HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy nos remontamos a una inmensa gloria de la tradición jazz-progresiva Canterbury: nos referimos a GILGAMESH, un nombre grande dentro de esta vertiente que se desarrolló globalmente en la avanzada rockera británica de
los 70’s. Aunque su figura no es tan celebrada como las de SOFT MACHINE,
CARAVAN o HATFIELD & THE NORTH en los círculos internautas de amantes del
rock progresivo, la verdad que este el nombre de este ensamble, además del
nombre particular de su teclista y co-fundador Alan Gowen (19 de agosto de 1947 – de mayo de 1981) merecen mayores
niveles de gloria apreciativa y remembranza que las que usualmente se les
otorga. Este año 2015 se cumple el 40mo aniversario de la
publicación de su homónimo disco de debut, siendo así que tres años después
tuvo lugar la publicación de su segundo y último álbum “Another Fine Tune
You’ve Got Me Into”. Con estos 40 años de “Gilgamesh” y 34 años de la
desaparición del maestro Gowen – víctima de la leucemia en el 17 de mayo de
1981 – disponemos del pretexto ideal para hacer una retrospectiva de la
discografía de este grupo. El nombre de la banda está tomado del protagonista
de una leyenda sumeria que es objeto temático de la epopeya más antigua que se
conoce en la historia de la humanidad.
GILGAMESH
casi siempre funcionó como cuarteto de guitarrista, teclista, bajista y
baterista, originándose en el último tercio del año 1972 por iniciativa de
Gowen y del baterista-percusionista Mike Travis. El buen Alan Gowen tenía
experiencia en la escena Canterbury al formar parte de los grupos ASSAGAI y
SUNSHIP (siendo socio de Jamie Muir, pronto a ser integrante de KING CRIMSON):
aunque ninguno de ellos llegó a registrar ningún disco, su actividad le granjeó
a Gowen un renombre entre sus colegas, además de una tenacidad renovada a la
hora de co-fundar GILGAMESH. Antes de que el cuarteto gozara de la ocasión de
grabar el disco de debut a través del pequeño sello Caroline (sucursal de
Virgin Records), una cantidad de músicos fue entrando y saliendo por la puerta
de GILGAMESH: Richard Sinclair, Mott Campbell, Alan Wakeman, Rick Morcombe,
Neil Murray… o sea, gente de las canteras de HATFIELD & THE NORTH, EGG y
NUCLEUS, así como futuros colegas en los albores de lo que después sería
NATIONAL HEALTH. El grupo se mantuvo activo en ensayos mientras creaba
composiciones en medio de vendavales mentales muy fructíferos, no solo de parte
de Gowen sino de todos sus compañeros de turno. La pena es que las actuaciones
en vivo no eran tan numerosas como las que deseaba tener el grupo, y de hecho,
el cuarteto original – Gowen, Travis, Morcombe, Sinclair y Wakeman – solo actuó
una vez, a fines de enero de 1973 en el British Student Council de Londres.
Recién cuando entraron el guitarrista Phil Lee y el bajista Neil Murray a
GILGAMESH, éste contó con un esquema de trabajo más estable, aunque siempre con
más ensayos y grabaciones de maquetas que conciertos. La partida de Murray
llevó a una serie de reemplazantes desde Steve Cook hasta Mont Campbell,
pasando por un breve ínterin de regreso de Murray hasta, finalmente, asentarse
con Jeff Clyne… quien ya conocía a la banda por haber estado en un par de ensayos
al inicio del proyecto, pero ahora tenía la experiencia de haber formado parte
de la gran banda ISOTOPE. Hay registros de maquetas de las composiciones que se
iban armando y concretando durante esta etapa inicial de la banda, repleta de
formaciones tentativas y efímeras: de hecho, estas maquetas se agruparon en
“Arriving Twice”, publicación de Cuneiform Records del año 2000. A pesar de su
carácter estrictamente primigenio en la cronología de la banda, dejaremos este
ítem para la parte final de la retrospectiva que aquí presentamos. Este
recuento de la carrera de GILGAMESH en los años previos a la grabación de su
primer álbum parece un informe de entradas y salidas en la oficina central de
un banco, pero bueno… pasemos ahora a ver su su discografía concreta.
