HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy se nos
ocurre hacer un repaso de los primeros cuatro discos de GARDEN WALL, el grupo
italiano liderado por el guitarrista/vocalista Alessandro Seravalle desde su
fundación a fines de los 80s. Hoy por hoy se trata de uno de los más valientes
y avezados grupos de la avanzada progresiva de su país, plasmando con la
ilación de sus cuatro últimos discos una amalgama excitante de avant-metal,
jazz-rock, psicodelia, fusión y prog electrónico. Pero no siempre GARDEN WALL
respondió a esta caracterización: de hecho, el lugar música donde ahora se
sitúa el grupo es el resultado de la cosecha de una siembra desarrollada
durante la secuencia de los cuatro primeros álbumes – revisemos este proceso de
siembre, ¿vale?
Con
su primer disco “Principium”, GARDEN WALL entregó una promesa firme de lo que
después se fue traduciendo y reformulando, con el transcurrir de los años, en
una de las ofertas más osadas y potentes del rock progresivo italiano de las
dos últimas décadas. Hasta entonces, lo único que había registrado el grupo era
un demo homónimo de 1992. “Principium”, grabado y publicado un año más tarde,
se enmarcaba bajo las pautas amables y estilizadas del neo-prog, pero ya desde
varias de las intervenciones de guitarra y varias de las texturas claroscuras
de teclado se notaba una afinidad por la garra y los colores sombríos tirados
hacia lo gótico, y de modo muy sutil, también hacia lo Crimsoniano. Varios de
estos elementos están más cercanos a CORTE DEI MIRACOLI y MUSEO ROSENBACH que a
MARILLION o PENDRAGON, aunque ciertamente la influencia de la vibración melancólica
de GENESIS, reciclada a través del filtro neo, deja una huella clara: a veces el
sonido de esta banda nos recuerda a sus entonces contemporáneos de ASGARD. Otro
dato que hay que tener en cuenta a la hora de entender que GARDEN WALL aún se
hallaba en un proceso de fermentación de su sonido propio es que este disco no
fue grabado por una formación permanente: durante las sesiones de grabación y
producción, la banda perdió un bajista (reemplazado por el mismo Seravalle) y
se hizo un tanto larga la adopción de un teclista permanente, hasta llegar a
Mauro Olivo, quien a la postre se convertiría en un fuerte aliado de Seravalle
en los siguientes años. Thomas Shaufler, ex-ASGARD, se hizo cargo de la
batería. Tras un impresionante inicio con ‘The Garden’, pieza que transporta
una dinámica llamativa a través de sus llevaderas variantes de motivos y
ritmos, ‘Silent Waves in a Silent Ocean’ conforma un tremendo cénit de este
disco en términos de pomposidad progresiva, mientras que ‘The Giant and the
Wise Man’ resulta un eficaz ejemplo de sinfonismo fuerte ejecutado con fineza y
convicción. La fastuosa suite ‘Ekpyrosis’ y el instrumental de cierre ‘Onde
Radio’ combinan lo mejor de ambos mundos, redondeando fielmente la dinámica
estilística general del álbum.
La
asociación de Seravalle y Olivo siguió adelante para llevar a GARDEN WALL hacia
su siguiente paso en la evolución musical: “Path Of Dreams”, un disco que
muestra al ideal estético de la banda proyectándose hacia una colorida ampliación
de sus horizontes sonoros. Aunque Thomas Schaufler siguió fungiendo de
baterista para el proceso de grabación, cuando el disco concretó su edición
física ya lo había abandonado. A pesar de estar en un momento serio de
inconstancia estructural, resulta patente que este disco refleja sin ningún
tipo de timidez la ambición creciente del grupo, traduciéndose esto en dos
vertientes convergentes: el pulimiento del factor sinfónico desde los
desarrollos melódicos y el aumento de vigor expresivo. Se trata de un disco
conceptual sobre los significados simbólicos de los sueños y el poder del
subconsciente: también es un disco bastante extenso, de alrededor de 70 minutos
de duración. ‘Prelude: The Gates Of Hypnos’ es el hermoso solo de piano
cuasi-cabaretero que abre el álbum para la instauración de la tríada de
‘Communion’, ‘The Bride Of The Wind’ y ‘Sex’. Los dos primeros están signados
por una delicadeza melódica bien cuidada donde los desarrollos temáticos y
variaciones de ambientes se manejan con estricta sobriedad. Por su parte, ‘Sex’
resulta más ampuloso y ostentoso: constando de la sección cantada ‘Hotness Of
Flesh’ y la sección instrumental ‘Soft Warm’, la pieza está signada por un
dramatismo efectivo que enmarca el sustento sobre el que se cohesiona la
ilación de los diversos pasajes temáticos. Luego llega la dupla instrumental de
‘Interlude: Between Eros And Thanatos’ y ‘Band Läuft’: el primero es un breve
opus de piano de corte manierista, mientras que el segundo capitaliza el
esplendor sonoro heredado de ‘Sex’ para reactivarlo con elementos filudos casi
colindantes con el estándar prog-metalero.
