Thursday, January 30, 2020

BENT KNEE: la conquista de una nueva hora dorada



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos el enorme gusto de publicar una reseña que teníamos postergada desde hace algunos meses; el objeto de esta reseña es la más reciente obra fonográfica publicada por la genial y valiente banda estadounidense BENT KNEE. Este sexteto conformado por Courtney Swain [voz y teclados], Ben Levin [guitarra y coros], Vince Welch [sintetizador, guitarra y diseño sonoro], Chris Baum [violín], Jessica Kion [bajo y coros] y Gavin Wallace-Ailsworth [batería] ha vuelto a relucir sus galones avant-rockeros tan peculiares e intensos con “You Know What They Mean”, disco publicado por el sello Inside Out Music, tanto en CD como en vinilo, en el pasado 11 de octubre. Uno de los discos más electrizantes y versátiles gestados en el seno de la vanguardia rockera estadounidense en el pasado año 2019 y que recién ahora nos damos abasto para comentar con los detalles que queremos exponer en el presente texto, “You Know What They Mean” es el quinto trabajo de estudio de este ensamble que se ha ganado a pulso un público de culto creciente dentro de la comunidad de apreciadores y coleccionistas de rock progresivo y otras yerbas experimentales alrededor del mundo. Desde hace una cierta cantidad de años, el grupo puede presumir (aunque no lo hace) de ser una leyenda fuerte y vigente dentro de la vanguardia rockera con su mezcla de diversos recursos rockeros que van desde el avant-metal hasta el RIO y el paradigma Crimsoniano, pasando por el jazz-rock, la electrónica, el pop, la psicodelia y el goth-rock. Queda como certeza absoluta que el material contenido en “You Know What They Mean” servirá para mantener estas credenciales tan altas sin ninguna variante; repasemos ahora los detalles de su repertorio, ¿vale? 



El catálogo de las 13 piezas que conforman “You Know What They Mean” comienza con la dupla de la miniatura ‘Lansing’ y la canción ‘Bone Rage’. La primera consiste en una imitación de una presentación del grupo ante el auditorio de un centro cultural o un bar, un lugar pequeño de por sí, lo cual nos extravía por una atmósfera relajada y amistosa antes de que las rabiosas y belicosas garras de ‘Bone Rage’ nos atrapen sin misericordia. Durante la mayor parte del tiempo, esta canción nos muestra un ejercicio de rock sofisticado con un rol importante de fieros guitarreos y un medio tiempo armado por la dupla rítmica que crea un híbrido de SOUNDGARDEN, FAITH NO MORE y LED ZEPPELIN. Con todo, no hay aquí un ejercicio de rock pesado per se sino un uso de la pesadez como recubierta sonora de un desarrollo temático que más tiene que ver con los elegantes juegos de tensiones y las exquisitas elaboraciones disonantes de unos THINKING PLAGUE y unos CHEER-ACCIDENT. ‘Give Us The Gold’ sigue a continuación para establecer un esquema sonoro situado en una encrucijada entre el art-rock sutil y modernizado de unos KAYO DOT de la etapa 2014-6 y la vieja tradición del rock gótico. Siendo más grácil que la pieza precedente, cumple con la función de darle un viarje nuevo al colorido explosivo que es marca de la casa. ‘Hold Me In’ es una canción sumamente llamativa, muy influida por la BJÖRK de la etapa 2004-7 junto a ciertos matices grandilocuentes propios de la KATE BUSH de mediados de los 80s. Con su alternancia de pasajes ágiles y otros más lentos que se sustentan sobre su propia fastuosidad dramática, esta canción encarna una autoridad progresiva refinada a través de su patente tensión expresiva. Los efectos de eco que inundan partes del canto de Swain permiten que su furia nos interpele de una manera muy rabiosa y muy cercana. ‘Egg Replacer’ es sigilosa y misteriosa en buena parte de su esquema sonoro, pero también hay espacios para explosiones rockeras que se notan muy cercanamente emparentadas con las que antes apreciamos en la segunda canción del disco. Esta canción es como la prima hermana neurótica y voluble de la más señorial ‘Hold Me In’. Es una pena que ‘Egg Replacer’ no dure más de los 3 minutos y pico que los BENT KNEE le han otorgado, pues ostenta una magia magnética que podría haberse ampliado un poco más, pero... es lo que hay y tampoco está mal así. 



¿Estamos listos para bailar gozosamente? Tras un preludio nebuloso y distante que recoge ecos de la canción precedente, ‘Cradle Of Rocks’ instaura un desarrollo temático atractivo y un swing pop-rockero bastante sólido. Art-rock diseñado para divertirse en la pista de baile mientras los fantasmas de la neurosis (recurso expresivo muy consistente dentro del ideario estético de los BENT KNEE) se arropan con capas luminosas que ya no parecen opresivas, sino envolventes. La miniatura de poco menos de minuto y medio ‘Lovell’ instala inicialmente un reprise de la base melódica de ‘Cradle Of Rocks’ para luego absorberlo en un despliegue de rock psicodélico a través de un jam parsimonioso, y terminar todo con un minúsculo soliloquio. Se trata de un recurso muy extraño pero que sirve para impulsar la emergencia de ‘Lovemenot’, la canción siguiente. En ésta, el personal de BENT KNEE se pone a explorar nuevos filos de la faceta más explícitamente torturada de su propuesta musical, estableciendo un abierto coqueteo con el paradigma de los siempre recordados SLEEPYTIME GORILLA MUSEUM, conservando, mientras tanto, las conexiones estilísticas con THINKING PLAGUE y con BJÖRK. ‘Bird Song’ es una balada relativamente breve (dura menos de 3 minutos) que nos remite al modelo de ROBERT WYATT con su clima de melancólico ensueño y la etérea sencillez que empapa a los suaves arreglos de piano y de sintetizador. El grupo decidió que fuese una canción de perfil bajo dentro del repertorio de este disco, pero bien pudo ser un trance fastuoso con una mayor duración y una expansión sonora más ampulosa, pero así quedó, llegando el turno para ‘Catch Light’, una canción con un groove de trip-hop que se alimenta de llamativos trucos rockeros en los estribillos y sus dispersiones ulteriores. Algo así como un híbrido entre PORTISHEAD y FAITH NO MORE. 



Los dos temas más largos del disco son ‘Garbage Shark’ y ‘Golden Hour’, durando poco más de 5 ½ minutos y poco más de 5 ¾ minutos, respectivamente. ‘Garbage Shark’ comienza con una aureola de misterio oscurantista que pronto se revela como un resplandor salvaje (aunque con una arquitectura sólida) de furia desgarradora, algo a medio camino entre los KING CRIMSON del nuevo milenio y NINE INCH NAILS. ‘Golden Hour’, por su parte, tiene un prólogo etéreo en cuyo seno se gesta un motif que pronto se mostrará como un vibrante ejercicio de pop-rock alimentado por un señorío evocador cuya densidad se ajusta claramente a los patrones progresivos. Esta canción es un cénit decisivo de este álbum que ya, a estas alturas, está cerca de su punto final. El disco culmina con ‘It Happens’, canción que retoma la faceta más parsimoniosa del grupo y que, además, exhibe una claridad lírica muy especial. Es éste el tipo de fastuosidad ensoñadora que teníamos en mente cuando nos referimos a ‘Bird Song’ en algún lugar del párrafo anterior; nos complace que el grupo se haya guardado esto para la conclusión del disco. Lo que hemos disfrutado de inicio a fin de “You Know What They Mean” es una nueva confirmación de que la edad de oro de los BENT KNEE sigue vigente. Cada disco nuevo que hace este grupo es un nuevo monumento a la idea del art-rock como una propuesta musical aguerrida, elegante, aventurera y apasionada. Un disco recomendable al 200%.


