HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Seguimos concentrados en la Península Ibérica en relación con nuestra mirada hacia las modalidades de música progresiva que se está haciendo en el transcurso del presente año 2011: ahora es el turno de OCTOBER EQUUS y su tercera obra fonográfica “Saturnal”. Con los hermanos Ángel Ontalva y Víctor Rodríguez (El Sr. Ontalva en realidad se llama Ángel Hermógenes Rodríguez) repartiéndose las responsabilidades creativas del nuevo material, “Saturnal” prosigue en muchos aspectos por las vías de crecimiento y enriquecimiento sonoro hacia la cual la banda se había proyectado sólidamente en su disco antecesor “Charybdis”, cabiendo añadir que también tiende puentes con la modalidad dramáticamente sombría de chamber-rock reflejada en el homónimo disco debut de 2006. Desde los tiempos de “Charybdis”, el grupo había aumentado un vientista a su clásica alienación de guitarra-teclado-bajo-batería, pero en esta ocasión tenemos al grupo reinstaurado como septeto con un vientista más y un cellista, quienes suman sus energías al proyecto de hacer progresivo vanguardista en el nuevo milenio. Detalladamente, la formación del grupo es: Ángel Ontalva a la guitarra, Víctor Rodríguez a los teclados, Amanda Pazos al bajo, Fran Mangas a los saxos soprano y tenor y la flauta, Alfonso Muñoz a los saxos soprano, alto y barítono, Pablo Ortega al violonchelo y Vasco Trilla a la batería.
‘Estructuras primitivas en el crepúsculo’ abre el disco con un aura expectante ampliamente marcada por texturas siniestras, muy a lo UNIVERS ZERO. El clima de constante oscuridad tiene la inquietud propia de lo terrorífico que acecha, pero a partir del segundo minuto y medio, pasamos a un momento de vértigo que añade intensidad al asunto hasta el punto de que lo antes era oscuro ahora se torna brumoso, como si se abrieran posibilidades de salir a la luz y escapar del peligro que sigue siendo persistente. Es en estos dos minutos finales que la agilidad exhibida por la dupla rítmica resulta vital para el bloque sonoro integral. ‘El furioso despertar del homúnculo neonato’ nos lleva a la luminosidad prometida con una combinación de orquestaciones sólidas y cadencias extrovertidas, dando como resultado algo estilísticamente coincidente con YUGEN, mientras que ‘Una mirada furtiva en la Noche Saturnal’ se encarga de retomar la densidad precedente para traducirla a un discurso musical más etéreo. Esta dupla de los temas 2 y 3 establece un cénit particular del álbum, donde la banda da cuenta de su impecable versatilidad a la hora de crear y desarrollar ambientes diversos y contrastantes. Esto se ejemplifica muy bien en los matices que utiliza Ontalva en sus guitarreos reservados para cada uno de estos dos temas; también en las interacciones entre los vientos y el cello, juguetones en ‘El furioso despertar’, mágicamente envolventes en ‘Una mirada furtiva’. ‘Ingravidez’ instala brevemente una reiteración de ambientes cautivantes semejantes a los del tema precedente, aunque la presencia más destacada de los aportes de los saxos le da un toque extra de musculatura. ‘Llegó como un amanecer ardiente’ llega para instalar llamas de combinaciones sonoras abstractas sólidamente desplegadas sobre un dinamismo rítmico sumamente refinado, siendo así que los aportes de la guitarra, los vientos y el teclado se aúnan dentro de un entramado que parece el equivalente a los recuadros de una pintura cubista, cada espacio particular tiene su propia autonomía de colorido mientras guarda una posición establecida desde el todo. ‘Realidad ciega’ también esboza una maraña donde cada sonido se crea y cada fraseo se articula en base a un entretejido integral, pero esta vez el cuadro musical consiste en una gran mancha nebulosa minimalista e impresionista, un viaje hacia rincones introspectivos de la mente en medio de una aura de misterio no ajena del todo a sutilezas un tanto tétricas. Siguiendo con estos recovecos de contrastes, de idas y venidas, tras la precedente exploración en la densidad inescrutable según el modelo del RIO francófono, ‘Avanzando velozmente contra vientos lacerantes’ se explaya en un ambiente frontalmente extrovertido que instala un excitante híbrido de RIO contemporáneo (a lo RUNAWAY TOTEM) y jazz radical (a lo JOHN ZORN), con añadidos matices crimsonianos y free-jazz que aportan una saludable robustez neurótica al asunto.
