Tuesday, February 18, 2025

Segundo viaje al oasis progresivamente psicodélico de WEITE

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy echamos una mirada atrás al día 22 de noviembre del pasado año 2024 y nos topamos con el segundo disco de WEITE, ensamble germano-estadounidense de música prog-psicodélica que se inició por la iniciativa de integrantes de DELVING y ELDER (banda reubicada en Berlín tras sus iniciales años en la patria estadounidense): recordemos que el bajista Ingwer Boysen convocó al baterista Nick DiSalvo y a los guitarristas Michael Risberg y Ben Lubin para hacer algo de música en el invierno del 2022, lo cual dio como fruto el álbum “Assemblage” (2023). Pues bueno, lo que empezó como una idea para un proyecto ocasional terminó siendo algo más fructífero porque los músicos terminaron concordando en la idea de convertir a WEITE en un grupo real y seguir haciendo música. Para este segundo álbum “Oase”, el grupo aumentó a quinteto con el ingreso del teclista Fabien de Menou (integrante de PERILYMPH). Justamente este nuevo integrante se encargó, junto a Richard Behrens, de la ingeniería de sonido para las sesiones de grabación del material aquí contenido. Carl Saff realizó el ulterior proceso de masterización. El sello Stickman Records se hizo cargo de la publicación de este disco en CD y en doble vinilo de color marmoleado negro y rosado. Bueno, investiguemos ahora en los detalles estrictamente musicales de “Oase”.
 

Durando poco más de 9 ½ minutos, ‘Versteinert’ abre el repertorio con una sección inicial focalizada en grooves serenos y un tanto expectantes sobre los que se explayan unos dispersos riffs de las duales guitarras mientras una capa grave de sintetizador merodea en el trasfondo. Con el arribo del cuerpo central, las cosas se animan un poco y pasan a explicitar una refinada mezcla de space-rock y post-rock con un groove más ágil y una mayor dosis de vigor expresivo en los guitarreos. Es como el tránsito de un tímido amanecer a una mañana sobriamente luminosa dentro de un contexto plácidamente otoñal, un ascenso bien impulsado por la creciente sofisticación que se concreta en el swing de la batería. La última sección es reposada como un atardecer bien avanzado, trazando así un temple introspectivo que, en sus postreras instancias, abre camino a un esplendor de estrellas. Sigue a continuación ‘Time Will Paint Another Picture’, un tema diseñado para movilizar y proyectar las aristas más melódicas del ideario musical del ensamble. Ya desde su motif inicial, se nos muestra una serie de cadencias calmadas que fluyen sobre un suave swing jazz-progresivo. Los delicados enmarañamientos entre las dos guitarras se apoyan confiadamente sobre el sutilmente sesuda armazón rítmico mientras las labores del teclado se reparten entre acompañamientos armónicos y tersas cortinas que añaden un preciosismo peculiar al asunto. Es como si la gente de PAPIR se hubiese juntado con alguien de WHITE WILLOW para pasear un rato por el jardín de RAGNARÖK. Una pieza cautivadora y envolvente. ‘(Einschlafphase)’ es un interludio cósmico que nos remite a los tiempos del tercer álbum de CLUSTER, una inspección del cosmos exterior para enriquecer la potencial luz del interior. A partir de allí, emerge ‘Roter Traum’, una pieza que ocupa un espacio de poco menos de 11 minutos. Su espiritualidad expresiva está bastante emparentada con la de ‘Versteinert’, pero con una exuberancia más rutilante, especialmente en lo referente al funcionamiento de las líneas de bajo, tanto en su compleción del swing de la batería como en su eficiente asentamiento de las diversas ambientaciones que se van hilando mientras se desarrolla el esquema multi-temático. Transitando orgánicamente de pasajes suntuosos a otros un poco más áridos, la banda combina naturalmente recursos de jazz-prog, psicodelia y sinfonismo, añadiendo ocasionalmente algunos pasajes cósmicos heredados del interludio precedente. En general, el aumentado protagonismo de los teclados ayuda al quinteto a establecer vibraciones más majestuosas que en cualquier tema anterior. Todo un cénit del álbum.
 