Grabado por la alineación de Gowen (pianos acústico y eléctrico, sintetizador, clavinet y mellotrón), Lee (guitarras eléctrica, acústica de 12 cuerdas y clásica),
Clyne (bajo y contrabajo) y Travis (batería y percusión), “Gilgamesh” ostenta en su portada una graciosa versión del juego de serpientes y escaleras con alusiones a las durezas de la vida del músico. En cuanto a lo estrictamente musical, el disco muestra abiertamente aires de familia con ISOTOPE y
HATFIELD & THE NORTH, además de algunos aires no tan cercanos con el tipo
de lirismo que por entonces Karl Jenkins estaba insuflando en aquel entonces al
sonido evolucionado de SOFT MACHINE. Claro está, el ensamble de GILGAMESH sabe crear
algo especial, en muchos sentidos inescrutable, pero patentemente centrado en
un manejo exquisito de las pautas estandarizadas del Canterbury. Gowen añade
ocasionalmente el mellotrón a sus preferidos ítems que son los pianos acústico
y eléctrico, y los sintetizadores Moog. La gente de GILGAMESH tuvo mucha suerte
cuando firmó su contrato de grabación con el sello Caroline, pues justo al día
siguiente pudieron disponer de las facilidades del Manor Studio, que entonces
contaba con bastante tiempo libre en su cronograma de actividades, y eso
posibilitó que el presupuesto a gastar para grabar y producir el álbum fuese
muy pequeño – algo milagroso para una banda tan poco solvente financieramente. El
primer tema de “Gilgamesh” comienza muy juguetón, muy a tono con los títulos de
su secuencia tripartita: ‘One End More / Phil’s Little Dance – For Phil
Miller’s Trousers / Worlds Of Zin’. Incluso señala el camino hacia un
crecientemente extrovertido sentido del humor durante sus primeros 4 minutos;
ya en los últimos 6, el compás pasa a una cadencia más lánguida y crepuscular,
con la guitarra de Lee acompañada en sus evocativas líneas por Amanda Parsons,
una de las más recurrentes musas de la movida Canterbury. ‘Lady And Friend’ es
como un nocturno, abiertamente nostálgico, pero a la vez mostrando una cierta adustez
en su majestuosa aura que le permite focalizar su elegancia intrínseca en una espiritualidad
etérea. ‘Notwithstanding’ es una de las piezas más directamente vivaces del
disco: en sus 4 ¾ minutos de duración hallamos una de las muestras más patentes
del nivel infinito de elegancia de cada músico, así como de su total
compenetración en tanto ensamble, lo cual resulta definitorio en la bizarra
sección conclusiva del tema.
