Sunday, March 29, 2020

La evolución de la persona desde la óptica vanguardista de CHILDWOOD



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy presentamos al ensamble multinacional CHILDWOOD so pretexto de su disco “Opalessence”, el cual fue publicado poco antes del ecuador del pasado mes de enero. Se trata de un disco conceptual sobre la evolución de la persona. Este ensamble creado y dirigido por el compositor Alex Vansalen ha asentado sus actividades de grabación en la ciudad neerlandesa de Rotterdam. Su conformación consiste en el propio Vansalen [guitarras y efectos de sonido], Isabel Bermejo [voz], Burcu Ramazanoglu [violín], Wietse Voermans [saxo alto], Alessio Bruno [contrabajo] y Ruud Voesten [batería]. El personal de CHILDWOOD cultiva un híbrido de jazz contemporáneo, rock avant-progresivo y fusión contemporánea, una propuesta que tiene un referente formidable en este disco gestado a lo largo de varias sesiones en el Marmalade Music Recording Studio, estando los procesos de mezcla y masterización a cargo de Roland Dierkse y Michiel Eilbracht, respectivamente. Lo que tenemos en “Opalessence” es un manifiesto de musicalidades osadas y eclécticas que se encuadran dentro de una ingeniería inteligente y delicada. Ahora pasemos a los detalles del catálogo contenido en este disco en cuestión, ¿vale? 


‘Eyes Wide Open’ da inicio a las cosas comenzando con un talante parco y sigiloso trazado por sobrias escalas de guitarra y suaves matices de violín y saxo. Cuando entra a tallar el canto, poco a poco se arma un esquema más extrovertido, el mismo que apunta hacia una espiritualidad solemne mientras el groove armado por la dupla rítmica se abre a un swing flotante. Así las cosas, el desarrollo temático mantiene sus vibraciones ceremoniosas a la par que va creando meandros controladamente complejos. El ensamble se sitúa cómoda y eficazmente en un terreno de encrucijadas entre los WEATHER REPORT pre-75, COS, LES BIB y FROGG CAFÉ: desde ya, una cúspide del disco. El segundo tema del disco es también el más largo del mismo con sus más de 8 ½ minutos de duración, y se titula ‘Mirage’. Su vivacidad, en vez de contrastarse con el espíritu solemne de la pieza de entrada, parte de donde ésta terminó para ampliar los potenciales espectros de colorido y vigor con los que la banda cuenta dentro de su arsenal sonoro. Creando una suerte de mezcla entre los paradigmas de PAT METHENY y TERJE RYPDAL con elementos añadidos de Canterbury (al modo de unos NUCLEUS o unos SOFT MACHINE de la fase 71-73), el grupo crea un dinamismo ágil y señorial para la presente ocasión, lo cual se traduce en un clímax decisivo para el repertorio íntegro del álbum. Dicho sea de paso, aquí tenemos el más excitante solo de guitarra de todo el álbum. ‘Moonburst’ cumple con la función de realzar la dimensión avant-jazzera del ensamble instrumental para llevarnos a terrenos propios del antes mencionado RYPDAL, RAY RUSSELL y DAVID TORN. La aureola general de la pieza se siente inquietante aunque sin llegar a niveles arrolladores de perturbación; más bien, lo que se realza aquí es el carácter misterioso de la nocturnidad, no necesariamente lo terrorífico. Para la sección epilogar, el ensamble se calla por un instante para tantear una culminación expresiva en clave free-jazz; es como si algo hubiese salido de la bruma para brindar un fulgor inesperado, y ese fulgor habrá de ser explorado por la pieza siguiente, titulada ‘Constellation’. 

Comenzando con un soliloquio que emerge en medio de unas titilaciones etéreas y minimalistas, ‘Constellation’ no tardará en armar su cuerpo central en base a un esquema jazz-progresivo con matices de rock-in-opposition (en paralelo a la ECLECTIC MAYBE BAND). El violín ocupa un protagonismo especial en varios pasajes mientras la voz alterna narraciones y tarareos al modo de un sortilegio cerebral que evoca al lugar del hombre en la inmensidad del universo mientras busca poner en orden su mundo interior. ‘From Beyond’ (la segunda canción más larga del álbum con sus 8 ¼ minutos de duración) comienza con unas florituras solitarias del contrabajo, y cuando entra en acción el canto de Bermejo, el esquema de trabajo está listo para armar un encuadre melódico cálido y grácil, no exento de ciertas vibraciones introspectivas, pero se trata mayormente de algo estilizadamente apasionado. El brillo particular del canto femenino crea vínculos cómplices con las armonías y solos que gestan el saxo y el violín, y mientras tanto, la batería exhibe un pulso elegantemente sublime. En líneas generales, esto nos recuerda a una cruza entre PENSIERO NOMADE y la faceta más etérea del amplio ideario musical de ORLETTE COLEMAN, con algunos toques añadidos de los HENRY COW de los dos últimos discos. Ya en los momentos más explosivos, cuya fruición máxima se desarrollará durante la segunda mitad de la pieza, nos damos cuentas de que estamos frente al clímax definitivo del disco, el cénit hacia el cual ascendía de a pocos la ilación de los temas precedentes. El tiempo que resta del repertorio de “Opalessence”, un total de 12 ¼ minutos, está ocupado por la dupla de ‘Hear The Angels Sing’ y ‘A Forest’. El primero de estos temas opera como un ejercicio sintético de varios de los recursos contemplaticos y misteriosos ya explorados en piezas anteriores, aunque todavía preservando, de forma latente, la pasión exuberante que signó a ‘From Beyond’. Siendo un solo de guitarra acústica, la misión de ‘A Forest’ es la de concluir el trayecto musical del disco con una aureola intimista y contemplativa. Hay algunos parajes intensos en ciertos fraseos de la guitarra, muy en clave fusionesca, pero la calidez intimista es la nota prioritaria para este cierre del álbum.

Todo esto es lo que nos ha brindado el talentoso ensamble de CHILDWOOD con este disco tan inspirado que se titula “Opalessence”: atención a este colectivo, el cual parece tener energía a raudales para seguir brindándonos más trabajos brillantes en el futuro próximo. Por lo pronto, este disco está recomendado al 100%.


Muestras de “Opalessence”.-
Eyes Wide Open: https://childwood.bandcamp.com/track/eyes-wide-open
Mirage: https://childwood.bandcamp.com/track/mirage

Thursday, March 26, 2020

El catálogo de nuevos cantos de PENSIERO NOMADE



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy presentamos el nuevo trabajo fonográfico de PENSIERO NOMADE, el cual se titula “Canti Del Disincanto” y fue publicado a mediados del primer mes del presente año 2020, por vía del sello Filibusta Records. Se trata de un disco muy pródigo en elementos orquestales, y también notamos que aquí se destaca bastante la presencia de colores sonoros ya evocadores, ya sublimes… dependiendo de si se trata de una composición inspirada por algo interior o por el contexto exterior. La mayor parte de los ítems contenidos en este disco oscila entre los 3 ½ minutos y 5 ½ minutos de duración, y en total, el disco dura casi 47 minutos enteros. Este proyecto creado y dirigido por el músico Salvo Lazzara se ha concentrado ahora en hacer una obra casi íntegramente instrumental: el mismo Lazzara se reparte en las labores a la Touch Guitar de 9 cuerdas, el contrabajo, la chiviola (instrumento híbrido de guitarra y viola de 6 cuerdas), las guitarras eléctrica, clásica y acústica, los soundscapes y las programaciones de ritmos computarizados. Lazzara contó con las colaboraciones de Giorgio Finetti [violines, teclados y efectos vocales] y Alessandro Toniolo [flauta y vientos Midi]. Por supuesto, Lazzara se hizo cargo de las labores de edición, mezcla y masterización del material contenido en “Canti Del Disincanto”. Este disco es el que adopta el talante más introspectivo de todos los álbumes que PENSIERO NOMADE ha publicado hasta la fecha, incluso conectándose muy de cerca con estándares de la cámara contemporánea; de hecho, el propio Lazzara designa a esta línea de trabajo como música de cámara electrónica. A fin de analizar esta etiqueta, podemos especificar que aquí se realiza un encuentro entre el jazz de vanguardia, el chamber-rock y la electrónica de tenor ambiental dentro de un encuadre avant-progresivo. Intuimos que “Canti Del Disincanto” será uno de los más llamativos ítems del prog de vanguardia del presente año 2020, pero mejor vayamos a los detalles del repertorio contenido en él, ¿vale?

