Hoy tenemos el gusto de presentar el nuevo trabajo fonográfico del cuarteto japonés JIZUE, publicado a comienzos el pasado mes de julio bajo el título de “Gallery”. Con la alineación del bajista-CONTRABAJISTA Go Yamada, el baterista Shin Kokawa, el guitarrista Noriyuki Inoue y la teclista Kie Katagi, este ensamble de JIZUE nos ha brindado otra obra exquisita de jazz-rock a lo largo de este catálogo que conforma su séptima producción fonográfica. Definitivamente, el público que los ha seguido desde aquel año 2010 en que publicaron su disco debut “Bookshelf” se sentirá complacido con este nuevo disco, y de paso, servirá de una buena guía para los que recién los estáns empezando a descubrir. Ya el grupo es una figura importante dentro de la avanzada jazz-progresiva de su país, y las cosas seguirán siendo así si tenemos en cuenta que este disco incluye ideas renovadoras junto a otras que afianzan convincentemente su línea de trabajo habitual. El sello a cargo de la producción y distribución de este bello disco es JVC Kenwood Victor Entertainment Corp. Bueno, vamos de inmediato a los detalles del repertorio contenido en “Gallery”, ¿vale?
‘P.D.A.’
inicia el disco con unas suaves notas introductorias de piano que de inmediato
abren camino a un intenso y elegante cuerpo central donde el cuarteto se
explaya en una imbricación de lirismo, extroversión y exquisitez. Es como si
una vieja pieza de WEATHER REPORT hubiese sido remodelada por una asociación de
GOGO PENGUIN y TORTOISE mientras se añade matices math-rockeros al asunto. Incluso
el uso de palmas en algunos pasajes ayuda al desarrollo temático a explotar más
a fondo el potencial celebratorio que tiene muy inherente dentro de sí. Una mención
especial va al modo en que el bajo y la batería articulan sus labores al
unísono de sus propios juegos de cadencias individuales. Unos grandiosos
primeros 4 ¼ minutos del repertorio como grandioso son también los 3 ½ minutos
de ‘W’, el segundo tema del álbum. Aquí ya opera un talante más frenético en el
groove básico de la pieza, la cual, sin renunciar totalmente al imperio del
lirismo, hace patente su intencionalidad sonora de proyectarse hacia una
maximización sistemática de las vibraciones extrovertidas precedentes. Ahora éstas
se concentran en la atmósfera general de la pieza, imponiendo imágenes de una
agilidad luminosa y parcialmente alimentada de tensión en la mente del oyente
empático. Los siguientes 8 ¼ minutos del álbum están ocupados por la dupla de ‘River’
y ‘Different Christmas’, piezas que permiten a la banda dar nuevas vueltas de
tuerca a los ambientes musicales ya instalados con interesantes variantes. ‘River’
se propone gestar una síntesis entre el lirismo de la primera pieza y la
actitud intensamente dinámica del segundo, a la par que crea un modismo más
refrescante por vía del empleo de la guitarra acústica. El piano sigue siendo
tan vitalista como siempre pero sus efluvios se sienten ligeramente más
constreñidos a fin de que la mencionada guitarra acústica pueda ejercer
eficazmente su labor de contraparte a aquél. También hay un momento en el que
la batería se luce contundentemente a través de un pasaje de puntaciones de
bajo y batería. En el caso de ‘Different Christmas’, el grupo transita hacia un
groove más sereno y practica el juego del nu-jazz pero no cambia de talante: el
viraje, en efecto, no es de talante pues todavía se sienten esos aires de
extroversión y dinamismo que impregnaron fehacientemente a las tres piezas
precedentes, y más bien parece que esta pieza retrata la alegría de vivir como
un pensamiento que evoca el jolgorio antes vivido cuando ya el crepúsculo nos
anuncia que se acerca la hora de descansar.