‘Woodbury Hollow’ es una exploración de la faceta más introvertida del esquema de trabajo grupal, un oportuno momento de remanso tras la expansiva suntuosidad del tema precedente. ‘Eigengrau’ se erige como el tema más extenso del disco con sus cerca de 12 ¾ minutos de duración. Las capas minimalistas de teclado que signan a la sección prologar establecen un abierto contraste frente a la placidez casi pastoral del intermedio precedente, algo que parece anunciar cierta amenaza, pero que, en realidad, termina abriendo la puerta a una atmósfera flotante marcada por una gentil gracilidad crepuscular. Imaginemos a los MOGWAI de 1999 haciendo guiños a ELDER y RED KITE por igual. Los primeros efluvios ostentan un fulgor ensoñador, mientras que otros que emergen después se centran en una adustez refinada. El núcleo del último tercio se sitúa dentro de una estructura bien definida donde el índice melódico creado para la ocasión se amolda al dinamismo arquitectónico que hace que la pieza dé un giro de 180°; ahora, la banda establece nexos estilísticos con HOOFFOOT, capitalizando un fulgor renovado para el aterrizaje definitivo del vuelo musical en curso. Otro cénit decisivo del álbum. ‘The Slow Wave’ trae consigo el cierre del repertorio y lo hace con un regreso predominante al llano introspectivo que forma parte del paisaje grupal íntegro. La sección epilogar vira drásticamente hacia un impetuoso y muscular jam en clave stoner donde la electricidad rockera que emana de la asociación de las dos guitarras impele a la estrategia global a gestar una hoguera sónica contundente. Todo esto fue lo que salió de esta segunda aventura fonográfica del colectivo germano-estadounidense WEITE: “Oase” es muy fiel a su propio título pues se trata de un auténtico oasis de vitalidad prog-psicodélica para nuestros tiempos. El nuevo posicionamiento de WEITE como un grupo estable y la inclusión de un quinto integrante son decisiones que han rendido estupendos frutos para el beneplácito del rock artístico de nuestros días; definitivamente, la banda ha expandido su paleta sonora con creatividad y convicción. Por lo pronto, la banda ha realizado una gira en este último mes de enero. Un trabajo totalmente recomendable para cualquier buena colección de música progresiva. 

Saturday, February 15, 2025

Quinta estancia de la ECLECTIC MAYBE BAND en el cúmulo estelar de la vanguardia progresiva


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
¡Albricias!… Nos llegan buenas y ansiadas noticias desde los cuarteles del excelso músico y compositor belga Guy Segers: a fines del pasado mes de enero se publicó el nuevo trabajo fonográfico del ensamble avant-progresivo ECLECTIC MAYBE BAND, el cual se titula “Cosmic Light Clusters”. La edición de este disco corrió a cargo del sello Discus Music, aunque el propio Segers fue adelantando material del mismo en su propia página individual de Bandcamp en los últimos meses del pasado año 2024. En este quinto disco de la ECLECTIC MAYBE BAND, al igual que en todos los anteriores, nos topamos con que Segers se hizo cargo del bajo, los samples y varios instrumentos virtuales, y que también contó con una variable cantidad de colaboradores. La lista es siempre larga: Pierre Bernard (flauta), Michel Berckmans (oboe), Cécile Broch’e (violín), Jean-Pierre Soarez (trompeta), Franck Cottret (trombón), Andy Kirk (teclados), Michel Delville (guitarra), Ángel Ontalva (guitarra), Tatsuya Yoshida (batería), Catherine Smet (piano y teclados), Dirk Wachtelaer (batería), Dirk Descheemaeker (clarinetes), Fabrice Owerzarzak (batería), Joe Higham (teclados, clarinete y saxofón soprano), Eleni “Silena” Siozou (voz), Mami Foujita (voz), Cathryn Robson (voz), Rich O'Meara (marimba y vibráfono), Stephan Köhr (fagot), Sigrid Vandenbogaerden (cello), Mark Bogaerts (saxofones alto y barítono), Luc Mishalle (saxofón tenor), Emmanuel Cremer (cello), Jimmy Ågren (guitarra), Sean Rickman (batería), Paul Everaert (fagot), Luc Van Lieshout (fliscorno) y Marianne Denoïa (violín).
 

Una novedad que trae consigo “Cosmic Light Clusters” dentro del versátil y siempre aventurero canon de la ECLECTIC MAYBE BAND es una presencia importante de atmósferas contemplativas, además de un ahondamiento en los aspectos más texturales de los dos discos precedentes. Por otro lado, también se nota ocasionalmente que hay una renovación de los vértices más filudos de los dos primeros discos, pero mejor es que repasemos de una buena vez los detalles del repertorio de este disco en cuestión, el cual se abre con ‛Nébuleuse. Esta pieza se sostiene sobre unos cimientos minimalistas que abren campo al florecimiento de unos retazos impresionantes de claro talante oscurantista. La ceremoniosidad lóbrega es cautivadora e inquietante a la vez... como en la época de los cuatro primeros álbumes de UNIVERS ZERO. A continuación, llega el turno de ‛Cratère’, tema que se centra en una atmósfera abstracta cuyos ribetes flotantes son manejados con un swing oportunamente sutil en clave de avant-jazz. Los aportes de la flauta y la trompeta añaden un colorido especial a las predominantes vibraciones grisáceas, lo cual hace aumentar su misterioso potencial fulguroso. ‛Prisme Souriant’ es un majestuoso ejercicio de chamber-rock que se perfila por unos índices temáticos cargados de dramatismo. El pathos casi se puede tocar, como si adquiriese una forma sólida durante el desarrollo de su entramado instrumental. La tensión de ahora no es tenebrosa, sino deconstructiva dentro de su solipsismo líquido. Con la emergencia del cuarto tema, titulado ‘Mineral Is Growing Slowly’, el ensamble operante retoma algunos matices oscurantistas semejantes a los que signaron al tema de apertura, pero esta vez se hace con mayor suntuosidad. La atmósfera general es la de una inconmensurable nostalgia que hace gala de sus propios atavíos crepusculares mientras preserva algo de su misterio. El crescendo manifiesta un poco más de ese tormento interior, aterrizando todo en un remanso final que resuena como una amable sorpresa. ‘Calculations At The Space Center’ exhibe las primeras manifestaciones de genuina musculatura del disco, y lo hace sobre un enclave de densidad surrealista que no es muy ajena al estándar de los ART ZOYD de los 80. A través de la notable tendencia al mecanicismo estructural, los recursos de avant-jazz aportan unos traqueteos orgánicamente viscerales. Ya no es tiempo de amenazas latentes, es el momento del estallido de un grito rebelde contra las pretensiones preclaras del racionalismo. Dos cénit sucesivos del álbum.
 