Muestras de “You Know What They Mean”.-


Wednesday, January 29, 2020

Tercer jardín musical plantado por los PERIDONI




HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

A inicios del mes de noviembre del año 2018 tuvimos buenas nuevas de parte del grupo estadounidense PERIDONI: la publicación de su tercer trabajo de estudio de larga duración, titulado “Flower”. Esta reseña llega bastante tarde (con más de un año de demora), pero lo que se dice en ella es algo honesto y pretende ser preciso sobre el entusiasmo que despierta en nosotros el catálogo de piezas musicales contenidas en el mencionado disco. El cuarteto PERIDONI, fundado en Cincinnati, Ohio, y conformado por Cory Donnini [guitarras eléctricas y acústicas], Kaleb Perrin [bajo y canto], Ben Steinkamp [batería] y Kevin Harris [teclados y sintetizadores], opera siempre sobre la base de creaciones de jams que se centran en las confluencias y alternancias de influencias tan diversas como la tradición space-rockera, la jazz-rockera, la del hard rock clásico y el modelo del art-rock contemporáneo, creando así una amalgama progresiva bastante fresca. De hecho, a los PERIDONI les gusta catalogar su estilo como jam rock, así de simple, aunque realmente ellos ostentan una dosis más que suficiente de versatilidad como para que su propuesta musical resulte de genuino interés para el público amante del rock progresivo y orientaciones eclécticas afines. Bueno, veamos ahora los detalles de “Flower”.


La dupla inicial de ‘Within Reach’ y ‘Day By Day’ ocupa los primeros 7 ½ minutos del repertorio, siendo así que su misión natural consiste en poner, de inmediato, las reglas de juego para muchas de las ideas y bloques sonoros generales a ser expuestos y desarrollados a lo largo de todo el disco. Eclecticismo ágil y llamativo gestado con un obligatorio aire de distinción. ‘Within Reach’ se caracteriza por establecer un desarrollo melódico típicamente sinfónico a lo CAMEL (de la etapa 76-78) sobre un groove jazzero amable y encantador. El piano tiene la batuta en la mayor parte del desarrollo temático pero la guitarra pronto se asienta como su aliada para compartir el primer plano. Por su parte, el segundo de estos temas, que es el primero cantado en el disco, se transporta por una vía intermedia entre los RADIOHEAD  de “The Bends” y los SPOCK’S BEARD de los tres primeros álbumes en cuanto a su cuerpo melódico central. La batería persiste en crear ágiles grooves de inspiración jazz-rockera, un recurso que ayuda mucho a mantener algo de sofisticación art-rockera a una canción que ostenta algunas vibraciones poperas. ‘Visions’ se orienta en buena medida hacia una reinstauración de la cálida amabilidad de la pieza de apertura, pero esta vez, el grupo explora matices fusionescos casi cercanos al reggae en algunos pasajes desarrollados durante su primera mitad. Ya en una segunda instancia, la pieza asume un incremento de su vigor rockero que se corona con la irrupción de un bellísimo solo de guitarra (al modo de un punto intermedio entre HACKETT y BECK). A propósito, nos parece una pena que el tema no se extienda más allá de los casi 5 minutos que le ha otorgado la banda pues ello habría facilitado que el mencionado solo de guitarra se ampliara un poco más. Pero bueno, así son las cosas y ahora llega el turno de ‘What Are You Waiting For’: en este momento, el ensamble está preparado para explorar sus inquietudes jazz-poperas mientras el piano crea una ambientación un poco al estilo de THE BEATLES. ‘Okulo’ explora el camino del jazz-rock con frescura progresiva y solvencia virtuosa, estableciendo una hermandad estilística con entidades tales como VITAL INFORMATION mientras los teclados introducen en algunas ocasiones efectos y loops propios del discurso space-rockero (en un parentesco con sus compatriotas de TAUK). Una antítesis total frente al espíritu más ligero de la pieza precedente... y de paso, una eficaz síntesis del groove del tema #1 y el señorío del tema #3.

Los temas quinto y sexto del álbum son los más extensos del mismo: ‘Obsidian’, que dura poco menos de 5 ¼ minutos, y ‘Side By Side’, que casi llega a completar el espacio de 7 minutos. En el caso de ‘Obsidian’ tenemos un ejercicio de vitalismo musical que recoge mucho del colorido vivaz de la pieza precedente para darle una expansión expresiva más ambiciosa, y de paso, ahondar en la musculatura ágil que el grupo es capaz de crear cada vez que se pasea por los rincones más extrovertidos de su propuesta musical. Los teclados ahora dejan de lado la psicodelia espacial para asumir un talante más cercano a lo sinfónico. Un cénit del disco, como lo es también ‘Side By Side’. Esta canción está penetrada por una espiritualidad contemplativa bajo un manto crepuscular, pero resiste a la tentación de convertirse en una balada para ponerse bien situada dentro de un groove jazz-pop. Los sobrios pero prolijos arreglos de los teclados crean el armazón sobre el cual se sostiene el sencillo esquema melódico; mientras tanto, la triangulación de guitarra, bajo y batería tonifica y amuralla la serena agilidad del jam central. El momento del solo de guitarra es sumamente elegante, estableciendo una majestuosidad que nunca llega a lo ostentoso. El entramado sonoro se va extendiendo gracias al poder que tiene el teclado para establecer un diálogo con la guitarra y sostener la base armónica, alargándola sin agotarla. ‘In Common’ es un grácil ejercicio de jazz-fusion que, en buena medida, enlaza las aureolas de las piezas #3 y #4. El repertorio concluye con ‘Knots Of Mahogany’, una pieza que sigue la pista de la anterior pero con un groove un poco más ágil y un uso más colorido de los teclados a la hora de marcar la orientación melódica del bloque instrumental. En lo referente a su ambientación general, esta pieza parece la hermana menor de ‘Side By Side’, siendo así un cierre adecuado para el disco. Todo esto es lo que nos brindaron los PERIDONI con “Flower”, un disco que destila frescura y color en grandes dosis; cada una de las piezas contenidas en este ítem fonográfico exhibe un aroma muy propio dentro de su muy compacta estructura global. El personal de PERIDONI nunca nos decepciona, y habrá que mantenerse atentos a lo que será su próxima producción, pues el grupo ha subido un tema nuevo de estudio y un registro en vivo en su blog de Bandcamp.