Los iniciales 2 minutos y pico del repertorio están ocupados por ‘Se Mi Ascolti’, pieza sutil y reflexiva que se apoya en el mágico hermanamiento de maderas y cuerdas para elaborar una pequeña atmósfera ensoñadora. Así las cosas, el terreno está preparado para que emerja ‘Habib’, tema inmerso en una cruza entre fusión contemporánea y chamber-rock donde el motif arabesco dominante está manejado con una aureola muy etérea, bien sostenida sobre un suave groove. La alternancia entre momentos luminosos y misteriosos está manejada con impoluta fluidez en base a la grácil solvencia que se derrocha en las interacciones entre los instrumentos. A continuación, la dupla de ‘Le Tue Mane Giocano’ y ‘La Deriva’ se encarga de ampliar dinámicamente los recursos sonoros diseñados para el disco. El primero de estos temas comienza edificándose en torno al abierto contraste entre la nebulosa serenidad de las bases de guitarra clásica y los ostentosos vuelos de las cuerdas, siendo éstos portadores de un gentil esplendor impresionista. Ya en una segunda instancia, la cadencia general se deja reconocer mientras se apodera de los espacios abiertos por el viraje temático. Muy a lo PENGUIN CAFÉ ORCHESTRA, todo un cénit del álbum. En cuanto a ‘La Deriva’, aquí tenemos una pieza más solemne que la anterior, incluso metiéndose varias veces en terrenos de densidad sonora mientras el desarrollo temático va proyectándose a ciertos aires de reflexión cósmica. Tras un breve prólogo de tenor sombrío, ‘Di Domenica’ exhibe un cuerpo central bastante cálido dentro de los patrones del chamber-rock. La gracilidad con la que se aplica el compás inusual y el rol primordial de las cuerdas operan muy eficazmente a la hora de retratar con colores musicales el relax y la algarabía de un domingo donde la gente se suelta y se olvida de las obligaciones y deberes de los demás días de la semana, ‘Di Ritorno’ tiene más agilidad y menos fastuosidad que la pieza precedente, aunque de cierta manera está hermanada con ella estilísticamente hablando. También hay nexos estilísticos con ‘Le Tue Mane Giocano’, así que tenemos aquí un equilibrio sonoro entre el calor una hoguera y la gentileza de una brisa de aire de los primeros días de otoño.

La misión de ‘Ciò Che Sa Il Cuore’ es la de crear uno de los pasajes más extrovertidos del disco, dejándose llevar por el groove fusionesco inspirado en ritmos mediterráneos mientras que los lucimientos de las cuerdas y de la Touch Guitar se articulan en torno a una mezcla de jazz y psicodelia. Con el arribo de ‘Momo No Hana’, el ensamble crea una atmósfera nostálgica y onírica a la vez, usando para la ocasión un muy lento swing en clave jazzera. El lucimiento persistente del violín a la hora de dibujar y reforzar el motif central resulta crucial a la hora de explotar cabalmente el lirismo del momento. Tal vez se trate de la composición más conmovedora de todo el álbum. La tríada final de ‘Periferia’, ‘Vento Da Nord’ y ‘Mentre Sorridi’ ocupa un espacio de poco menos de 14 minutos. ‘Periferia’ sigue insistiendo en el terreno del jazz, pero esta vez con un enfoque contemporáneo y un regreso a la plenitud de lo extrovertido. Eso sí, el ensamble también permanece firmemente asentado en la búsqueda de un lirismo evocador, no exento de cierto aire de misterio, el mismo que se expresa en algunos pasajes intermedios por vía de algunos recursos minimalistas. Notamos aquí un híbrido entre los TALK TALK de los dos últimos álbumes y los TORTOISE de los tres primeros, más algunos matices propios de la faceta más luminosa del primer disco de UNIVERS ZERO. ‘Vento Da Nord’, por su parte, elabora una nueva aventura en la fusión con base de folklore arábigo, El talante contemplativo de la composición permite a la guitarra gestar unos fraseos rebosantes de serena belleza, mientras que la cadencia persuasiva de la percusión tradicional abre campo para que en algún momento surja el momento de lucimiento para el violín… cosa que tiene que suceder, al fin y al cabo. En fin, ‘Mentre Sorridi’ es la única pieza que contiene intervenciones vocales. El impulso del motif central tiene un enfoque fusionesco, ágil de una manera cristalina, y hasta cierto punto, semejante al de la pieza anterior, pero los parcos recovecos de su ambientación misteriosa tienen una asociación más próxima al chamber-rock. 

Todo esto es lo que se nos brinda en “Canti Del Disincanto”, un disco que simboliza un nuevo paso de inflexión para la evolución musical de PENSIERO NOMADE, una inflexión hacia terrenos contemplativos. La combinación de señorial belleza e inescrutable magia de tintes claroscuros que se explaya a lo largo de su repertorio lo convierte en un disco muy especial dentro de la producción progresiva mundial en este primer trimestre del año 2020. ¡Recomendado al 200%!



Muestras de “Canti Del Disincanto”.-
Momo No Hana: https://www.youtube.com/watch?v=GyE0DULlWjI

Wednesday, March 25, 2020

SPATIAL MOODS y el crepúsculo de su viejo mito



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión prestamos toda nuestra atención al que hasta hoy es la última producción de larga duración del grupo peruano SPATIAL MOODS: su título es “Cae Un Mito” y su publicación data de mediados del mes de agosto del pasado año 2019. Para la época de la gestación, grabación y producción de “Cae Un Mito”, el ensamble de SPATIAL MOODS estaba conformado por Jorge Apaza Frisancho [guitarra, teclados y voz], Israel Tenor Mendoza [batería], Manuel Villavicencio Sánchez [bajos con y sin trastes, y voz] y Arturo Quispe Velarde [guitarra]. El propio Apaza estuvo a cargo de los procesos de grabación, edición, mezcla y masterización del material contenido en este disco que ahora reseñamos, disco grabado en diversas sesiones a lo largo de los años 2018 y 2019. Lo que el cuarteto de entonces logró con este trabajo fonográfico fue dar un nuevo impulso a su propuesta robustamente psicodélica, suficientemente elástica como para incorporar ágilmente elementos de space-rock, prog y experimentación libre. Hay varios pasajes de “Cae Un Mito” donde se nota que el grupo apunta hacia un enclave más suntuoso para su ideario musical. Ya han pasado varios años desde su álbum homónimo de debut (2013) y tras un proceso de hibernación, el grupo se rearmó con una frescura nueva para enriquecer su ya realizado discurso rockero. Bueno, pasemos ahora a los detalles mismos de este disco, ¿vale?


