HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy echamos una visita a los cuarteles de la legendaria banda progresiva alemana ELOY, una de las más prolíficas y más celebradas en los diversos círculos de apreciación de este género alrededor del mundo. La razón de ello es que este grupo históricamente liderado por el guitarrista-vocalista Frank Bornemann ha publicado el último 23 de junio, por vía del sello Drakkar, su nuevo disco, el cual se titula “Echoes From The Past”. Este disco aparece en formatos de CD y vinilo en diversos colores para elegir (azul, blanco, rojo y naranja). “Echoes From The Past” cierra la trilogía conceptual sobre la heroica Doncella de Orleans, Juana de Arco, trilogía cuyos dos estamentos anteriores fueron “The Vision, The Sword
And The Pyre – Part I” y “The Vision, The Sword
And The Pyre – Part II”, de los años 2017 y 2019, respectivamente. El centro temático específico de “Echoes From The Past” se enfoca en los últimos días de Juana de Arco, su muerte en la hoguera y el legado de su lucha, que se interpreta no sólo como un acto de exigencia de autodeterminación de un pueblo, sino también como un ideal humanista. En este disco completan la alineación de ELOY Steve Mann [teclados],
Klaus-Peter Matziol [bajo] y Stephan Emig [batería y percusión]. También aparecen varios colaboradores a los teclados: Artur Künfuss, Finn Mac Cormac, Nic Knoll y Tobias Reckfort. Estos dos últimos fungieron, además, como ingenieros de sonido en las sesiones de grabación del material aquí contenidos, sesiones realizadas en el Horus Sound Studio de Hanover. Las ulteriores labores de mezcla tuvieron lugar en el Artist Station Production Studio y estuvieron a cargo del antes mencionado Mac Cormac, Arne Neurand, Benjamin Schäfer y Nils Wülker; la masterización, por su parte, fue llevada a cabo por Hans-Jörg Maucksch. También aparecen apoyando en los coros Anke Renner, Carinha, Elin Bell, Kim Baete y Laila Nysten. Las imágenes y el diseño gráfico son de la autoría de Michael Narten, de por sí, un asiduo colaborador de ELOY en los últimos años (incluso decenios). Una ventaja que vemos en este disco respecto a los dos que le precedieron es que su magnificencia esencial está cobijada por una mayor inspiración melódica; otra ventaja es que la ceremoniosidad ínsita al concepto no es llevada a niveles exagerados, como si hiciese falta hacer narraciones teatrales (algo que nos chocó en “The Vision, The Sword And The Pyre – Part I”). Bueno, veamos ahora los detalles estrictamente musicales de “Echoes From The Past”.
‘Conspiracy’ abre el álbum con envolvente fastuosidad.
Las capas iniciales de sintetizador, adornadas por leves fraseos de la guitarra, arropan al soliloquio inaugural: “Los momentos
significativos apuntalan la oscuridad del olvido. Ellos regresan a nuestra
memoria, cabalgando sobre las alas de luz eterna e infinita, y permanecen dentro
de nosotros como sempiternos ecos del pasado.” Con el galope de la guitarra se instala la base para el groove nuclear del cuerpo central, el cual ostenta vibraciones típicas del legado tradicional de la banda, tendiendo puentes entre los vuelos cósmicos de la etapa 1977-79 y la estilizada gracilidad de la etapa 1980-82. ‘Compassion For Misery’ es
el segundo tema del álbum y su espíritu es más sosegado que el del tema inicial, exhibiendo una aureola contemplativa que se deja ornamentar por sutiles armonías de teclados dentro de un mecanismo progresivo situado entre lo Floydiano y lo Genesiano. El tercer tema es justamente el homónimo y dura poco
más de 5 ½ minutos: ‘Echoes From The Past’ ostenta un sobrio dinamismo que se
deja impulsar por las creativas líneas de bajo mientras la batería preserva un groove
límpidamente ceremonioso, el mismo que va aumentando gradualmente su intensidad mientras progresa el esquema melódico. La energía rockera, siendo tan genuina como es, está cabalmente controlada por la atmósfera señorial elaborada para la ocasión. Las orquestaciones de los teclados fungen como fieles aliadas para los riffs y armonías de la guitarra, la cual termina brindando un interesante solo en los momentos finales. ‘Danger’ desarrolla una suerte de remodelación Floydiano de un esquema de melódico a lo URIAH HEEP; la batería brinda una mesurada sofisticación a la ingeniería rítmica desarrollada para la ocasión. Esta canción tiene gancho y un aire distinguido. Así las cosas, llega el turno de ‘Deceptive Glory’ para que regrese a lo ceremonioso y lo haga preservando varios de los recursos de extroversión impulsados por la canción precedente. Lo que suena tiene ciertas afinidades con el paradigma de NEKTAR mientras exhibe algunas conexiones con la era de “Planets”. La secuencia de estos tres temas conforma una expansión culminante de laboriosidad progresivo de clásico cuño.
