HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy tenemos grandes novedades, espectaculares realmente, desde la vanguardia rockera alemana de nuestros tiempos: se trata del nuevo disco del legendario grupo FAUST, ese referente infinito de las áreas más dadaístas y eclécticas de la avanzada progresiva germana de primera generación (la del mal llamado krautrock, como es de uso común). El título del disco es “Blickwinkel”, que
se traduce al español como punto de vista, siendo una expresión muy idónea pues
apunta a la noción de que esta nueva obra fonográfica encarna una perspectiva
nueva de parte del colectivo vigente de FAUST sobre el tipo de experimentación
musical que quiere germinar de su propio seno hoy en día. Recordemos que el sello independiente alemán Bureau B, asentado
en la localidad de Hamburgo, ha estado publicando regularmente recopilaciones
de temas residuales y reediciones de viejos discos, siendo así que FAUST, bajo
el comando del baterista-percusionista austriaco Werner “Zappi” Diermaier, se
rodeaba de nuevos compañeros de viaje junto a su colega de toda la vida, el
saxofonista-sintetista Gunther Wüsthoff. Ahora, éste se hace cargo de los efectos de caja musical, mientras que Diermaier añade algunas percusiones concretas a su arsenal. Casi todo el resto del personal que hizo realidad “Daumenbruch” en el año 2022 se vuelve a hacer presente aquí para completar la alineación: Uwe Bastiansen
[guitarra, sintetizador y sampler], Elke Drapatz [efectos percusivos], Dirk Dresselhaus [bajo, guitarra y efectos], Jochen Arbeit [guitarra, kalimba, armonio, efectos y percusión concreta] y Sonja Kosche [instrumentos
artesanales y percusiones concretas]. “Blickwinkel” fue publicado el pasado 13 de setiembre por el antes mencionado sello Bureau B, tanto en CD como en vinilo. Tal como lo señala la gente del propio
grupo, este disco juega con “la
sincronicidad y el azar a fin de capturar el momento en una instantánea de 6
pistas marcada por agitaciones industriales, climas inquietantes y motorik
psicodélico.” Básicamente, se trató de un proceso de interacciones diferidas que funcionaban como creaciones colectivas sin que uno supiera exactamente lo que iba a aportar alguien más depués. Casi todo el material contenido aquí fue grabado y mezclado en el estudio ZONE de Berlín, estando Dirk Dresselhaus a cargo de organizar las sesiones; Dresselhaus y Diermaier fueron los productores. El material extra se añadió en los estudios domésticos de Wüsthoff, Bastiansen y Arbeit (todos ellos ubicados en Hamburgo). La labor de masterización fue realizada por Detlef Funder en el estudio Paraschall de Düsseldorf. Repasemos ahora los detalles estrictamente musicales de “Blickwinkel”.
‘For Schlaghammer’ pone el rumbo inicial a
las cosas con la instauración de un medio tiempo que sirve como base para la instauración de un clima grisáceo y misterioso bajo cuyo manto crepuscular se van asociando los retazos sónicos de las guitarras y los teclados. El arreglo general sigue la lógica de lo nebuloso con alguna instancia sutilmente amable que parece apuntar hacia lo reflexivo, aunque también hay margen para maniobrar algunas vibraciones relativamente sombrías. Mientras todo esto ocurre, la ingeniería circundante irradia un esquematismo industrial imponente por sí mismo. ‘Künstliche Intelligenz’ sigue a continuación para darle un giro más fastuoso y sofisticado al dinamismo futurista introducido por la pieza de apertura. Esta vez, los recovecos expresivos son más intrincados mientras van abriendo surcos y tomando vías inesperadas dentro de un entramado abiertamente surrealista. Las secuencias sintetizadas complementan muy bien el armazón de percusiones habituales y posmodernas que va buscando un punto fijo para iniciar un diagrama definido. Una vez trazado éste, el ensamble se deja llevar por el swing gestado sobre el camino para gestionar y propagar un fulgor particular. Las bases armónicas de los teclados, con su sencillez estructural, impulsan eficazmente el destaque de los ornamentos percusivos y los atavíos de las guitarras y los (aparentes) vientos. Un luminoso cénit del repertorio. ‘Sunny Night’ parece acercarse un poco a la arcana ceremoniosidad de la pieza inaugural, pero más allá de que exista alguna similitud en el groove, la cosa es que la espiritualidad esencial de este tercer tema del álbum se sitúa firmemente en una cruza entre el post-rock y la electrónica minimalista propia de la faceta más históricamente intrigante de FAUST. Los persistentes rasgueos de la guitarra brindan un recurso de cortantes oleajes mientras las percusiones arman unas cadencias semi-tribales: estas últimas funcionan, a fin de cuentas, como el centro temático. ‘Kriminelle
Kur’ es un jam de talante space-rockero que coquetea levemente con el stoner a la par que instala un motif razonablemente reconocible. Bajo las pautas generales del álbum, podemos decir que aquí funciona un aura genuinamente jovial, la soltura del grupo irradia una extroversión bastante llamativa.
Cuando llega el turno de ‘Die 5. Revolution’,
el ensamble ahonda fehacientemente en los detalles noctámbulos y las latencias densas que tan sólo habían sido manejados con diferentes niveles de discreción en los temas precedentes. En esta ocasión, dichos índices sonoros se erigen como directores del entramado instrumental con el que se asientan los cimientos y se edifican las estructuras de la tanática catarsis que define a esta pieza. A poco de pasada la frontera del quinto minuto, la expresividad se intensifica para hacer que lo tétrico se vuelva aún más dominante. Eso sí, no es tanto un espíritu terrorífico sino una efervescencia de fragores misteriosos lo que se señala en lo perpetrado por los músicos: es un enigma irremediablemente inescrutable, no una hecatombe infernal lo que se manifiesta a la mente del oyente. Siendo la pieza más incendiaria del álbum, también es otro cénit del mismo. ‘Kratie’ es la pieza más extensa del repertorio con su espacio de
13 ½ minutos y es también la encargada de cerrarlo. Desde sus primeros instantes, se nota que hay una dimensión importante de esta pieza que se concentra en la idea de seguir sondeando la faceta futurista que ya se exploró tan sesudamente en los tres primeros temas del disco, especialmente en el segundo con respecto al talante extrovertido de los complejo y diversos grooves que se van proyectando a lo largo de tan prolongado espacio. Algunos detalles estrictamente machacones se vinculan estilísticamente con algunos de los esquemas sonoros operativos en esos discos cuarto y quinto de los 70 (“IV” y el póstumamente publicado “Punkt”), los mismos que el ensamble vigente perfila para que convivan con la psicodelia de base cibernético-posmoderna. Con total eficacia es el mecanicismo predominante impelido por algunas florituras sísmicas, un aspecto crucial para el refuerzo del vigor global. He aquí la fastuosa conclusión para este disco que vuelve a poner en la palestra de la actualidad vanguardista rockera a FAUST, una auténtica leyenda viviente que, según se nota por lo que hemos escuchado, aprecia más el seguir vivo que ser una simple leyenda. “Blickwinkel” es, al igual que su antecesor del año 2022, un contundente manifiesto de las credenciales de la legitimidad estética encarnada por esta incombustible banda. ¡¡Totalmente recomendable!!
Muestras de “Blickwinkel”.-