Muestras de “Flower”.-



Sunday, January 26, 2020

La excelsa música de MARKUS REUTER no nos da tregua



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Lo que reseñamos ahora es un disco muy significativo pues se trata de la centésima publicación de parte del magnífico sello difusor de música vanguardista MoonJune Records, a cargo del magnífico y entusiasta personaje Leonardo Pavkovic. Pero claro, no solo se trata de eso, pues de hecho, lo mejor es que se trata de un disco del insigne maestro de la Touch Guitar MARKUS REUTER. El disco en cuestión se titula “Truce” y nos muestra a un REUTER muy bien acompañado por la dupla rítmica de Fabio Trentini [bajo sin trastes y sintetizador] y Asaf Sirkis [batería]. “Truce” fue publicado el pasado 17 de enero a partir de unos registros en vivo que tuvieron lugar en el estudio barcelonés La Casa Murada (en Banyeres del Penedes), en una sesión organizada a mediados de mayo del año 2019. O sea, el mundo tuvo que esperar varios meses para descubrir la magia musical que ocurrió en esa ocasión, pero la espera valió muchísimo la pena, no solo porque se trata de una publicación especial dentro del catálogo de MoonJune Records, sino también porque se trata de una obra magnífica. Permítasenos adelantar que REUTER nos brinda una labor absoluta genial en este nuevo trabajo solista mientras aprovecha al máximo los aportes de Trentini y Sirkis: de hecho, la autoría de las siete piezas aquí contenidas están atribuidas al trío en conjunto. Bueno, pasemos ahora a los detalles de “Truce”, ¿vale?


Con sus casi 12 minutos de duración, ‘The Truce’ abre el álbum estableciendo un groove tan llamativo como sofisticado, el mismo que tiene un empuje tan contundente que REUTER no necesita mucho tiempo para elaborar riffs en la base y, consecuentemente, explayarse en fraseos incendiarios signados por un expresionismo deliciosamente rimbombante. Desde antes de la mitad, el trío se desboca en un clima de señorial caos dentro de un breve puente que, al encenderse con una nueva llama, obliga al groove a intensificar su aureola sofisticada. Aunque hay un pasaje donde el grupo explora algunas vibraciones un poco más controladas – incluso etéreas –, el asunto es que los tres músicos articulan un poderío común impregnado por una aristocrática virilidad. Estamos en territorio fronterizo entre los STICK MEN del “Deep” y los ATTENTION DEFICIT del primer álbum. ‘Swoonage’ se encarga de hacer virar las cosas hacia una dimensión más calmada, incluso rayando con lo misterioso. Los bellos y evocadores solos de guitarra, grácilmente articulados dentro del swing controladamente lento armado por la dupla rítmica, parecen extraídos de un atardecer otoñal dentro de un universo alternativo psicodélico. Hay algo de vitalista en esos solos que no se puede negar, pero su misión no es la de exhibir fuerza de carácter sino la de retratar esbozos bien desarrollados de alguna inquietud interior. Una pieza muy bella, claro que sí, y además, sirve como eficaz vía de entrada para el tercer tema del álbum, ‘Bogeyman’, el cual acentúa esta vía de exploraciones introspectivas hasta convertirse en algo vehementemente crepuscular. Aunque el título aluda a un espectro terrorífico, en realidad lo que se destila aquí no es un aura ominosa sino una turbación solipsista signada por una enérgica expresión de psicodelia refinada. ¿La MAHAVISHNU ORCHESTRA retorcida por el horno industrial de KING CRIMSON? Sí, algo así.... y de paso, una extensión del cénit iniciado por el tema precedente. ‘Be Still My Brazen Heart’ esá diseñado para que el trío siga internándose aún más en la noche oscura del alma y proyectar una dimensión melancólica y contemplativa. A través de sus exuberantes sus estremecimientos free-jazzeros, el bloque rítmico establece un swing calmado que permite a la guitarra soltarse en un despliegue de texturas agitadas por la añoranza; también el bajo gesta algunos colores adicionales que completan la paleta sonora en curso. 

Con la dupla de ‘Power Series’ y ‘Let Me Touch Your Batman’, REUTER y sus compañeros de viaje refuerzan su estrategia de organizar encuadres jazz-prog-psicodélicos dentro de atmósferas aguerridas y elegantes. El primero de estos temas mencionados nos remite a una síntesis de las piezas #2 y #3 con una dosis extra de luminosidad que permite a los tres instrumentos, tanto en sus lucimientos individuales como en su ingeniería comunal, establecer una arquitectura fulgurosa. El dinamismo es obvio a pesar de no tener un esquema rítmico intrépido; el nervio y la garra hacen valer su muscularidad inherente mientras el jam saca buen provecho de su andamiaje de 9 minutos. Dicho sea de paso, en el último tercio de esta pieza tenemos uno de los solos más sólidos y extravagantes de REUTER. Por su parte, ‘Let Me Touch Your Batman’ se mueve hacia un terreno más extrovertido, añadiendo dosis de sensualidad y animación a los viajes cósmicos diseñados para la ocasión. Lo que suena ahora está más en línea con una encrucijada entre la faceta jazz-rockera de los KING CRIMSON de los 90s, la línea de trabajo del proyecto WINGFIELD REUTER STAVI SIRKIS y el estándar de un visionario como RAY RUSSELL. El esquema sonoro está meticulosamente preparado para que se geste un crescendo rotundo y absolutista, y es eso justamente lo que pasa ante nuestros oídos mientras la maquinaria triádica preserva con pulso de hierro la retroalimentación de su propio remolino. Los dos últimos minutos sirven para atenuar sostenidamente la garra en aras de acentuar la combinación de free-jazz y sonoridades cósmicas. Si el tema más extenso del disco estuvo a cargo de abrirlo, será el segundo más largo el que lo cierre: éste se titula ‘Gossamer Things’ y dura poco más de 11 ¾ minutos.  Si el tema más extenso del disco estuvo a cargo de abrirlo, será el segundo más largo el que lo cierre: éste se titula ‘Gossamer Things’ y dura poco más de 11 ¾ minutos. En lo referente al groove, sigue la pauta de ‘Power Series’ a la hora de gestionar una parsimonia muscular, mientras que en lo referente a los matices, fraseos y efectos de la Touch Guitar, el asunto va más por el lado de una síntesis entre las piezas primera y penúltima; así las cosas, la ocasión es propicia para que REUTER dé rienda suelta a su virtuosismo técnico de forma coherente bajo las pautas de tensión inherentes al cauce temático. En el lapso que se extiende entre poco antes de pasar la frontera del quinto minuto y antes de llegar a la frontera del séptimo, tenemos un altísimo nivel de incandescencia de la Touch Guitar. Ya un poco más adelante, el groove se deriva hacia una gama más sutil y espaciosa, lo cual permite que los elementos flotantes de la instrumentación pasen holgadamente al frente... Y así persiste la cosa para que se dé un cierre ensoñador para el álbum. 



Todo esto es lo que se nos ha brindado a lo largo del repertorio de “Truce”, un disco absolutamente brillante, demoledor en su prestancia aventurera y hercúlea, convincente en su garra intensa: un disco que no da tregua en su exhibición de genialidad experimental. Música jazz-progresiva de óptimo nivel a cargo de MARKUS REUTER y sus magistrales compañeros de travesía Fabio Trentini y Asaf Sirki contenida en un disco que solo nos queda recomendar al 500%. 


Muestras de “Truce”.-

Friday, January 24, 2020

MOLESLOPE: gran revelación del jazz-prog japonés a fines del año 2019



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.


