Wednesday, October 30, 2019

SCHLEGELMILCH, GOLDBERGER & BLACK: ilustres visitantes del mundo jazz-prog contemporáneo



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Con un poco de tardanza – bastante, en realidad – presentamos el disco “Visitors” del trío JP SCHLEGELMILCH, JONATHAN GOLDBERGER & JIM BLACK, disco que fue publicado el 21 de setiembre del pasado año 2018 por vía del sello Skirl Records. Este trío practica un jazz-prog ecléctico agitado por amplias dosis de recursos apropiadamente diversos que van desde la tradición del jazz-rock de los 70s hasta la de la psicodelia, pasando por matices atmosféricos donde se coquetea con el shoegaze y recursos bizarros al modo del RIO. Con SCHLEGELMILCH a cargo del órgano y los teclados, GOLDBERGER a la guitarra y BLACK a la batería, el ensamble opera unitariamente en una exploración de motifs y atmósferas donde la densidad es el elemento protagónico, ya sea de forma escondida y sutil, ya de forma tensamente patente, ya sea en cualquier espectro intermedio entre estos dos extremos. Aquí se han asociado tres músicos que se conocen desde hace mucho tiempo, han sido colegas en más de un colectivo previo de rock y jazz experimentales, y se profesan mutuas admiraciones; así pues, en base a esta recurrente camaradería, la conformación de este ensamble para grabar un disco a seis manos solo era cuestión de tiempo. BLACK tiene su propio proyecto ALASNOAXIS, así como un nutrido currículum como integrantes de bandas lideradas por Tim Berne, Ellery Eskelin y Dave Douglas, además de ser miembro del proyecto ENDANGERED BLOOD. Por su parte, GOLDBERGER cuenta también con una trayectoria muy amplia como músico, productor y compositor de bandas sonoras. En fin, SCHLEGELMILCH es un virtuoso y versátil teclista (¡incluso domina el acordeón!) que se siente a sus anchas en las áreas del jazz, el rock y la cámara por igual. La conjunción de estas tres mentes estaba destinada a tener un enfoque progresivo, a fin de cuentas, y eso es lo que se nota a lo largo del despliegue de diversos esquemas sonoros que se encapsulan en el repertorio de “Visitors”. Este disco tuvo un merecido reconocimiento en los círculos de la vanguardia jazzera estadounidense al ser designado como uno de los mejores discos de jazz del año 2018 en varias revistas y redes musicales... pero es mucho más que jazz lo que en este disco encontramos. Nos concentramos ahora en sus detalles, ¿vale?


Los primeros cuatro minutos del álbum están ocupados por la pieza homónima, la cual establece un vibrante encuentro entre los palpitantes ornamentos de la batería, las cósmicamente elegantes armonías del teclado y los señoriales fraseos de la guitarra (a medio camino entre Dave Gilmour y Lutz Ulbrich). ‘Chiseler’ sigue a continuación para establecer un dinamismo diferente que se alimenta de la vitamínica mezcla de avant-jazz y space-rock que el grupo empleó para crear el bizarro motif central y articularlo dentro de una ingeniería plástica y tensa. Eso sí, el factor tenso es manejado con tanta fineza que, a pesar de su talante deconstructivo, no se siente tan explosiva como cautivadora de una manera exótica. Eso sí, algo tiene de explosivo también, algo de furioso en su ambiente inquieto. El lirismo denso del prólogo y del epílogo alivia la tensión predominante con grácil soltura, aunque insertándose en la susodicha tensión por vía de su propio groove. La dupla de ‘Ether Sun’ y ‘Corvus’ resulta crucial para que el álbum siga fluyendo a través de sus sorprendentes oscilaciones sónicas y sus poderosos ambientes eclécticamente expresivos. El primero de estos temas entabla abiertamente una atmósfera reposada donde los sutiles fraseos de la guitarra reflejan una actitud introspectiva, a la par que las serenas bases armónicas de los teclados le dan un ropaje otoñal al asunto. A través de los ribetes jazzeros que se filtran a través de las intervenciones de la guitarra y de la batería se advierte en el bloque íntegro que se juega a coquetear con el estándar del post-rock. Por su parte, ‘Corvus’ regresa al territorio antes andado por la homónima pieza de entrada pero con una incrementada aureola de vibraciones etéreas: se trata de un hermoso ejercicio de musicalidad jazz-progresiva que nos remite a los paradigmas de ELEPHANT9, THE MESSTHETICS y TORTOISE. Su combinación de vitalidad contenida y aristocrática prestancia a través de los juegos de disonancias sobre los que se apoya su motif central la convierte en una pieza climática dentro del repertorio de este disco. Aunque coquetea abiertamente con lo siniestro, en realidad nunca llega a poner un pie en ese terreno, limitándose a refinar la sustentación de un espesor musical alimentado por las vibraciones etéreas que antes mencionamos.



Luego sigue otra dupla importante, la de ‘Lake Oblivion I’ y ‘Lake Oblivion II’, que conjuntamente ocupa un espacio de casi 8 ½ minutos. Este concepto musical le sirve al trío para explorar la lógica de los contrastes con particular detenimiento. El primero de estos temas comienza con una aureola de tensa languidez que concluye con un clímax en clave de post-rock aguerrido. Por su parte, el segundo se pone en plan más lírico dentro de un ejercicio de prog psicodélico donde el intrincado esquema rítmico da prioridad al compás de 5/4. Ya cerca del final, la guitarra brinda un electrizante solo deconstructivo mientras los teclados refuerzan la base armónica y la batería hace lucir a plenitud unos magníficos ornamentos para intensificar el swing. ‘Terminal Waves’ es la pieza más extensa del repertorio con sus poco menos de 7 ½ minutos de duración. Su comienzo es sereno, portando algo así como una calidez sutil envuelta en una ligera bruma otoñal, pero esto dura poco pues el sonido sintetizado que emula al mellotrón abre las puertas a una sección sombría y tenebrosa: he aquí el pasaje climático de esta pieza. Con este giro, se impone una atmósfera Crimsoniana trazada sobre un surco diseñado por PRESENT y resuelto desde una teoría ingenieril gestada en la fábrica musical conjunta de HENRY COW y MASSACRE. El carácter caótico de la sección final se articula en torno a los flujos libres de la batería y el órgano, todo ello mientras los retazos lisérgicos de la guitarra buscan el camino por donde pueda conectarse con los parajes concluyentes del teclado, el cual ya trazó un motif epilogar reconocible en el último minuto. El cénit decisivo y fundamental del álbum, no nos cabe ninguna duda al respecto, y de paso, contiene el solo de guitarra más impresionante de todo el álbum. La miniatura ‘Island’ cierra el disco con un ejercicio de entrañable lirismo, el cual exuda una calidez envolvente mientras usa algunos leves recursos disonantes en el desarrollo temático: solo hizo falta la participación de teclados (imitando el vibráfono, el fagot y el armonio) y guitarra acústica para este cierre. “Visitors” es un disco más que recomendable para los amantes de la música híbrida de jazz-rock y rock progresivo que sabe ser densa y mágica a la vez, haciendo uso liberal y bien organizado de atmósferas, recursos de tensión y vigor sonoro mientras va avanzando el repertorio del disco. Los magistrales JP SCHLEGELMILCH, JONATHAN GOLDBERGER y JIM BLACK se han lucido bastante en el repertorio contenido en este disco y, por ello, solo nos queda agradecerles por esta estupenda experiencia melómana que gestaron para nosotros, los oyentes.


