HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR MENDOZA.
Hoy tenemos en nuestras manos un disco muy especial: “Adython”. Se trata de un ítem que orgullosamente porta conceptos desafiantes e iconoclastas sobre la música contemporánea, algo que se percibe como muy natural si atendemos a quienes lo gestaron: al canto, CLAUDIO MILANO, a las letras y estructura conceptual, ERNA FRANSSENS (alias KASJANOOVA); él, un italiano preocupado con varios aspectos de las artes visuales, plásticas y musicales, ella, una variopinta artista plástica belga con amplios intereses musicales; ambos, expertos en generar recursos radicales de vanguardia vitalista y desestructurada, a contracorriente de lo racionalista y en busca de una multivocidad de esquemas. De hecho, esta estrategia musical de CLAUDIO MILANO y sus compañeros a cargo de los efectos computarizados (ATTILA FARAVELLI y ALFONSO SANTIMONE) y del saxofón (STEFANO FERRIAN) es básicamente una variación libre de “Pythia Links To Pythagoras”, un experimento multimedia dirigido hace unos años por FRANSSENS para el Museo de Arte Moderno de su localidad natal de Amberes. Pero lo más adecuado es decir que este disco es algo más que una obra musical: es, ante todo, una toma de posición sobre la relación que hay entre el arte del ruido y el desequilibrio cósmico esencial al mundo que nos rodea. Pasando a cuestiones más formales, este disco consta de dos suites: ‘L’Oracolo Di Delfi’ y ‘Adython’, sendos viajes hacia los más recónditos parajes de lo que usualmente denominamos como “realidad oculta”. Ambas piezas fueron grabadas en dos momentos distintos: la primera, en julio de 2009, la segunda, en octubre de 2011.
‘L’Oracolo Di Delfi’ es la primera suite, la cual dura casi 15 minutos. El aire general de esta pieza es bastante claustrofóbico, una ambientación de ritual mágico en busca de una trascendencia a la vez iluminadora y aterrorizadora, siendo así que la revelación divina queda bien encapsulada en una espiritualidad oscura y tétrica. El terror realmente se siente en el aire desde el mismo momento que MILANO empieza sosteniendo una nota en registro altísimo: hay un trance que se
inicia sin que se pueda detener. El misterio se devela en parte pero permanece inasible sin paliativos, como un accidente sin sentido que le ocurrió a la mente humana sin saber cómo: se trata, al fin y al cabo, de un oráculo, y como tal, dice sin decir algo preciso, sino indicando un camino donde el receptor asume la entera obligación de descubrir su trazo y su sendero. A través de las patentemente chocantes vibraciones que se emiten de parte de este osado viaje hacia las cerebrales inquietudes de la musique concrete, se nota que late una serenidad muy peculiar, una serenidad propia de la actitud contemplativa que comparten el transmisor y el receptor de un mensaje de origen imperceptible. La suite homónima, que dura más de media hora, se encarga de explotar esta idea de inaccesibilidad hasta nuevas áreas de deconstructiva intensidad. Siendo el ádyton el espacio más reservado y elitista de un templo, esta suite asume una actitud de soliloquio dadaísta donde se cuestionan la identidad y la recurrencia, dejando que el ruido se instale en su propio solipsismo y se justifique a sí mismo como aparición sónica. Esta actitud se traduce en un uso incrementado de efectos distorsionadores de computadora y las continuas
irrupciones dadaístas del saxo que hilan bizarras interacciones con las alucinadas excursiones vocales de MILANO. Hay un momento de tendencias líricas a poco de pasada la barrera del 25to minuto, lo cual parece operar como una vía de acceso hacia el misterioso dinamismo a desarrollarse en los últimos 5 minutos de la pieza. La densidad abstracta de las experimentaciones de AREA en su etapa de “Are(A)zione” es un oportuno referente para explicar paralelos con lo que se escucha en esta suite.
Esta asociación de CLAUDIO MILANO y KASJANOOVA ha rendido un fruto muy bizarro que tiene méritos para ser positivamente recibido por los amantes de la vanguardia musical en una de sus posibles expresiones más osadas.
