HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy estamos de plácemes porque FRK, el ensamble avant-progresivo argentino liderado por el teclista y compositor Enrico Rocca, nos trae un nuevo disco. Éste se titula “Gruv!” y fue publicado por el sello connacional Viajero Inmóvil el pasado 24 de marzo, hace muy poco. El personal permanente de FRK está conformado por el mencionado Rocca, Martín Pereyra [guitarra], Alan Sas [bajo] y Pato Benítez [batería]; además, aparecen en varias ocasiones Martín Cuto [saxo y fiscorno], Sara Marech [saxo], Nico Ruggiero [clarinete y piano] y Álvar Llusá-Damiani [violín]. Casi todos los temas contenidos en este relativamente breve disco (ni siquiera completa la media hora de duración) fueron grabados en La Casa de Música, salvo dos que se grabaron en el Estudio Insólito. Pablo Wyrytowski se hizo cargo de los procesos de mezcla, masterización y producción musical del material aquí contenido. Rocca también se hizo cargo del arte gráfica del álbum, cuyos detalles repasamos a partir de ahora.
El repertorio de “Gruv!” comienza con ‘Cordobés’, una pieza principalmente caracterizada por una sofisticada y grácil solemnidad, la misma que atraviesa a los diversos grooves con los que se forja su desarrollo multitemático. Esto se torna particularmente intenso en los amplios pasajes donde se impone un swing blues-rockero. Las atmósferas se sustentan sobre una dinámica típicamente progresiva con una buena dosis de ribetes fusionescos, estando ésta apoyada en el rol de los arreglos de vientos. El colorido flotante del epílogo emana de una armonización de teclados muy al estilo RIO de unos AKSAK MABOUL; algo que no se ve venir, pero que resulta bastante efectivo a la hora de completar la ambiciosa faena de este tema de apertura. Luego sigue ‘Sitges’, un tema orientado a la exploración de las vibraciones más ágiles y fulgurosas del paradigma jazz-progresivo, concretando una llamativa y extrovertida gama de colores sónicos de parte del ensamble. La reinante jovialidad es manejada con un extremadamente elegante señorío, el mismo que se ornamente con estupendos solos de guitarra y de sintetizador. Con estos dos primeros temas ya tenemos dos espectros distintos y variados para la estrategia musical del ensamble... ¡Pero aún hay más gozadas en el horizonte próximo! Durando poco menos de 3 minutos, ‘Pájaro Loco’ exhibe una reconstrucción juguetona del jazz clásico con un eficaz énfasis en las vibraciones más explícitamente saltarinas de la ingeniería rítmica. Es como si la pieza precedente hubiese estado anunciando la algarabía expresada en este tercer tema del álbum. ‘Hiromi’ instala un hermoso y cautivador ejercicio de jazz-fusión en clave contemplativa, centrando sesudamente los cromatismos propios de la composición. Esto suena a un híbrido entre GILGAMESH y los SOFT MACHINE de la fase 73-74. En el momento en que emerge un hermoso y rotundo solo de clarinete, la expresividad nuclear de la pieza ve incrementada su luminosidad para beneplácito del esquema sónico integral.
Cuando llega el turno de ‘Jiapeng’, el ensamble regresa de lleno a su faceta más jovial y lo hace en base a un estándar jazz-rockero signado por un tenor funky. Los sucesivos solos de guitarra, de teclado, de saxo y de violín se dejan sentir en medio de los espacios que dejan los intensivos arreglos de vientos. Lo que suena es casi como un homenaje a los legendarios YELLOW JACKETS. ‘Sottile’ es la única pieza del álbum donde no interviene Rocca, pues el solitario piano que lleva al tema sobre sus espaldas es ejecutado por Ruggiero. Curiosamente, él no es el autor de esta pieza, sino que lo son Rocca y Cuto. Sea como fuere, esta pieza nos lleva a la dimensión más introvertida del disco, tal vez siguiendo el patrón del maestro KEITH JARRETT. La miniatura ‘Sitges II’ (dura poco más de un minuto) cierra el repertorio y lo hace realizando un remodelación cuasi-deconstructiva de uno de los motivos centrales del segundo tema del álbum, incluyendo algunas distorsiones de consola de grabación que portan un aura dadaísta. Una perfecta mezcla de jazz-rock y RIO (al estilo de los HENRY COW del primer álbum) para terminar el repertorio con una actitud creativamente traviesa. “Gruv!” es, a fin de cuentas, una obra demasiado breve, pero, lo más esencial es la noción muy positiva de que reafirma el status de FRK como uno de los colectivos más creativos y aventureros dentro de la actual escena progresiva argentina, operando a paso fuerte en nombre de la vanguardia ecléctica. ¡¡Muchas gracias al grosso Enrico Rocca y sus compinches por ofrecernos esta obra totalmente recomendable!!
Muestras de “Gruv!”.-