Muestras de “Visitors”.-


[Reseña dedicada a Humberto Luna Tirado como gesto de genuino agradecimiento por habernos presentado a este ensamble, así como por la foto de la banda.]

Sunday, October 27, 2019

ULTRA ZOOK: una nueva voz en el actual escenario avant-progresivo francés



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es el turno de presentar al grupo francés ULTRA ZOOK por motivo de la reciente publicación de su estupendo álbum homónimo: más específicamente, ésta tuvo lugar en el 22 de marzo pasado, en CD por los sellos Gnoung Records y Dour Et Doux, y en vinilo por los sellos Mon Cul C’est Du Tofu, Araki Records, Not A Pub, Un Archet Dans Le Yucca y Kakakids Records. Compuesto por la tríada de Benjamin Bardiaux [teclados y canto], Rémi Faraut [batería y canto] y Emmanuel Siachoua [bajo, flauta y canto], este colectivo avant-progresivo cultiva un novedoso y excitante híbrido de rock-in-opposition, Zeuhl en clave farsesca, jazz-fusion, travesuras Zappianas, math-rock a lo BATTLES y una versión cómicamente pervertida de World Music. Con este esquema de trabajo, lo alegre, lo melancólico y lo inquietante se asocian y, en muchas ocasiones, incluso se enredan en una fuerza expresiva impetuosamente unitaria. Eso sí, la unificación de estas polivalentes materias primas dentro del bloque sonoro grupal exige de cada integrante del trío el empleo de múltiples malabares en el diseño de la ingeniería musical desarrollada en el repertorio de “Ultra Zook”. El origen de este grupo se remonta al último tercio del año 2011, siendo así que su debut fonográfico tuvo lugar en junio del año siguiente con el EP “EPUZ”. En los años sucesivos siguieron dos EPs más, “EPUZZ” y “EPUZZZ”, y hemos tenido que esperar hasta este año 2019 para tener un disco de larga duración de su parte. Eso sí, tampoco se trata de un disco muy extenso pues ni llega a completar un espacio total de 40 minutos totales – dura 38 ½ minutos –, pero, a fin de cuentas, es muy cierto que pasan muchas cosas a lo largo de los 10 temas que lo conforman: veamos ahora sus detalles, ¿vale?


Bajo el burlonamente erótico título de ‘What Kind Of Juicy Fruit Are You?’, la primera canción del álbum exhibe un ejercicio de travieso  dadaísmo donde conviven un primo cercano de SAMLA MAMMAS MANNA con el antagonista hermano jovial de DOCTOR NERVE y unos ESKATON atragantados por una sobredosis de pastillas de la felicidad, todo ello a través de un retorcimiento Zappiano de grooves y atmósferas caribeñas. La introducción y el final de flautas añaden un aire de ceremoniosa farsa al asunto. ‘Counderougno’ sigue a continuación para perpetuar esta línea de trabajo con una dimensión un poco aminorada de extravagancia expresiva, aunque ésta persiste bajo un atavío un poco más estilizado. El empleo de capas de sintetizador en algunos interludios estratégicamente utilizados le dan un giro nuevo a la indomable teatralidad del trío. Un viraje rítmico a mitad de camino se enfila hacia un aire festivo que perpetúa la juerga dadaísta al modo de una cruza entre ZAPPA y ETRON FOU LELOUBLAN, haciendo que una idea tan absurda como mezclar el calipso con vientos de Asia Menor funcione a las mil maravillas. ‘La Plasticité Mentale Du Monsieur’ utiliza algunos recursos del punk-jazz en el groove inicial precedido por golpes de percusión tonal. Una vez que entran a tallar los arreglos vocales, todo vira hacia un clima RIO al modo de POIL mientras se restablece el vitalismo ampuloso y jocosamente complejo del primer tema. ‘Gibeli Gibelo’, por su parte, se vale de un uso más moderado de la chocante jovialidad sistemáticamente explorada por el trío para brindarnos un tema un poco más sosegado, al menos, en sus dos primeros minutos. A partir de allí, el swing se torna mucho más impetuoso en sus vibraciones saltarinas para que el nuevo motif nos lleve otra vez al área de los legendarios SAMLA MAMMAS MANNA. El final lento con piano y voz en falsete emite una bella melodía de parte del primero y una perpetuación de la farsa a cargo del segundo. Estos dos temas instauran sendos momentos climáticos dentro del repertorio, así que la función de ‘Ping Pong’ es la de mantener la tónica reinante y enfatizar el armazón de esquemas rítmicos y cadencias ampliamente sofisticadas. El rol prominente de los teclados ayuda bastante a retratar con los colores de la música la tensión propia de los competidores de este deporte tan implacablemente intrépido. Implacablemente intrépida es la propuesta musical de ULTRA ZOOK, al fin y al cabo. 



La sexta pieza del álbum, titulada ‘Hmong Song’, es la más extensa del mismo con sus poco más de 5 ¼ minutos de duración. Así pues, su dinámica mezcla de lo circense, lo dadaísta y lo travieso tiene un espacio más generoso de expansión para explorar ciertos motivos recurrentes así como retorcimientos ulteriores en nombre de la celebración de lo absurdo como una fuerza creadora en sí misma. Algunos recursos de avant-jazz entran a tallar en una táctica de sofisticación inescrutable y, a la vez, esplendorosa; esto se nota de manera muy especial en el último tercio del tema, que es cuando la flauta asume el rol protagónico. ‘En Veux Tu En V’là’ es un tema diseñado para establecer una síntesis de los ambientes y grooves plasmados en los tres primeros temas del disco, aunque con el factor nuevo de que los arreglos vocales portan un aura más solemne (sin perder el fuego humorístico); sto último obliga al enclave instrumental a moderar un poco el potencial saltarín de su núcleo temático. Nos vamos acerando al final del repertorio cuando llega el turno de ‘Frangipanier’, tema diseñado para sacar más al frente lo que estuvo relativamente contenido en la pieza precedente. También se destila aquí un embriagador licor de risueña síntesis de los primeros temas del álbum, más algunas dosis de la particular suntuosidad de ‘Hmong Song’. Para el caso de ‘Espoins Du Ciel’, el grupo aprovecha su espacio de poco más de 2 ¾ minutos para volver a jugar con el factor punk-jazz mientras le da nuevas vueltas de tuerca a su endiablada jovialidad saltarina en el armazón rítmico creado para la ocasión, un armazón que recibe la influencia persistente de SAMLA MAMMAS MANNA. El broche de álbum lo trae ‘Kawani’, que dura menos de 2 ¼ minutos: se trata del tema más directamente cálido del disco, incluso portando un talante gentil en los arreglos vocales, los cuales ya se sienten menos circenses y menos dadaístas, más bien emulando la atmósfera de un juego infantil en los momentos más traviesos; en los pasajes más coherentes, la coral emula un ritual selvático. Es una pena que no se extienda más esta pieza de clausura pues ofrecía aires renovados dentro de la firmemente estructurada línea de trabajo programada para el álbum. Pero eso fue todo y ya está... y está muy bien porque “Ultra Zook” se revela como una sólida gema de la escena avant-progresiva mundial. Hay que anotar el nombre de este ítem fonográfico y el del grupo ULTRA ZOOK en nuestras agendas progresivas, justo en aquellas páginas reservadas para las propuestas más bizarras y revoltosas del género.


