HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
En esta ocasión tenemos una reseña en dos tiempos para publicar. Comenzamos por el principio, como debe ser, específicamente con SÍNTESIS, que fue una banda argentina que, desde Rosario, puso su importante grano de arena
dentro del gran escenario de la avanzada progresiva del país sudamericano. Los cimientos
de su creatividad y su energía estaban en centradas en enfoques modernistas de
los discursos del jazz y del blues-rock para elaborar a partir de allí un
eclecticismo sólido y convincente. Bajo el liderazgo del guitarrista y
compositor JORGE ALBERTO MIGOYA, el baterista JULIO ALBERTO CUSMAI y el bajista
JUAN CARLOS RICCI completaban la ecuación grupal desde 1973: el grupo se armó de forma casual y mientras se armaba el trío, los músicos se daba cuenta de que eran casi vecinos. El hecho es que el grupo empezó a hacerse conocido en los círculos musicales del lugar, e incluso lograron ampliar su exposición al telonear a POLIFEMO, uno de los muchos supergrupos que ya surgían en la avanzada rockera argentina mientras los 70s llegaban a su ecuador.* El disco “Síntesis” se grabó y publicó en el año 1976, un año dramático y fatídico para la vida institucional de Argentina; de hecho, de los dos días en que tuvieron lugar las sesiones de grabación de los seis temas que conforman “Síntesis”, el primero de ellos fue el 24 de marzo de 1976, cuando el infame personaje Jorge Rafael Videla tomó las riendas del país por vía de un golpe militar (derrocando a un gobierno que tampoco era la octava maravilla del mundo, precisamente). A fin de completar el esquema
sonoro que la banda tenía en mente para la compleción del repertorio de su
homónimo y único disco de estudio, intervinieron los invitados Chachi Ferreyra
al saxo alto, Mariano Zarich al saxo tenor, Óscar Tissera a la flauta, Sergio
Polizzi al violín y Santiago Aldana al clarinete. El hecho de que MIGOYA estuviese estudiando composición en la Escuela Musical de Rosario fue un elemento inspirador para que se incorporara el violín y variados instrumentos de viento a los arreglos definitivos del material del trío. Ahora estamos en el año 2016, que el año en que se celebra el 40mo aniversario de la publicación de “Síntesis”
y el sello BlueArt Records se ha hecho cargo de una reedición especial del mismo
con la adición de un bonus track. Repasemos esta bella reliquia y démosle vida
nueva con nuestra atención melómana.
‘Lo
Obvio Según Yo’ abre el disco con un irresistible despliegue de gancho
jazz-rockero: la urgencia integral del trío desde el mismo punto de arranque se
sustenta grácilmente sobre un groove tan sofisticado en sus juegos de variantes
como llamativo en su sistemática extroversión. La vitalidad de las instancias
blueseras es explotada con razonables aspavientos, nunca desbordados, siempre
dentro de un cauce expresivo cohesivo. ‘Sin Nada’, el segundo tema del disco,
comienza con un estándar barroco bajo la guía del dueto de violín y flauta,
mientras la guitarra aguarda sigilosamente el momento de ocupar el centro del
paisaje sónico, meticulosamente encuadrado dentro de una lírica arquitectura jazzera.
Casi parece esto como si los INVISIBLE estuvieran ensayando lo que está escrito
en una partitura perdida de BUBU mientras se le pone algunas sazones sutiles de
sabor Canterburyano al asunto mientras sigue su curso con una fineza extrema. ‘La
Necesidad De Amar… A Veces’ goza de una estrategia muy parecida en esto de
combinar cámara y jazz-rock dentro de una actitud progresiva: esta vez es la
dupla de saxos tenor y alto la encargada de introducir una ingeniería de pulcra
estilización para el prólogo mientras el trío se prepara para sustentar un
groove contundente y envolvente donde las cosas fluyen más libremente. El expresionismo
reinante es irresistiblemente cautivador, lo cual hace que lamentemos
enormemente que el fade-out irrumpa inmisericordemente para privarnos de un
extenso deleite que nos prometían las florituras de bajo. Pero bueno, es ahora
el turno de ‘Algunas Maneras De Expresarme’, intenso tema que comienza con
alusiones tangueras para que acto seguido instaure su cuerpo central como un complejo
puzzle de cadencias y contrapuntos: el trío nos muestra las aristas más filudas de
su voz propia sin remilgos de ningún tipo, y de hecho, algo de ello volverá más
adelante.
