nuestros días. Muy recomendable para cualquier buena colección fonográfica de rock artístico.


Muestras de “Odi Et Amo”.-

Monday, December 16, 2024

Enarbolando el sable de los 80 rumbo a nuevos horizontes: apreciación de la copiosa reedición de “The Broadsword And The Beast” de JETHRO TULL


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Siempre es motivo de celebración cuando algo de los Dioses del Rock JETHRO TULL llega a nuestras manos, y en esta ocasión se trata de “The Broadsword And The Beast – The 40th Anniversary Monster Edition”, el cual fue publicado el primer día del mes de setiembre del pasado año 2023 para celebrar el cuadragésimo aniversario de “The Broadsword And The Beast”, decimocuarto álbum de estudio del grupo. Éste se publicó el 10 de abril de 1982, así que este aniversario llegó con cierta demora, pero, bueno... es un detalle sin demasiada importancia. Steven Wilson estuvo a cargo de la nueva mezcla y la remasterización. La edición vino en 5 CD y 2 DVD, así como en doble vinilo. Tras la gran aventura de “A” y su consiguiente gira, el grupo se remodeló en 2/5: Ian Anderson [voz, flautas, guitarra acústica, vocoder y sintetizador Fairlight CMI], Martin Barre [guitarras eléctricas y acústica], Peter-John Vettese [piano, sintetizadores, órgano portátil de fuelles y coros], David Pegg [bajos, mandolinas y coros] y Gerry Conway [batería y percusión]. Anderson se siente cómodo manejando el entonces nuevo sintetizador de largo alcance Fairlight CMI (artilugio que ya usaban TANGERINE DREAM, THE ALAN PARSONS PROJECT, STEVIE WONDER, KLAUS SCHULZE, Geoff Downes en YES y ASIA, KATE BUSH, y poco después, PETER GABRIEL en su cuarto álbum solista, Rick Davies en el primer disco post-Hodgson de SUPERTRAMP, etc.), un instrumento también importante en su primer disco propiamente solista “Walk Into Light” (1983). Pegg, por su parte, refuerza su influencia individual dentro del esquema sonoro grupal continuando con el uso de la mandolina además de su habitual bajo. L
a gente de JETHRO TULL se sintió motivada para seguir avanzando a paso fuerte por las primeras instancias de la nueva década de los 80 tras la energía provista por el teclista-violinista Eddie Jobson y el baterista-percusionista Mark Craney (el primer músico estadounidense que pasó por las filas de JT). Eso sí, la concreción del nuevo personal tuvo un proceso un poco lento, aunque el buen Ian tenía las ideas claras sobre el tipo de baterista que requería (uno menos sofisticado que Barlow o Craney) y el perfil que debía tener el nuevo teclista (un virtuoso con apertura a los nuevos sintetizadores de la época, justo como Jobson). Lo del baterista se resolvió primero y Anderson tenía en mente a un baterista con un enfoque frontal del ritmo, capaz de exhibir una agilidad directa. Conway había sido integrante de STEELEYE SPAN y la banda de CAT STEVENS y su primera reacción ante la oferta de integrarse en las filas de JT fue de sorpresa: ¿por qué un grupo pertrechado con una maquinaria musical le querría como baterista? Bueno, eso era lo que se quería y fue recibido con los brazos abiertos, especialmente por su viejo amigo Dave Pegg (Barrie Barlow también era un viejo amigo, pero en este tiempo ya estaba fuera de la banda desde hacía algunos años).
 
  