Muestras de “Ultra Zook”.-
What Kind Of Juicy Fruit Are You?: https://www.youtube.com/watch?v=rpsYGtmv8jM
La Plasticité Mentale Du Monsieur: https://www.youtube.com/watch?v=pEpT0yj99AY

Friday, October 25, 2019

JEAN-MICHEL JARRE y la infinitud de un equinoccio musical paradigmático



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

JEAN-MICHEL JARRE nos sorprendió a lo grande en noviembre del pasado año 2018 con la publicación de un disco diseñado para celebrar lo que entonces se signaba como el tiempo del  40mo. aniversario de su paradigmático segundo álbum “Equinoxe”: el disco en cuestión se concibió como una secuela de ese concepto bajo el título de “Equinoxe Infinity”Con una secuencia de 10 Movimientos que dura casi 40 minutos redondos, toda la obra consiste en una inspirada labor de remodelación sistematizada de las atmósferas del primer “Equinoxe” mientras le da una intensidad nueva al asunto, tanto en lo referente a los desarrollos musicales como a las minuciosas orquestaciones y atmósferas elaboradas desde el tonelaje de sintetizadores empleados. La lista es muy larga: Yamaha CS80, Arturia ARP 2600, EMS VCS 3, Synthi AKS, Eminent 310, Roland Paraphonic 505, Minipops, Mellotrón, Korg PA-600, Polyphonic Ensemble y Korg MS-20, Erica Synths Modular System, OPI, Modular Roland System 500 1 & 8, Roland Boutiques, Nord Lead 2 y Modular, Small Stone, Electric Mistress, Big Sky & Capistan, Moog Sub 37, Pedales Moog Taurus 1 y Animoog, Omnisphere, NI Kontakt y Reaktor, Dune 2, Legend, Spitfire Boom, Replica XT, Satin, Valhalla y Digisequencer. El disco e ncuestión fue publicado por 
Sony Music el 16 de noviembre de 2018 para ser distribuido por Columbia Records.​ Sus procesos de preproducción, grabación y mezcla tuvieron lugar en los JMJ Studios (como se puede notar, de propiedad del propio JEAN-MICHEL JARRE), pasando la labor de masterización a los Yakuda Mastering Studios de David Perreau, un recurrente colaborador de JARRE. Bueno, ahora que estamos a casi un año de la publicación de “Equinoxe Infinity”, repasamos los detalles del catálogo allí contenido con la perspectiva del tiempo. 


‘The Watchers (Movement 1)’ pone el punto de inicio a las cosas con unos aires etéreos suavemente condimentados con recursos melódicos de parte de uno de los sintetizadores operantes, uno que delinea algunas frases sutiles. Desde allí emerge ‘Flying Totems (Movement 2)’, pieza que arma el primer motif reconocible del álbum y lo hace utilizando unos climas flotantes para el desarrollo temático mientras todo el entorno se siente como un desván cósmico donde arman ornamentos varios, ya sea en forma de ecos electrónicos circunvalantes, ya sea en forma de enclaves orquestales gráciles. Una pieza muy bella que dura poco menos de 4 minutos. El dinamismo de ‘Robots Don’t Cry (Movement 3)’ se impulsa desde el que tuvo lugar en la pieza precedente y halla un foco más definido tanto en el groove global como en el desarrollo temático. Las cosas transitan desde el imperio de la gracilidad al de la agilidad. Cuando llega el turno de ‘All That You Leave Behind (Movement 4)’, ya los últimos segundos de calma introspectiva deRobots Don’t Cry’ anticipaban lo que habrá de tener lugar ahora: un ejercicio de ceremoniosidad flotante con talante grave y ribetes abstractos, primero con un prólogo misterioso y luego con un cuerpo central lento que emula languidez reflexiva desde la cual se motiva pensamientos y reflexiones sobre un mundo que ya no existe, pero cuyas huellas en la memoria siguen vivas. Con la dupla de ‘If The Wind Could Speak (Movement 5)’ e ‘Infinity (Movement 6)’, el tonelaje de teclados que maneja JARRE se dispone a explorar nuevas vueltas de tuerca a la misión musical que se diseñó para este disco. ‘If The Wind Could Speak (Movement 5)’ revitaliza la combinación de densidad cósmica y gracilidad que había caracterizado al esquema melódico del Segundo Movimiento, a la par que nos invita a dejarnos llevar por las corrientes marinas de los océanos de nuestras contemplaciones internas. Por su parte, ‘Infinity (Movement 6)’ se instala en el lenguaje del tecno-pop bailable, lo cual implica un viraje hacia lo meramente lúdico. Tal vez ‘Infinity (Movement 6)’ sea la sección menos impresionante de todas las que ocupan “Equinoxe Infinity”, pero su Groove permanece tras su conclusión para activar el mecanismo sonoro de ‘Machines Are Learning (Movement 7)’, una pieza cuyas vibraciones cibernéticas se adentran en el espíritu predominante de los discos de JARRE de fines de los 80s e inicios de los 90s.

 

Así las cosas, el terreno está preparado para la emergencia de la ilación de ‘The Opening (Movement 8)’ y ‘Don’t Look Back’ (Movement 9). La primera de estas piezas prosigue por la senda de electrónica contemporánea iniciada por el Séptimo Movimiento, pero esta vez ya desapareció el clima de luminosidad lúdica para ser reemplazado por otro más serio, aunque el gancho marchoso se mantiene prácticamente igual. ‘Don’t Look Back’ (Movement 9), por su parte, regresa de lleno a las atmósferas más flotantes que fueron importantes en las estructuraciones de los Movimientos Segundo al Quinto, con un especial acento en el factor melancólico del Cuarto pero una estructura más hermanada con las del Segundo y el Quinto. El Movimiento que cierra el álbum es el más largo de todos con su duración de poco más de 7 ½ minutos: nos estamos refiriendo a ‘Equinoxe Infinity (Movement 10)’. Retomando citas de los dos primeros Movimientos, su sección prologar nos anuncia que algo fastuoso y colorido está a punto de emerger para instalarse con una soltura mágica y convincente, y así lo hace, recurriendo a factores etéreos y celestiales que nos remiten tanto a los pasajes más serenos de sus dos primeros discos (especialmente, en el empleo de una secuencia armonizada como reemplazo de una base rítmica propiamente dicha) como a los más introspectivos de su fase 1982-6. Esto también hermana a JARRE con el VANGELIS de inicios de los 80s, así que tenemos aquí un auténtico gesto de reivindicación del paradigma electrónico cuando ya había dejado atrás la alquimia de los 70s para tornarse en un manifiesto de la magia modernista que, a la vez era el ensueño y la pesadilla de los 80s. En bloque, “Equinoxe Infinity” nos parece un disco bien logrado en tanto que no se limita a seguir la huella de esa joya “Equinoxe”, que siempre ha sido considerado como uno de los álbumes indiscutiblemente favoritos de los seguidores de JEAN-MICHEL JARRE, sino que también recoge una síntesis de varios otros mecanismos sonoros que empleó recurrentemente, desde la década de los 90s, este gran veterano de la electrónica. Aunque esta reseña llega un poco tarde, que conste claramente nuestro aprecio por el modo en que “Equinoxe Infinity” renovó un paradigma definitorio de la visión musical de JARRE.