‘Hypnopédie’ es una pieza muy peculiar, un ejercicio de jazz fusion experimental al modo de la faceta más moderada de los WEATHER REPORT de los primeros años que se deja remodelar por ambientaciones cósmicas. Mientras tanto, las evocaciones poéticas de una voz femenina se van apoderando del epicentro en varias instancias. Tanto el bloque instrumental como la voz van aumentando sigilosamente sus propias dosis de ceremoniosidad expresiva; el delicado manejo de la percusión virtual posibilita que unas emanaciones sonoras tan gaseosas hallen fácilmente su centro de gravedad, un centro moderadamente maleable en sí mismo. ‘Ordinary Undercover Radar’ nos muestra un viraje radical hacia un paraje extrovertido que se sitúa en un intermedio entre el jazz-prog y el dadaísmo celebratorio de semi-escondidos ribetes Zappianos. La vitalidad expuesta por el armazón rítmico permite a los teclados computarizados y las percusiones tonales elaborar sólidos recursos de soltura a lo largo y ancho de la compleja ingeniería sónica diseñada para la ocasión. Mientras tanto, con cada aparición del violín, el clima de júbilo va ampliando su propia luminosidad, una luz cuya extravagancia no estorba en la senda de la expansión celebratoria. Durando 10 minutos, ‘Elipse Sealed’ se erige como el tema más extenso del álbum. Su primera sección consiste en un retorno masivo al tenebrismo nebuloso que ya hemos apreciado en la secuencia de los dos primeros temas del disco, acercándose un poco más a la extraña exuberancia de ‛Cratère’. También hay elementos de fusión modernista en el armazón del groove general, el cual gana en colorido con las intervenciones de las cuerdas y las maderas. En una segunda instancia, las cosas se agitan con un coqueto fulgor de tendencia jazz-progresiva con claro talante avant-progresivo, siendo así que los ocasionales guitarreos ayudan a reforzar el caudal de contundente nervio que, de a pocos, se va apoderando del paisaje musical. De hecho, a poco de pasada la frontera del sexto minuto, el vitalismo creciente alcanza niveles de densa neurosis que coquetean abiertamente con el caos, pero sin llegan allí, más bien gestando una confluencia poco rígida de aportes instrumentales que han de conquistar un genuino punto de encuentro. Las agitaciones festivas de los últimos minutos suenan como un retorcimiento del patrón de SAMLA MAMMAS MANNA en manos de los UNIVERS ZERO del nuevo milenio. La coda escondida es como el eco de algo que se nos pasó de largo bajo el manto de la algarabía final. ¡Qué gran tema!... ¡Y aún hay más!

Los dos últimos temas del repertorio duran poco menos de 9 ¼ minutos y sus títulos respectivos son ‘Bottle Opener’ y ‘B2 Or Not 2B / Astrum Argentinum’. El primero de ellos sigue a paso firme por la senda trazada y desarrollada en ‘Ordinary Undercover Radar’, pero esta vez con un vitalismo más definidamente delineado y un vigor más extrovertido. La fastuosidad progresiva se revela persistente y ágilmente a través de la robusta fosforescencia inherente a los recovecos del desarrollo temático. Por aquí hay algunas confluencias con NATIONAL HEALTH, por allá hay unos aires de familia con ZAO, por otro lados se dejan notar algunas alusiones al ZAPPA de 1972-75, siempre opera una dinámica de efervescentes convulsiones agudas y festivas. Muchas veces se da el caso de que un laberinto musical sea osado, pero que además sea altaneramente gozoso, no tantas, y ‘Bottle Opener’ es una directa invitación a abrir botellas y llenar copas para el brindis melómano. En lo referente a ‘B2 Or Not 2B / Astrum Argentinum’, su misión consiste en perpetuar parcialmente esta línea de trabajo: las vibraciones celebratorias se constriñen ligeramente (muy ligeramente), y a cambio, la claridad melódica se hace más penetrante y el swing general se torna más sofisticado en clave jazz-progresiva. Este último factor hace que la transición a un groove más calmado en la segunda mitad del tema suceda con toda naturalidad. El canto femenino aprovecha su registro grave para dar una firme solemnidad al bloque epilogar. Todo esto fue lo que, a fin de cuentas, se nos brindó con “Cosmic Lights Clusters”, el nuevo viaje musical de la ECLECTIC MAYBE BAND, proyecto que ya tiene una cierta cantidad de años ocupando el trono de la élite de la avanzada musical europea (y del mundo entero, probablemente). De la mano del maestro Guy Segers, este colectivo de libres asociaciones de diversos músicos ha concretado una excelente quinta estancia en el cúmulo estelar de la vanguardia progresiva. Todavía no se completa el primer tercio del año 2025 y ya podemos presumir de haber conocido y disfrutado una obra notable muy difícil de igualar: un triunfo artístico que merece mil medallas de oro y millones de ovaciones. ¡¡Totalmente recomendable!!