La
breve pieza ‘Todo Lo Necesario Para Lo Necesario’, comienza centrándose en lo
introspectivo al modo de una introyección de los rezagos del vigor
inmediatamente precedente; contando una vez más con la complicidad de la dupla
de saxos tenor y alto, el desarrollo temático puede volver a lo luminoso para
las instancias postreras de este tema que muy bien habría podido gozar de doble
de duración y perfilar su mágica belleza inherente con mayor contundencia. Los últimos 8 ¾ minutos (o casi) del repertorio
oficial del disco están ocupados por el tema que precisamente se titula ‘El
Final’. Su esquema básico consiste en un jam elocuente y efusivo cuyo vigor
inherente es trabajado con refinada exquisitez: es como un desparpajo que despliega su expresividad bajo un ropaje de finísimas telas palaciegas. Después de haber fungido como guías del motif central, el saxo y la flauta toman sus respectivos turnos a la hora
de llenar coloridos potenciales dentro del bloque instrumental por vía de sucesivos
solos; a poco de pasada la barrera del cuarto minuto y medio llega el turno de
Migoya, quien se despacha con matices blueseros en sus notables fraseos. Un segundo
solo de flauta parece dirigir el desvío hacia un momento de sereno relax que
casi suena pastoral, mas es tan solo una parada en el peaje antes de que el
ensamble regrese a su previa carretera sónica – previa llamada urgente evocada
por la batería – con la retoma del vigor inicial. Pero eso no es todo con esta reedición
celebratoria del 40mo aniversario de este disco, tal como dijimos
anteriormente. La pieza rescatada ‘Reminiscencias’ se centra en un jam en 13/8
cuyo preludio consiste en una cita del inicio de ‘Lo Obvio Según Yo’: la
interacción entre los tres músicos.
Creemos
oportuno completar nuestra celebración de los 40 años de “Síntesis” añadiendo
una reseña de un disco solista de JORGE MIGOYA que se titula “Elefantes”,
publicado originalmente por Melopea (sí, el mismo sello independiente dirigido
por el legendario LITTO NEBBIA) en el año 1991 y que ha sido reeditado por
BluArt Records en el 2013. El buen MIGOYA es un residente en Francia desde fines de los 70s, prácticamente con lo que llevaba puesto, pasando temporadas tocando en orquestas de cabaret y muchas veces durmiendo a la intemperie mientras lograba poco a poco hacerse de un lugar en la vanguardia jazzera de la capital francesa. Para esta belleza de disco que es “Elefantes” – sí, digámoslo así de entrada –,
MIGOYA extiende su paleta performativa con el piano y el clarinete además de su
innegable guitarra. Sus compañeros de viaje a lo largo del repertorio de este
disco son el saxofonista-flautista Marcelo Moguilevsky, el bajista César Franov
y el baterista Laurent Chofflet. Hoy por hoy, MIGOYA
tiene una vida hecha en Francia, su país de residencia, y ya cuenta con un
amplio currículum vitae en el área
del jazz contemporáneo, además de estar curtido como multi-instrumentista, como
ya vemos en los créditos de “Elefantes”.
‘El
Emisario’ abre el disco con un groove vitalista que, focalizándose en una
exquisita autocontención, sabe explotar inteligentemente el embrujo esencial de
su motif central al articular un sabio desarrollo melódico donde los silencios
también ocupan un lugar significativo. Ya para el último tercio de la pieza, la
expansión temática está bien definida, aterrizando en un solo de batería desde
el cual se dibuja la minúscula explosión del momentum culminante. La pieza homónima
sigue a continuación para elaborar una dimensión sonora más intimista, un juego
de nebulosidades misteriosas que nos puede muy bien remitir al aspecto más
sombrío del MILES DAVIS de fines de los 60s así como a la faceta nostálgica de
JOHN COLTRANE. El bajo aprovecha la ocasión para hacerse notar dentro del entramado
global, lo cual viene bien para que el esquema rítmico asuma una musculatura
adecuada. Si el talante predominante de ‘Elefantes’ es intimista, el de ‘Detrás
De Las Puertas’. Virando totalmente de registro, ‘F=7’ se centra
entusiastamente en una espiritualidad jovial que se instala ágilmente sobre un
juguetón compás complejo. Esa sensación de bizarro y travieso carnaval es
irresistible: la pieza no necesita durar mucho más del tiempo de 2 ½ minutos
que se ha otorgado para dejar una huella perenne en el cerebro del oyente
cómplice. El álbum continúa con ‘El Tonto’, pieza que nos lleva a la faceta más
reposada del esquema de trabajo grupal, algo así como un paseo sigiloso por los
insospechados parajes y recovecos de las siempre oscuras cavernas de la
interioridad. El dueto de saxo y clarinete opera como una linterna a media luz
en medio del etéreo pulso rítmico que elabora la dupla de Franov y Chofflet: en
efecto, esta dupla coquetea con el peligro de la disolución del ritmo con una lucidez
infinitamente atenta, y en una ocasión así lo infinito es la medida exacta. Por
supuesto, la misión es cumplida con cabal rectitud.