Muestras de “Equinoxe Infinity”.-
Equinoxe Infinity (Movement 10):  https://www.youtube.com/watch?v=kmGSVzi7W4A

Tuesday, October 22, 2019

Exquisitas rarezas avant-progresivas de LOOMINGS




HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión presentamos al ensamble avant-progresivo LOOMINGS y su segundo álbum “Hey Weirdo!”, el cual fue publicado por el sello Soleil Mutant a inicios del pasado mes de mayo. El personal de LOOMINGS está conformado por las vocalistas Maria Denami y Clara Weil, y el ensamble instrumental de Matthieu Mazué [pianos de cola y eléctrico, sintetizador, órgano], Nicolas Klee [bajo eléctrico, contrabajo y sintetizador bajo], Enrico Pedicone [batería, vibráfono, efectos electrónicos y samples] y Jacopo Costa [vibráfono, batería, samples, programación de ritmos y voz]. Nada menos que cinco vientistas colaboran con el grupo en algunos pasajes del álbum: el trompetista Bertrand Eber, el trombonista Nicolas Jean trombone y los saxofonistas J.B. Juszczak, Paul Schwartz y Rémi Psaume barytone sax (alto, tenor y barítono, respectivamente). LOOMINGS nació a inicios del segundo decenio del nuevo milenio por iniciativa del músico italiano Jacopo Costa, radicado en la hermosa ciudad francesa de Estrasburgo, teniendo bien clara la idea de establecer una ingeniería musical versátil e intrigante donde confluyan el RIO, el nu-jazz, la vanguardia jazzera de JOHN ZORN, el dadaísmo vitalista de FRANK ZAPPA y elementos electrónicos. El resultado de todo ello es un esquema progresivo aventurero y llamativo donde los coloridos expresionistas y los enfoques modernistas se funden en una íntegra energía sónica. El disco debut de LOOMINGS fue “Everyday Mythology”, publicado en setiembre del 2015 por el sello italiano AltrOck; ahora, ‘Hey Weirdo!’ apareció en el mercado por vía del sello Soleil Mutant, tal como dijimos antes, así como en el blog de Bandcamp de la banda, erigiéndose como uno de los ítems más interesantes e intensivamente eclécticos dentro de la provincia más experimental del universo progresivo. Repasamos ahora los detalles de este disco, ¿vale?


  

El brevísimo preludio de 20 segundos ‘Listen’ exhibe un arreglo coral ceremonioso que amenaza con tornarse extravagante... pero no hay tiempo para ello. La expansión de ideas extravagantes dentro de una diversidad ingeniosa y surrealista se abre camino por primera vez en ‘The Slap’, canción bien metida en un híbrido de jazz-prog, nu-jazz y estilizados delirios Zappianos propios de su fase 1971-3. Hay cercanos hermanamientos con BENT KNEE y CHEER-ACCIDENT. Las dos féminas cantantes se lucen a lo grande en ciertos pasajes estratégicos para instaurar elementos de señorío en medio de los despliegues de estrambótica jovialidad que conforman el centro temático. ‘All Hail’ sigue a continuación para que el señorío que solo se mostró ocasionalmente en la canción anterior halle ahora un mayor campo de expresión, lo cual implica un protagonismo mucho mayor de su canto. Los arreglos de percusión tonal son más efusivos e intensos también, pero eso no es todo, sino que también hay un manejo más liberal de los ornamentos rítmicos de la batería, lo cual hace que el groove general de la pieza adquiera aires de genuina tensión en varios pasajes. Mientras atestiguamos su fade-out, sentimos que sus poco más de 6 ¼ minutos han pasado casi volando... y reiteramos los aires de familia con los dos grupos que mencionamos anteriormente. Con la dupla de ‘Sick Notes’ y ‘The High Bar’, el ensamble se dedica a explorar más rumbos dentro de su particular visión de la vanguardia progresiva. El primero de estos temas mencionados ostenta un talante propiamente calmado, pero no es una calma relajante sino misteriosa la que atraviesa a los arreglos instrumentales y al desarrollo de la atmósfera general. Es casi como una idea perdida de HATFIELD AND THE NORTH que fue recuperada y remodelada por el ZAPPA de inicios de los 70s que quiso ponerse en plan STEVE REICH. En cuanto a ‘The High Bar’, el grupo se pone a explorar ambientes de tenor jazz-pop, logrando así darle una especial ligereza al armazón sonoro y al swing básico. Los teclados se hacen notar más en algunos pasajes mientras que la dupla vocal refuerza su lugar protagónico. La disonante densidad empleada para cerrar el desarrollo temático nos recuerda a los HENRY COW de los dos últimos álbumes: se trataba solo de un breve epílogo, por lo que siempre nos quedará la incertidumbre de cómo hubiese sido un final alternativo más amplio. 

Pero bueno, es ahora el turno para el arribo de la pieza más extensa del repertorio, la cual se titula ‘Hypnotic’ y dura 7 ¾ minutos. Su talante general es aguerrido y su espiritualidad transita entre lo ceremonioso y lo satírico, gestando así una fluida mezcla del paradigma de FRANK ZAPPA de fines de los 70s con el de los legendarios ART BEARS, añadiéndose además algo de la frescura señorial de unos JAGA JAZZIST en los pasajes más juguetones. De hecho, cuando la pieza está bien metida en su segunda mitad, el factor juguetón impone su lógica traviesa con bastante soltura como para borrar buena parte de los aires ceremonioso que habían tenido una importante presencia durante la primera mitad. Concretando como lo hace una expansión de las huellas temáticas desarrolladas en las piezas #2 y #3, ‘Hypnotic’ se impone como un cénit incontrovertible del disco. El etéreo final de piano y percusión tonal le da un broche glorioso al asunto. ‘To And Fro’ se arroja hacia una remodelación modernista del discurso del chamber-rock, estableciendo no pocos aires de familia con YUGEN, pero con una expresividad un poco menos suntuosa. Esto se debe al rol tan relevante que tiene el elemento jazzero en el armazón rítmico. Cerca del final, la pieza asume un punche más elevado que culmina en una conclusión abrupta y árida: un estupendo golpe de efecto. El instrumental ‘Cerchi’ comienza con un sereno prólogo de piano que se sitúa entre lo melancólico y lo misterioso, y ya cuando el bloque instrumental íntegro entra en acción, se nos brinda un ejercicio de jazz crepuscular que muy bien nos puede hacer recordar a la faceta introspectiva de los WEATHER REPORT de los dos primeros álbumes, añadiéndose algunos ornamentos disonantes por vía de la percusión tonal. El encanto evocador de esta composición nos envuelve de tal manera que quisiéramos que se extendiera por unos cuantos instantes más, pero no puede ser así porque llega el momento en que el noveno tema del disco, el que precisamente le da título, elabore un nuevo ejercicio de truculentas travesuras musicales al modo de un híbrido de ZAPPA, DR. NERVE y THINKING PLAGUE. Todo es muy frenético aquí en cuanto a la espiritualidad latente en los colores musicales expuestos por los cantos y los instrumentos, pero el groove es controlado y refinado a través de la divertida tensión que reina a través de todas las partículas sonoras congregadas en la ingeniría de esta canción. Otro gran cénit del repertorio... y de paso, una ovación especial para el baterista, quien nos brinda una de sus más lucidas labores dentro del disco. ‘Stratification’ se engarza con el final de la pieza homónima para brindarnos un swing más ligero para la permanente extroversión y la persistente aureola traviesa. Hay claras conexiones estilísticas con el segundo tema del disco pero con unos graciosos aires funky insertados parfa realzar la comicidad sistemática del ensamble. 