Wednesday, February 12, 2025

Cuarta revelación en la granja jazz-progresiva de los geniales AMOEBA SPLIT


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
A inicios del último mes del pasado año 2024 se dio algo realmente espectacular dentro de la escena progresiva de España: la publicación del más reciente trabajo fonográfico del grupo gallego AMOEBA SPLIT, abanderado de la élite de la música jazz-progresiva en su país y en todo el mundo, para tal caso. El título del disco en cuestión es “Todos Los Animales Son Iguales” y su enfoque conceptual consiste, según palabras del propio grupo, una adaptación libre e improvisada del muy popular libro Rebelión en la Granja de GEORGE ORWELL, un libro demasiado actual tras 80 años de su primera edición, pero... bueno, ése es otro tema. Lo que aparece aquí se grabó en directo el 26 de diciembre de 2019 en el Jazz Filloa (A Coruña) y la edición física de este ítem se hizo exclusivamente en vinilo con un tiraje de 100 ejemplares (incluyendo una postal). El colectivo conformado por Alberto Villarroya López [bajo, guitarras y voz], Ricardo Castro Varela [pianos acústico y eléctrico], Fernando Lamas [batería y percusión], Iago Mouriño [piano eléctrico y órgano Hammond], Pablo Añón [saxo tenor y voz] y Dubi Baamonde [saxo soprano, flauta y percusión] vuelve a hacer gala de sus influencias recibidas de la así llamada escena Canterbury con varios toques de prog sinfónico de viejo cuño, jazz-fusion y psicodelia. La dirección musical y las letras del repertorio contenido en “Todos Los Animales Son Iguales” son de Villarroya López, aunque no se trata de piezas estrictamente compuestas, sino de labores de improvisación guiada; este factor resulta crucial para que el grupo se asiente en un área más vanguardista dentro de su consistente visión musical. Se nota una cierta predominancia de lo aguerrido en los matices que brotan de varias atmósferas creadas en el disco. Los procesos de mezcla y masterización fueron realizados por Ezequiel Orol en SAWStudio. Por su parte, Daniel Reboredo Raposo estuvo a cargo del diseño gráfico. 
 

Revisamos ahora el repertorio de este disco y advertimos que su primera mitad está íntegramente ocupada por ‘La Revolución’, una estupenda maratón que dura alrededor de 22 ¾ minutos y que muestra muchos de los fundamentos esenciales de la exquisitez musical de AMOEBA SPLIT. Veamos esto con mayor detalle. Todo empieza con una serie de flotante notas agudas de órgano que, de alguna manera, exhiben un aura expectante con un talante ceremonioso... Y mientras pasan los segundos, ya se va sintiendo la tensión mientras se va preparando el terreno para el gradual ingreso de los demás instrumentos. Poco antes de llegar a la frontera del cuarto minuto, el ensamble opera con un enfoque de densidad controlado que evoca a los SOFT MACHINE de la etapa 1970-71 en paralelo con los WEATHER REPORT de los dos primeros discos; las delicadas florituras del saxo articulan efectivos diálogos con los misteriosos fraseos del piano eléctrico. La narración revolucionaria es asertiva y conmovedora a la vez, anunciando no sólo lo que dice, sino también el arribo de una exploración en clave de free jazz que ya estaba operando en el trasfondo. Ahora, la tensión se convierte en la guía de los continuos aportes a la amalgama instrumental, la cual se enfila hacia una creciente vivacidad no exenta de cierta neurosis expresionista. Más adelante, las cosas viran drásticamente hacia un motif bastante vivaz instalado sobre un groove jazz-funky, un momento musical que refleja una instancia de arrebatada fogosidad que bastante tiene de celebratorio. El crucial dinamismo que tiene lugar aquí refleja la actividad ascendente de los revoltosos, una noción que cobra más fuerza cuando vuelven al ruedo los elementos de free jazz, esta vez, con un designio de caos fulguroso. Una vez pasada la frontera del minuto 18, se gesta un nuevo momento expectante donde se siembra un nuevo groove extrovertido, esta vez marcado por una aureola de gravedad espiritual que no anula a lo celebratorio, sino que lo potencia: lo que suena se sitúa en un área intermedia entre NUCLEUS y EMBRYO, hay como un artilugio de crudeza que se deja llevar por la algazara comunitaria del ensamble. La coda está trazada por decrecientes matices de piano eléctrico y flauta.