Cuando
llega el turno de ‘Aux Arbres (Otra Vez)’, el ensamble se dispone a reconstituir
su faceta extrovertida y lo hace con una soltura fusionesca señorial y majestuosa,
manejando las esplendorosas variantes de tema y ritmo con perfecta pulcritud. Se trata de un cénit decisivo del disco, cosechando la siembra de luminosidad sonora sustentada anteriormente por el primer tema y por ‘F=7’ en sus respectivos momentos. Acercándonos
al final del repertorio oficial de “Elefantes”, ‘Un Hombre Honesto’ pone la
cuota de (relativa) obediencia a estándares clásicos del jazz en un clima de cálida alegría,
mientras que ‘Así Fue’ gesta un sereno diálogo de guitarra y saxo donde se
trabaja un ejercicio de contrastes entre momentos de candidez y otros de sutil
tensión. Para decirlo de otra forma ‘Un Hombre Honesto’ focaliza su musicalidad en una calidez amable y un elegante sentido de lo lúdico, mientras que ‘Así Fue’ arma la suya a partir de la búsqueda de una vía de intensidad flamante dentro del área de lo introspectivo. El bonus track de esta reedición de “Elefantes” se titula ‘Fuegos Y
Cenizas’, y ciertamente recoge los rasgos nucleares de la faceta más vitalista
de este ensamble. Las florituras del clarinete hacen de éste el instrumento
embajador de las más puras vibraciones extrovertidas del cuarteto. Nuestro balance personal de “Elefantes” solo puede ser sumamente positivo, pues destila una serie de ideas que de manera fluida e imparable destilan una musicalidad señorial dentro de una actitud perspicaz y vigilante en la motivación de sonidos y atmósferas refrescantes en el mapa del jazz-rock.
¿Y cómo ve MIGOYA en retrospectiva el legado breve pero llamativo de SÍNTESIS? Sus palabras en un reportaje publicado recientemente en Radar, suplemento del periódico argentino Página 12 [https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-11850-2016-10-09.html], son muy elocuentes a la hora de hacer su propio balance sobre el norte estético que se propuso la banda y la relevancia de su breve legado: “Los tres veníamos de mundos muy diferentes: yo estaba más enganchado con la música clásica mientras que el batero Julio Cusmai era más rock y el bajista Juan Ricci le tiraba más el jazz-rock de Weather Report y Chick Corea. Mis composiciones, entonces, servían como catalizador para unir esas fuerzas dispares.” La vitalidad de este repertorio fue reavivada en algunos conciertos que MIGOYA y su banda de apoyo dieron en escenarios argentinos en el presente año 2016. También añade en el susodicho reportaje, con justificado orgullo, que el disco “está impregnado sin duda de ese zeitgeist progresivo que entre círculos estimulados de clase media de los setenta era un lugar común al mismo tiempo que un disfrute real. Pasajes con rítmicas intrincadas y mucho punteo de guitarra (esos serían los momentos más afines al rock nacional contemporáneo) mechados con otros en principio más áridos donde el inesperado protagonismo de clarinetes, saxos, violines y flautas traversas desconciertan para bien: no es sólo barroco, no es sólo jazz-rock, no es sólo música progresiva sino tal vez una mezcla a tientas y bastante desprejuiciada de todo eso.” Dejemos que estas palabras aparezcan como reflejo de la conclusión a la cual también queríamos llegar en esta retrospectiva de lo que SÍNTESIS aportó a la escena progresiva argentina de aquella lejana década de los 70s. Gracias al trío por eso y gracias también a JORGE MIGOYA por seguir haciendo música para el tiempo presente.
Muestras
de SÍNTESIS.-
Muestra
de JORGE MIGOYA.-
Aux
Arbres (Otra Vez) [en vivo]: https://www.youtube.com/watch?v=iLN1nBZVNyM
* Más datos biográficos sobre la gestación y evolución de SÍNTESIS en esta nota de Redacción Rosario: http://www.redaccionrosario.com/nuevo/2016/03/22/la-manera-de-escuchar-musica-cambio/
[Gracias inmensas a Humberto Luna Tirado y Quique Quagliano por presentarme la música de SÍNTESIS y brindarme valiosa información sobre lo que vino después: a ellos va dedicada esta retrospectiva.]