‘Kaos’
eleva el nivel de intensidad rockera y ahora sí abre campo al sonido grupal
para que extienda algunos de sus tentáculos hacia terrenos del prog-metal y la
psicodelia; esta vitalidad enérgica y un tanto tétrica a veces indica
directamente el tipo de ambientación progresiva que será predominante en sus
dos siguientes discos. Lo mismo vale para ‘Oniros’, un tema que hace de su
propia contundencia expresiva el núcleo de sus secciones instrumentales,
mientras que las partes cantadas portan una ceremoniosidad grisácea que nos
recuerda a un extraño híbrido entre las primeras instancias del estándar
neo-progresivo y el VDGG clásico. ¿Qué mejor que ‘The Cage’ siga a continuación
para hacer una especie de síntesis de las dos canciones precedentes mientras
retoma varios de los recursos estilizados fieles al paradigma prog-sinfónico?
No cabe duda que la tríada de ‘Kaos’, ‘Oniros’ y ‘The Cage’ establece un
manifiesto estilístico propio dentro del gran bloque del repertorio íntegro del
disco. En fin, la dupla de ‘Maj Di Muart’ y ‘Mortal Maj’ concluye el disco con
una irresistible pomposidad que nos recuerda a las atmósferas predominantes de
‘Sex’ y ‘Band Läuft’… y con su correspondiente epílogo de piano.
Con
su tercer disco ‘The Seduction Of Madness’, GARDEN WALL se decide finalmente
por mostrar de forma desnuda y directa su corazón Crimsoniano, a la par que se
aventura hacia estrategias sónicas más osadas que antes, generando así una
música inundada de neurosis, furia y sarcasmo. El torrente alucinado del mejor
VAN DER GRAAF GENERATOR y del KING CRIMSON 73-74 se orienta por senderos de
frenesí en una amalgama fundada sobre un espíritu de implacable psicodelia y
retazos de rock pesado. No se trata solamente de que haya una fuerte presencia
de riffs densos y solos apasionados y diestros de guitarra, ni tampoco
solamente de que la base rítmica funcione de manera solida e inquebrantable a
la hora de sostener el vendaval sonoro grupal; también la incursión de melodías
de tipo académico, teatral y circense colabora para crear este clima maniaco
que ronda en más de una ocasión con lo delirante. Lo sinfónico es utilizado
para apoyar la elaboración de climas emocionalmente quebrantados y mentalmente
retorcidos, y no tanto para cumplir la (habitual) función de copiar las
texturas fastuosas de las orquestas de cámara. Además, Seravalle y Olivo
cuentan ahora con el apoyo constante de los dos nuevos integrantes Fabrizio
Zidarich (bajos de 6 cuerdas y sin trastes de 5 cuerdas) y Camillo Colleluori
(batería).
La
secuencia de los tres primeros temas – ‘Horizon Of Events’, ‘Taenia’ y ‘W8less’
– conforma integralmente un manifiesto irrefutable e incuestionable de este GW
renacido como un fuego musical enredado y visceral, refulgente con sus llamas
atonales e incandescentes a través de continuos destellos psicológicamente
sofocantes: algo imperdible que apela a la total atención de parte del oyente.