Abriendo el lado B del disco, ‘Arriving Twice’ vuelve a mostrar a la banda en una actitud plenamente introspectiva, incluso con más ahínco que en ‘Lady And Friend’: a pesar de sus breves 95 segundos de duración, ‘Arriving Twice’ es una pieza que deja una fuerte huella de evocación emocional en la mente del oyente, con esa manera tan delicada en la cual la guitarra acústica y el piano eléctrico se dejan caer cuales gotas de rocío. Los temas quinto (‘Island of Rhodes / Paper Boat – For Doris / As If
Your Eyes Were Open’) y séptimo (‘We Are All / Someone Else’s Food / Jamo And
Other Boating Disasters – From The Holiday Of The Same Name’) son, en nuestra
humilde opinión, los que mejor ejemplarizan la idiosincrasia colectiva de GILGAMESH:
es como si el grupo hubiera optado por dar rienda suelta a su adrenalina sin
mayores atenuantes en la primera mitad del disco, y decidido mostrarla de
manera más sutil y dosificada para la segunda. Efectivamente, a pesar de la
suavidad patente del sonido global, notamos una cadencia intensa muy genuina en
los fraseos sólidamente amalgamados de Lee y Gowen en sus respectivos
instrumentos. El lucimiento de la sección rítmica, por su parte, se apoya en su
capacidad de manejar su rol de ancla para las secciones más calmadas y las más
eufóricas con fluidez y consistencia. Al igual que ‘Notwithstanding’, ‘We Are
All…’ introduce algunos elementos funky que realzan de forma eficaz la polenta
general de la pieza. Las piezas intermedias son sendos diamantes pulidos a
punta de refinadas labores de artesanía: ‘For Absent Friends’ es un bello solo
de guitarra clásica en el que Lee deja que los silencios entre los acordes resulten
tan relevantes como los acordes mismos; por su parte, ‘Just C’ es un envolvente
nocturno de piano, que en menos de un minuto cierra el disco con un sabor a
nostalgia. Sí, en verdad esta segunda mitad del disco es nuestra parte favorita
del mismo. Siendo “Gilgamesh” una joya musical que derrocha belleza y clase a
raudales, resulta una circunstancia particularmente dramática el que casi se
convirtiera en el único testimonio grabado de la banda; de hecho, a fines de 1975,
los GILGAMESH decidieron disolver su asociación musical, un mes después de la
publicación del tan ansiado disco. El último concierto de la banda tuvo lugar
el 17 de setiembre en el Phoenix Club de Londres, contando con el amigo Dave
Stewart como segundo teclista a cargo del órgano eléctrico.
De
todas maneras, las Parcas del Rock Progresivo Canterbury tenían diseñado un
renacer del grupo en el futuro cercano. El asunto es que durante la última gira
de GILGAMESH, Gowen y su colega teclista Dave Stewart concibieron la idea de
una gran orquesta jazz-progresiva que involucrara a dos guitarristas, dos
teclistas y uno u dos vientistas, además de un par de féminas cantantes. La
base de tan graciosa ambición estaría en la unión de las resucitadas
alineaciones de GILGAMESH y HATFIELD & THE NORTH (esta última había dejado
de existir a mediados del mismo año 1975)… y pasó a llamarse NATIONAL HEALTH.
Este grupo que estaba llamado a erigirse en una de las últimas expresiones de
culminante creatividad dentro del escenario Cantebury tardó lo suyo en concretar
su propio contrato de grabación para su primer álbum, y aunque eso no impidió
que Gowen colaborara intensivamente en la logística performativa del repertorio
de ese primer álbum – titulado como la banda – ya no era integrante oficial del
mismo. La cosa es que Gowen, a despecho de la química tanto a nivel personal
como musical que tenía con Stewart, se sintió movido a abandonar las filas de
NATIONAL HEALTH para gozar de más campo de expansión para el desarrollo de sus
más intensas e inmediatas inquietudes estéticas, por lo que el paso lógico era
dedicarse a reconstituir GILGAMESH. Para esta ocasión se volvió a juntar con el
guitarrista Phil Lee, pero esta vez la dupla rítmica estaba constituida por dos
nuevas caras: el veterano baterista Trevor Tomkins y el icónico bajista Hugh
Hopper, quien parece especialista en ingresar a grupos para sus respectivos
discos segundos [primero SOFT MACHINE, luego ISOTOPE, y ahora GILGAMESH]. Con
esta alineación, el grupo creó una nueva rutina de composiciones y ensayos, grabando
su nuevo repertorio en el año 1978 para que recién en febrero de 1979 pudiera
ver la luz a través del sello Charly Records en el álbum “Another Fine Tune
You’ve Got Me Into”. Se trató, a fin de cuentas, de un resurgimiento sólido de
ese culmen de fineza y cálido magnetismo que el
cuarteto había instaurado como su propio paradigma dentro de la escena
Canterbury. En general, se nota que este disco constituye en varios aspectos una
continuidad coherente con “Gilgamesh” (1975), pero también se nota más
claramente que esta renovada formación se preocupa por reforzar la homogeneidad
interna de su esquema sonora mientras trabaja en atenuaciones de la polenta:
las atmósferas relajadas con aura evocativa son las absolutas protagonistas del
repertorio.