 
‘La Opresión’ es otra pieza extensa – esta vez, con un espacio de poco más de 18 ½ minutos – que sigue adelante con la mezcla de vitalismo y elegante exquisitez que caracteriza a la esencia artística de AMOEBA SPLIT. Los ornamentos de teclado apoyan un relato de la reorganización de la granja bajo la nueva administración; una vez terminada la declaración gubernamental, los instrumentos van armando un crescendo dialogante en clave de avant-jazz con la inclusión de ornamentos psicodélicos. Una sirena de alarma emerge a mitad de camino para convocar el armazón de un motif bastante llamativo, signado por una sobria expresividad que es concretada con suma elegancia. Esa misma elegancia se torna radiante y exuberante con el arribo de una  sección fusionesca cuyas sofisticadas vibraciones brindan un halo señorial a la sección final de la pieza antes de que surja una nueva coda etérea. En fin, todo concluye con ‘La Decepción’, iniciada con una alocución arrebatada que se apoya en bases minimalistas de piano eléctrico, para que luego se abra camino un juego de exploraciones abstractas donde parece primar una espiritualidad nihilista marcada por la decepción. En medio de los entresijos sonoros surge un terso esquema melódico bajo la guía dual del piano eléctrico y el saxo tenor: su delicadeza refleja la resistente permanencia del corazón aún en las más terribles situaciones, aunque sea para expresar añoranzas de un sueño de emancipación que no se cumplió. Así fue la experiencia de “Todos Los Animales Son Iguales” que se gestó en los cuarteles de AMOEBA SPLIT. Si la trágica e indignante lección que nos da el clásico de ORWELL es que, según parece, todos los animales son iguales pero algunos animales son más iguales que otros, el aprendizaje que adquirimos tras escuchar y analizar este hermoso disco de AMOEBA SPLIT es que su grandeza artística está más allá de la dualidad igualdad-desigualdad. Este grupo es grande bajo sus exclusivas reglas de reacomodo propio de influencias ajenas para convertirlas en algo peculiar y excelso.


Extractos de “Todos Los Animales Son Iguales”https://www.youtube.com/watch?v=1ypUvEVH7DU

Sunday, February 09, 2025

TONNEN VON HALL, una gran iniciativa alemana para el ideal del rock vanguardista


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Más y más cosas nuevas se vienen haciendo en la vanguardia rockera europea como, por ejemplo, el disco que publicó en el último día del recientemente fenecido mes de enero el proyecto alemán TONNEN VON HALL. Éste está conformado por Markus Reuter [Touch Guitars S8 y AU8, loops y soundscapes], Alexander Paul Dowerk [Touch Guitars U8 Deluxe y S8] y el baterista israelí-británico Asaf Sirkis [batería, percusión y konnakol], o sea, tres cuartas partes de ANCHOR AND BURDEN. El disco en cuestión se titula “Ein Abdruck Vom Messer Im Herzen” y su existencia es el síntoma positivo de una gran iniciativa para el ideal del rock vanguardista de nuestros días. Antes de la existencia de este álbum, el trío había publicado en el último tercio del año 2024 el EP “Antlitz” como un adelanto de lo que ahora tenemos aquí. El disco que hoy reseñamos fue producido por Reuter y Dowerk y sus intervenciones fueron registradas en sus sendos estudios caseros de Berlín y Schneckenhausen. Por otro lado, las partes de batería fueron registradas en el Horus Sound Studio de Hannover con Arne Neurand como ingeniero de sonido. El grupo agradece a Stefan Emig por proveer la batería en cuestión. El proceso de mezcla estuvo repartido entre Fabio Terentini y Reuter; el ulterior proceso de remasterización estuvo en manos de Erik Emil Eskildsen. El arte gráfica de la portada y el diseño del logo del grupo son de la autoría de Hajo Müller. Bueno, ya es hora de repasar los detalles estrictamente musicales de “Ein Abdruck Vom Messer Im Herzen”.