Sin duda que ‘Avanzando velozmente contra vientos lacerantes’ ha marcado un clímax significativo dentro del repertorio de este disco, por lo que la experiencia posterior debe percibirse como una nueva página de este relato progresivo. El breve ‘Un mundo de sueños abstractos’ recapitula la lógica del entramado cubista que ya percibimos en un par de temas anteriores, abriendo así la puerta al travieso y engañosamente caótico colorido de ‘No pudieron detener el silencio’ (imaginemos un tributo simultáneo a DOCTOR NERVE y PRESENT en un espacio poco mayor al minuto y medio), los cuales son sucedidos por la sofisticación más pronunciada de ‘Sutiles ecuaciones vivientes’. Esta décima pieza del álbum desarrolla un esquema genuinamente épico donde conviven chamber-rock, jazz-fusión y texturas ocasionales de inspiración Canterbury: el grupo decide en este clímax expresivo particular hacer gala de sus más refinadas estrategias de fineza sonora, y dado el buen oficio de cada miembro del ensamble, el resultado queda bordado. ‘Ella era invisible en la oscuridad’ ofrece un momento de expectante inquietud cuya engañosa serenidad cristalina, basada en exóticos aires orientales bajo la guía de la guitarra, en realidad amenaza sutilmente con dejar rienda suelta a la ansiedad… y es ahí que emerge ‘¡Abre los ojos!’, asumiendo la misión de dejar aflorar la tensión sin desbordamiento alguno, siempre manteniendo una sólida y meticulosa estructura equilibrada en las interacciones entre los instrumentos. Es como una ansiedad que late bajo un ropaje siniestramente atormentado haciendo uso de un sistema circulatorio creado por una mente ingeniera. El bloque general de esta penúltima pieza porta herencias simultáneas del UNIVERS ZERO pre-“Uzed” y del HENRY COW post-“Unrest”, y en especial, el guitarreo está a cargo de dirigir las demostraciones de la antes mencionada tensión. Finalmente, nos replegamos hacia atmósferas contemplativas inmersas en una gama otoñalmente gris de evocativa melancolía para ‘Último refugio’, tema que cierra el disco. Su carga emocional está claramente signada por el flujo melódico así como por la cadencia rítmica, con un solo momento de interrupción cuando emerge una breve sección de cariz fusionesco. Cabe mencionar un solo de guitarra bellísimo que se explaya sobre un interludio jazzero de la dupla rítmica, un momento de efímera liberación de la oscura melancolía que se impone en el ambiente. Este último tema, ‘Una mirada furtiva en la Noche Saturnal’ y ‘Sutiles ecuaciones vivientes’ conforman el bloque más lírico del álbum, y para el caso específico de ‘Último refugio’, cabe señalar que funciona muy bien como expresión del dulce dolor de la despedida.
Por lo disfrutado en este disco y los otros dos que lo precedieron (además de su EP previo al homónimo debut oficial), OCTOBER EQUUS resulta todo un sinónimo de genialidad vanguardista que forma parte de la escena progresiva que se ha venido reconstruyendo y desarrollando en España desde los 90s. “Saturnal” es una fiesta celebratoria organizada por una banda que todavía está muy lejos de agotar su combustible creativo. ¡Genialidad pura, damas y caballeros!, ¡tan simple como eso!
