HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy tenemos el gusto de presentar una estupenda novedad desde Barcelona, España: el cuarteto GRAVITY FIELDS, que está conformado por Alex Ojea [batería], Toni Munné [bajo], Jorid Prats [guitarra] y Jordi Amela [teclados], el cual ya tiene su disco debut “Disruption” en el mercado. Este lanzamiento fonográfico que brinda una creativa y vitalista convergencia entre el rock progresivo, el jazz-rock y la electrónica ha sido publicado el pasado 21 de abril poe el sello RedPhone Records, provocando un revuelo instantáneo en varios blogs hispanohablantes de difusión del rock artístico. Y no es para menos, pues se trata de un disco muy bien logrado, pero ya nos detendremos en sus detales más adelante. El cuarteto contó con la ocasional colaboración del flautista-saxofonista Pep Espasa en uno de los temas de este disco. Este grupo es novel, pero sus integrantes no lo son: de hecho, tres de ellos, Ojea, Prats y Amela, ya eran colegas en las bandas HARVEST y ON THE RAW, dedicadas al neo-prog y al jazz-prog, respectivamente. Es más, en los 90s existía el recordado grupo neo-progresivo DRACMA que congregaba a Amela y Prats junto a otros integrantes en variables alineaciones. El mencionado músico invitado Espasa es integrante de ON THE RAW. En fin, estos tres viejos conocidos se juntaron con Munné para formar GRAVITY FIELDS, cuya meta es la de cultivar la propuesta ecléctica que hemos descrito más arriba. La sucesión de los 11 temas que integran “Disruption” está armada bajo un concepto-guía centrado en el modo en que la especia humana está evolucionando a través de una senda que nos empuja hacia un futuro muy incierto. Ya es hora de revisar los detalles del repertorio contenido en “Disruption”.
El tema encargado de abrir el repertorio es ‘Rage’, el cual se basa en una inteligente exhibición de matrices del post-rock y del space-rock que se entrecruzan dentro de una amalgama progresiva equitativamente marcada por el vigor rockero y el preciosismo musical. El esquema melódico fluye con total claridad a través de las intervenciones de la guitarra y los teclados mientras el dúo rítmico brinda una solidez señorial al firme swing creado para la ocasión. Tras este buen inicio de álbum emerge ‘Mutants’, un tema más ágil que muestra un convincente pulso jazz-rockero para darle un viraje más grácil al esquema de trabajo sonoro iniciado por el tema de apertura. Los teclados se lucen particularmente con sus enérgicos solos, los cuales están un tanto emparentados con el paradigma de NIACIN, mientras que el bloque grupal íntegro hace gala de su pericia para gestar y sustentar grooves llamativos y exquisitos. Con la subsiguiente dupla de ‘The Escape’ y ‘Coyote’, el grupo avanza a paso firme con su estrategia de refinadas exploraciones sónicas. La primera de estas piezas mencionadas se mete más de lleno en el discurso jazz-rockero con matizadas pretensiones progresivas, haciendo que el motif central se explaye en una confluencia de garra y calidez; respecto a este detalle, nos recuerda un poco al patrón de los propios ON THE RAW. En cuanto a ‘Coyote’, que es el ítem más extenso del disco con sus 6 ¼ minutos de duración, se trata de una excursión en el área del jazz-fusion con un pie en el sonido contemporáneo y otro en la nostalgia de fines de los 70s: digamos que hay algo de los WEATHER REPORT de la etapa 78-82 operando en el desarrollo del sofisticado groove sobre el que se activan los 2/3 iniciales de la ingeniería de esta pieza. Una mención especial va para la majestuosamente refinada labor de la batería a través de los diversos ambientes que tienen lugar aquí. La ilación de los temas #2 al #4 completa un cénit del disco. Cuando llega el turno de ‘Saturno Park’, el grupo se pone a jugar con un dinamismo más directo y un gancho explícito, amable aunque sin renunciar a la sofisticación estructural, tal como se nota en ciertos quiebres rítmicos y cambios de atmósfera que tienen lugar a lo largo del camino.
‘The Hard Core’ prosigue por la senda de llamativa y magnética extroversión trazada por el tena precedente y le da un giro por la vertiente del hard rock progresivo con tintes jazz-rockeros. Es así como hubiesen sonado los JOURNEY de los tres primeros discos si hubiesen surgido en el nuevo milenio arrastrando las influencias del prog y el prog-metal de los 90s mientras las actualizan dentro de una pomposidad contemporánea (algo así como una cruza entre ECLAT, FATES WARNING y SPECIAL PROVIDENCE). ‘Gliders’ se enfila hacia unas atmósferas evocadoras de tenor prog-sinfónico que acusa influencias de CAMEL y GENESIS a través de filtros ostentosamente aggiornados. La sobria vitalidad y la belleza inherentes a los motivos orgánicamente agrupados son realzadas eficazmente por las capas orquestales sintetizadas y los solo de guitarra y teclado que van emergiendo a lo largo del camino. La alternancia entre serenidad y robustez preciosista que realiza la batería es crucial para dejar que el desarrollo temático brille con luz propia. Otro momento culminante del disco. ‘Detuned Love’ se caracteriza por establecer una síntesis entre los espíritus expresivos anteriormente plasmados en los temas #2 y #3; o sea, se trata de un encuentro fluido y ágil entre el jazz-rock de tenor progresivo y el jazz-fusion meticulosamente refinado. La guitarra goza de un cierto protagonismo dentro del entramado sonoro grupal, e incluso gesta una breve instancia de desahogos psicodélicos a lo STEVE HILLAGE alrededor del ecuador de este tema en cuestión. ‘Ingravity’ se encarga de darle un nuevo giro de tuerca a la faceta prog-sinfónica de la banda con un talante evocador, aunque todavía preservando un vigor jazz-rockero de manera convincente. ‘Prime Time’ sí se mete de lleno en un regreso a las arenas del jazz-rock con tenor fusionesco, y lo hace con un fulgor llamativo que algo tiene que ver con los ornamentos cósmicos que entran en tallar en ciertos pasajes estratégicos. El cierre del repertorio llega de la mano de ‘Transition’ y su misión consiste en completar fehacientemente el matrimonio de jazz-prog y space-rock que el tema anterior solamente indicó con relativa cercanía y al que apuntaba parcialmente el primer tema del disco. El esquema sonoro de esta pieza final es muy rico en matices, exhibiendo un caleidoscopio de múltiples enfoques expresivos que se organizan dentro de una compacidad impoluta y, sobre todo, conectándose coherentemente con muchos de los estándares elaborados en varias piezas precedentes.
En fin, que para decirlo de forma resumida, “Disruption” es toda una gozada musical que refuerza la relevancia enorme de la presencia española dentro de la multiforme escena progresiva internacional. La gente de GRAVITY FIELDS se ha lucido a lo grande uniendo colectivamente sus ideas y energías para gestar un disco recomendable al 400% (un ciento por cada integrante) en cualquier buena fonoteca dedicada al rock artístico de nuestros tiempos. ¡Imperdible irrupción en nuestras agendas melómanas de este año 2023!