Los primeros 7 ½ minutos del repertorio están ocupados por ‘Mar De Escorpio’, un tema repleto de polenta muy asertiva, la misma que opera como un fragor consistente que enlaza la furia lisérgica del space-rock y la vitalidad poderosa del rock pesado clásico. El empleo de sofisticados swings por la batería y la variación de atmósferas que tienen lugar a lo largo del desarrollo temático ayuda a darle un aire de distinción a un esquema sonoro tan explícitamente muscular, siendo así que las secciones más lentas portan vibraciones ensoñadoras emparentadas con el estándar del post-rock. Acto seguido, llega el turno de ‘Anime, Un Mito’, pieza inserta en una cruza de stoner, jazz-rock y psicodelia de tintes progresivos. Las dosis de sofisticación y lirismo que aquí entran a tallar son más amplias que las empleadas en la pieza de entrada. Si ésta fue una tormenta señorial, ahora nuestros oídos están expuestos a los recovecos de un viaje por trayectos impredecibles. El tercer tema del disco se titula ‘333’ y su motif central se encuadra dentro del paradigma del stoner, ostentando afinidades con lo que hallamos en bandas compatriotas como EL JEFAZO y ANCESTRO en lo que se refiere al empleo de ornamentos oníricos en ciertos pasajes estratégicos con el fin de reforzar la incandescencia reinante. El epílogo en clave de jovial blues-rock añade un gentil recurso de juguetona vitalidad al asunto. La pieza más extensa del disco es ‘Besitos De Hormiga’, con sus poco más de 9 minutos de duración. Todo comienza en clave de psicodelia flotante sobre un groove signado por tintes jazzeros, apelando a un clima sigiloso y discreto, para luego derivar hacia una exquisita intensidad expresionista. Las ensoñaciones de inspiración Floydiana y las sutilezas densas al estilo post-rockero se van apoderando de la dirección del jam, empujándolo por un crescendo envolvente que, a su vez, es empleado como activación para lo que vendrá a continuación: un contundente segundo jam que nos remite a un híbrido entre CAUSA SUI y AUTOMATISM. No solo es el tema más largo del disco también es su cénit definitorio.


‘Amancaes’ cierra el repertorio con un ejercicio de evocador lirismo. A lo largo de los 7 ¼ 
minutos que dura la pieza en cuestión, el grupo explora su faceta contemplativa con particular ahínco, ostentando una ambientación crepuscular bajo un ropaje surrealistamente gentil. A mitad de camino, entra a tallar un fulgor arrollador que transforma el permanente lirismo en una expresión de misteriosa ansiedad; el esquema sonoro del grupo se emparenta con el post-metal (un poco a lo RUSSIAN CIRCLES) en paralelo con una modalidad retorcidamente romántica del space-rock (en lo referente al armazón de varias pinceladas a cargo de las dos guitarras). Para su breve epílogo, la pieza vuelve a sus aires evocadores del inicio. Este disco es no solo el testimonio de la buena forma con la que el colectivo de SPATIAL MOODS había vuelto a la vida, sino que también es el testamento de los valiosos aportes que le brindaron Quispe y Villavicencio, quienes dejaron la banda a pocos días de publicarse este disco. De todas formas, el grupo publicó en su Bandcamp un tema titulado ‘Gira-Sol’ a fines de diciembre pasado, grabado por esta misma formación del disco que acabamos de reseñar, y que incluso se anuncia como adelanto de su próximo disco. ‘Gira-Sol’ comienza con un temple filudo y parsimonioso en clave stoner para luego desviarse por un ágil ejercicio de space-rock cuya penetrante regulfencia está apropiadamente sostenida por el compás de 6/8 creado por la dupla rítmica. El terreno está preparado para que, en algún momento, las dos guitarras gesten un robusto hermanamiento de vehemencias tormentosas. Hoy por hoy, SPATIAL MOODS está conformado por el trío de Apaza, Tenor y el bajista Julio César. “Cae Un Mito” es una de las obras más notables que se gestaron en el pasado año 2019 en la infatigable escena vanguardista del rock peruano contemporáneo. Esperamos impacientes lo próximo que nos brindarán SPATIAL MOODS en esta nueva fase de su trayectoria.


Muestras de “Cae Un Mito”.-
Anime, Un Mito: https://spatialmoods.bandcamp.com/track/anime-un-mito


Sunday, March 22, 2020

Una nueva vía de expresión para el genio progresivo de THE WORM OUROBOROS



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Nos complace enormemente presentar el más reciente trabajo del ensamble bielorruso THE WORM OUROBOROS, el cual se titula “Endless Way From You”, el cual supuso un gran regalo navideño progresivo para los seguidores del género pues fue publicado exactamente en la pasada Nochebuena. El sello encargado de esta producción ha sido Lizard Records. El grupo en cuestión está actualmente conformado por Sergey Gvozdyukevich [teclados, bajo, guitarra acústica, flautas y voz], Vladimir Sobolevsky [teclados, bajo, guitarras acústica, eléctrica y de 12 cuerdas] y Mikhail Kinchin [batería] realmente logró que la escena del rock artístico cerrara a lo grande el pasado año 2019. A lo largo del repertorio de “Endless Way From You”, el trío contó con las colaboraciones ocasionales de Vitaly Appow [fagot], Aliona Sukliyan [oboe] y Alexandra Gankova [vibráfono, xilofón y tímpanos]. Ya el grupo nos había sorprendido de una forma inolvidable con su disco precedente que data del ya lejano año 2013: “Of Things That Never Were”, una obra caracterizada por un magnífico y penetrante enfoque ecléctico al rock progresivo. En ese álbum, el grupo contaba con una alineación pentapartita donde el baterista era otro. Ahora, con este nuevo disco que se ha hecho esperar por tantos años y que es el primero con Kinchin, el colectivo de THE WORM OUROBOROS decide centrarse en el aspecto sinfónico del ideal progresivo, aunque sin perder la elasticidad creativa a la hora de gestar y arreglar las ideas melódicas con las cuales se ha de armar este nuevo repertorio. Vayamos ahora a los detalles del repertorio contenido en “Endless Way From You”, ¿vale?
               