Lo del nuevo teclista fue un proceso más largo y complicado; de hecho, durante la primera fase de composición y ensayos para el nuevo disco, Ian se encargaba de los teclados, especialmente, el antes mencionado Fairlight, y una vez confrontado con el hecho de que su ex-colega John Evan estaba redirigiendo su vida hacia el negocio de los bienes inmuebles (sí, Ian tuvo una conversación caballerosa con él para mostrarle sus nuevos sintetizadores y plantearle regresar al grupo), hubo que esperar hasta fines del verano de 1981 para que Peter-John Vetesse entrara en escena con 26 años recién cumplidos. Natural de Brechin, Vetesse proviene de un hogar muy musical y él mismo ya tenía mucha experiencia en bandas locales de new wave y jazz-fusion. Al responder a un aviso en Melody Maker donde JETHRO TULL solicitaba un nuevo teclista, él tuvo su audición en la misma mansión campestre de Anderson al día siguiente de un concierto del grupo RAF al cual asistieron Ian, Dave y Martin. Algo gracioso es que a Ian le chocó ver a Peter-John como un tipo pequeño y con gafas, como “un Gerald Bostock con un sintetizador en mano” (llevó un sintetizador ARP y un piano eléctrico Fender Rhodes a la audición). Fue muy bien aceptado por el resto de la banda gracias a su sarcástico sentido del humor, lo cual le hizo muy activo en las bromas y diversiones que tenían lugar en medio de la disciplina musical. También aportó ideas compositivas adicionales.  La doble incertidumbre de cómo completar la nueva alineación de la banda se solucionó así. En simultáneo, faltaba ver quién debía fungir como productor a la hora de concretar las ideas que Ian Anderson tenía, junto a las habituales labores de arreglos e ideas musicales adicionales de sus compañeros de trayectos, en un álbum concreto que reflejara al JETHRO TULL del momento real. La primera opción fue Bob Ezrin, recomendado por el mismo Roger Waters de PINK FLOYD, aunque según el propio Pegg, Ian tenía suficiente capacidad para ser él mismo el productor. La cosa es que la cosa no funcionó con Ezrin, de hecho, hubo pocas comunicaciones previas para siquiera lanzar ideas. Tampoco funcionó el asunto con Keith Olsen (FOREIGNER, FLEETWOOD MAC, GRATEFUL DEAD, PAT BENATAR), cuyo método de trabajo sí se hizo realidad, pero al consistir éste en buscar partes perfectas de varias tomas en vez de buscar tomas enteras; así, él se dedicaría a armar los rompecabezas a posteriori. Esta estrategia no caía bien a la gente de JT, mas cuando llegó Paul Samwell-Smith a hacerse cargo del asunto, el grupo hizo muy buenas migas con él muy raudamente. Primera y única vez que un álbum de JT era producido por alguien que no es Anderson ni alguien del management. Las grabaciones se repartieron entre Maison Rouge y Fulham, estando el buen Sam contento de trabajar junto a su amigo Robin Black, el principal ingeniero de sonido. Una vez completo el disco, el simple título inicial de “Beastie” se amplió al más largo “The Broadsword And The Beast”, pues ya había dentro de la banda gente que estaba a favor del título de una canción u otra... Y el hecho de que Anderson se refiera a este álbum con la palabra “Broadsword” en varias entrevistas a lo largo de los años es bastante significativo. Bueno, al igual que en ese clásico indiscutible que es “Aqualung” (1971), “The Broadsword And The Beast” tiene un lado titulado de un modo y otro de otro: BeastieBroadsword, en este caso. Salió al mercado británico el 9 de abril y 10 días más tarde, al mercado estadounidense.


El lado A comienza con la canción ‘Beastie’, la que pone toda la energía en el asador una vez pasadas las iniciales llamas etéreas trazadas por el sintetizador. Anderson no habla tanto de los demonios interiores sino de las fuerzas externas que, en cualquier momento, pueden activar en nosotros actitudes belicosas y confrontacionales. Un vigor narrativo que influye en el vigor de la música misma: la bestia está siempre en nuestro delante, capaz de provocarnos en nuestros momentos de flaqueza. Acto seguido emerge ‘Clasp’, una de las canciones más logradas del repertorio con esa manera tan épica que tiene de expresar una muy pulida cohabitación de hard rock melódico, folk y domesticados aditamentos tecno-pop en un espacio de poco más de 4 ¼ minutos. La letra es tremendamente elocuente en lo que respecta a la alienación mutua entre conciudadanos demasiado ocupados con sus avatares cotidianos y que sólo se comunican con formalidades casi mecánicas: “In high-rise city canyons dwells the discontent of ages. / On ring roads, nose to bumper crawl / Commuters in their cages. / Cryptic signals flash across / From pilots in the fast lane. / Double-locked and belted in too late to make the clasp.”“Synthetic chiefs with frozen smiles holding unsteady courses. / Grip the reins of history, high on their battle horses.” Al final, resulta que los únicos que exhiben gestos de amistad son los políticos, pero lo hacen para esconder hipócritamente sus segundas intenciones. La ingeniería progresiva de esta canción es tan efectiva que interrumpir la escucha (por un error de maniobra con el aparato musical, por un corte de luz, por un corte en la transmisión radial, por lo que sea) es prácticamente un pecado. ‘Fallen On Hard Times’ (canción cuyo antecedente primigenio fue delineado en otra gestada en los tiempos del “Heavy Horses”) opera con un bien delineado gancho melódico sobre un medio tiempo articulado en torno al rock modernizado. Fue el single del álbum y logró un respetable puesto en la lista, posiblemente porque su letra refleja el desencanto de la juventud desempleada en el Thatcherismo. Una vez más, tenemos una letra muy precisa de parte del buen Ian: “Looking for sunshine, oh, but it’s black and it’s cold, / Yet, you say that milk and honey’s just round the bend. / Giving us a hard time, my friends, / Handing us the same line again.” A Ian no le sienta del todo bien que la canción tenga un gancho tan evidente, pero le dio a la banda un éxito en el ranking de Billboard, donde llegó al puesto #20.  