‘Junction’, tema que sigue
fielmente los pasos de la pieza inmediatamente precedente, sí refleja un aura
melancólica a través de su bello y sutil desarrollo temático. Los parajes
virtuosos de la guitarra y del teclado son muy comedidos. La muy controlada vivacidad de este momento reposa en el matrimonio de batería real y ritmo computarizado, el cual exuda unos aires muy a lo Motown con retazos fusionescos. Quedan
todavía tres temas, dos de poco más de 5 minutos de duración y el último, que
casi completa el espacio de 11 minutos. ‘Ariake’ nos lleva a terrenos de serena
contemplación introspectiva, siendo así que las sobrias series de acordes de
piano y florituras de piano sirven para encauzar el enclave temático iniciado
por la guitarra acústica. Tenemos aquí un repaso de la faceta introspectiva de
un PAT METHENY (entre mediados de los 80s y de los 90s) combinado con. La función
de ‘Rage Against The Music’ es la de vira totalmente de registro para instaurar
una base hibridizada de math-rock y psicodelia progresiva dentro de un groove punk-jazzero
que habrá de marcar el tipo de colorido grácilmente denso esencial para el
ulterior foco temático. El grupo nos tiene totalmente atrapados en un juego de
tensiones mecanicistas durante 3 minutos hasta que algunos segmentos de piano
entran a tallar, no para cambiar las cosas, sino para arrojar chispazos de
relampagueante fulgor en medio de un oscurantismo punzante. De hecho, se hace
notar un incremento del punche en la manera en que la tríada de
guitarra-bajo-batería refuerza su pulsátil neurosis. Nos toma totalmente de
sorpresa… y también nos encanta. ‘Ambivalenz’ cierra el repertorio con unos aires de misteriosa grandeza, siendo así que la vuelta a las exploraciones en lo introspectivo signa a una buena proporción del desarrollo temático y de las atmósferas predominantes. Con efectos flotantes de guitarra y fraseos espartanamente minimalistas de piano, se nos pinta sónicamente un retrato de la niebla inescrutable de los rincones más oscuros de nuestra interioridad. Alrededor
de la frontera del tercer minuto y medio, el grupo entra en bloque a tallar
radicalmente la madera, antes pulida con contemplativo sosiego, por medio de un
incendiario ejercicio de amalgamas caóticas y deconstructivas al modo del
free-jazz. Ahora hay una furia donde la batería y la guitarra son las fuerzas
operantes más aguerridas dentro del exquisito y señorial pandemonio sonoro que
el cuarteto crea con solvente pulso. El solo de batería es brutal a través de
su desafiante cerebralidad. En algún momento, el grupo decidió irrumpir a la
fuerza en las casas de HENRY KAISER y TERJE RYPDAL para aprender de lo que
vieron en ellas cómo utilizar el lenguaje del jazz-rock con fines exorcistas en
clave avant-jazz-progresiva. Otra cosa que nos toma totalmente de sorpresa y
que nos deja fascinados. El epílogo consiste en una exhibición solitaria del
piano de un resumen de su parte ejecutada en la sección inicial.
Todo esto fue lo que se nos brindó en “Gallery”, un disco fabuloso que congrega de manera muy ingeniosamente compacta varios recursos del jazz-rock de ayer y hoy dentro de un ideario musical del cual el colectivo de JIZUE se apropia con sus peculiares sentidos de la musicalidad y de la intensidad expresiva. La primera mitad de este repertorio se enfiló por un sendero reconocible donde la claridad melódica y el espíritu de jolgorio, con diversos matices según el momento, correinaban dentro del entramado grupal; la segunda mitad, por otra parte, osciló entre lo melancólico y lo tenso, siendo así que el extenso tema final operó como rotunda declaración de principios para dicho enfoque creativo. Posiblemente se trate de la obra cumbre de los JIZUE hasta el momento: por lo pronto, lo recomendamos al 200%.
Muestra de “Gallery”.-