Con una ambiciosa duración de 14 ¼ minutos, ‘Cycles’ abre el álbum ejerciendo una autoridad imponente en lo que concierne a la creatividad melódica bajo coordenadas prog-sinfónicas con fundamentos pastoriles. Al modo de unos GENESIS de la etapa 70-72 hibridizados con el RENAISSANCE de la edad de oro y con los WHITE WILLOW de los tres primeros discos, el grupo elabora una primera instancia repleta de candor y gracilidad, dejando a la flauta la mayor parte del protagonismo. Poco antes de llegar a la frontera del cuarto minuto, las cosas se agilizan notoriamente para que el lirismo reinante adquiera un dinamismo renovado. Más adelante, se arma un groove particularmente sofsticado, lo cual permite que se abra espacios para sucesivos solos de guitarra y de órgano, y de paso, también puede la batería ejercer labores más lucidas en el soporte arquitectónico que amerita la ocasión. La cuarta y última sección de esta pieza se orienta hacia una variante de solemnidad que se traduce a una atmósfera otoñalmente suntuosa, muy lejana de la placidez con la cual se había iniciado el tema. Ahora estamos en territorio de ÄNGLAGÅRD, y todo termina con una cálido pasaje guiado por el piano, casi como cerrando un círculo. ¡Ya tenemos un momento culminante del disco desde el mismo punto de partida!  ‘Clouds To Owings Mills’ sigue a continuación para seguir, en buena medida, las pistas dejadas por el bello tema de apertura, pero esta vez con un predominio más llamativo de la calidez melódica, tendiendo puentes entre los YES de la fase 70-72 y los CAMEL de los cuatro primeros álbumes, además de algunas conexiones colaterales con bandas contemporáneas como BRIGHTEYE BRISON y THIEVES’ KITCHEN. Tenemos aquí un despliegue bien afiatado de musicalidades sinfónicas con un talante amable. ‘Stone And Lydia’ se concentra en la exploración de las huellas dejadas por la pieza precedente, aumentando de forma razonable las dosis de vigor rockero en los arreglos nucleares del desarrollo temático, además de incorporar algunos resabios jazz-progresivos en varios momentos del entramado rítmico. También hay que tener en cuenta el uso de algunos refinados juegos disonantes en la escalada melódica: tenemos aquí un correcto híbrido de HAPPY THE MAN, YES y FOCUS.  

Cuando llega el turno de ‘Quest Of The Kingfisher’, el grupo mantiene en buena medida el esquema de trabajo del segundo tema mientras añade abiertos matices Tullianos al asunto (nos referimos a la fase 77-78) en los pasajes más coloridos y vibrantes. En lo referente a los encuadres rítmicos y las atmósferas generales del versátil desarrollo temático que tienen lugar a lo largo de los 7 ¼ minutos que dura este tema, el asunto todavía suena a un híbrido de HAPPY THE MAN y YES, especialmente en el interludio, que está signado por una ambientación levemente densa. Con la dupla de ‘Muralidaran’ y ‘Ascension’ gozamos de 11 minutos más de esplendor progresivo en manos del ensamble de THE WORM OUROBOROS. Así, ‘Muralidaran’ comienza con un carácter reposado y sigiloso en su prólogo para después abrir camino a un motif central de tenor folk-progresivo que, una vez más, nos recuerda al estándar Tulliano. Además, con la adición de un juguetón solo de percusión tonal, también se introduce un factor de influencia desde el legado del mejor GENTLE GIANT. Por su parte, ‘Ascension’ se mete más de lleno dentro de la fastuosidad típica del paradigma prog-sinfónico, añadiendo elementos de HAPPY THE MAN al asunto. La guitarra es en este momento el instrumento destacado dentro del ensamble íntegro. Bajo el sugerente título de ‘The Reality You Can’t Stop Dreaming’ se explaya una hermosa pieza que establece un ostentoso y fulguroso dinamismo donde confluyen el sinfonismo y el jazz-prog dentro de un muy inteligente entramado melódico que sabe jugar con lo tenso y lo frenético sin perder un ápice de consistencia a lo largo de su maratónico recorrido. De hecho, es el segundo tema más largo del disco con sus poco más de 12 ¼ minutos de duración. Desde el punto de partida, se nota que el grupo y sus colaboradores de turno están armando el ítem más intenso del disco, un ítem que en más de una ocasión también hace guiños al modelo del chamber-rock. Incluso hay solos de guitarra de corte Frippiano durante uno de los momentos más incandescentes de esta estilizada hoguera sónica; otros solos son más obedientes del paradigma Hackettiano. Así de elevada es su riqueza de recursos sonoros, de ‘The Reality You Can’t Stop Dreaming’, otro estupendo cénit del álbum.


‘The Whistler Shrill’ es la pieza más ligada al sinfonismo de nostalgias renacentistas debido a los claros nexos que tiene con el paradigma de GRYPHON y la faceta más amable de los legendarios GENTLE GIANT, pero también hay varios elementos tenebristas en su osado desarrollo temático. Es lo más cercano al chamber-rock que hallamos en este disco, creando de esta manera nexos relativos con RATIONAL DIET mientras preserva el sentido preciosista de lo progresivo en el sentido más orquestal del término. Para las instancias finales, parece que el vigor rockero opera no solo como un impulso climático sino también como el elemento unitario para los diversos enfoques sonoros aquí enmarañados. Justo cuando creíamos que ‘The Reality You Can’t Stop Dreaming’ nos había mostrado los últimos trazos de grandilocuencia del álbum, este octavo tema asalta nuestras conciencias melómanas con convincente vivacidad. ‘Tràigh Bheasdaire’ (el tema más breve del disco con sus 4 ¼ minutos de duración) cierra el repertorio con un aire sereno que tiene al piano como guía principal de su manifestación a través de la labor del ensamble global. El esquema melódico es tenue y sencillo, pero sin duda tiene un fuerte poder evocador, algo a medio camino entre THE ENID y los CAMEL de fines de los 70s.

“Endless Way From You” refleja una nueva vía expresiva para el genio creativo de THE WORM OUROBOROS. Posiblemente la fecha de su publicación le impidió entrar en el radar de muchas listas de los mejores y más impresionantes discos de música progresiva publicados en el pasado año 2019, pero desde este foro reivindicamos su imponente grandeza. ¡¡Recomendado al 500%!!


Muestras de “Endless Way From You”.-

Saturday, March 21, 2020

FRED FRITH TRIO: bajada a tierra desde el firmamento del rock experimental



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Con un poco de demora (en realidad... ¡bastante demora!) reseñamos aquí el segundo disco del FRED FRITH TRIO, el cual se titula “Closer To The Ground” y fue publicado el 21 de setiembre del año 2018. Con el líder Fred Frith a la guitarra y el órgano, Jason Hoopes, al bajo y al contrabajo, y Jordan Glenn, a la batería y la percusión, este ensamble nos brindó un nuevo catálogo de aventuras sonoras arropadas bajo diversos mantos de tensión, densidad y fulgor propios de la cruza de avant-jazz, avant-prog y experimentación espontánea. La mayor parte del material aquí recogido fue grabado entre los días 13 y 15 de enero del 2018 en los Sharkbite Studios de Oakland, siendo luego mezclada en Guerrilla. Algunos añadidos fueron grabados al mes siguiente en el estudio Headless Buddha, que fue el mismo en el que tuvo lugar el subsiguiente proceso de masterización. Tras la grata experiencia creativa que se concretó en su disco del año 2016 “Another Day In Fucking Paradise”, el trío regresó a los estudios de grabación con la intención de explorar aspectos más musculares e intensos de su valiente visión vanguardista del rock y del jazz contemporáneo en simultáneo. En comparación con el disco precedente, este segundo +álbum pone más énfasis en lo pulsátil y lo telúrico, algo muy acorde con su propio título. Bueno, vayamos ahora a los detalles del disco.
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Todo comienza con ‘Bones To Pick With Graveyards’, pieza penetrada por una aureola tenebrista y solipsista, algo que queda muy claro desde el talante expectante del prólogo. Ya con la ampliación del centro temático, bajo la guía protagónica de lo percusivo, el ensamble se dispone a desarrollar aires de jolgorio dadaísta dentro de una ambientación tan extraña que parece que hace de lo tenebroso algo celebratorio. Cuando el rol de las percusiones se aplaca un poco, la guitarra pasa al frente para instaurar recursos de extravagante sobriedad. La dupla de ‘Alle Planmäßigen Ziele Werden Erreicht’ e ‘In The Grip Of It’ se encarga de que las cosas encuentren, deconstruyan y reabran surcos y enfoques para la energía sonora impulsada en el cuerpo central de la primera pieza. En el caso del primero de estos temas que acabamos de mencionar, el grupo crea un foco más reconocible durante los primeros dos minutos y medio de operatividad, para luego virar hacia un motif muy distinto, más contenido, nutrido por algo de serenidad pero, en su mayor parte, de misterio. Este último factor está realzado por el rol minimalista de la guitarra y la parsimonia machacante de la batería. En cuanto a ‘In The Grip Of It’, el trio decide rehacer la faceta misteriosa de la inquietante ingeniería poosmoderna del ideario grupal para gestar una síntesis entre la tensión dinámica del primer tema y la densidad inescrutable del segundo. He aquí un encuentro entre paradigmas de JOHN ZORN y MASSACRE bajo la estricta supervisión del Dios Caos: un caos de atenta reconstrucción de lo perpetuamente destruido. ‘Ruhebereich’ comienza con tentativos grooves tribales al modo de un ritual otoñal, para luego pasar a unas cadencias más mecanizadas. Teniendo relevancia los retazos de la guitarra preparada y los matices del contrabajo, los juegos de percusiones sustentan las expansiones sonoras en curso. Con el arribo de ‘Stars Like Trees’, el trío decide combinar momento de genuino jolgorio con enfoques cósmicos estratégicamente distorsionados por filtros a lo RIO. A través de sus ropajes mecanicistas, esta pieza nos muestra uno de los pocos recursos de calidez que existen en el álbum.