 
 
‘Flying Colours’ regresa de lleno a esa fastuosidad peculiar tan intrínsecamente Tulliana, un excelente ejercicio de vigor colorido donde los solos de guitarra y el ímpetu razonablemente sofisticado de la dupla rítmica tienen ocasiones para lucirse dentro de la ingeniería musical colectiva, estando ésta sostenida mayormente por el matrimonio de flauta y teclados. ‘Slow Marching Band’ cierra el lado A con un talante lírico muy sólidamente compenetrado con la infaltable faceta folk-rockera de los JT de ayer y de siempre. La letra ahonda en ese lado reflexivo que tan buenos réditos poéticos suele brindar al buen Anderson: “Could you get behind a slow marching band? / And join together in the passing / Of all we shared through yesterdays / In sorrows neverlasting? / Take a hand and take a bow. / You played for me; that’s all for now. / Oh, and never mind the words, just hum along and keep on going.” El reciente fallecimiento de su padre, quien ya padecía problemas de salud desde inicios de los 70, fue su principal fuente de inspiración para esta mirada introspectiva a la esencia efímera de la vida y el misterio esperanzador más allá de las puertas de la muerte. La letra muestra varias perspectivas: la del deudo, la de los amigos del deudo y la del propio muerto. Dicho sea de paso, es la canción favorita de Martin y Dave dentro de este álbum. El lado B se abre con ‘Broadsword’, magnífico canto al espíritu de fortaleza y dedicación de quienes defienden su espacio y luchan continuamente por proveer a sus familias de lo que necesitan y colaborar en las causas de la comunidad. “Bring me my broadsword and clear understanding, / Bring me my cross of gold as a talisman. / Bless with a hard heart those who surround me, / Bless the women and children who firm our hands. / Put our backs to the north wind, hold fast by the river, / Sweet memories to drive us on for the Motherland.” Esta idea de defensa combativa se conecta temáticamente con ‘Dun Ringill’ (que es del disco del 1979 “Stormwatch”) puesto que esa fortaleza servía, entre otras cosas, para mirar al horizonte y detectar la posible presencia de invasores. Musicalmente hablando, lo que suena en el esquema de esta canción es una cátedra de cómo sonar ceremoniosos y enérgicos a la vez, llevando las vibraciones célticas operativas en el motif central hacia una excelsa motivación prog-sinfónica. El solo de Barre que emerge en el interludio instrumental más extenso añade una garra especial al asunto, pero son las bases armónicas y orquestaciones de los sintetizadores quienes marcan abundantemente la pauta melódica. Hasta ahora no nos decidimos por esta canción o ‘Clasp’ como nuestra favorita del álbum. 