Son 21 piezas en total las que conforman el repertorio de este disco, alternándose miniaturas y temas con mayor desarrollo. ‘Erdmantel’ abre el camino con un electrizante juego de síncopas que aporta una inapelable sofisticación al swing en medio tiempo que el trío articula con convincente musculatura. La batería oscila entre la rigidez brutalista y el dinamismo frontal a la hora de completar el groove general de la pieza mientras las dos Touch Guitars tantean los espacios donde vale la pena añadir algunas virguerías. ¿Un estándar de ZORN traducido al lenguaje del death metal? Tal vez sea eso lo que tiene lugar aquí. ‘Vorhalle’ es la primera miniatura y su misión consiste en activar mecanismos ruidistas bastante ácidos. A partir de allí emerge ‘Antlitz’, una pieza razonablemente ágil que se siente cómoda manejando un estándar de inspiración Crimsoniana para ubicarla dentro de una vivaz confluencia de psicodelia pesada y jazz-prog. Así las cosas, el trío puede exhibir una soltura especial mientras va reforzando los índices temáticos en curso. ‘Stahlhalle’ es una nueva exhibición de minúsculas proyecciones futuristas con una dosis incrementada de ruidismo, con lo cual se abren las puertas para ‘Kraken’, un tema que ostenta un colorido renovador tanto en su esquema melódico como en su bastante animado groove. El empleo de tempos inusuales en dicho groove permite a la pieza asumir un aura señorial bastante imponente mientras se encamina por una movilización rotundamente asertiva. ‘Mitralsaal’ propone un breve paisaje oscurantista con una inquietante base minimalista, y acto seguido emerge ‘Kanister’, una incandescente corpulencia sónica que sustenta un contundente ejercicio de garra meticulosamente sofisticada. En muchos aspectos, se hermana con la pieza de apertura y, de paso, instaura un cénit para el disco íntegro. Tras los destellos solipisistas de ‘Sockelwald’ llega el turno de ‘Kaiserlicht’, una pieza que muestra al trío dispuesto a mostrar una faceta más misteriosa de su complejo vigor rockero. De hecho, el esquema de trabajo diseñado para la ocasión consiste básicamente en un crescendo de un motif central bien perfilado que termina elevándose hacia un fortín consistente donde el enmarañamiento triádico resuelve un encuadre extrañamente cautivador; es como la conquista de un foco majestuosamente intrincado a la que se tuvo que llegar de a pocos. Resuenan aquí ecos tanto del KC de 1984 como del KC de la etapa 2000-03; otro cénit del álbum.  

 
Schacht’ es un retazo abstracto que recoge algo de las texturas razonablemente sutiles del tema precedente. Cuando emerge ‘Zivilisationsfolie’, el trío arma un nuevo ejercicio de texturas calculadamente crecientes, aunque a diferencia de ‘Kaiserlicht’, éstas portan una auténtica luminosidad al entramado sonoro. No sólo eso, también el carácter comedido del despliegue rockero y el empleo de cánticos rítmicos permite la inserción de recursos de calidez expresiva en el diseño y el trazo de este viaje musical específico. De hecho, se puede reconocer la presencia de elementos fusionescos en el desarrollo temático, el cual resulta, al fin y al cabo, bastante entrañable. ‘Nebelgarten’ es un efímero diálogo entre las dos Touch Guitars que se enfilan hacia cierto ambiente melancólico con un talante sigiloso. Durando cerca de 6 ¾ minutos, ‘Donnermesser’ es la pieza más extensa del disco, y ya desde la marca de los primeros golpes de batería da amplias muestras de que el grupo está decidido a retornar a la dimensión más inquietantemente psicodélica de su visión musical. En esta situación, el trío despliega recursos de prog-metal y brutal prog sobre un groove que, aunque es evidentemente vivaz, se arma con una soltura refinada que le permite liderar los niveles de agresividad expresiva a los que se arrojan las dos Touch Guitars. La magia típicamente progresiva de la composición se mantiene con impoluta consistentica a lo largo y ancho de los recovecos multitemáticos que se van explayando. Hay pasajes cacofónicos que sirve para impulsar los exquisitos delirios nerviosos con los que se va ornamentando el último tercio de la pieza. Otro de los muchos cénit del álbum. ‘Blutrille’, como si aún no se recuperara del impacto del tema anterior, es un agitado riff de Touch Guitar que clama su neurosis con desnuda visceralidad, pero es cuando llega el turno de ‘Rauschmitte’ que percibimos que ‘Blutrille’ no era sólo un eco de algo pasado, sino también un puente hacia una perpetuación. ‘Rauschmitte’, en efecto, capitaliza la ahora imperante energía rockera y la lleva a un terreno de masivo coqueteo con el death metal progresivo al estilo del primer CYNIC con algunos toques extra de la faceta más fiera de los STICK MEN. He aquí el traslado de la combinación del fuego de una tormenta eléctrica y el vértigo de un huracán al lenguaje del rock experimental, aterrizando todo en un brutal maelstrom math-rockero.