Hoy se da la ocasión de presentar al grupo japonés MOLESLOPE y su disco “SLOPE”, el mismo que fue publicado el 13 de diciembre del pasado año 2019 por el sello Dewfall Records. El grupo existe desde hace unos pocos años pero desde este primer disco exhibe ya un vitalismo muy recio y bastante maduro: el hecho de que cada integrante cuente con una amplia experiencia en las áreas del jazz y el rock ayuda mucho en este sentido. Este ensamble comenzó como un sexteto conformado por las teclistas Chie Takizawa y Mami Matsuzaka, Akihito Ando (saxofón alto), Toru Kasai (bajo), Ryo Hisatsune (guitarra y trompeta) y Daisuke Okamoto (batería); Takizawa también toca ocasionalmente la flauta. Con el ulterior ingreso de la violinista Yoko Ikeda, el grupo se convirtió en septeto, y así aparece en los créditos del álbum. El enfoque jazz-progresivo de este ensamble está muy metido en la encrucijada entre el Canterbury, la tradición del jazz-fusion y el jazz-rock contemporáneo, añadiendo algunos toques de psicodelia al esquema sonoro global allí donde se exige un nivel extra de densidad. De hecho, el nombre del grupo proviene de la última palabra del nombre de la banda MATCHING MOLE (la que armó Robert Wyatt tras su salida de SOFT MACHINE) y la alusión a las hermosas pendientes de la zona de Canterbury. Aunque el grupo cuenta con un generoso arsenal por sí mismo (tener dos teclistas a bordo llena muchos espacios), a lo largo del repertorio de “SLOPE” aparecen ocasionalmente las intervenciones de Akihiko Ida a la trompeta y de  Yoshihiro Nabeshima al bajo. Veamos ahora los detalles de cada una de las piezas contenidas en este disco tan hermoso que es “SLOPE”.

   

El repertorio del disco empieza con ‘Changing’, una pieza inquieta y con mucho gancho que maneja su compás general de 5/4 con un contagioso nervio. La patente vitalidad de la batería y los colores centrales que el saxo edifica con sus mesuradas florituras sirven con impoluto oficio al afianzamiento continuo del groove gestado por el piano eléctrico y el bajo. Tenemos aquí un buen ejemplo de cómo se combinan los mundos de NUCLEUS, los SOFT MACHINE de la fase 73-76 y HATFIELD AND THE NORTH en una hibridización perfectamente fluida. A continuación se despliega la dupla de ‘Slow Snow’ y ‘Shelterless’, diseñada para seguir enriqueciendo la paleta musical del grupo mientras aún no nos recuperamos del genialmente optimista impacto que nos ha causado la pieza de apertura. ‘Slow Snow’ se caracteriza por añadir una especie de aura misteriosa a los aires de jovialidad y distinción con los que se inició el álbum para darle un encapsulamiento más aggiornado. Todavía están operando los aires Canterburyanos en algunos aspectos de la atmósfera central de esta pieza, pero también hay aspectos de corte nu-jazz que emergen para generar algo de densidad al asunto en algunos pasajes, y también hay ciertos ornamentos psicodélicos que nos sorprenden gratamente: esos delirantes recursos de sintetizador, guitarra y saxofón que hacen brotar un elemento afilado y tenso sirven para abrir una instancia de contraste frente al saltarín motif central. Mientras tanto, ‘Shelterless’ se orienta hacia una potenciación sofisticada del tipo de groove que disfrutamos en la pieza de apertura, así como una moderadamente acentuada acción de parte del aspecto rockero dentro del gran armazón central. Volvemos aquí a otear fantasmas de HATFIELD AND THE NORTH, y de paso, también del BRUFORD del último año; la guitarra se hace sentir más dentro del entramado grupal a pesar de que se añade el violín al esquema sonoro. Cuando llega el turno de ‘Killer’, el grupo se dispone a viajar a los senderos modernos del jazz-rock (un poco a lo GOGO PENGUIN) mientras cuanta con los aportes de la trompeta y el violín en algunos pasajes estratégicos. Hay una connotación orquestal y masiva en la mayor parte de los arreglos instrumentales que, según nos parece, portan un cierto tufo Zappiano.


Siguiendo más o menos de cerca la huella del tema precedente, ‘Leap Second’ se orienta hacia un vitalismo sobrio mientras se sostiene grácilmente sobre la virtuosa labor del baterista: éste mide bien sus espacios de lucimiento, alternándolos con otros en los que se sujeta a los márgenes cadenciosos de su propio swing. Algunos aires de familia hay con sus compatriotas de JIZUE así como con los ya mencionados GOGO PENGUIN. ‘North Wind’ se torna aún más sobrio con la instauración de un clima contemplativo a lo largo de su desarrollo melódico, el cual es guiado por las flemáticas y elegantes bases del piano eléctrico (aunque también hay un pequeño solo a mitad de camino que nos impresiona bastante). Los vientos y el sintetizador, por su parte, brindan una interesante frescura al asunto mientras la dupla rítmica se encarga de reforzar el groove general con un vigor tan frugal como preciso. Ocupando un espacio de poco más de 7 ½ minutos, ‘Little Night Trip’ da por concluido el repertorio de “SLOPE” mientras se erige como el tema más largo del mismo. En efecto, el manejo de su bien calculada diversidad temática y los vitalistas tránsitos de pasajes serenos a otros más musculares y de vuelta hacen de esta pieza una expresión culminante de las aristas más sofisticadas del ideario estético de la banda. En algún paraje intermedio irrumpe una atmósfera flotante y relativamente inquietante que más tiene que ver con el kraut sinteizado de unos CLUSTER que con la exuberancia de unos RETURN TO FOREVER, mas se nota claramente que este breve interludio está al servicio de la resplandeciente prestancia jazz-progresiva donde los MOLESLOPE ponen la mayor parte de las cartas de su baraja sónica. ¡Qué gran cierre de álbum! En fin, con un tiempo total de poco menos de 33 minutos, el personal de MOLESLOPE nos ha dicho todo lo que nos tenía que decir y les ha salido muy bien la faena. “SLOPE” es un fabuloso disco de debut que nos deja con ganas de más, nos vuelve un tanto impacientes respecto a los próximos discos que el grupo pueda crear en el futuro próximo. Totalmente recomendable.


Muestras de “SLOPE”.-

Wednesday, January 22, 2020

El electrizante encuentro de DAVID CROSS y ANDREW BOOKER


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hubo un tiempo en que DAVID CROSS y su banda de apoyo fungieron de teloneros para el trío HARMONY IN DIVERSITY, capitaneado por Peter Banks, exintegrante de YES y FLASH. En ese tiempo, cuando faltaba poco para que el baterista ANDREW BOOKER abandonara HARMONY IN DIVERSITY por su hartazgo de las manías y contramarchas de Banks, el susodicho baterista se acercó a DAVID CROSS para expresarle su admiración por sus discos solistas y por la obra de KING CRIMSON en general, y de paso, proponerle compartir una sesión de grabación de composiciones libres y espontáneas por el simple gusto de hacerlo. Dada esta ocasión de crear algo juntos, la tarea se concretó en la tarde del viernes 13 de octubre del año 2006 en el estudio de BOOKER Dawns Sounds, en Londres. Con la tarea concluida, CROSS y BOOKER dejaron un testimonio de su química musical en la elaboración de proyecciones rockeras donde se combinan formas libres cercanas al jazz-rock vanguardista, psicodelia progresiva y atmósferas modernistas de raigambre electrónica. Un violín eléctrico, una batería electrónica y unos cuantos artilugios de efectos, feedback y demás fabricaciones cibernéticas de sonidos adicionales: para esta logística, bastaba con que estos dos señores hicieran confluir sus ideas de atmósfera, ritmo y textura. Este testimonio recién se hizo público a fines de octubre del año 2018 por vía del sello Noisy Records, el cual publica material solista de CROSS, de la DAVID CROSS BAND y otros proyectos que él tiene por aquí y por allí: el título de esta publicación es “Ends Meeting”. Hoy tenemos la ocasión de presentar un disco muy especial pues es el resultado de un extraordinario y electrizante encuentro entre estos dos visionarios del rock experimental pertenecientes a dos generaciones distintas; bajo la firma conjunta de DAVID CROSS & ANDREW BOOKER, tenemos a nuestro alcance este ítem cuyos detalles ahora pasamos a reseñar. 