Las cosas siguen en auge con el arribo de ‘Pussy Willow’, una canción que alterna secciones serenas y otras más movidas (en los estribillos, específicamente). El relato de sueños inalcanzables y esperanzas imaginarias a través de las rutinas laborales propias de la vida urbana se plasma en una letra que refuerza la espiritualidad melancólica de la canción a través de sus solventemente centrados momentos: In her fairy-tale world, she’s a lost soul singing / In a sad voice nobody hears. / She waits in her castle of make-believe / For her white knight to appear.” Ojalá hubiese durado un poco más, tiene suficiente gancho para ello; una mención especial va para las evocadoras líneas de órgano portátil de fuelles que toca Vetesse. ‘Watching Me, Watching You’ es la canción más ostensiblemente enfilada hacia la modernización tecno-pop que se avecinaba en el horizonte próximo de JT. La compleja agilidad de su swing se enriquece con secuencias armónicas sintetizadas que se sienten como una invasión de estándares del ULTRAVOX más tecno (de por sí un grupo bastante ecléctico) dentro de un residuo de “A”. Lo que no se puede negar es que el grupo evitó caer en el facilismo bailable a como diese lugar mientras experimentaba con el pop dominante de ese primer tercio de los 80 en las escenas británica y europea continental. Su letra es como un complemento a la de ‘Clasp’: si en ésta se manifestaba una desazón por la carencia de comunicación y calor humano en la ciudad. ‘Watching Me, Watching You’ retrata la paranoia implícita en ese miedo a la interacción. Ian nos explica algo más a fondo al respecto. A fin de cuentas, esta canción es como la instalación del asta donde pronto ondeará la bandera del art-rock electrónico de “Under Wraps”, el siguiente álbum de JT y “Walk Into Light”, el primer solista de Anderson que le precedió. Curiosamente, el nuevo vecino Vetesse será una pieza crucial en ambos discos no solamente como músico, sino también como coautor, pero, en este caso particular, se trató de una labor de Anderson solamente. ‘Watching Me, Watching You’ es el resultado de una exploración en las técnicas de sampleo del Fairlight CMI: su propia batería doméstica Ludwig fue usada para el armado de la secuencia rítmica. Los añadidos posteriores se ajustaron a los ornamentos parametrados por Ian. Tal como dijimos más arriba, su apertura a la nueva tecnología de los teclados y los sintetizadores convivía en su mente artística junto al refinamiento propio de su formación en el jazz-fusion y la música clásica.* 


‘Seal Driver’ vuelve de lleno a la sofisticación progresiva, incorporando elementos jazz-rockeros en varias partes del groove central y otros ornamentos procedentes del folk-rock; también cabe destacar el lucimiento de Barre en los que tal vez son sus solos más refulgentes dentro del disco, además de algunas hermosas líneas de bajo del siempre eficiente Pegg. En cuanto a su letra, ésta desarrolla una poética simultáneamente evocadora de lo náutico y lo erótico. El breve cántico ‘Cheerio’ (inicialmente concebido en los tiempos del “A”) es una gentil despedida al oyente con una actitud de franca bonhomía, ese contacto añorado en algunas canciones precedentes que se reserva para este último momento: 
“Along the coast road, by the headland, / The early lights of winter glow. / I’ll pour a cup to you, my darling, / And raise it up say «Cheerio».” Hay un buen ensamblaje entre las etéreas orquestaciones de sintetizador y las líneas de flauta, e incluso se siente cálido el suave canto de Ian a pesar de la interferencia cibernética del vocoder. 
Al igual que con varias reediciones precedentes de la trayectoria fonográfica de JETHRO TULL, nos topamos con una tremendamente abundante cantidad de bonus tracks, siendo así que los que datan de inicios de 1981 están grabados por el cuarteto sin Vetesse, pues él sólo entró al grupo (recordemos) en la segunda mitad de ese año. Hay que acotar que algunos de ellos ya nos eran familiares por recopilatorios diversos. Muy probablemente es la balada Jack-A-Lynn, compuesta en 1978, la pieza más popular dentro de esta serie de temas excedentes. Otra que también es popular dentro del colectivo de seguidores de JT es la traviesa canción navideña Jack Frost And The Hooded Crow. Ambas están centradas en el ideario folk-rockero tan propio de la leyenda viviente del grupo, siendo así que la primera es una canción de amor añorado donde Ian vierte su nostalgia cada vez que extraña la presencia de su esposa Jackeline Shona Learoyd. Sí, el título de la canción es un juego de palabras con su primer nombre de pila, el cual ella casi nunca usa. Comenzando con un aire similar al de esa balada emblemática de JT ‘Wondring Aloud’ (junto a un envolvente prólogo de teclado), en su tramo final se enfila hacia un boato prog-sinfónico con mesurada garra rockera. Todo aquel que conoce esta canción sabe de qué va la letra, es una carta de amor de Ian a su esposa sobre cuánto la extraña cuando sale de gira (“Funny how long nights allow thoughts of Jack-A-Lynn, / When phantoms tread around my bed / To offer restless dreams they bring. / And it’s just the time and place to find a sad song to play for Jack-A-Lynn.”), pero él se rehúsa a admitirlo públicamente en el libro. Parece que se siente intimidado por esa agitación espiritual tan personal que, a fin de cuentas, él se esforzó por convertir en canción. ¿Pudor a la antigua de parte de este bardo iconoclasta? Que así sea, pero él no tuvo tantas reservas a la hora de hablar de otras baladas como Fires At Midnight’ o Home’: cosas del buen Ian. 