‘Klingensaal’ es un enano filudo y seco, algo que no se sabe si es un grito del espíritu o un desgarramiento de la máquina. Eso sí, impacta lo suficiente como para hacer que ‘Endgegner’, la pieza siguiente, remodele esa inescrutable furia hacia una poderosa combinación de prog metal y punk jazz con aires de tiránica solemnidad. Las síncopas realizadas por la batería recogen el poderío de las utilizadas en los temas #1 y #3. La miniatura ‘Ätzung’ gesta un retorno a la acidez futuristamente ruidista que marcó a las dos primeras. De esta manera, el grupo aborda la dupla de ‘Thronfolge’ y la pieza titular con nuevos despliegues de muscular inteligencia. La primera de ellas tiene un cercano parentesco con los temas #3 y #17 por causa de las saltarinas síncopas que abundan en su aguerrida ingeniería rítmica. En cuanto a ‘Ein Abdruck Vom Messer Im Herzen’, se trata de un ejercicio de free-jazz con un encuadre psicodélico que se basa en la preservación de un motif sutil donde se nota que hay algo arcano que late bajo la patentemente sencilla estructura. La batería se luce enormemente en este contexto de acción artística. El breve epílogo del álbum se llama ‘Herzkammer’: presenta unos amables acordes de Touch Guitar con una envolvente serenidad. Ésta fue la inauguración oficial de TONNEN VON HALL como entidad musical dentro de la vanguardia rockera alemana del momento, una ceremonia melómana intensa y alucinante, una iniciativa valiente y exitosa. Tenemos en “Ein Abdruck Vom Messer Im Herzen” un testimonio genuino de la grandeza y la magnificencia a la que aspira el ideal del rock progresivo en sus vertientes más guerreramente vanguardistas... una aspiración cabalmente concretada en este copioso repertorio gestado por los Sres. Reuter, Dowerk y Sirkis. Recomendable al 300%: un ciento por cada integrante de TONNEN VON HALL.
 
 
Muestras de “Ein Abdruck Vom Messer Im Herzen”.-
Erdmantel: https://tonnenvonhall.bandcamp.com/track/erdmantel
Kanister: https://tonnenvonhall.bandcamp.com/track/kanister
Kaiserlicht: https://tonnenvonhall.bandcamp.com/track/kaiserlicht
Donnermesser: https://tonnenvonhall.bandcamp.com/track/donnermesser

Thursday, February 06, 2025

Tercer viaje tripulado al satélite musical de MOON X

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Que la escena vanguardista estadounidense es diversa e infatigable es una verdad que se viene confirmando año tras año, y ahora, en la recta inicial del año 2025, el ensamble MOON X está a cargo de renovar este mensaje. Su nuevo trabajo “Rocket To The Moon” – el tercero en lo que va de su discografía – se publica en este mes de febrero en CD y, desde antes, en vinilo de color morado brillante. El trío de Jerry King [guitarras eléctricas,  acústica y e-bow, bajo y trombón], Dave Newhouse [teclados, saxofones, flauta y clarinete] y George Newhouse [batería y percusión] nos brinda un nuevo catálogo de sus habituales composiciones eclécticas. Como es habitual también, Ian Beabout se hizo cargo de las labores de mezcla y masterización en The Rec. Room; por otro lado, el arte gráfica fue realizada por Phinbot Graphics. Bueno, vayamos ahora a los detalles estrictamente musicales de “Rocket To The Moon”.
 

Durando poco más de 5 ¼ minutos, ‘Advent Of The Moon’ abre el repertorio comenzando con una gentil aura jazz-progresiva que se suelta tanto en el grácil groove como en los coloridos juegos armónicos que sostienen a la estructuralmente sencilla línea melódica. Más adelante, con un moderado incremento de la agilidad en el swing de la batería y el ingreso de flotantes solos de guitarra, el ambiente se torna un poco más denso mientras preserva su cálido fulgor. Ahora la cosa es jazz-prog-psicodélica al modo de una extraña invasión de las huestes de AGITATION FREE en el mundo de HAPPY THE MAN. Muy buena apertura del álbum. ‘Astronomie Populaire’ sigue a continuación para presentar un vuelo sonoro mucho más ágil al modo de un jam de NEU! que ha sido oportunamente remodelado por agitaciones jazz-rockeras; además, el armazón grupal se enriquece enormemente con los aportes de los teclados, llegando todo a un culmen luminoso cuando entran a tallar cautivadoras líneas de saxofones. El uso de ocasionales quiebres rítmicos acentúa el potencial sofisticado de la composición y la coda nos sorprende con su minimalismo flotante. ‘Moon Dream’ desarrolla un lirismo envolvente y gentil que se eleva a una dimensión ensoñadora. Ello repercute en que el armazón instrumental explore matices introspectivos con un talante cordial que a veces raya con lo melancólico. El cuarto tema del álbum, ‘Cities Of Barsoom’, es el más extenso del mismo con sus casi 7 ¼ minutos de duración. También es una de las composiciones más vitalistas y desafiantes del álbum, jugando como lo hace con climas tensos y matices grisáceos mientras explora una inspirada mezcla de psicodelia progresiva y fusión contemporánea. Tras la frontera del cuarto minuto se crea un crescendo épico que replantea dinámicamente la ingeniería integral de la composición, pues la sección introvertida ulterior preserva una sutil tensión. Un cénit especial del álbum. Es todo un contraste frente a la calmada beatitud del tema que le precedió. ‘Dwarf Star (For Ian Curtis)’ es, tal como lo indica su título. un tributo al trágico líder de JOY DIVISION. Sus cimientos sonoros ostentan un talante rockero frontal que se apoya, en buena medida, en los armazones de guitarra y bajo, algo así como una remodelación de la faceta más vivaz del tema #2. Los retorcimientos de la guitarra en la coda manifiestan los vértices más salvajes del lenguaje space-rockero, un clímax eficientemente disruptivo.
 