La segunda mitad del repertorio se inicia con ‘Warning
Signs’, una hermosa y envolvente canción cuya sección prologar sigue la pauta de los PINK FLOYD de la fase 1973-75. A partir de allí, unas pulsaciones de sintetizador externalizan de manera inequívoca el aura exultante que el grupo tiene en mente para el desarrollo temático y sus arreglos correspondientes. En este punto, la gente de ELOY parece estar actualizando su modus operandi para tender puentes con bandas más jóvenes como PENDRAGON y GALAHAD, casi como cerrando un círculo de inspiraciones y retroalimentaciones entre el sinfonismo de primera generación y la escena reemergida entre inicios y finales de los 80. Dueño de una expresividad bien perfilada y motivado por una cierta teatralidad (principalmente, por vía de los arreglos corales), ‘Fate’ se sitúa en un medio tiempo que traza un nuevo momento ceremonioso. La vitalidad contenida y señorial que arropa al bloque instrumental garantiza que este tema gane en magnetismo. Durando casi 9 ½ minutos, ‘The Pyre’ resulta ser la pieza más
extensa del álbum; se nota que está diseñada para encarnar el clímax definitivo del álbum. El prólogo está signado por una disposición sigilosa centrada en una resolución poética claramente expresada en el canto, pasando luego a una suntuosidad refulgente que se deja alimentar por una musculatura arquitectónica mientras se eleva hacia una manifestación cinematográfica. De regreso a la espiritualidad sigilosa del inicio, el resto de los desarrollos instrumentales se encauza por una senda de sobrias atmósferas prog-sinfónicas. La coda es como un ensueño flotante de connotaciones cósmicas que abre la puerta al tema que cierra el repertorio, el mismo que se titula apropiadamente ‘Farewell’. Se trata de una balada sinfónica signada por una otoñal solemnidad que se despliega como un paisaje de atardecer donde los músicos actuantes pueden plasmar el momento más explícitamente lírico del disco. La prestancia testimonial de Bornemann es muy elocuente: “Parece que tu camino fue predeterminado, / Agitado por una fuerza superior. / ¿Estabas consciente de tu hado? / ... ¿O confiaste en falsas promesas hechas durante un desesperado predicamento? / ¿Guardabas aún, muy dentro de ti, la esperanza de escapar de tu destino? / Tu sacrificio no fue en vano. / Hasta el fin del tiempo permanecerá.”
Un muy digno disco es “Echoes From The Past” y resulta una muy agradable experiencia advertir que el ideario y la tradición progresivas de ELOY han recibido un eficaz respeto de parte de la vigente alineación de la banda. Con este nuevo álbum, este proyecto en el que se embarcó el veterano Frank Bornemann conquista un cierre bastante destacable. La entidad musical de ELOY sigue teniendo suficiente solidez como para que éste, su trabajo más reciente, resulte recomendable para cualquier buena fonoteca dedicada al género progresivo.
Muestras de “Echoes From The Past”.-