Durando poco más de 6 ¾ minutos, ‘A Path Made By Walking’ es la segunda pieza más extensa del repertorio. Su instancia inicial desarrolla un nuevo ejemplo de cadencias tribales mientras la guitarra juega con  el potencial embrujador que tiene la recurrencia de acordes y fraseos, creando así un aura impresionista. El bajo se divide entre las labores de complementar el swing de la batería y llenar ciertos espacios vacíos dejados por la guitarra. Tenemos aquí un fluido hermanamiento de prog psicodélico y punk-jazz que de a pocos va ganando dosis de incandescencia expresiva, aunque sin llegar nunca a los ostentoso o lo explosivo. En todo caso, se nota que el pasaje climático conforma el momento más robusto del álbum, seguido de inmediato por un epílogo signado por neuróticos juegos de síncopas (afinidades con el paradigma de PAK, y tal vez, también el de GUTBUCKET). Con la dupla de ‘Betting On The World’ y ‘Love And Other Embers’, tenemos sucesivamente al tema más breve y al más extenso del disco (con más de 2 ½ minutos de duración para el primero y más de 7 ½ minutos para el segundo). ‘Betting On The World’ aprovecha su espacio para explorar un swing ligero y llamativo tras un prólogo flotante. Mientras tanto, ‘Love And Other Embers’ comienza con una cruza bizarra entre los trucos cibernéticamente abstractos de una guitarra focalizada en sus propios ecos y arrebatos con un complejo esquema rítmico al estilo avant-jazzero. La tensión inherente que opera en esta sección es luego reemplazada por una atmosfera más etérea, aunque los persistentes ornamentos abstractos que aún operan hacen que la tensión esté lista para soltarse con clase y elegancia. El jam elaborado desde la frontera del cuarto minutos suena bastante filudo. El cierre del disco llega de la mano de ‘Up In Smoke’, una pieza diseñada para aportar algo de gentileza y de fulgor para este ejercicio final de free jazz con un enfoque avant-progresivo. Hay algo intermedio entre lo sigiloso y lo reflexivo que impulsa a esta pieza a dar prioridad a climas meditabundos a lo largo de su peregrino desarrollo temático. Incluso los ornamentos percusivos, que en varias piezas anteriores hacían gala de robustez, ahora añaden colores etéreos a la instrumentación integral.


Todo esto fue lo que se nos brindó a lo largo y ancho del disco “Closer To The Ground” por obra y gracia del FRED FRITH TRIO, un catálogo de intensas aventuras musicales motivadas por el simple placer de mantener vivo el entusiasmo de explorar nuevos caminos dentro de la vanguardia contemporánea. Tal como dijimos en el primer párrafo de la presente reseña, ésta llega un poco tarde, pero siempre es tiempo de apreciar y elogiar la labor de este trío. No se comporta simplemente de un proyecto dirigido por el maestro Frith (aunque técnicamente lo sea): este FRED FRITH TRIO es un aquelarre de mentes aventureras y embrujadoras que saben crear nuevos caminos para el rock experimental.


Muestras de “Closer To The Ground”.-

Thursday, March 19, 2020

Un dúo de oro: MARK WINGFIELD & GARY HUSBAND



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Nos complace infinitamente que exista un disco creado por la asociación de dos maestros inconmensurables como son los británicos MARK WINGFIELD y GARY HUSBAND: el primero es uno de los guitarristas más notables dentro de las escenas del jazz experimental y el jazz-prog de las dos últimas décadas, mientras que el segundo es un celebrado músico que ha hecho trabajo de sesión con innumerables figuras grandiosas del jazz y del jazz-rock, exhibiendo su solvencia por igual a la batería y en los teclados. En este caso particular del disco “Tor & Vale”, publicado por el sello MoonJune Records en el último día del pasado mes de julio del pasado año 2019, tanto en CD como en doble vinilo, HUSBAND se enfoca exclusivamente en el piano. Como es natural, también nos complace infinitamente reseñarlo hoy... aunque sea un poco tarde. El material contenido en Tor & Vale” se reparte entre cinco piezas compuestas por WINGFIELD y las tres restantes brotadas espontáneamente de las improvisaciones armadas conjuntamente por ambos maestros. Teniendo en cuenta la logística usada por el dúo, el énfasis en lo atmosférico y lo reflexivo en las ambientaciones centrales de cada tema tuvo que imponerse casi como una regla, pero también es verdad que el espíritu aventurero de estos dos músicos se deja traslucir continuamente. El piano casi siempre exhibe su potencial de color mientras que la guitarra da preferencia a fraseos desafiantes y tonos un tanto extravagantes, por así decirlo. El local de la Casamurada en Banyeres del Penedés, una localidad a una hora por carretera de la ciudad de Barcelona, ha sido el escenario de grabación de varios ítems producidos por el sello MoonJune Records, siendo el propio WINGFIELD partícipe en varios de ellos. Bueno, en el caso específico de “Tor & Vale”, las sesiones en el susodicho local tuvieron lugar en un solo día: el 19 de mayo de 2019. Veamos ahora los detalles de este disco. 