Con sus poco menos de 7 ½ minutos de duración, ‘Wonder And Delusion’ es el segundo tema más largo del repertorio y también es el encargado de cerrarlo. Su actitud es ceremoniosa y su porte es meticulosamente refinado, lo cual hace que el temple crepuscular con el que se desarrolla el foco temático se meta a fondo en un delicioso híbrido del Canterbury de vieja escuela y el legado de los dos primeros discos de HENRY COW. La batería se hace cargo de poner aparatosos ornamentos percusivos para instalar un recurso de explícita tensión en medio de la comedida densidad que signa a la esencia crucialmente expresionista de esta canción de cierre. Así pues, Hey Weirdo!” tiene el cierre que merece, uno majestuoso que es propio de una joya del tesoro colectivo de la vanguardia progresiva mundial del presente año 2019. Ha sido un gran gusto para nosotros conocer al ensamble franco-italiano LOOMINGS y, de hecho, no solo recomendamos totalmente este nuevo disco sino también investigar en toda su discografía. 


Muestras de “Hey Weirdo!”.-
All Hail: https://loomings.bandcamp.com/track/all-hail

Saturday, October 19, 2019

Ascensión futurista de RICHARD PINHAS y TATSUYA YOSHIDA


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos el enorme placer de presentar el nuevo trabajo fonográfico colaborativo del maestro francés RICHARD PINHAS y el maestro japonés TATSUYA YOSHIDA, recurrentes colaboradoress en previos proyectos a dúo o más amplios, hermanos de sangre avant-progresiva. Con PINHAS a la guitarra y los efectos mientras YOSHIDA se hace cargo de la batería, los teclados y ocasionales ornamentos vocales, se ha forjado el repertorio contenido en 
“Ascension”, un trabajo formidable que muy bien puede ser caracterizado como el disco más refinado que ha hecho hasta el momento este excelso aquelarre bicéfalo. Lo que tenemos aquí es un disco íntegramente programado y grabado en el estudio de YOSHIDA en Tokio, mezclado por él mismo justo antes de que se iniciara la reciente gira japonesa de PINHAS: en todos los eventos de esta gira estaba también presente sobre el escenario YOSHIDA, ya sea estrictamente completando el dúo o con un formato más amplio (p.e., con MERZBOW). Como es normal, teniendo en cuenta el rol de YOSHIDA en este proyecto fonográfico, el sello Magaibitsu Limited se hizo cargo de publicar el disco en cuestión a fines del pasado mes de setiembre, justo cuando estaba por terminar la más reciente gira japonesa de PINHAS. De hecho, en la misma fecha en que se publicó el disco del cual hoy vamos a hablar, se publicó también una nueva edición de “Live In Japan”, disco originalmente producido en el año 2015 y que recogía pasajes de varios conciertos que este mismo dúo ofreció en Japón entre el 16 de noviembre y el 1 de diciembre del año 2014. Pero bueno, ya iremos a eso en otra ocasión: por ahora, nos concentramos en “Ascension”, ¿vale?



Los temas primero y tercero del disco se titulan ‘Ignition’ e ‘Infection’, respectivamente, y coinciden en durar 10 minutos cada uno. Tras un inicio amenazador colocado sobre un ominoso tempo lento en 7/8, el dúo se desata para no volver a contenerse jamás en lo que queda del tema. La batería de YOSHIDA, una vez que despliega una agilidad muscular, hace que las capas sintetizadas y los retazos flotantes de la guitarra adquieran una dentellada renovadora. La primera instancia de esta agilidad es intrépida e impetuosa, la segunda se encuadra dentro de una ceremoniosidad grave y adusta, adustez que le da un aire misterioso a la reinante fastuosidad. Poco antes de llegar a la frontera del séptimo minuto, la batería se detiene para que las capas cibernéticas se muestren con mayor claridad, motivando así que el retorno de la batería sea en clave free form: los últimos minutos de ‘Ignition’ están diseñados para catalizar una parcial liberación de la tensión omnipresente. ‘Infection’ transita por una marea sónica similar donde lo ceremonioso y lo nervioso confluyen en una garra unitaria. El primer pasaje es cadenciosamente oscurantista, el segundo se explaya hacia un vitalismo más robusto mientras el entorno mecanicista se va haciendo más envolvente, y el tercer jam se asienta sobre un swing impetuoso que nos mueve en clave de blues-rock psicodélico… algo así como una idea perdida de HAWKWIND que fue remodelada por los HELDON del “Un Rêve Sans Conséquence Spéciale”. Con un breve reprise del primer motivo que se termina evaporando en un fade-out, la pieza completa su viaje a través de una versión más corrosiva de la polimórfica suntuosidad que había motivado la ingeniería de ‘Ignition’ anteriormente. En medio de estos dos temas se sitúa ‘Affection’, una pieza sustentada sobre un groove alegre en clave jazz-rockera donde la batería se deja acompañar ocasionalmente por secuencias rítmicas que emulan tambores africanos. Algo muy a lo KOREKYOJINN, según podría parecer, a través de un filtro space-rockero que viene de perlas para la ocasión. Por su parte, los solos de PINHAS emergen con una furia celebratoria que nos remite tanto a los tiempos de HELDON (fase 1976-9) como a su glorioso disco solista de inicios de los 80s “L’Ethique”. Un bien articulado ejercicio de espiritualidad celebratoria en medio que viene muy bien en el espacio intermedio que se abre entre las columnas de magnificencia modernista que antes describimos.