Muestra de “Adython”.-
‘L’Oraculo Di Delfi’ en vivo, por Claudio Milano y Attila Faravelli: http://www.youtube.com/watch?v=GKqSICIprzs
Hoy tenemos en nuestras manos un disco muy especial: “Adython”. Se trata de un ítem que orgullosamente porta conceptos desafiantes e iconoclastas sobre la música contemporánea, algo que se percibe como muy natural si atendemos a quienes lo gestaron: al canto, CLAUDIO MILANO, a las letras y estructura conceptual, ERNA FRANSSENS (alias KASJANOOVA); él, un italiano preocupado con varios aspectos de las artes visuales, plásticas y musicales, ella, una variopinta artista plástica belga con amplios intereses musicales; ambos, expertos en generar recursos radicales de vanguardia vitalista y desestructurada, a contracorriente de lo racionalista y en busca de una multivocidad de esquemas. De hecho, esta estrategia musical de CLAUDIO MILANO y sus compañeros a cargo de los efectos computarizados (ATTILA FARAVELLI y ALFONSO SANTIMONE) y del saxofón (STEFANO FERRIAN) es básicamente una variación libre de “Pythia Links To Pythagoras”, un experimento multimedia dirigido hace unos años por FRANSSENS para el Museo de Arte Moderno de su localidad natal de Amberes. Pero lo más adecuado es decir que este disco es algo más que una obra musical: es, ante todo, una toma de posición sobre la relación que hay entre el arte del ruido y el desequilibrio cósmico esencial al mundo que nos rodea. Pasando a cuestiones más formales, este disco consta de dos suites: ‘L’Oracolo Di Delfi’ y ‘Adython’, sendos viajes hacia los más recónditos parajes de lo que usualmente denominamos como “realidad oculta”. Ambas piezas fueron grabadas en dos momentos distintos: la primera, en julio de 2009, la segunda, en octubre de 2011.
‘L’Oracolo Di Delfi’ es la primera suite, la cual dura casi 15 minutos. El aire general de esta pieza es bastante claustrofóbico, una ambientación de ritual mágico en busca de una trascendencia a la vez iluminadora y aterrorizadora, siendo así que la revelación divina queda bien encapsulada en una espiritualidad oscura y tétrica. El terror realmente se siente en el aire desde el mismo momento que MILANO empieza sosteniendo una nota en registro altísimo: hay un trance que se
inicia sin que se pueda detener. El misterio se devela en parte pero permanece inasible sin paliativos, como un accidente sin sentido que le ocurrió a la mente humana sin saber cómo: se trata, al fin y al cabo, de un oráculo, y como tal, dice sin decir algo preciso, sino indicando un camino donde el receptor asume la entera obligación de descubrir su trazo y su sendero. A través de las patentemente chocantes vibraciones que se emiten de parte de este osado viaje hacia las cerebrales inquietudes de la musique concrete, se nota que late una serenidad muy peculiar, una serenidad propia de la actitud contemplativa que comparten el transmisor y el receptor de un mensaje de origen imperceptible. La suite homónima, que dura más de media hora, se encarga de explotar esta idea de inaccesibilidad hasta nuevas áreas de deconstructiva intensidad. Siendo el ádyton el espacio más reservado y elitista de un templo, esta suite asume una actitud de soliloquio dadaísta donde se cuestionan la identidad y la recurrencia, dejando que el ruido se instale en su propio solipsismo y se justifique a sí mismo como aparición sónica. Esta actitud se traduce en un uso incrementado de efectos distorsionadores de computadora y las continuas
irrupciones dadaístas del saxo que hilan bizarras interacciones con las alucinadas excursiones vocales de MILANO. Hay un momento de tendencias líricas a poco de pasada la barrera del 25to minuto, lo cual parece operar como una vía de acceso hacia el misterioso dinamismo a desarrollarse en los últimos 5 minutos de la pieza. La densidad abstracta de las experimentaciones de AREA en su etapa de “Are(A)zione” es un oportuno referente para explicar paralelos con lo que se escucha en esta suite.
Esta asociación de CLAUDIO MILANO y KASJANOOVA ha rendido un fruto muy bizarro que tiene méritos para ser positivamente recibido por los amantes de la vanguardia musical en una de sus posibles expresiones más osadas.
Muestra de “Adython”.-
‘L’Oraculo Di Delfi’ en vivo, por Claudio Milano y Attila Faravelli: http://www.youtube.com/watch?v=GKqSICIprzs