‘Darker Brighter’ abre el disco con un
ágil y cálido aire de distinción, marcado principalmente por los acordes de
piano eléctrico y líneas de sintetizador, así como los exquisitos fraseos de
Lee a la guitarra. El carácter compactamente persistente de la atmósfera básica
y la muy controlada sonoridad establecida por el ensamble hacen destacar la
delicadeza intrínseca de la pieza. Las cosas no varían mucho con el extenso
‘Bobberty – Theme From Something Else' en cuanto a sonoridad se refiere, pero
sí se nota un acento un poco más pronunciado en lo etéreo: de este modo, la
cualidad melódica y los ambientes evocativos logran explotar la candidez
general en el estilo grupal. A partir del sexto minuto, el tema vira hacia un
nuevo motivo más ágil aunque igualmente etéreo en su bien armado esquema sonoro:
el solo de Moog simple y llanamente parece extraído del mundo de los ángeles,
así de sobreterrenal es su vibración global. A través de los poco menos de 10 ¾
minutos que dura la pieza, cada segundo está bien aprovechado en nombre de la
musicalidad en la más exquisita expresión. ‘Waiting’ es una superlativamente
bella sonata de guitarra clásica en la que Lee vehiculiza una conmovedora
amalgama de sólido academicismo y sutiles aires de Latin-jazz. Es una excelente
manera de cerrar la primera mitad de este disco, no cabe duda. ‘Play Time’
tiene una prestancia bien definida, articulada con una moderada vivacidad:
solamente cuando se abre campo para un par de excitantes solos de Moog es que
las cosas ascienden a un nivel mayor de intensidad, pero en realidad se trata
de una variante y no tanto de un contraste. Una gran pieza, sin duda, tal vez
la más redonda del disco, pronta a ser retomada y reactivada por NATIONAL
HEALTH en esa breve etapa cuando Gowen volvió para reemplazar a Dave Stewart (¡la
vida es una noria!) y dar algunos conciertos.
‘Underwater Song’ comienza con un solo de
batería muy en la onda de NUCLEUS, pero no se viene una celebración
incandescente de vibraciones absorbentes a lo SOFT MACHINE o NUCLEUS, sino más
bien un nuevo desarrollo de climas controlados y atmósferas evocativas, con no
poca relevancia del mellotrón. Hay un mayor acercamiento a estructuras libres
en el solo de Lee, lo cual supone un balance adecuado frente a la muy sostenida
dupla rítmica: una vez terminado el solo, la pieza se va desvaneciendo poco a
poco en los recurrentes climas flotantes sobre los que se instalaba el motif
central. ‘Foel’d Again’ abre espacios de lucimiento para el piano eléctrico y el
bajo, instaurando una cierta aureola de misterio, aunque conservando fielmente
el ambiente general del disco (esto es, no haciéndose nada sórdido ni bizarro).
Ocupando un espacio de casi 3 minutos para el cierre del disco, ‘T.N.T.F.X.’ es
un tema que retoma los aspectos más vigorosos del repertorio precedentes, incidiendo
un poco en los coqueteos con el free-jazz: una vez más tenemos aquí un tema con
un futuro particular, pues fue retomado por el NATIONAL HEALTH que se reformó
para homenajear a un Gowen muerto de leucemia (dicho sea de paso, estando
Stewart nuevamente a cargo de los teclados y la dirección musical del grupo... ¡que
la vida es una noria, caramba!) para el álbum “D.S. Al Coda”. En ‘T.N.T.F.X.’
se lucen particularmente el motivo principal de la guitarra y las sobriamente
complejas bases de batería. Aunque dura menos de 3 minutos, el motif aprovecha
muy bien su espacio para crear el impacto propio de un broche de oro. Bueno, en
líneas generales, aunque personalmente preferimos el primer disco homónimo,
“Another Fine Tune You’ve Got Me Into” no nos parece ni mucho menos un disco
segundón, sino una pieza de colección que dignificaría cualquier colección de
jazz-rock y de rock progresivo. La nueva y definitiva desintegración de
GILGAMESH, que tuvo lugar al día siguiente de la última sesión de grabación
para “Another
Fine Tune You’ve Got Me Into”, se debió
básicamente a que Gowen aceptó la oferta de reemplazar a su colega Dave Stewart
en NATIONAL HEALTH (tal como señalamos en el párrafo anterior), aunque su
asociación con Hopper se prolongó hasta formar un nuevo cuarteto llamado SOFT
HEAP, así como hacer un disco a dúo titulado “Two Rainbows Daily”.