La pieza que da título al álbum es un maratónico ítem de 35 minutos: claramente, se trata del centro neurálgico del disco, dado el ambicioso conglomerado de focos de la aventura del sonido que el dúo franco-japonés exhibe elabora a través de cada sección que se integra en esta suite. Los títulos sucesivos de dichas secciones son ‘Procession’, ‘Ascension’, ‘Vision’, ‘Invasion’, ‘Confusion’, ‘Elision’, ‘Decision’ e ‘Illusion’. Todo comienza con una actitud relativamente reposada, aunque más bien cabe designarla como contemplativa: hay una serenidad patente en el flotante solo de guitarra que va explorando varios surcos de la electrónica ventisca gestada desde el minimalista y denso trasfondo cibernético. Una vez que la batería entra en acción, el dúo vuelve a explorar una ambientación ceremoniosa mientras la guitarra se proyecta hacia uno de sus momentos más incendiarios de todo el disco. En una tercera instancia, lo ceremonioso persiste y asume una aureola distinguida sobre un tempo de 7/8: las llameantes vibraciones de la guitarra bajan un poco su nivel de intensidad aunque todavía son generosas en sus exhibiciones de musculatura ígnea al más puro estilo del cyber-punk. En algún momento, las cosas se calman notoriamente hasta el punto de establecer nexos con los TANGERINE DREAM de fines de los 70s: el tarareo con falsete de YOSHIDA le da un aire lírico al asunto. Luego, el groove anterior vuelve al frente y lo hace con un arrojo más diligente; esto no dura mucho pero causa suficiente impacto como para motivar la gestación y ulterior desarrollo de un jam prog-psicodélico sobre un compás sofisticado. Se nota que hay una comunión ingenieril entre las mentes de ambos músicos mientras van incorporando variantes al enfoque de grácil vivacidad y gallarda densidad que se impone en este momento particular. Mientras todo termina sumergiéndose en un vacío, la cosa es que la siguiente estación sonora es una de caos impregnado de jovialidad dadaísta: es un momento en el que la confusión, lejos de ser el resultado de una causa desatinada, es causa de sí misma dentro de una lógica combativamente deconstructivista. No se trata de un pasaje demasiado extenso de por sí, pero logra asentar sólidamente un clima de estimulante inquietud, algo a lo cual se contraponen los dos siguientes pasajes, líricos y arquitectónicos como son. Eso sí, no falta el cántico afectadamente solemne de YOSHIDA en el primero de éstos para poner una cuota adecuada de humor surrealista al asunto, mientras que el segundo logra sembrar en su jardín interior un bosque de enérgica tensión, logrando así que la base melódica se enriquezca con sus propios retorcimientos nervudos. Poco antes de tocar la frontera del trigésimo minuto, hay una capa de guitarra que anuncia la emergente gestión de la última sección, la cual explora unos gentiles aires etéreos donde las escalas del teclado dirigen el modo en que deben vibrar las capas de guitarra en comunión con las palpitaciones de las del sintetizador. Volvemos al territorio del krautrock electrónico.  


  

En conclusión, “Ascension” es, ante todo, una maravilla de disco que nos muestra a PINHAS y a YOSHIDA engarzados en perpetuas intercomunicaciones musicales mientras sus respectivas mentes y corazones se encuentran en un estado de pletórica gracia creativa, una gracia que siempre viaja en dirección ascendente. La vitalidad del ideal del rock experimental cibernético-progresivo sigue tan vigente como siempre gracias a este nuevo aporte realizado por RICHARD PINHAS y TATSUYA YOSHIDA.




Muestras de “Ascension”.-


Wednesday, October 16, 2019

Una expedición crucial para la misión progresiva de BLANK MANUSKRIPT



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy presentamos al genial grupo austríaco BLANK MANUSKRIPT cuya propuesta progresiva ecléctica se centra en una intensa y sublime confluencia de elementos jazz-rockeros, estilizaciones sinfónicas, desvaríos psicodélicos y extravagancias de orgullosa estirpe Zappiana. Su más reciente disco, “Krásná Hora”, fue publicado hace muy poco, el 19 de setiembre pasado, para ser más exactos: se trata de su tercer disco de estudio, y hay que tener en cuenta que el grupo también tiene un disco en vivo en su currículum fonográfico. Este ensamble fundado en la histórica localidad de Salzburgo en el año 2007 comenzó como cuarteto, pero opera como quinteto desde los tiempos de su segundo disco (“The Waiting Soldier”, del año 2015). La alineación a cargo de la gestación de “Krásná Hora” está conformada por Jakob Aistleitner [saxofón, flauta, guitarra eléctrica, glockenspiel, percusión, voz], Peter Baxrainer [guitarras eléctricas, acústica y clásica], Jakob Sigl [batería, percusión y voz], Dominik Wallner [pianos acústico y eléctrico, órgano, sintetizadores, clavinet, mellotrón, celesta y voz] y Alfons Wohlmuth [bajo, flauta, botellas y voz]. Por si fuera poco el arsenal que maneja el quinteto mismo, también hay apariciones esporádicas de la violista Antonia Sigl, mientras que Wolfgang Spannberger  aporta algunos efectos de sampleo en ciertos temas. El nombre de este disco es de una localidad del distrito de Havlíčkův Brod en la región de Vysočina, parte de la República Checa: así pues, la connotación geográfica del título bien puede servir para interpretar a la selección de las piezas contenidas en este repertorio como una serie de distintas escalas dentro de una expedición que el colectivo de BLANK MANUSKRIPT proyecta para seguir evolucionando en su multiforme misión progresiva. Bueno, ya va siendo hora de que nos concentremos en los detalles del repertorio contenido en “Krásná Hora”, al cual señalamos desde ya como una de las obras máximas del prog europeo del presente año 2019.


El primer tema lleva el significativo título de ‘Overture’ y dura poco más de 6 ¾ minutos. Sus instantes iniciales portan una parsimonia densa sin llegar a hacerse realmente opresiva, pero esto pronto cambia por iniciativa de unas exultantes armonías de guitarra, las cuales impulsan la emergencia de un estupendo groove jazz-progresivo sobre un compás inusual. El solo de órgano se sitúa a medio camino entre los paradigmas de Jon Lord y Keith Emerson mientras la batería va incorporando sofisticados ornamentos para el swing. la sección final se desarrolla sobre un compás lento y eso es aprovechado por el ensamble para crear una atmósfera ceremoniosa de tenor sinfónico, algo así como un intermedio entre ELOY y PINK FLOYD con algunos matices a lo FOCUS. La breve parte cantada añade un matiz cordial al asunto. ‘Foetus’ sigue a continuación para mostrarnos algo diferente, una ambientación sombría e invernal encapsulada bajo un ropaje de misteriosa nocturnidad. Todo comienza en clave de minimalimo tenue, al modo de algo escondido que no parece animarse a salir a la luz de una buena vez, pero más adelante, el realce de un esquema de riffs de guitarra y las bases de órgano impulsan esa salida que el oyente aguarda. Es en este momento que se crea una elegante y relativamente constreñida tensión, un poco al modo de los KING CRIMSON de la fase 73-74... Y la furia estalla a instantes de llegar a la frontera del quinto minuto. Con el llanto de un feto y la retoma de las armonías nocturnas de guitarra que habían dado inicio a toda esta ingeniería sonora, termina la pieza. ‘Achluphobia’ es el ítem más extenso del álbum con sus poco más de 15 ½ minutos de duración. Comienza con una proyección minimalista donde se juega con una expresión serena de nebulosa psicodelia sobre un transfondo de jazz-rock en clave misteriosa. El inescrutable explayamiento sonoro que desarrolla aquí el grupo se mueve dentro de una densa calma (un poco al modo de unos ELEPHANT9 contaminados por la aureola de GODSPEED YOU! BLACK EMPEROR). Las cosas se intensifican notablemente en cuanto al fulgor rockero cuando entramos a la parte cantada, y es allí cuando estalla la guitarra y cuando la dupla rítmica gesta un groove más rotundo. El asunto ha virado hacia una versión jazz-rockera del legado de HENDRIX, algo así como un híbrido de MACHINE MASS, SQUINTALOO y FIRE!, pero con una sensibilidad melódica frontalmente delineada. La última sección está guiada por el piano, el cual traza un camino melancólico heredero de la espiritualidad nebulosa de la primera sección. ‘Pressure Of Pride’ vira totalmente de registro y se arroja a un ejercicio de colorida extroversión con saltarinas vibraciones a lo FRANK ZAPPA; también se incluye elementos de Canterbury y punk-jazz (estos últimos, apropiadamente controlados en cuanto a su energía expresiva). No se trata de algo demasiado extenso pero sí cuenta con suficiente campo de expresión como para exhibir solventemente su polícroma soltura musical.