Sin embargo, habla más largo y tendido sobre Jack Frost And The Hooded Crow’, una fábula bonachona que versa sobre el buen rato navideño que comparten un personaje gentil y otro traviesamente malévolo. El abordaje inclusivo de la letra habla muy claro sobre cómo había internalizado Anderson el poder del significado social de los símbolos y festividades religiosas. Muchos años más tarde, una nueva versión de esta canción habrá de emerger en “The Jethro Tull Christmas Album, del año 2003. En el volumen 2 nos topamos con ‘Calafel’, un cautivador instrumental compuesto por Barre que muy bien encaja dentro del patrón del rock progresivo con matices blueseros. Su mesurada agilidad permite que el esquema melódico se ornamente solventemente; ayudan bastante las sofisticadas líneas de bajo. Hay una breve extensión acústica con guitarra clásica titulada ‘Return To Calafel’. Otra reliquia, esta vez compuesta por Pegg, es el instrumental ‘The Swirling Pit’, de tenor folk-rockero. Comenzando en clave de blues cadencioso y satírico, pronto se enfila por una secuencia de dos jigas sucesivas que instauran un vitalismo frenético. Pegg no recordaba que el grupo la hubiese registrado en estudio, aunque sí recordaba que se tocó durante la gira de 1982. ‘Mayhem, Maybe’ es otro pequeño espacio saltarín de colores folk-rockeros: habiendo nacido como instrumental en 1981, el canto de Anderson fue añadido para la posteridad 7 años después con una letra sobre duendas y hadas traviesas. ‘Me, Dinosaur’ se destaca por su ceremoniosidad rockera marcada por adecuadas dosis de suntuosidad sobre un medio tiempo; además, tiene una letra reivindicadora de las estrellas de rock de más de 30 años que aún sienten que tienen algo que aportar al negocio musical y algo que decir al público. “You hear me coming as those footsteps rumble loud. / Grotesque, ungodly, I stand out high above the crowd. / Oh, I wear my armour like a uniform. / Won’t step aside, I won’t give up my crown. / Me, dinosaur, and I won’t lie down.” Una declaración autobiográfica de Anderson apoyada por grandes solos de guitarra a cargo de Barre y vibraciones marchosas de parte de la dupla rítmica. . 

  

‘Down At The End Of Your Road’ es una muy peculiar canción sobre un invasor que gusta de fastidiar a sus vecinos mientras se oculta bajo la fachada de hombre de familia honesto y trabajador. ‘Lights Out’ y ‘The Curse’ (este último aparece en dos versiones) son piezas ágiles que acusan la influencia de la new wave hasta cierto punto, pero con una acentuación rockera que se nota tanto en los guitarreos como en las marchosas vibraciones de la batería. ‘Too Many Too’ sí se mete de lleno en esos aires nuevos del pop-rock de inicios de los 80. Por su parte, el instrumental ‘Roland’s Entry’ se explaya en una fastuosidad cinematográfica con una primera sección de gruesas capas de sintetizador y otra marcada por arpegios secuenciados en lo que casi es un parentesco con el paradigma de TANGERINE DREAM (vea usted por dónde). ‘Honest Girl’ es una épica balada progresiva de casi 6 ¼ minutos de duración que realmente merecía un lugar oficial en algún disco continuador de “The Broadsword And The Beast”: su meticulosa musicalidad y la fineza de su entramado sonoro le dan méritos suficientes, especialmente por las orquestaciones de teclado y la actitud de la batería. Por su parte, ‘Crew Nights’ es una excelente canción hermana de ‘Beastie’ y ‘Flying Colours’ que también debió ser parte de alguna presencia oficial en el canon de JT: el interludio en 7/8 es realmente brillante. Valoremos todos estos bonus tracks como muestras del sempiterno oficio creativo de una banda que miraba con optimismo a los nuebvos horizontes de ese tiempo del rock. Los volúmenes 4 y 5 están ocupados por una selección de piezas tocadas en cuatro eventos en vivo en Alemania: Frankfurt Festhalle (26/4/82), Ravensburg Oberschwabenhalle (28/4/82), Böblingen Sporthalle (29/4/24) y Freiburg Stadthalle (30/4/24). El aliciente de fastuosidad rockera está garantizado desde el inicio con ‘Clasp’, cuya llamativa magnificencia halla el debido eco instantáneo con ‘Hunting Girl’, un emblema del estándar de rimbombancia polícroma de JT. Con la subsiguiente tríada de ‘Fallen On Hard Times’, ‘Pussy Willow’ y ‘Broadsword’, el grupo se asegura simultáneamente de preservar el calor rockero y presentar fehacientemente sus nuevas aventuras musicales del momento; en particular, ‘Broadsword’ hace lucir su ceremoniosa grandilocuencia en base a sus vibraciones célticas filtradas a través de un esquema sonoro moderno. Ya en este momento, es imposible negar que el grupo sabe funcionar con compacta musculatura, además de que todavía tiene una garra genuina a pesar de la veteranía cronológica de la mayoría de sus integrantes. También es innegable que Vetesse es muy eficiente a la hora de recabar y perpetuar el legado de virtuosismo técnico de su antecesor Jobson en el contexto inmediato de un concierto en público. Inolvidable la imagen de Ian portando un enorme sable dorado de diseño medieval. 