Los primeros 4 ¼ minutos del repertorio están ocupados por ‘Loopscape A’, una pieza que, más que nada, sirve como carta de presentación de la dimensión más discreta del enfoque estético que el dúo se propone gestar: grooves misteriosos y evocadoramente alucinadas líneas de violín que se congregan dentro de una atmósfera que tiene mucho de mágico y también mucho de señorial. Con la dupla de ‘The Shakes Rattled’ y ‘Sleek’ – que ocupa conjuntamente un espacio de 19 minutos – el dúo ya entra en un sendero de exploraciones más sesudas e intensivas dentro de su propia proyección musical. ‘The Shakes Rattled’ establece un ejercicio sublime y encantador de hibridización entre jazz-rock y psicodelia mediante la filtración modernista de atmósferas y enclaves melódicos de inspiración arábiga. Es como hacer una cirugía drástica al patrón del clásico Crimsoniano ‘The Talking Drum’ a través de un majestuoso esquema de parsimonias cibernéticas de talante fusionesco. Aunque el esquema rítmico no es muy frenético, se nota que aquí late una soltura persistente en las sólidas interacciones entre los dos músicos. Por su parte, ‘Sleek’ ahonda en lo parsimonioso hasta tornarse envolventemente ceremonioso, con un BOOKER que hace gala de un swing lento y sofisticado que, desde sus ornamentos electrónicos, establece el paisaje perfecto para los parajes que habrán de dibujar las sobrias florituras del violín de CROSS. Sobrias, pero que conste, capaces de ostentar una genuina energía expresiva (como lo que encontramos en algunas obras solistas de un TREY GUNN o un TONY LEVIN). La breve pieza ‘Spared Bhangra’ establece un cálido viaje sonoro a atmósferas hinduístas, tal vez se trate de un preludio a un tema más muscular como es ‘Worship The Gourds’. Éste ostenta aires de familia con ‘The Shakes Rattled’ pero con una aureola un poco más amenazante, pues ahora el violín explora su dimensión más furiosa mientras los arreglos percusivos adoptan un tenor tribal. Es como un ritual sórdido revestido de una cósmica elegancia, llenando su espacio de poco más de 8 minutos con un motif consistente que nunca se agota.

La pieza más extensa del repertorio es la que justamente da título al disco y dura poco menos de 11 ½ minutos. ‘Ends Meeting’ encarna la última proyección ambiciosa, y de hecho, lo hace desarrollando la faceta más exuberante del esquema sonoro del dúo mientras le da una nueva vuelta de tuerca a sus recurrentes recursos de ceremoniosa estilización y aires fusionescos filtrados a través de una óptica prog-psicodélica. Hay momentos en los que CROSS sondea y exalta sus aristas más aguerridas, mientras que en otros, se centra en el enaltecimiento de una gracilidad lírica que se sitúa en medio de lo ensoñador y lo luminoso. Poco antes de llegar a la frontera del octavo minuto, el foco temático adquiere una especie de calma tentativa por unos breves instantes, los cuales motivan el impulso de ulteriores ejercicios expresionistas. En líneas generales, la vitalidad sutil que se dinamiza en las pulcras interacciones entre los dos músicos permiten que esta pieza en cuestión instaure el cénit decisivo del álbum. ‘Loopscape B’ cierra el álbum con un tenor introspectivo, centrado en las flotantes líneas de violín que, en su adustez impresionista, se multiplican a sí mismas a través de efectos electrónicos. “Ends Meeting” es una obra excelente y, como dijimos antes, electrizante que logra capturar fehacientemente las dimensiones más evocadoras y modernistas de DAVID CROSS y ANDREW BOOKER. Más que un dúo, este ensamble se ha comportado como una mesa de diálogo a la hora de crear toda la música misteriosamente bella que se aglutina en este disco. Es un ítem muy recomendable para los amantes del rock artístico que se proyecta frontalmente hacia los encumbramientos tecnológicos de la creación musical.


Muestras de “Ends Meeting”.-
Ends Meeting: https://www.youtube.com/watch?v=bHn1opZEPPc  


[Dedicamos esta reseña a los Reyes Magos en gratitud por habernos obsequiado este fabuloso ítem fonográfico el pasado 6 de enero.]

Sunday, January 19, 2020

ANTHONY PHILLIPS: el eterno fulgor de las cuerdas de una guitarra (o varias)




HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos la excelente (y un tanto tardía) ocasión de apreciar el más reciente trabajo fonográfico del maestro británico ANTHONY PHILLIPS, el cual se titula “Strings Of Light” y fue publicado por el sello Esoteric Antenna el 25 de octubre del pasado año 2019. Fue uno de los lanzamientos más esperados del año debido a que siempre despierta expectativas un nuevo disco o una nueva gira de un exintegrante de la legendaria y significativa banda GENESIS. Si por una parte, el buen STEVE HACKETT ya nos está empezando a aburrir un poco repitiendo esquemas de trabajo en sus cuatro últimos discos rockeros – aunque se agradece que preserve su actitud ecléctica en los mismos – y haciendo redundantes tributos ad nauseam a GENESIS, y a PHIL COLLINS solo le queda hacer giras geriátricas, por otra parte, TONY BANKS se lució a lo grande con su tercer disco de música de cámara “Five”. Pues bien, centrándonos ahora en el caso de ANTHONY PHILLIPS, él hizo una extensa labor de exploraciones sonoras con un arsenal de guitarras acústicas, tan extensa que este disco debió publicarse en formato de CD doble y un DVD acompañante. Otra muestra de que todavía queda un gran campo para cosechar infinita creatividad en los terrenos de los grandes que pasaron por las filas de GENESIS. Recordemos que “Private Parts & Pieces V - Twelve”, del año 1985, está grabado exclusivamente con una guitarra acústica de 12 cuerdas, pero ahora tenemos una lista más amplia de ítems donde se incluyen guitarras de 6, 12 y 16 cuerdas, guitarras clásicas, una guitarina (variante andina de la guitarra española), y alguna minúscula intervención de la guitarra Fender Stratocaster en uno de los temas contenidos en el segundo volumen. También se lució a lo grande el maestro PHILLIPS. Todas las piezas de 
“Strings Of Light” son de reciente creación (entre los años 2017 y 2019) salvo dos, que son mucho más viejas (sus esbozos originarios datan de 1971, ni más ni menos).