  

También dueña de una duración razonablemente generosa (casi 10 minutos), ‘Shared Isolation’ es una pieza que hereda buena parte de la soltura traviesa y el surrealismo gentil de la pieza precedente, a la par que retoma buena parte del señorío muscular que ya disfrutamos en el primer tema del álbum. Tras un exquisito y breve preludio pastoril de guitarra clásica y flauta (muy a lo ANTHONY PHILLIPS, valgan verdades), el grupo entra a tallar en pleno para instaurar una atmósfera vitalista de una manera muy elegante. La vitalidad en curso es relativamente moderada pero nada de escondida: los grooves y cadencias que se usan para la ocasión beben tanto del Canterbury como del jazz-fusion estadounidense de los 70s. La siguiente sección se enfila hacia una sección plácida en clave de balada progresiva, a medio camino entre lo Floydiano y lo Genesiano, añadiéndose algunos toques de WHITE WILLOW mientras tanto. El solo de guitarra es hermoso. Poco antes de llegar a la frontera del octavo minuto, las cosas se vuelven a dinamizar y el grupo utiliza ahora una estrategia musical emparentada con JAGA JAZZIST; se incluye un electrizante solo de sintetizador que sirve para aportar un filo árido al asunto. Todo termina con este esplendor celebratoriamente neurótico. En resumen, esta pieza perpetúa con una dosis extra de refinamiento el cénit instaurado por los pasajes más sueltos y los más introspectivos de las piezas #2 y #4, todo ello mientras se eleva hacia una dimensión más intensa de policromía musical. La genialidad creativa del ensamble sigue explorando nuevos terrenos sonoros en ‘Alone At The Institution’ mientras preserva cuidadosamente el sentido unitario del álbum. Por lo pronto, el grupo comienza las cosas con una remodelación dadaísta y deliciosamente sofisticada de la muscular extroversión con la cual había concluido la pieza precedente, siendo así que los riffs de la guitarra le añaden punche al bloque sonoro. Algunos aires Zappianos se hacen sentir aquí, así como unos elementos retro del jazz be-bop. A mitad de camino, la atmósfera nueva gesta un marco de serenidad introspectiva en base a un etéreo enlace de mellotrón y guitarra, el cuela anuncia un nuevo pasaje cantado (parece que en este grupo se da prioridad a los momentos tranquilos para las ocasionales partes cantadas). La reinante aureola de ceremoniosa elocuencia se redondea con un pasaje efímero de pomposa densidad, un efecto ilusorio que en realidad signa la retoma de la sección instrumental, la misma que elabora la coda de esta pieza. Estas dos canciones han instalado dos cumbres totales del disco.


El repertorio de “Krásná Hora” culmina con la sucesión de ‘Silent Departure’ y ‘The Last Journey’, la cual ocupa un total de 12 minutos y pico. El primero de estos temas es una balada de talante bucólico, siendo así que la participación invitada del violín se destaca bastante dentro del ensoñador y lánguido bloque instrumental. Hay aquí un guiño a los GENESIS de la fase 70-71. Por su parte, ‘The Last Journey’ traza un nuevo ejercicio de ingenierías versátiles dentro de una arquitectura multicolor donde el jazz-rock y el prog sinfónico conviven equilibradamente. Tenemos aquí una especie de cruza entre THE FLOWER KINGS de inicios del milenio, HOOFFOOT y JAGA JAZZIST. Alrededor de la frontera del quinto minuto, emerge una sección minimalista de tenor psicodélico donde impera un aura expectante, la cual ha de trazar un sendero crepuscular hasta el instante final. Un cierre que nos toma de sorpresa pero que, a la vez, es manejado con impoluta fluidez que se siente muy cohesiva dentro del desarrollo general. Todo esto fue lo que se nos brindó en “Krásná Hora” de parte de la congregación de mentes que conforma BLANK MANUSKRIPT: estos músicos nos han entregado una estupenda muestra de ingenio y versatilidad en su ascenso por la monumental montaña progresiva que ellos mismos edificaron. ¡Recomendado al 200%!  


Muestra de “Krásná Hora”.-
Pressure Of Pride [en vivo en ARGEkultur, Salzburgo]: https://www.youtube.com/watch?v=AeZR9ZdHZtU

Sunday, October 13, 2019

Una nueva visita por la pinacoteca de Mussorgsky, coguiada por THE WINSTONS & EDMSC


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy prestamos atención a la asociación del trío italiano THE WINSTONS y del dúo también italiano ESECUTORI DI METALLO SU CARTA en la gestación de su propia visión a doble banda progresiva de “Pictures At An Exhibition”, la obra de MODEST MUSSOGSKY que en su momento inspiró a unos entonces nacientes EMERSON, LAKE & PALMER para realizar uno de sus discos más legendarios que se erigió como referente eterno del rock sinfónico británico. No olvidemos que el sintetista japonés ISAO TOMITA hizo su propia versión electrónica de esto en 1975. Pues bueno, ahora estamos concentrados en el trío conformado por Enrico Gabrielli [pianos acústico y eléctrico, órgano EkoTiger y coros], Roberto DellEra [bajo y voz] y Lino Gitto [batería y voz], que unió fuerzas con el dúo conformado por Roberto Izzo[violín] y Sebastiano De Gennaro [vibráfono y percusiones]. Esta nueva remodelación de “Pictures At An Exhibition” tuvo su primera edición en el año 2017 como CD en edición independiente y limitada, y al año siguiente tuvo su reedición con un bonus track y una nueva portada, por vía del sello AMS. Dicha segunda edición era en CD y en vinilo, también de forma limitada y es la portada del CD nuevo la que encabeza la presente reseña. El vinilo, que era transparente, aparecía con una cubierta propia: el nombre
 del artista gráfico ANDREW QUINN también aparece en la portada de la segunda edición, y no es para menos si es que el aspecto visual resultaba tan relevante dentro del concepto de este álbum, como lo era, al fin y al cabo, para el compositor ruso que lo inició todo (era una elegía a su amigo Viktor Hartmann, artista plástico y arquitecto). Cabe señalar que desde antes de la publicación del revelador disco debut de THE WINSTONS – enero del 2016 –, el grupo ya había estado trabajando en este proyecto progresivo-académico, dando varios conciertos donde ejecutaban su propia visión modernizada de esta magnífica y popular obra de MUSSORGSKY en noviembre del año 2015. La edición bajo diversas modalidades de “Pictures At An Exhibition” renovó tanto la asociación de este trío con el sello AMS Records como su propia asociación con la gente de ESECUTORIDI METALLO SU CARTA (EdMsC en siglas).