  

La dupla de ‘Jack-In-The-Green’ y ‘One Brown Mouse’, por supuesto, permite al repertorio calmar un poco las cosas a fin de dar rienda suelta a la gracilidad campechana que es tan propia de la idiosincrasia grupal. La faceta grandilocuente del grupo regresa con la elegancia de ‘Seal Driver’ y se acentúa con el empuje polícromo de ‘Heavy Horses’, siendo así que esta última canción es cantada casi entera (sólo omitiendo la sección intermedia entre la jiga y la tercera mudanza). Es aquí que atestiguamos desde la primera fila el aspecto frontal de Conway como encargado de la batería: sus redobles y el desarrollo de sus grooves tienen un carácter más mecánico, por así decirlo, a la hora de manejar los cambios de ritmo y ambiente. Tras el explosivo final de la canción homónima de ese álbum del 1978, es hora de volver a lo folklórico y qué mejor que un popurrí de las dos bellas canciones que cierran esos álbumes de 1977 y 1978: ‘Weathercock’ y ‘Fire At Midnight’. Tras este momento tan entrañable por partida doble, el buen Peter-John se luce en sendos solos de piano y sintetizador: con el apoyo rítmico de Conway, Vetesse da rienda suelta a sus conocimientos de música académica y jazz-rock. Con la irrupción de ‘Sweet Dream’, una canción aristocráticamente aguerrida, esta explosión de agitaciones extrovertidas se cierra a lo grande. El volumen 5 se inicia con ‘Flying Colours’, impulsando en la banda un nuevo ímpetu de grandilocuencia rockera. La histórica ‘Songs From The Wood’ proyecta una imponente aura jubilosa, como siempre, para eso fue compuesta: el quinteto la toca entera, otro momento clave para advertir lo bien que Vetesse ha acoplado su pericia como músico al esquema musical histórico de JT. ‘Watching You, Watching Me’ entra a tallar como el punto de contraste modernista para la canción que se tocó inmediatamente antes; para los shows, la canción se mostraba en playback con un juego de incesantes luces parpadeantes, una experiencia visual enrarecidamente neurótica con un trasfondo paranoico. Un nuevo regreso a lo pastoral se da cuando el grupo ejecuta la vivaz ‘The Swirling Pit’, una vez hechas las presentaciones de los integrantes de la banda. Se da el momento de otro popurrí, esta vez con el propósito de brindar un espacio de lucimiento especial para la guitarra eléctrica de Barre: nos referimos al híbrido ‘Pibroch / Black Satin Dancer’, el cual está diseñado como un elegante ejercicio de musculatura rockera que se reviste de sensibilidad melódica.

  