  


El primer volumen comienza con la dupla de ‘Jour De Fête’ y ‘Diamond Meadows’. Cuales expresiones musicales de calmas corrientes fluviales y suaves lloviznas de primavera, ambas piezas flotan en el aire con una cautivadora magia evocadora. En el caso de ‘Jour De Fête’, tenemos un ejercicio de atmósferas alegres que se agitan con sobria soltura a través de una colorida gracilidad. Por su parte, ‘Diamond Meadows’ se mueve por un sendero un poco más introspectivo, pero la majestuosidad intrínseca e insoslayable de las cuerdas de la guitarra son acentuadas con diligente y pulcra energía por el maestro PHILLIPS, lo cual se traduce en un efluvio de tonalidades expresionistas. Poco a poco, éstas van desarrollando un incremento de la energía sonora hasta llegar a la sección epilogar, que es cuando las cosas se van calmando hasta signar el reposo total. Una gran manera de iniciar el álbum. La tercera pieza, titulada ‘Caprice In Three’, es la primera donde la guitarra de nailon ejerce un rol protagónico, y eso se repetirá de inmediato con ‘Castle Ruins’. La primera de estas piezas mencionadas, tal como se indica en sus título, es una composición académica en 3/4 que se nutre del legado barroco. Podemos imaginar a un HAENDEL remodelado por la faceta más serena de BACH mientras se realzan fehacientemente los aires cortesanos que atraviesan a la pieza de cabo a rabo. En cuanto a ‘Castle Ruins’, ella ostenta una aureola más ceremoniosa a través de su talante más reposado, al modo de un ANDRÉS SEGOVIA*. PHILLIPS siempre se ha sentido tremendamente cómodo en el terreno académico y con todos sus años encima no ha perdido un milímetro de su sensibilidad creativa dentro de este esquema de trabajo. Cuando llega el turno de ‘Mermaids And Wine Maidens’, el buen ANTHONY inspecciona un poco en su faceta reflexiva sin dejar de utilizar recursos de grácil colorido para las secuencias de escalas desde donde se apuntala el cuerpo central. Con sus poco más de 6 ¼ minutos de duración, ‘Winter Lights’ se erige como la pieza más extensa de este volumen, y bien puede ser considerada como la cúspide del mismo. Su sólida y fluida combinación de pasajes evocativos con otros más notablemente vivaces se articula a partir de un impulso creativo sostenido sobre el legado del tema inmediatamente precedente, algo sobre el cual PHILLIPS edifica eficaces recursos de magnificencia sónica. Como dijimos antes, un genuino cénit para el primer volumen. 

‘Song For Andy’ combina la aureola introspectiva del tema #2 con la sobria gracilidad del tema #5. Bajo el hermoso título de ‘Pilgrimage Of Grace’ se despliega una pieza que cumple con la función de ahondar fehacientemente en la faceta melancólica de PHILLIPS, mientras que ‘Skies Crying’ tiene la función de revitalizar el potencial de ágil y sofisticado colorido que es tan propio de la guitarra de 12 cuerdas. Hay un aire otoñal en esta pieza que se siente dinámico: la imagen de la caída intrépida de las gotas de lluvia como portadora de una suerte de vigor para un día cubierto por las nubes donde dicha lluvia nace. Otro punto alto de este volumen 1 cuyos diez últimos minutos están ocupados por la tríada de ‘Mouse Trip’*, ‘Restless Heart’ y ‘Still Rain’. Dicha tríada empieza con un aire travieso, sigue con un espíritu focalizadamente sereno, y termina con un carácter reservado y misterioso. Tras disfrutar de los temas por los que hemos transitado hasta ahora, los cuales son de por sí suficientes para hablar de una obra musical completa y cohesiva, nos tomamos un pequeño momento de reposo antes de abordar el segundo volumen de “Strings Of Light”. Éste comienza con la miniatura ‘Into The Void’ (dura poco más de un cuarto de minuto) que consiste en parcos y cortantes fraseos de una guitarra de 12 cuerdas, la misma que habrá de virar radicalmente hacia una actitud fastuosa y versátil para la bella y exótica pieza ‘Andean Explorer’, la cual dura 4 minutos y pico. Pasando de una pasaje exaltadamente expresionista a otro de tenor renacentista, luego se mueve por parajes místicamente pastorales que nos remiten inevitablemente a la faceta folk-rock de los GENESIS de 1970. Este segundo volumen recién acaba de empezar y ya nos muestra una de sus cúspides. Luego siguen dos tandas dobles de un tema breve y otro más desarrollado: ‘Mystery Tale’ y ‘Sunset Riverbank’; ‘Tale Ender’ y ‘Shoreline’. La primera tanda comienza con aires sobrios y sigilosos completados con su cuota oportuna de colorido, continuando con una amable languidez donde se evoca el gentil reposo de la luz tras la venida de la noche. Las pulcras puntuaciones de la guitarra eléctrica en el último tercio parecen evocar la presencia de las estrellas en el paisaje nocturno. La segunda tanda comienza con flotantes efluvios de guitarina para luego remitirse a una secuencia de señoriales escalas de guitarra de 12 cuerdas impulsadas por una distante gravedad, una aureola remota que, a pesar de todo, tiene un encanto grande. ‘Days Gone By’ regresa a los aires académicos de la mano de la guitarra clásica, basándose en un compás de 7/8; de paso, también nos devuelve a la faceta más cálida del ideario estético de PHILLIPS. 



Cuando llega el turno de ‘Crystalline’, el imperio de la delicadeza se impone como el aire que llena y dirige al orden cósmico con su sutilísima corporeidad: así es la autoridad de los pasajes delineados por la guitarra acústica. Por su parte, ‘Fleur-De-Lys’ elabora un retrato sonoro de lo terrenal en un momento de extrema quietud; el encuadre musical realizado por la guitarra clásica le da un aire académico al asunto contemplativo en curso. ‘Grand Tour’ vuelve a los esquemas más fastuosos de lo pastoril por vía de un uso intensivamente enérgico de la guitarra de 12 cuerdas en la expansión de diversos timbres y focalizaciones melódicas. Lo meditabundo es el talante predominante, pero éste halla diferentes estrategias de elocuencia a lo largo del desarrollo temático, siendo así que en algunos momentos vira hacia auténticas descargas de vibraciones extrovertidas. Una pieza muy bella que nos envuelve e interpela. El breve tema ‘Home Road’ (dura solamente 1 minuto) es pura calidez arropada por una gentil y juguetona ingenuidad, preparando el terreno para el tema que ha de cerrar el repertorio: ‘Life Story’. Tambien es el tema más largo pues ocupa un espacio de 10 minutos. El tema está enteramente plasmado por una guitarra clásica dispuesta a exhibir diversos matices de jovialidad y relajamiento, transitando por parajes vivarachos y festivos, así como por otros marcados por una espiritualidad contemplativa. Tampoco falta alguna sección donde el desarrollo temático se pasea por veredas de ceremoniosa luminosidad, haciendo que la vivacidad transite hacia una dimensión más sutil. El último minuto y medio elabora etéreas fluctuaciones sonoras donde reina la reflexividad austera. Así termina el abundante repertorio contenido en “Strings Of Light”, un disco refinado y excelso con el que ANTHONY PHILLIPS exorciza y remodela una parte de sus versátiles fantasmas musicales, la parte de las guitarras acústicas. Este disco exuda fulgor por cada uno de sus poros sonoros y como tal lo debemos considerar como uno de los trabajos más logrados de su muy amplio catálogo publicado. Aunque mirándolo por encima, la estructura de un CD doble puede sonar a algo que nos quita mucho tiempo, en realidad no se trata de una obra tan exhaustivamente larga: cada volumen incluye material que se junta en menos de 50 minutos, así que nunca se hace pesado. Ante todo, la inspiración melódica está siempre allí, latiendo, saliendo a flote con grandes artilugios a veces, penetrando en áreas más sutiles en otras... pero siempre con altos vuelos. ¡¡Muy recomendable!! 