Muestras de “Saturnal”.-
El furioso despertar del homúnculo neonato: http://www.youtube.com/watch?v=tfB84d9r0iU
Avanzando velozmente contra vientos lacerantes: http://www.youtube.com/watch?v=_bCJIvsTSdA
Último refugio: http://www.youtube.com/watch?v=1XcnJexaVBA
Seguimos concentrados en la Península Ibérica en relación con nuestra mirada hacia las modalidades de música progresiva que se está haciendo en el transcurso del presente año 2011: ahora es el turno de OCTOBER EQUUS y su tercera obra fonográfica “Saturnal”. Con los hermanos Ángel Ontalva y Víctor Rodríguez (El Sr. Ontalva en realidad se llama Ángel Hermógenes Rodríguez) repartiéndose las responsabilidades creativas del nuevo material, “Saturnal” prosigue en muchos aspectos por las vías de crecimiento y enriquecimiento sonoro hacia la cual la banda se había proyectado sólidamente en su disco antecesor “Charybdis”, cabiendo añadir que también tiende puentes con la modalidad dramáticamente sombría de chamber-rock reflejada en el homónimo disco debut de 2006. Desde los tiempos de “Charybdis”, el grupo había aumentado un vientista a su clásica alienación de guitarra-teclado-bajo-batería, pero en esta ocasión tenemos al grupo reinstaurado como septeto con un vientista más y un cellista, quienes suman sus energías al proyecto de hacer progresivo vanguardista en el nuevo milenio. Detalladamente, la formación del grupo es: Ángel Ontalva a la guitarra, Víctor Rodríguez a los teclados, Amanda Pazos al bajo, Fran Mangas a los saxos soprano y tenor y la flauta, Alfonso Muñoz a los saxos soprano, alto y barítono, Pablo Ortega al violonchelo y Vasco Trilla a la batería.
‘Estructuras primitivas en el crepúsculo’ abre el disco con un aura expectante ampliamente marcada por texturas siniestras, muy a lo UNIVERS ZERO. El clima de constante oscuridad tiene la inquietud propia de lo terrorífico que acecha, pero a partir del segundo minuto y medio, pasamos a un momento de vértigo que añade intensidad al asunto hasta el punto de que lo antes era oscuro ahora se torna brumoso, como si se abrieran posibilidades de salir a la luz y escapar del peligro que sigue siendo persistente. Es en estos dos minutos finales que la agilidad exhibida por la dupla rítmica resulta vital para el bloque sonoro integral. ‘El furioso despertar del homúnculo neonato’ nos lleva a la luminosidad prometida con una combinación de orquestaciones sólidas y cadencias extrovertidas, dando como resultado algo estilísticamente coincidente con YUGEN, mientras que ‘Una mirada furtiva en la Noche Saturnal’ se encarga de retomar la densidad precedente para traducirla a un discurso musical más etéreo. Esta dupla de los temas 2 y 3 establece un cénit particular del álbum, donde la banda da cuenta de su impecable versatilidad a la hora de crear y desarrollar ambientes diversos y contrastantes. Esto se ejemplifica muy bien en los matices que utiliza Ontalva en sus guitarreos reservados para cada uno de estos dos temas; también en las interacciones entre los vientos y el cello, juguetones en ‘El furioso despertar’, mágicamente envolventes en ‘Una mirada furtiva’. ‘Ingravidez’ instala brevemente una reiteración de ambientes cautivantes semejantes a los del tema precedente, aunque la presencia más destacada de los aportes de los saxos le da un toque extra de musculatura. ‘Llegó como un amanecer ardiente’ llega para instalar llamas de combinaciones sonoras abstractas sólidamente desplegadas sobre un dinamismo rítmico sumamente refinado, siendo así que los aportes de la guitarra, los vientos y el teclado se aúnan dentro de un entramado que parece el equivalente a los recuadros de una pintura cubista, cada espacio particular tiene su propia autonomía de colorido mientras guarda una posición establecida desde el todo. ‘Realidad ciega’ también esboza una maraña donde cada sonido se crea y cada fraseo se articula en base a un entretejido integral, pero esta vez el cuadro musical consiste en una gran mancha nebulosa minimalista e impresionista, un viaje hacia rincones introspectivos de la mente en medio de una aura de misterio no ajena del todo a sutilezas un tanto tétricas. Siguiendo con estos recovecos de contrastes, de idas y venidas, tras la precedente exploración en la densidad inescrutable según el modelo del RIO francófono, ‘Avanzando velozmente contra vientos lacerantes’ se explaya en un ambiente frontalmente extrovertido que instala un excitante híbrido de RIO contemporáneo (a lo RUNAWAY TOTEM) y jazz radical (a lo JOHN ZORN), con añadidos matices crimsonianos y free-jazz que aportan una saludable robustez neurótica al asunto.