El
último capítulo de esta retrospectiva de GILGAMESH está centrado en “Arriving
Twice”, que es, tal como dijimos en el segundo párrafo del presente texto, la
publicación que hizo el sello Cuneiform Records en el año 2000 de dos maquetas
del grupo que datan del año 1973, mientras iba tanteando el camino hacia su
primera alineación firme, más dos temas grabados para una sesión radial en
otoño de 1974 y cuatro para otra sesión radial del año siguiente, justo un mes
después del lanzamiento de su primer disco y en vísperas de la disolución del
grupo. ¡Y ya estaba empezando a llamar la atención en el circuito comercial! (…
por decirlo de algún modo). Bueno, el hecho es que en “Arriving Twice”
encontramos versiones de ‘Notwithstanding’, ‘Island Of Rhodes’, ‘Arriving
Twice’ y dos versiones de ‘Lady And Friend’, aunque una de ellas amplía
ligeramente su título a ‘With Lady And Friend’. Justamente ‘With Lady And
Friend’ abre esta recopilación con una aureola expresiva imponente, merced a la
vitalidad que Phil Lee genera con sus estupendos fraseos solistas a poco de
arrancar el tema. ‘Lady And Friend’ cierra la recopilación con una actitud más
constreñida, además de un breve preludio marcado por el piano eléctrico,
instrumento que de por sí asume una posición más asertiva en el trasfondo de
las lucidas intervenciones de Lee; además, los ornamentos de sintetizador
añaden una sobria majestuosidad al asunto. Éste es el arreglo definitivo que
quedó como referencia para la versión del primer álbum. Las novedades de este
genial rescate arqueológico están en las piezas más largas: la suite de casi 18
minutos de duración ‘You’re Disguised / Orange Diamond / Northern Gardens /
Phil’s Little Dance / Northern Gardens’, y ‘Extract’, que dura poco menos de 9
½ minutos. ‘You’re Disguised’ es un ejemplo de cuán clara tenía ya Gowen su
visión musical para el grupo: su serie de amplias improvisaciones en torno a
motivos bien definidos dentro de un marco de ágil sencillez se traduce en un
viaje sonoro extenso e intenso, al menos intenso bajo el perfil de elegante
sobriedad que es marca de la casa. Una de las secciones de ‘Island Of Rhodes’
ya hace acto de presencia en este entramado. Por su parte, ‘Extract’ empieza
con una breve sonata de piano de cola y luego abre campo para la instauración
del extenso cuerpo central, sustentado sobre un 6/8. Al igual que en ‘Island Of
Rhodes’, GILGAMESH opera como quinteto con la inclusión de un segundo teclista
llamado Peter Lemer, quien hace solos de piano eléctrico y sintetizador en
pasajes cruciales donde el desarrollo temático exige cierta prestancia
jubilosa. La edición de Cuneiform Records incluye recuerdos y observaciones hechas por la multitud de protagonistas que formó parte de la primera etapa de GILGAMESH, además de la época previa a la gestación del grupo en sí.
GILGAMESH
tuvo una existencia inestable, intermitente y demasiado breve, pero sin duda,
lo que hizo supuso un cénit formidable y especial dentro de la escena
Canterbury en particular, y la primera generación de avanzada progresiva
británica en general. Alan Gowen, Phil Lee y sus compañeros de turno nos han
legado una música que no merece ser olvidada… y desde este blog motivamos en
algo un reconocimiento para con ellos.
Muestras de GILGAMESH.-