‘Kittiwake’ y ‘The Golden Thread’ abren, en su sucesión de gráciles sonoridades que transitan fluidamente entre lo ensoñador y lo denso, el disco con la finalidad de dejar en claro que el dúo pretende establecer un lenguaje, a la vez, coherente y libre. Algunos elementos de tango y Latin jazz se sienten en algunos pasajes de piano que toca HUSBAND. Yendo a los detalles particulares de cada una de estas piezas. ‘Kittiwake’ ostenta una luminosidad que fluye con perfecta consistencia, aunque no está exenta de algunos parajes signados por vibraciones etéreas que se ubican en lugares cuidadosamente estratégicos. Por su parte, ‘The Golden Thread’ alterna momentos de gracilidad y densidad mientras se va realizando el desarrollo temático. Algunos de los solos más tensos de guitarra del disco ya están localizados aquí. La verdad que ambas piezas se sienten bien juntas. ‘Night Song’ tiene un espíritu más inquieto mientras preserva una cualidad sombría de naturaleza flotante: un estupendo ejercicio de free jazz al servicio del exorcismo de las facetas más otoñales del espíritu humano. La pieza homónima dura casi 16 ½ minutos, y en ella, las ambiciones estéticas del dúo se van proyectando hacia una dimensión más contemplativa que las que se desarrollaron en cualquiera de los tres temas precedentes, incluso ahondando en matices solipsistas de vez en cuando. La alternancia entre pasajes marcados por una suntuosidad señorial y otros donde reinan aleatorios juegos de disonancias está manejada de tal manera que se sienta como una secuencia de paseos evocadores de la mente. Incluso hay ciertos pasajes que apuestan por una intensidad tenebrosa. Tenemos aquí un clímax bizarramente majestuoso del disco. ‘Shape Of Light’ también tiene una duración considerable (más de 10 ½ minutos). Los aires meditabundos y el talante ingrávido del lirismo en curso permiten a esta pieza escrutar las inspecciones más calmadas del álbum. Los vacíos tácticos del piano son más expansivos que en cualquiera de los temas precedentes, mientras que la guitarra de WINGFIELD se sitúa a medio camino entre RAY RUSSELL y TERJE RYPDAL.

  

‘Tryfan’ vuelve de frente a las vibraciones luminosas de los dos primeros temas del álbum, poniendo especial énfasis en la exuberancia del primero. Cabe hacer una mención especial al último solo de guitarra de esta pieza, que es en realidad una mezcla de dos solos simultáneos; es la intervención más electrizante de WINGILFIELD en este disco. Este tema, como un todo, conforma un cénit decisivo del repertorio. La segunda pieza más extensa del disco es ‘Silver Sky’, durando casi 12 minutos clavados. La estrategia usada por el dúo esta céntrada en el free jazz de talante introspectivo, incluyendo coqueteos ocasionales con lo sombrío a lo largo de esta siempre tentativa caminata, pero sobre todo, manteniendo un lirismo cristalino en la mayor parte del tiempo. ‘Vaquita’ da cierre al álbum con una combinación de alegría saltarina y ondeante ajetreo, exhibiendo por última vez la manera tan extraña en que funciona la asociación entre la pureza del piano y los filtros de la usualmente tortuosa guitarra. Más vale tarde que nunca para dictaminar que “Tor & Vale” es un disco muy especial dentro de la vanguardia jazzera de nuestros días, siendo así que demuestra los niveles de profundidad y lucidez creativa que tienen dentro de sí los maestros que lo perpetraron: MARK WINGFIELD y GARY HUSBAND. Con una provisión parca de logística instrumental y una actitud de diálogo musical que da prioridad a lo reflexivo, se armó un disco dueño de una belleza muy particular. 


Muestras de “Tor & Vale”.-

Monday, March 16, 2020

DAVID CROSS y PETER BANKS: del año 2010 al año 2020



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos el enorme placer de presentar esta “vieja novedad” que es “Crossover”, un disco a dúo de DAVID CROSS y PETER BANKS, uno de esos muchos momentos en la historia del rock en que habitantes de los mundos de KING CRIMSON y de YES se encontraron viajando juntos en una travesía de sonidos rockeros experimentales y de gran carácter. En este caso, el encuentro entre estos dos genios se dio como resultado de la presencia de la DAVID CROSS BAND y HARMONY IN DIVERSITY en carteles compartidos en el underground londinense del año 2010. Todo lo que escuchamos de guitarra, guitarra-sintetizador y violín en el repertorio contenido en “Crossover” fue registrado durante la tarde del 10 de agosto de ese año 2010 (a menos de tres años de la partida de BANKS): improvisaciones concordadas solamente por los dos maestros mencionados en cuatro sesiones. Por aquel entonces, HARMONY IN DIVERSITY era historia, pero en BANKS y CROSS quedaba pendiente la idea de crear rock experimental con espíritu futurista y prog-psicodélico bajo un contexto de improvisación creativa. Así pues, tras varias sesiones de grabación dirigidas y masterizadas por Tony Lowe y el propio CROSS a lo largo de los años 2018 y 2019, donde se añadió una nutrida serie de aportes performativos de parte de varios grandes nombres del rock progresivo y el art-rock de diferentes generaciones, se concretó este álbum. El baterista-percusionista Pat Mastelotto, los teclistas Oliver Wakeman, Geoff Downes y Tony Kaye*, el bajista bajistas Billy Sherwood, los bateristas Jay Schellen y Jeremy Stacey, y el experto en instrumentos orientales Randy Raine-Reusch fueron los convocados para hacer estas adiciones. Andy Jackson aportó efectos de sonido en un tema y el propio Tony Lowe añadió partes adicionales de bajo y teclados en un par de temas. Mastelotto ya es un viejo conocido de CROSS (habiendo sido éste acompañante de los STICK MEN en más de una gira) mientras que la nota más entrañable de esta producción la pone esta especie de reencuentro del guitarrista y el teclista originales de YES (aunque, valgan verdades, por lo hecho en sus respectivas trayectorias post-YES, BANKS resultó tener una personalidad más poderosa que Kaye, pero bueno, ése es otro tema). Cuando todavía vivía, BANKS mostró muy especial interés en publicar material con CROSS, e incluso tal vez realizar otra sesión, pero en ese tiempo, el buen CROSS no se daba abasto para ello. Como ya sabemos, BANKS partió al más allá en marzo de 2013, lo cual hizo emocionalmente imposible escuchar los registros de esa sesión, pero, con el paso de los años, el buen DAVID decidió que el mejor homenaje a su colega consistía en publicar el material grabado con instrumentos adicionales, así que... ¡Manos a la obra! Volviendo a este disco, el pasado 17 de enero fue la fecha de su lanzamiento al público, por vía del sello Noisy Records: tenemos en nuestras manos un disco que data del año 2010 en cuanto a su gestación, y también del año 2020 en cuanto a su acabado final. Ya es hora de detenerse en los detalles de “Crossover”.


Durando poco menos de 9 ¼ minutos, ‘Rock To A Hard Place’ da inicio a las cosas con una actitud entusiasta y extrovertida. Al comienzo, su esquema sigue un estándar rocanrolero arropado bajo un preciosista manto de tonalidades prog-sinfónicas. Más adelante, se instaura momentos en los que el groove central se aplaca, y su función es muy importante a la hora de abrir espacios para el armado de interesantes matices cósmicos dentro de la dinámica de la pieza. Así las cosas, la atmósfera central transita hacia algo más denso, pero de todas maneras, opera un lirismo bien pertrechado mientras el jam sigue avanzando con un predominio de los parajes más constreñidos. Alrededor de la frontera del sexto minuto y medio, el swing rocanrolero regresa por un instante, pero es solo un momento de jovialidad antes de volver al recurso de ágil densidad. ‘Upshift’, por su parte, se centra en una atmósfera más otoñal y ceremoniosa, bien apoyada sobre un groove de tenor jazz-rockero, y como el compás está a medio tiempo, el bloque instrumental general se siente muy señorial, además de contar con campos de acción para explorar recovecos armónicos y solos impulsados por una aureola relajada. A medida que avanza el desarrollo temático, nos damos cuenta de que la nostalgia es el factor crucial en su ambientación general. Estas dos primeras piezas del disco son las más extensas del mismo: duran poco menos de 9 ¼ minutos y poco más de 8 ¼ minutos, respectivamente, y ya capturan la atención del oyente empático. El tercer tema del álbum se titula ‘The Smile Frequency’ y su misión consiste en exhibir un ejercicio de preciosistas sonoridades etéreas donde conviven las reglas de juego del prog psicodélico, la fusión contemporánea y la faceta más serena del jazz-rock. El violín asume un rol especialmente protagónico aquí, sobresaliendo siempre a través de las capas armónicas gestadas por los teclados y los ingeniosos quiebres rítmicos. Es bastante climática esta ilación de los tres primeros temas del álbum. ‘The Work Within’ es un tema de carácter free form donde se acentúa lo atmosférico, algo que resulta idóneo a la hora de articular su maraña volátil y abstracta. Las cadencias jazzeras de la sobria guitarra de BANKS y las florituras clasicistas de CROSS crean un diálogo muy productivo.