Muestras de “Strings Of Light”.-
Caprice In Three: https://www.youtube.com/watch?v=EMM4KwXo9gM
Winter Lights: https://www.youtube.com/watch?v=h3FhL3CoYNQ
Skies Crying: https://www.youtube.com/watch?v=9haVDWi22nI
Grand Tour: https://www.youtube.com/watch?v=JcucM5-L1vQ
Life Story: https://www.youtube.com/watch?v=BLVSeanLyak



* El aspecto hispano de esta composición está inspirado justamente en varias imágenes de viejos castillos españoles.

** El título de esta pieza es una alusión humorística a la obra teatral de Agatha Christie Mouse trap, que es la que tiene el récord de mayores representaciones en el círculo teatral de Londres.



Thursday, January 16, 2020

¿Qué hay de nuevo con THE ARISTOCRATS?



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

El año pasado nos trajo muchas buenas nuevas para el universo del art-rock y el jazz-rock progresivo, y una de las mejores fue el arribo de “You Know What…?”, el quinto trabajo fonográfico de estudio de THE ARISTOCRATS, el vigoroso trío británico-germano-estadounidense conformado por el guitarrista Guthrie Govan, el bajista Bryan Beller y el baterista-percusionista Marco Minnemann (quien también toca teclados en este disco). Este ítem fue publicado por BOING! Music (el sello del grupo mismo) a fines de junio del 2019. El total de 9 piezas que completan el repertorio de “You Know What…?” está conformado por tres series de composiciones sucesivas de Beller, Govan y Minnemann. Las sesiones de grabación para este disco tuvieron lugar en los Brotheryn Studios, ubicados en la localidad californiana de Ojai. Bueno, no nos hemos dado abasto para publicar esta entusiasta reseña sobre  “You Know What…?” puntualmente en algún momento del año 2019 que hace poco feneció, pero más vale tarde que nunca, ¿verdad? Bueno, como sea, vayamos a los detalles de este discazo sin mayores preámbulos. 


Los dos primeros temas del disco se titulan ‘D-Grade Fuck Movie Jam’ y ‘Spanish Eddie’, y con su espacio compartido de casi 13 ½ minutos tenemos la mejor vía de entrada. El primero de estos temas mencionados se explaya jovial y liberalmente por un sencillo jam rockero sustentado sobre un groove funky-jazz, un recurso que el grupo maneja muy bien pues este trío tiene como uno de sus puntos más fuertes la capacidad de enriquecer con una mezcla de sofisticación y dinamita un viaje estructural bien definido. La mayor gracia de esta pieza está en el modo que tienen los instrumentistas de ornamentar con exquisitez la furiosa alegría que exuda por cada partícula sonora contenida en ella. En cuanto al segundo tema mencionado, el trío elabora una ambientación un poco más serena, creando un puente entre el paradigma de los inolvidables ATTENTION DEFICIT y el legado de los legendarios MAHAVISHNU ORCHESTRA a la hora de articular una composición que tiene varios matices aflamencados en su núcleo melódico. El virtuosismo y las elegantes sutilezas de Govan, explayados en diversos lugares de esta pieza en cuestión, juegan un papel fundamental a la hora de concretar todo el potencial de prestancia que se expone aquí. El giro temático que emerge poco antes de llegar a la frontera del cuarto minuto y medio remodela los aires aflamencados con un fragor incrementado. ‘When We All Come Together’ impone su presencia para exhibir una aguerrida muestra de cañero poderío jazz-rockero que hace varias alusiones al modelo del rock clásico sureño (al modo de unos ALLMAN BROTHERS metidos en su faceta más juguetona), mientras que la esencia jazz-progresiva de la composición permite al grupo explorar ambiciosos cambios de groove y complejos esquemas rítmicos. He aquí un modo de llenar el espacio musical entre MARBIN y CAB. Por su parte, ‘All Said And Done’ exhibe un dinamismo contenido, un poco coqueteando con lo reflexivo, pero no yendo hacia lo melancólico pues se nota en el pulcro lirismo con el que está armado el motif central que hay una espiritualidad alegre operando aquí. El bajo se luce en algunos pasajes, permitiendo llenar espacios melódicos de una manera muy particular.



‘Terrible Lizard’ sirve para que el trío explora una hibridización de BLACK SABBATH, FRANK ZAPPA y KING CRIMSON dentro de un entramado jazz-rockero cuya cadencia parsimoniosa abre amplios espacios para mil y uno trucos de aguerrida tensión en los guitarreos de Govan. En cuanto al tempo, este tema es más parco que ‘All Said And Done’, pero su atmósfera es más fiera y amenazante. Cuando llega el turno de ‘Spiritus Cactus’, el trío deja de lado la densidad y realiza un ejercicio de agilidad y gracilidad con un jam jovial, no exento de sofisticación, moderadamente ornamentado con recursos psicodélicos. Es ahora la batería el elemento que más se hace notar dentro del ensamble. En medio del gancho contagioso del groove de esta pieza, la guitarra explora algunos parajes cálidamente melódicos. Los dos temas más largos de “You Know What…?” son el antepenúltimo y el último, respectivamente titulados ‘The Ballad Of Bonie And Clyde’ y ‘Last Orders’: aquél dura poco más de 7 ½ minutos, éste, 8 ½ minutos. ‘The Ballad Of Bonie And Clyde’ es una pieza generosa en su mordiente rockero (al modo de un JEFF BECK GROUP con algo del paradigma de SATRIANI) mientras trabaja su jam básico con algunas variantes rítmicas interesantes a través de su moderada solemnidad. La pieza no tarda mucho en tornarse fresca y extrovertida. ‘Last Orders’, por su parte, comienza desarrollando un clima sereno e introspectivo, boyante en distinción y rico en matices respecto al manejo de los silencios que dejan los sobrios fraseos de la guitarra. Más adelante, las cosas se robustecen notoriamente pero la atmósfera contemplativa sigue siendo la misma. La serena belleza que nos había conmovido en la cuarta pieza de este álbum regresa ahora arropada bajo un viraje introvertido, aunque no por ello, exento de algunas florituras virtuosas. Pero, como dijimos antes, la sutileza en el matiz predominante en la paleta sonora usada aquí. En medio de ellos se sitúa ‘Burial At Sea’, una pieza estructurada bipolarmente en torno a la alternancia entre pasajes suaves y ensoñadores (el prólogo y el epílogo) y otros signados por una musculatura ágil y traviesa (el cuerpo intermedio).

 

Tenemos un puñado de piezas favoritas de este álbum: ‘Spanish Eddie’, ‘When We All Come Together’, ‘Terrible Lizard’, y sobre todo, el gran final con ‘Last Orders’, pero a fin de cuentas, la verdad es que “You Know What…?” funciona genuinamente como una obra integral y completa. Estos tres maestros de THE ARISTOCRATS vuelven a confirmar por enésima vez que son miembros de la más descomunal aristocracia del jazz-rock mundial. Los Sres. Beller, Govan y Minnemann. 