Sin duda que ‘Avanzando velozmente contra vientos lacerantes’ ha marcado un clímax significativo dentro del repertorio de este disco, por lo que la experiencia posterior debe percibirse como una nueva página de este relato progresivo. El breve ‘Un mundo de sueños abstractos’ recapitula la lógica del entramado cubista que ya percibimos en un par de temas anteriores, abriendo así la puerta al travieso y engañosamente caótico colorido de ‘No pudieron detener el silencio’ (imaginemos un tributo simultáneo a DOCTOR NERVE y PRESENT en un espacio poco mayor al minuto y medio), los cuales son sucedidos por la sofisticación más pronunciada de ‘Sutiles ecuaciones vivientes’. Esta décima pieza del álbum desarrolla un esquema genuinamente épico donde conviven chamber-rock, jazz-fusión y texturas ocasionales de inspiración Canterbury: el grupo decide en este clímax expresivo particular hacer gala de sus más refinadas estrategias de fineza sonora, y dado el buen oficio de cada miembro del ensamble, el resultado queda bordado. ‘Ella era invisible en la oscuridad’ ofrece un momento de expectante inquietud cuya engañosa serenidad cristalina, basada en exóticos aires orientales bajo la guía de la guitarra, en realidad amenaza sutilmente con dejar rienda suelta a la ansiedad… y es ahí que emerge ‘¡Abre los ojos!’, asumiendo la misión de dejar aflorar la tensión sin desbordamiento alguno, siempre manteniendo una sólida y meticulosa estructura equilibrada en las interacciones entre los instrumentos. Es como una ansiedad que late bajo un ropaje siniestramente atormentado haciendo uso de un sistema circulatorio creado por una mente ingeniera. El bloque general de esta penúltima pieza porta herencias simultáneas del UNIVERS ZERO pre-“Uzed” y del HENRY COW post-“Unrest”, y en especial, el guitarreo está a cargo de dirigir las demostraciones de la antes mencionada tensión. Finalmente, nos replegamos hacia atmósferas contemplativas inmersas en una gama otoñalmente gris de evocativa melancolía para ‘Último refugio’, tema que cierra el disco. Su carga emocional está claramente signada por el flujo melódico así como por la cadencia rítmica, con un solo momento de interrupción cuando emerge una breve sección de cariz fusionesco. Cabe mencionar un solo de guitarra bellísimo que se explaya sobre un interludio jazzero de la dupla rítmica, un momento de efímera liberación de la oscura melancolía que se impone en el ambiente. Este último tema, ‘Una mirada furtiva en la Noche Saturnal’ y ‘Sutiles ecuaciones vivientes’ conforman el bloque más lírico del álbum, y para el caso específico de ‘Último refugio’, cabe señalar que funciona muy bien como expresión del dulce dolor de la despedida.
Por lo disfrutado en este disco y los otros dos que lo precedieron (además de su EP previo al homónimo debut oficial), OCTOBER EQUUS resulta todo un sinónimo de genialidad vanguardista que forma parte de la escena progresiva que se ha venido reconstruyendo y desarrollando en España desde los 90s. “Saturnal” es una fiesta celebratoria organizada por una banda que todavía está muy lejos de agotar su combustible creativo. ¡Genialidad pura, damas y caballeros!, ¡tan simple como eso!
Muestras de “Saturnal”.-
El furioso despertar del homúnculo neonato: http://www.youtube.com/watch?v=tfB84d9r0iU
Avanzando velozmente contra vientos lacerantes: http://www.youtube.com/watch?v=_bCJIvsTSdA
Último refugio: http://www.youtube.com/watch?v=1XcnJexaVBA