‘Beastie’ exhibe su ínsita agilidad mientras el buen Ian lleva una bestiecilla sobre sus hombros al moverse a lo largo y ancho del escenario. ‘Too Old To RocknRoll: Too Young To Die!’ es un motivo para celebrar la dimensión más llevadera del ideario tradicional de JT antes de que aquel viejo himno del 1971 llamado ‘Aqualung’ mueva a las masas con una sensación de irrompible complicidad. El uso de capas cósmicas de sintetizador en la nota final imprime una frescura nueva a una canción que no pierde su esencia intemporal La exaltación del momento se perpetúa sólidamente con la ejecución de la sección rockera de ‘Minstrel In The Gallery’, la cual es seguida por otra infaltable de inicios de los 70, ‘Locomotive Breath’. El final se engarza con el centro temático instrumental de la gloriosa ‘Black Sunday’, generándose una robusta excursión rockera que se ubica en el núcleo del epílogo del concierto. Vetesse se mantiene razonablemente fiel a la vitalidad originaria de Jobson mientras que Conway trabaja con una relativa simplificación del tempo apostando por un 2/2 en sus golpes y redobles. Tras la última nota y unos segundos de silencio, llega la hora de despedirse: la minúscula ‘Cheerio’ resuena como un mensaje de agradecimiento al público. En cuanto al aspecto visual de la gira de “The Broadsword And The Beast”, ésta fue la última en la que se empleó amplios recursos de teatralidad: un escenario que emulaba un barco pirata (algo ligeramente emparentado con la gira de “Stormwatch”) y unos músicos ataviados como piratas glamorosos y marinos extraídos del universo de Peter Pan. Hay una anécdota muy particular que nos cuenta Peter-John Vetesse, de hecho, una anécdota con tres momentos. El primero tiene que ver con un ensayo previo a uno de los conciertos en Alemania cuando Peter-John cuestionó el arreglo histórico de ‘God Rest Yes Merry, Gentlemen’ que Ian incorporaba a su solo de flauta. El nuevo integrante amenazó con tocar cualquier nota que se le antojara en ‘Aqualung’ si es que su jefe no aceptaba que no se podía malograr la esencia de ese villancico tradicional. Esta osadía llevó a una agria discusión y ésta llevó a Peter-John a arrojar su teclado de plástico al suelo para partirse en dos. Un par de horas más tarde, retó a una pelea (casi suicida) a un robusto técnico de batería que le había murmurado una palabra derogatoria, teniendo que ser ambos separados por el coordinador del escenario Kenny Wylie. Con todo esto, a la hora del concierto, cuando era el turno de la tercera o cuarta canción de la noche, un confundido Peter-John inició otra canción del repertorio, enfadando nuevamente a Ian. Palabras de Vetesse: “¡El debió haberme despedido! Primero, insubordinación, y después, ineptitud. Ian fue muy generoso, así como también lo fueron Martin, Dave y Gerry.”


Otra anécdota mucho más relevante es que Conway no fue el baterista con el que se terminó la gira de “The Broadsword And The Beast”. Ésta tuvo un tramo europeo y británico que duró entre el 1 de abril (en Drammen, Noruega) y el 28 de mayo (en Dortmund, Alemania). Era claro que lo que funcionó en los nuevos temas de estudio no funcionaba siempre en los conciertos, particularmente, en lo relativo a los complejos tempos y grooves de las viejas canciones de la banda (de 1978 hacia atrás). Paul Burgess, curtido músico de sesión que tocó en 10CC y MAGNA CARTA, reemplazó a Conway en el resto de la gira, mostrando suficiente versatilidad técnica como para acomodarse a los nuevos recursos de vigor rockero de JT y para compenetrarse con su material más sofisticado de años atrás. Por eso, él se encargó del nuevo trayecto europeo y el tramo estadounidense (en total, entre el 28 de agosto y el 24 de octubre). En el ínterin, la banda tuvo dos inauditos “reemplazantes” de Conway. El 21 de julio tuvo lugar la Prince’s Trust Rock Gala y Phil Collins, coorganizador del evento, se hizo cargo de la batería para las 3 canciones que ejecutó JT en el susodicho evento. Más pintoresca es la situación en que Bruce Rowland (de FAIRPORT CONVENTION) tocó en el playback promocional de la canción ‘Broadsword’ para un programa televisivo musical alemán a fines de junio. Pero nada de esto fue, a fin de cuentas, una mancha de infamia para la trayectoria musical del buen Gerald Conway: de hecho, él fue convocado por Ian para que tocara en unos cuantos temas de “Crest Of A Knave” (siendo uno de ellos el épico ‘Budapest’), además del álbum solista de Anderson “The Secret Language Of Birds”. Con el paso de algunos años, Conway volvió a ser colega de Pegg cuando ambos integraron FAIRPORT CONVENTION. Él descansa en paz desde fines de marzo de este año 2024. Volviendo a ese último concierto de JT con Conway a la batería, se trató una edición del Rockpop Festival donde también aparecieron STATUS QUO, ZZ TOP, SAXON, etc. De hecho, los cinco primeros conciertos en los que tocó su sucesor Burgess eran Festivales de Verano en varios sitios de Gran Bretaña, España y Alemania: los carteles eran compartidos con KING CRIMSON, LINDISFARNE, CAMEL, MARILLION, NEIL YOUNG y otros. En cuanto a la  gira estadounidense, en casi todos los conciertos, la banda telonera fue el quinteto canadiense SAGA. Ese periplo incluyó una participación de los propios JT teloneando a THE WHO en la localidad de Boulder, Connecticut, el 17 de octubre.