Muestras de “You Know What…?”.-
Spanish Eddie: https://www.youtube.com/watch?v=7DLAMY8e8lQ
When We All Come Together: https://www.youtube.com/watch?v=68Jsh9bqlVI
Last Orders: https://www.youtube.com/watch?v=VFxp4uu73t0

Monday, January 13, 2020

Nueva iluminación para el pasadizo jazz-progresivo de HOOFFOOT



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos la gratísima ocasión de volcar toda nuestra atención a los suecos HOOFFOOT por motivo de su segundo álbum “The Lights In the Aisle Will Guide You”, el cual fue publicado el pasado 19 de diciembre. El sello Paura Di Niente Records se hizo cargo de la publicación de este estupendo ítem jazz-progresivo en sus respectivos formatos de CD y vinilo. Reducido a cuarteto tras operar como sexteto en su muy celebrado álbum homónimo de debut del año 2015, HOOFFOOT está actualmente conformado por el bajista Pär Hallgren, el baterista-percusionista Jacob Hamilton, el guitarrista Jocke Jönsson y el teclista Bengt Wahlgren. A lo largo del repertorio de “The Lights In the Aisle Will Guide You”, el ensamble contó con las colaboraciones del violinista Samuel Lundströ, el percusionista Johannes Tärk, y la tríada de vientistas Ida Karlsson (saxofón), Göran Abelli (trombón) y Gustaf Sörnmo (trompeta). El grupo sigue firme en su manifestación progresiva hermanada con los swings, atmósferas y espacios para la controlada improvisación que se sostienen sobre terreno jazzero, y aunque el ensamble nuclear del grupo ha quedado reducido, los aportes de los músicos invitados son lo suficientemente notorios para crear un ambiente entusiasta en cada una de las cuatro piezas que conforman el catálogo de “The Lights In the Aisle Will Guide You”: alrededor de 46 minutos es el espacio que ocupa el total de ellas. La portada del disco es un cuadro del pintor Thomas Strömdhal en 1979. Veamos ahora los detalles del repertorio de este disco, ¿vale?



La pieza que se titula justamente ‘The Lights In The Aisle Will Guide You’ abre el repertorio del disco con su espacio de 13 minutos… ¡y lo hace con absoluta gloria en clave jazz-progresiva! Las hondas raíces Canterburyanas (al modo de los SOFT MACHINE de la etapa 74-76) y los aspectos fusionescos a lo WEATHER REPORT (de la época con Di Meola) laten continuamente en una robusta conjunción a través de la ilación de motivos creados por el ensamble. Bajo la guía principal de los teclados y la guitarra, los instrumentos resplandecen con un intenso fulgor sónico donde se hermanan los aires aristocráticos y las travesuras extravagantes, todo ello mientras la dupla rítmica se pasea por diversos grooves que van de ida y vuelta entre lo extrovertido y lo sobrio. Las participaciones del violín son particularmente notables a la hora de realzar ciertos aires arábigos que entran a tallar en algunos momentos estratégicos, especialmente en la sección final. También cabe destacar el clima de blues-rock que parece sacado de un jam de PINK FLOYD, pero que resulta filtrado y enriquecido desde el paradigma de COLOSSEUM, a poco de pasada la frontera del sexto minuto; el Hammond se luce a lo grande en este pasaje grandilocuentemente lánguido, y luego llega el turno de la guitarra (a medio camino entre Beck y Gilmour). Todo un temazo para iniciar el disco. ‘Pablo Octavio – 1st Departure’ sigue a continuación comenzando con un clima sigiloso y misterioso, el cual es gestado en el contexto de un equilibrio de texturas gráciles acomodadas bajo un manto otoñal. La dinámica compartida por el cuarteto y los bronces colaboradores resulta crucial no solo para el afianzamiento sostenido de este clima inicial, sino también para elaborar el crescendo que pronto habrá de derivarse hacia un jam ágil y vitalista. Así las cosas, los músicos arman un explayamiento de elementos heredados de WEATHER REPORT, NUCLEUS y SECRET OYSTER. 

El concepto iniciado en la segunda pieza continúa con ‘Pablo Octavio – 7th Sea’, tema con el que se da inicio a la segunda mitad del álbum. En una primera instancia, el grupo ahonda sesudamente en los elementos de WEATHER REPORT sobre un compás a medio tiempo, añadiéndole un fragor moderno al estilo de unos SNARKY PUPPY. Ya más adelante, bajo la pauta marcada por la guitarra, el asunto se pone más aguerrido, al modo del FRANK ZAPPA de fines de los 70s. Se nota que aquí operan unas vibraciones más alegres y extrovertidas que en la parte anterior: la navegación musical que esta pieza ofrece es mayormente celebratoria. Para la segunda mitad, el grupo cambia de dirección hacia una proyección fusionesca con matices seudolatinos, algo que sirve de preparación para la retoma de un motif de ‘Pablo Octavio – 1st Departure’. Es aquí que el tema llega a su punto final impulsado por un cautivador esplendor expresionista. Con su duración de más de 14 ½ minutos, ‘Krematorium (Arrival For Autocrats)’ resulta ser el ítem más extenso del repertorio, y de paso, también es el que lo cierra. Todo se inicia con un jam en 5/4 que florece, por igual, recursos de estilizada sensibilidad melódica y vibraciones etéreas. Los colores de la melódica y de los vientos incrementan la aureola entrañable del foco melódico, el cual resuena como algo sacado del primer disco de HATFIELD AND THE NORTH que se remodela con la fineza tan particular de unos HAPPY THE MAN. Con una ligera variante en el desarrollo temático, se abre la puerta para la expansión de un opulento solo de guitarra que permite al sonido grupal establecer una mayor dosis de expresividad para su siempre latente vigor; el solo no es demasiado extenso pero sí tiene suficiente carácter como para dictaminar el modo en que se ha de enfatizar la luminosidad del siguiente esquema melódico. A poco de pasada la frontera del séptimo minuto, el grupo se recoge en un relajado puente que emana una aureola abundantemente reflexiva; ahora es la capa de órgano la que sostiene las muy sobrias líneas de la guitarra y el trombón, mientras la dupla rítmica va armando poco a poco las bases para un nuevo momento de esplendor jazz-progresivo. Primero, todo se maneja sobre un swing reposado cuyo colorido inherente reposa mayormente en los sucesivos solos de trombón y de guitarra. Luego, para los tres últimos minutos, el asunto se deriva hacia un groove y una atmósfera más extrovertidas, haciendo que el epílogo de ‘Krematorium (Arrival For Autocrats)’ ostente una personalidad resoluta y asertiva hasta el momento del golpe final. Una mención especial va para el bajo, que realza sus colores melódicas por vía de unas sonoridades bastante filudas.  

Todo esto fue lo que se nos brindó en este hermoso disco que es “The Lights In the Aisle Will Guide You”, una obra fonográfica que reafirma al colectivo de HOOFFOOT como uno de los nombres más notables de la escena progresiva escandinava de los últimos años. El vitalismo y la creatividad caleidoscópica con la que este grupo puntualiza y encapsula su visión jazz-progresiva no han caído en ningún tipo de desmedro a pesar de la reducción de su personal. Con la preservavión de la fluidez creativa y contando con la ayuda adecuada de músicos de apoyo ocasionales, HOOFFOOT refuerza su propia iluminación musical.   


Muestras de “The Lights In the Aisle Will Guide You”.-