Ocupando conjuntamente un espacio de casi 10 ¼ minutos, la dupla de ‘Missing Time’ y ‘Plasma Drive’ tiene la función de seguir explorando matices, atmósferas y esquemas melódicos para el dúo y sus acompañantes a posterioriEn el caso de ‘Missing Time’, tenemos un nuevo ejercicio de modalidades free form, pero esta vez con menos misterio y más placidez que en ‘The Work Within’. En todo caso, dada la situación en la que la guitarra y el violín deciden sustentar un hermanamiento más estrecho a la hora de proyectar sus respectivos vuelos, lo que termina montándose aquí es un estudio de sonoridades psicodélicas con un talante crepuscular. Mientras tanto, ‘Plasma Drive’ se adentra bien a fondo en las cavernas de la espiritualidad introspectiva. El lirismo reinantese siente más delicado mientras el esquema rítmico opera con un refinamiento cristalino. Recién a mitad de camino instaura la dupla de batería y bajo su posicionamiento dentro del bloque sonoro general, y es a partir de entonces que el desarrollo temático acoge una notoria dosis de luminosidad, aunque sin dejar del todo el ámbito de lo introvertido. Para el pasaje epilogar, el ambiente vuelve a lo cavernoso pero con los ecos de la energía expresionista que fue tan dominante durante la segunda mitad de la pieza. Un tema muy destacado dentro del disco, claro que sí. ‘Laughing Strange’ resuena al principio como una hermana más tímida de la precedente en la mayor parte del tiempo, pero a poco de pasada la frontera del segundo minuto, entra a tallar un interludio dinámicamente inquietante, siendo así que su estilizada vitalidad obliga al groove original a regresar con un vigor nuevo. Es en este momento que nos topamos con el que nos parece el solo de guitarra más notable del disco... ¡Y nos da pena que no sea más largo! Un muy llamativo ejercicio de dinámicas jazz-progresivas, otro cénit del álbum. El tema homónimo del disco es el encargado de cerrarlo: su esquema de trabajo es flotante y etéreo, un nuevo y final ejercicio de free form que ostenta un talante elegíaco. Mientras la guitarra se concentra mayormente en la expansión de efectos cósmicos, el violín se despacha en un desahogo fluvial de retazos líricos donde late una tensión parcialmente controlada. Un muy buen fin para el álbum.

Todo esto fue “Crossover”, un legado decisivo de (en ese tiempo) dos leyendas vivientes del rock progresivo y experimental: DAVID CROSS y PETER BANKS, indagando en nuevas vías de expresión para un rock sin límites, crearon un tesoro progresivo genuinamente modernista que debería formar parte de cualquier colección mínimamente decente dedicada a este género. Nuestras más apasionadas palabras de agradecimiento para con ellos por haber gestado esta serie de composiciones en un momento de inspirada compenetración de mentes musicales. 


Muestras de “Crossover”.-


* Entrando en más detalles, Kaye tocó el órgano Hammond, mientras que Wakeman tocó los pianos clásico y eléctrico Fender Rhodes, el sintetizador Moog y el órgano Hammond.

Saturday, March 14, 2020

De MIRROR a LETHE




HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos la ocasión de visitar una de las páginas más escondidas de la tradición progresiva neerlandesa de los 70s, una página escrita sucesivamente por los grupos MIRROR y LETHE, hermanados ambos por la coincidencia de 3/5 de su personal integrante así como por su tesón por creer en el sueño del rock artístico. MIRROR se formó en 1973 por iniciativa de cuatro amigos de secundaria a quienes se unió un vientista en el año siguiente, proponiéndose la misión de poner su grano de arena dentro del sueño del rock sinfónico. Para ser más específicos, la alineación de MIRROR consistía en Johan Saanen [bajo], Paula Mennen [órgano, piano, sintetizadores y canto], Kees Walravens [guitarras  eléctrica y acústica, y canto], Peter Fransen [batería y percusión] y Philip de Goey [oboe, saxofón y flauta]. La entrada del viantista resultó crucial para que el grupo aumentara su poder creativo así como su esquema sonoro. El disco “Daybreak”, el único que llegó a grabar este quinteto, salió al mercado a inicios del año 1976: de hecho, el disco fue grabado en el Stable Studio durante algunos días de la primera mitad de ese mismo año, contando con una producción independiente a cargo de los mismos integrantes del quinteto. 


La pieza homónima abre el disco con un colorido intenso y frontalmente llamativo que nos remite a los paradigmas del mejor YES de la fase pre-72 y, de rebote, a FLASH, además de algo de GREENSLADE y algunos ribetes inspirados en la banda compatriota FOCUS (época del tercer disco) que entran a tallar en ciertos momentos del desarrollo temático. Portando bastantes equivalencias con lo que LIFT estaba haciendo por su parte en los EE.UU., ‘Daybreak’ resulta una apertura fielmente indicativa de los enfoques centrales que el personal de MIRROR estaba dispuesto a aportar a la escena progresiva de su país. La pieza contiene una mayoría de pasajes extrovertidos elaborados con una dinámica sesudamente refinada, mas la sección final, que se regodea en su etérea luminosidad, exhibe unas vibraciones meditabundas muy bien logradas que se apoyan en la triangulación de capas de sintetizador, arreglo coral femenino y gráciles fraseos de guitarra. Será, a fin de cuentas, el tema más brillante de todo el álbum pero, en líneas generales, no es justo pasar por encima del repertorio restante, por lo que vamos ahora a ‘Goodbye’. A pesar de que su título alude al dulce dolor de la despedida, este segundo tema no es triste de por sí, sino un ejercicio de manejo de alternancia entre pasajes ágiles y otros marcados por una serena aureola de melancolía, principalmente bajo la guía dual de la guitarra y el oboe sobre el soporte de los sobrios colchones de teclado. Por el otro lado, las traviesas irrupciones de variantes extrovertidas ayudan a reforzar el colorido esencial del variado cuerpo compositivo. So todo comenzó con un ostentoso diálogo de batería y bajo, cerca del final habrá un solo de batería (al estilo de Andy McCulloch en sus días como miembro de GREENSLADE). Ambos temas, al durar poco menos de 10 ¼ minutos, tienen éxito a la hora de manifestar la prestancia fastuosa propia del rock sinfónico para una primera mitad de álbum que crea una grata impresión en el oyente empático. ‘Dear Boy’ es la pieza más convencional del disco: es una balada sinfónica que tiene algo del CURVED AIR post-Monkman así como cercanías claras con el estándar del EARTH & FIRE. Por fin podemos disfrutar del canto de Paula Mennen con letra, no solo arreglos corales.