Un momento de relativo descanso surge con “Noia”, un dueto de piano y voz (un
excelente Kikko Grosso, de ASGARD, se luce enormemente con su canto abrumadoramente
melancólico); y digo “relativo descanso”, pues la introspectiva serenidad del
tema no logra ocultar el desasosiego emocional de la lirica (la última línea
dice algo así como “me siento vacío como un escenario, al terminar todo”). Acto
seguido vuelven las vibraciones oníricamente alucinadas con ‘Pornopazzia” y ‘Le
Chateau Fou’, y más adelante con ‘Blurp’, cuyos respectivos planteamientos de coloridos
melódicos extravagantemente juguetones crean la sensación de estar animando una
feria macabra. Estos son tal vez mis temas favoritos del disco. El vendaval
sonoro se prolonga hasta el final: quiero resaltar la sofisticación agresiva de
corte prog-metalero en ‘The Doll’; el homenaje al Crimson ochentero en ‘All the
Best Years’; y por último, la extraña solemnidad destilada en el tema de cierre
‘Sedation (Of Madness?)’, elaborada al modo de un paseo sinfónico por los
pasadizos de un museo de personajes esquizoides.
Con
“Chimica” concluimos este repaso, tratándose justamente del disco donde GARDEN WALL
conquista plenamente su propia identidad artística. La formación en este disco
es casi la misma que trabajó en “The Seduction Of Madness” exceptuando al
bajista Zidarich, quien fue reemplazado por el Stickista Marco Ferrero (quien, casualmente, provenía de las filas de ASGARD como baterista-percusionista). La
suite ‘Chemotaxis’ ocupa los primeros 34 minutos del álbum con la secuencia de
sus seis secciones ‘RH-(Chemicalism)’, ‘Dirt’, ‘Death At The Mirror’,
‘Alter-Ego’, ‘Erasure’ y ‘Trauma’. Esta ambiciosa composición nos revela una
serie de aguerridas y bien armadas sonoridades convincentemente encuadradas en
parámetros del prog-metal y la vertiente psicodélica de la tradición
progresiva, a la par que refleja una curtida vibración modernizada. La
versatilidad estructural de ‘Dirt’, la atormentada neurosis que se proyecta en
los momentos más agresivos de ‘Death At The Mirror’ y las síncopas tanáticas de
‘Alter-Ego’ conforman algunos de los puntos álgidos decisivo de ‘Chemotaxis’.
Después de la suite, llegan ‘Dave In The Swimming Pool’ y ‘La Belle Dame’: el
primero es un viaje instrumental en el que el grupo sigue invocando a sus
renovados espíritus prog-metaleros, mientras que el segundo es un viaje épico
en el que Seravalle y sus compinches remodelan varios recursos heredados de los
dos discos precedentes dentro del esquema global del álbum. Más adelante,
‘Psychic Infrared’ nos brinda un electrizante encuentro entre la dinámica
aguerridamente neurótica de “The Seduction Od Madness” y la vitalidad metálica
imperante en el presente álbum.
Los instrumentales ‘Immer Unterwegs’ e ‘Immune
(He Knows My Strength)’ completan cabalmente el espectro sonoro de la banda: el
primero de ellos prosigue por la senda trazada por ‘Dave In The Swimming Pool’,
mientras que el segundo se centra en un evocativo dúo de Stick y guitarra. Finalmente,
el álbum se cierra con ‘No More’, un viaje musical densamente introspectivo (a
veces rayano con el discurso del post-rock) en el que Seravalle guía a la banda
hacia un ejercicio de abandono espiritual reflexivo, una idea sugerente e
ingeniosa después de toda la extroversión patente que ha atravesado
prácticamente cada partícula de las piezas precedentes. La dupla de “The Seduction Of Madness” y “Chimica” encarna el momento cumbre de la maduración de la voz propia de GARDEN WALL dentro del gran espectro progresivo internacional - este repaso histórico nos sirvió para entender cómo se llegó hasta la expansión química de este punto de referencia importante para la vanguardia rockera italiana de los últimos 20 años, con estrategias musicales soñadas y alucinadas.
Muestras
de los cuatro primeros discos de GARDEN WALL.-