 

El libro contiene una reveladora semblanza biográfica de Iain McCaig, escritor, cineasta y diseñador gráfico estadounidense de padres canadienses que tenía una gran experiencia en Hollywood (ampliada más tarde trabajando con Cameron, Coppola, algunas películas de la saga de Harry Potter y otras animadas de Disney) antes de mudarse a Escocia y conocer a la gente de JT, que le encargó la portada del nuevo disco. Su imaginario es bastante afín a la fantasía de inspiración arcana, algo que se plasmó muy bien en el arte gráfica del disco. También hay una muy detallada entrevista a Leigh Mantle, el asistente del ingeniero de sonido Robin Black. ¿Y cómo fue la recepción de “The Broadsword And The Beast”? Tuvo un gran éxito de ventas en Alemania y Noruega, principalmente, mientras que las notas de prensa eran diversas; eso sí, éstas tuvieron un porcentaje favorable más grande que su ilustre antecesor “A”. Bueno, todo esto fue lo que se nos brindó en esta copiosa reedición de “The Broadsword And The Beast”, el disco con el que la gente de JETHRO TULL encaró la misión de enarbolar el sable de la década de los 80 para reactivar y enriquecer el significado y la intencionalidad de su línea de trabajo. No son pocos los fans y conocedores que reivindican a “The Broadsword And The Beast” como el disco que tendió puentes entre la línea folk-rockera de fines de los 70 y los avatares modernos de “A”, pero a nosotros nos parece que, en realidad, “The Broadsword And The Beast” no está muy lejano de su álbum antecesor de 1980, así como éste no implicó una total ruptura con la esencia histórica de JETHRO TULL. En cuanto a los veredictos de los integrantes de la banda, Dave es el más elogioso, diciendo que le encanta el disco como un todo y que fue divertido hacerlo a despecho de las dificultades iniciales. Martin es más reservado, aseverando que tiene muchos grandes momentos, aunque no resulta un todo cohesivo, por lo que lo coloca en el punto medio de su ranking personal de álbumes Tullianos. El entonces nuevo chico del barrio Peter-John hace notar que, a diferencia del disco inmediatamente posterior “Under Wraps”, hay en “The Broadsword And The Beast” una persistencia de la identidad histórica del grupo. Ian destaca la fortaleza del sonido grupal gracias a los aportes de cada uno de los integrantes, resaltando especialmente las nuevas ideas que trajo Peter-John y el rol cada vez más fuerte de Martin como guitarrista, dando como resultado que algunas de las canciones de este disco son parte de lo mejor que han hecho en toda su trayectoria. Un disco con señas Tullianas a pesar de que la presencia de la flauta es aminorada en comparación con las cuatro obras anteriores. 
 
  

Como sea, desde nuestro balance final, nos parece muy positivo que esta investigación melómana en los preámbulos, los contenidos y el entorno creativo de “The Broadsword And The Beast” pueda servir como un punto de referencia para una valoración más completa de lo que la banda era en los tiempos de convivencia de los Sres. Anderson, Barre, Pegg, Vetesse y Conway. JETHRO TULL no era una simple banda veterana en el inicio de algún ocaso; era, ante todo, un colectivo que enarbolaba con valentía y convicción el sable de los 80 para enrumbarse por nuevos horizontes del folk-prog. “Let me take you in hand and bring you alive; going to make you my seal driver”. 


Muestras de “The Broadsword And The Beast”.- 
Clasp: https://www.youtube.com/watch?v=gS4tuGQsKNY
Slow Marching Band: https://www.youtube.com/watch?v=6Bx2oEH1WUM
Broadsword: https://www.youtube.com/watch?v=7itp81Q7XGk
Pussy Willow: https://www.youtube.com/watch?v=gFfFNCWvkN4
Seal Driver: https://www.youtube.com/watch?v=JxZMYzAmUus
Fallen On Hard Times [en vivo, 10.07.82 – RockPop In Concert, Westfallenhallen, Dortmund]: https://www.youtube.com/watch?v=ZsJyoQqJQ-c
Jack-A-Lynn: https://www.youtube.com/watch?v=sO4AeljFAd4
Jack Frost And The Hooded Crow: https://www.youtube.com/watch?v=Lgel3y-AGO
Calafel: https://www.youtube.com/watch?v=xSBFI-gdZIs


* Escondida en el DVD 2 hay una versión instrumental primeriza de ‘End Game’, canción que poco después será parte del primer álbum solista de Ian Anderson “Walk Into Light”, donde Vetesse tuvo mucha participación.