Con sus 13 ¾ minutos de duración, ‘Edge Of Night’ (otra canción con letra) cierra el disco con una manifestación de la mayor fastuosidad de que es capaz el quinteto. Exhibiendo aires Floydianos a través de los filtros de unos ELOY o unos NOVALIS, combinados ellos con algunas estilizaciones Floydianas y otros recursos de candor melódico a lo EARTH & FIRE, este tema completa prestamente la ideología de sinfonismo elegante y evocativo que MIRROR se propuso como norte. De hecho, la fuerte presencia del oboe dentro de los extensos parajes instrumentales ayuda mucho a completar el aura de sutileza proyectada por las capas de teclados. Las emergencias barroquistas del intermedio, aunque breves, gestan un oportuno aumento del dinamismo melódico en curso. A poco de salir al mercado este disco, el grupo hizo varias mini-giras en el circuito nacional pero no pasó mucho tiempo hasta que se dieran las sucesivas partidas de Saanen y Mennen, principalmente por motivo de discusiones relativas al aspecto bursátil de la existencia del grupo. ¿Quiénes merecían ganar mayor porcentaje de las ganancias por los conciertos y ventas del disco? ¿Quiénes aportaron más composiciones? Preguntas así salían a flote una y otra vez hasta que todo implosionó en los últimos meses de 1976. Cuando “Daybreak” cumplía un aniversario de lanzado al mercado, ya no había grupo que lo celebrara con un concierto especial o una cena en un restaurante caro. Así las cosas, MIRROR era declarada como una entidad difunta pero no tardaron mucho Saanen, De Goey y Walravens para volver a unir fuerzas. De hecho, en el año 1978 asentaron la estrategia para formar un nuevo grupo, el mismo que se bautizó como LETHE. El nombre surge de la mitología griega: uno de los ríos del Hades cuyas aguas provocan el olvido en las mentes de quienes beben de ellas. En aquel entonces, entraron en escena dos músicos respectivamente llamados Thuur Feyen (haciéndose cargo del órgano, los pianos eléctrico y de cola, y los sintetizadores) y Hans Lambers (haciéndose cargo de la batería, el xilofón, el vibráfono, percusiones básicas y algo de sintetizador), quienes unieron fuerzas con los viejos amigos Philip De Goey [oboe, flauta, corno inglés y piano], Johan Saanen [bajo y guitarra clásica] y Kees Walravens [guitarras eléctrica y clásica]. Esta vez, el nuevo quinteto se planteó la misión de remodelar la visión musical sinfónica del colectivo con miras hacia un lirismo más expansivo, una energía más ecléctica y un talante más impresionista. No solo era la disolución de MIRROR lo que obligaba a rebautizar al nuevo lote de sueños progresivos de este emergente quinteto; también estaba el hecho de que el enfoque musical había cambiado de forma notable. El realce de los matices jazz-rokeros y la mayor presencia de elementos pastorales son las claves centrales de este renovador viraje estilístico.   


Si bien la gente de LETHE ya tenía más de media hora de material original para grabar un álbum al año de fundado el grupo, recién en el año 1981 pudo hacer realidad el sueño del disco lanzado al mercado, el cual se titula también “Lethe”. El sello menor que se encargó de la producción de este ítem fue M.M.P. Records. La pieza que da nombre al álbum inicia esta experiencia melómana con una elegancia sublime, una arquitectura pastoral que destila calidez por todos y cada uno de sus poros sónicos con ruidos de estanque en el fondo. Las bases de piano y las delicadas ilaciones melódicas del oboe dirigen el exquisito desarrollo temático, muy en línea con la faceta más serena del clásico de ANTHONY PHILLIPS “The Geese & The Ghost”. Todo es un espíritu de contemplativa sencillez bien asentada sobre las sobrias escalas de piano mientras el oboe refuerza el paisaje sonoro básico. Los tres siguientes temas del álbum tienen un esquema rítmico más sólido con presencia de batería, aunque la sección inicial de ‘Avebury Circle’ continúa por la vena contemplativamente pastoral de ‘Lethe’: en efecto, la dupla de piano y corno francés elabora un prólogo de casi 3 minutos de duración, hasta que irrumpe el cuerpo central, armado sobre una variedad de cadencias que alternan entre el jazz-fusión de ribetes funk (un poco como los escandinavos de ATLAS en sus momentos más extrovertidos) y el prog sinfónico al estilo de los CAMEL de los cuatro primeros álbumes. Esto permite al quinteto aventurarse a mostrar por primera vez su vena extrovertida, con lo cual crea nexos con sus compatriotas de FINCH (etapa del “Galleons Of Passion”). En algún momento irrumpe un hermoso solo de guitarra eléctrica que resulta demasiado breve, lastimosamente, pues la banda consideró que en algún momento debía centrarse el núcleo instrumental en un groove de batería y bajo antes de que entre en acción el ensamble completo otra vez. Bueno, de todas formas, ese solo de guitarra deja una marca importante en la ingeniería melódica de la pieza. Como sea, se trata de algo fabuloso que abre campo a que ‘Cold Fingers’ inicie la segunda mitad del repertorio perpetuando este sendero de elegante extroversión. De hecho, con este tema, el grupo entra un poco más de lleno al terreno grandilocuente de FOCUS, y también con algunas reminiscencias de los CAMEL pre-“The Snow Goose”, aunque sin renunciar del todo a algunos recursos de gracilidad semejantes a los que hallamos en algunos pasajes de la pieza anterior.


‘Le Tombeau II’, la última pieza del álbum, se encarga de cerrar el círculo abierto por ‘Avbury Circle’ retomando su espíritu general, estilizado y extrovertido de una forma cautivadora, estableciendo un particular realce del factor jazzero en algunos momentos, mientras que otros pasajes se explayan en una ceremoniosidad típicamente sinfónica. Se nota que el disco está diseñado para llegar a su cénit particular a través de los más de 19 minutos que ocupan conjuntamente sus dos últimas piezas. Posiblemente se trate de la mejor composición de todo el álbum, y un oportuno clímax conclusivo para la carrera musical que tramaron los mismos LETHE en relación con el camino iniciado durante los días de MIRROR. Al igual que pasó con MIRROR en su momento, el destino de LETHE era el de durar un poco tiempo más de la época en que se publicó su único álbum, aunque esta vez se trató de una disolución amistosa, sin mayores reproche mutuos, solo amables golpes en las espaldas de todos por la alegría de haber realizado una buena labor artística. Definitivamente, la época de LETHE es la más exquisita y mejor enfocada de la visión estética gestada por la asociación de los Sres. Saanen, De Goey y Walravens. Viendo esta historia en bloque, los dos grupos que hemos analizado hoy, a pesar de no pertenecer a la élite máxima de los colectivos significativos del sueño progresivo europeo de los años 70s, merecen dignamente la atención de cualquier coleccionista acucioso y meticuloso del rock artístico de los 70s, y en general, de cualquier época. Gracias a ellos por la música.


Muestras de MIRROR.-

Muestra de LETHE:


[Esta retrospectiva se basa en las siguientes reseñas originalmente publicadas en la página web la Caja De Música: https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/mirror_daybreak.html +  https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/lethe_lethe.html]