 

El motif de ‘Promenade’ se articula en torno al diálogo entre piano y violín, creándose así una aureola de palaciega distinción donde la parsimoniosa calma en curso refleja el andar cauteloso con el cual uno ingresa a un ambiente antes de sentirse más suelto para apoderarse de una mayor soltura posterior. Cuando llega el turno de ‘The Gnome’, la ceremoniosidad se preserva tal cual pero, ahora que hay un bloque sonoro más lleno, el talante del desarrollo melódico adquiere una mayor densidad. El arreglo sigue fielmente la pauta de ELP (especialmente en los arreglos de bajo y la labor del baterista) aunque lo bombástico es manejado con estricta mesura. Los colores musicales tienen los tonos adecuados. El segundo ‘Promenade’ porta el subtítulo de ‘Lead Me From Tortured Dreams’ porque justamente replica la parte cantada que apareció en el disco de ELP. ‘Il Vecchio Castello’ se sustenta sobre los parcos acordes del piano, cuya sombría rimbombancia está perfectamente balanceada por los ornamentos melódicos que reposan sobre el sintetizador, el violín y el vibráfono. La aureola de rigurosa solemnidad se perpetúa para cuando llega el turno de ‘Bydlo’, esta vez para acentuar su tenor grave y hacer que lo sombrío se torne misterioso e inescrutable. La excelsa y envolvente letanía marcada por el talante casino de las síncopas del piano refleja una mezcla de ensimismamiento y agotamiento, mientras que el violín y los arreglos percusivos le añaden un toque de magnificencia al asunto. Tras el brevísimo y muy reposado ‘Promenade (Tranquillo)’ – dura tres cuartos de minuto solamente – llega el turno de ‘Балетъ невылупившихся птенцовъ’ (el título ruso para ‘Ballet De Los Polluelos En Sus Cáscaras’), una pieza signada por una espiritualidad traviesa. Las notas del piano efectivamente parecen danzar mientras reflejan sónicamente la jovialmente absurda imaginería del título; el aire celebratorio y descabellado del piano es manejado con refinamiento en medio de la ingeniería sónica en curso. ‘Samuel Goldenberg Und Schmuÿle’ tiene un prólogo y un epílogo bastante parcos, incluso distantes, siendo así que el cuerpo central se mueve por el terreno opuesto de la magnífica extroversión. Un detalle efímero de eso hay también en las instancias finales de la pieza, como colándose mientras estábamos distraídos. Es en momentos como estos en los que uno se da cuenta de que la armonización dinámica entre las dos bandas partícipes facilita la expansión de un cosmos sonoro bastante solvente en cuanto al manejo de los detalles esenciales del núcleo compositivo.

Cuando llega el turno de ‘Limoges, Le Marché (La Grande Nouvelle)’, el esquema sonoro encarna un dinamismo alegre e irresistiblemente llamativo, desplegando un carisma juguetón donde el fulgor sonoro se halla bien encuadrado dentro de los parámetros instaurados por las interacciones de los instrumentos. Pero todo cambiará acto seguido con el arribo de ‘Catacombæ (Sepulcrum Romanum)’, pues éste elabora un contrapunto de lóbregos alcores donde lo que otra era llamativo ahora es carne de carroña para la noche eterna. ‘Con Mortuis In Lingua Mortua’, el ensamble sigue escarbando en el subsuelo de la inmensa nocturnidad con su arsenal sonoro. La grandiosidad palaciega que tal vez estábamos extrañando vuelve de lleno cuando llega el turno de ‘Promenade (Allegro Giusto)’, la muy vitalista revisión del Paseo que pone todo listo para la inminente emergencia de la secuencia de ‘The Hut Of Baba Yaga’ y ‘The Great Gates Of Kiev’. En efecto, los colores musicales que se resaltan en ‘Promenade (Allegro Giusto)’ exhiben unas vibraciones vivarachas desde las cuales se explayan fulgores de sencilla alegría. Así las cosas, el terreno está idóneamente preparado para que la ilación de ‘The Hut Of Baba Yaga’ y ‘The Great Gates Of Kiev’ se traduzca en casi 10 minutos de magnificencia esplendorosa. Esta primera pieza trabaja con aires extrovertidos penetrados por la densidad y el terror, pero ostentando un groove saltarín; de este modo, el tenor épico que aquí se impone establece una agilidad muy peculiar donde tienen sentido tanto las florituras estilizadas del violín como los empellones distorsionados del bajo. También hay un momento para trabajar con esquemas vanguardistas en la sección intermedia, la cual permite que lo terrorífico se muestre de forma más directa: de paso, se inserta una breve cita de ‘The Gnome’. Por su parte, ‘The Great Gates Of Kiev’ deja que la magnificencia se desarrolle y estructure por sí sola, reservándose algunos pasajes calmados para las citas recurrentes de ‘Promenade’. La idea de los arreglos corales que acompañan a las armonías de órgano en estas citas está muy bien, pero hay que ser honestos al declarar cuán poco eficaz suena el canto de DellEra cuando se pone a replicar las partes del monarca del canto Greg Lake: no le salen bien sus intervenciones vocales, mejor hubiera sido dejar que toda esta sección final fuese instrumental. A pesar de todo, hay que destacar prioritariamente el lucimiento de los arreglos instrumentales: es muy ingenioso el empleo de un breve jam jazz-progresivo al estilo del Canterbury antes de la última parte cantada.

 

Esto fue lo que nos mostró la congregación de THE WINSTONS y ESECUTORI DI METALLO SU CARTA con esta nueva remodelación progresiva de “Pictures At An Exhibition”. Muy pronto volveremos a THE WINSTONS por motivo de su nuevo disco publicado en este mismo año, pero por ahora, terminamos este texto dictaminando que esta nueva traducción de “Pictures At An Exhibition” al lenguaje progresivo nos ha gustado bastante. THE WINSTONS y ESECUTORI DI METALLO SU CARTA han sabido jugar bien sus fichas musicales asociadas para darle una prestancia muy interesante a este proyecto. 


Muestras de “Pictures At An Exhibition”.-
Il Vecchio Castello: https://thewinstons.bandcamp.com/track/il-vecchio-castello