‘Meteor Glide’ se inserta inicialmente en lo más hondo de la faceta reflexiva de la paleta sonora de la banda, logrando también conectarse parcialmente con el tenebrismo refinado que había signado a buena parte de la pieza anterior. En su sección epilogar, la neuroris pulsátil de la dupla rítmica obliga al esquema de trabajo grupal a desviarse hacia un frenesí  jubiloso en clave de krautrock (o algo así). La dupla final de ‘Ice-Nine’ y ‘Axial Tilt’ ocupa un espacio de conjunto de 10 minutos y pico a punta de seguir expandiendo las proyecciones eclécticas del trío. ‘Ice-Nine’ ostenta una muy peculiar intensidad que, no en poca medida, se apoya en las acentuaciones cuasi-tribales que emanan de la mayor parte del groove armado por la batería. Las interacciones entre guitarra, saxos y teclados recogen ecos de los inmortales legados de HENRY COW y THE MUFFINS. No es una travesura juguetona, es misteriosa y con latentes ansias anarquistas. Para el final, ‘Axial Tilt’ exhibe un vitalismo bastante lírico desde la que se proyecta una atmósfera de celebración surrealista. Las florituras de los vientos, las líneas de bajo y los ornamentos de sintetizador son cruciales para el continuo refuerzo de la sofisticación performativa del colectivo; también hay un par de exclamaciones satíricas con apuntes Zappianos desde los que se impulsa una extravagancia bastante efectiva. Un cierre por todo lo alto con este cénit final. Como balance general, testificamos que en un espacio de poco más de 42 minutos se nos ha brindado una serie de experiencias melómanas amenas, diversas y empapadas de un espíritu experimental que nunca deja de ser delicado y elegante. “Rocket To The Moon” es otra muestra de la gran creatividad que opera en el contubernio de mentes que habitan el hogar progresivo de MOON X. ¡¡¡Totalmente recomendable!!!


Muestras de “Rocket To The Moon” .-

Monday, February 03, 2025

Sexta muestra de los elementos prog-sinfónicos de PHOG



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

Hoy presentamos el más reciente disco de PHOG, proyecto del talentoso multiinstrumentista y compositor francés Philippe Ogier, el sexto de su trayectoria. El disco en cuestión fue publicado el 6 de diciembre del pasado año 2024 y se llama “Elements”. Como es habitual, Philippe Ogier se hizo cargo de las guitarras, los teclados, el bajo, la flauta, el ukulele y las programaciones de ritmos, además de las ulteriores labores de mezcla y masterización. En líneas generales, lo que tenemos en “Elements” es una continuación sólida y consistente de las líneas de trabajo plasmadas en sus dos trabajos anteriores, “El Castillo” y Forêt-Noire” (de los años 2021 y 2022, respectivamente). Repasamos los detalles de su repertorio de inmediato. 


Los primeros dos minutos y medio de “Elements” están ocupados por ‘Siren’, una pieza marcada por una ambientación envolvente que permite al delicado entramado melódico en curso potenciar su expresividad estilizadamente evocadora. Tras eso emerge una maratón de casi 10 ¾ minutos titulada ‘New Land, New Blood’, una composición signada por un patente preciosismo melódico donde la bien perfilada alternancia entre pasajes centrados por magníficas orquestaciones de teclados y otros donde la guitarra ocupa el centro protagónico del bosquejo melódico manifiesta hondas influencias de GENESIS (1971-73) y CAMEL (1975-76) en dosis equitativas. Hay un pasaje cercano a la frontera del quinto minuto que, a pesar de su carácter efímero, instaura unos trazos muy dinámicos que servirán como un referente para otros pasajes animados posteriores. Por lo demás, tanto el multitemático diseño melódico como los grooves dan preferencia al manejo de climas sobrios signados por una vivacidad razonablemente contenida, siendo así que en los pasajes apoyados por un compás inusual se abren espacios para algunas extravagancias oportunamente comedidas. En general, tenemos aquí un cénit del álbum. ‘Deep Wave’ es otra pieza relativamente breve que vira hacia un un porte ceremonioso con ciertos matices exóticos. ‘The Lantern’ se orienta hacia unas serenas vibraciones líricas que se sitúan dentro de un enclave cuasi-fusionesco merced al empleo de inteligentes juegos de síncopas en los núcleos rítmicos que se van sucediendo. Por lo demás, la maraña de las guitarras y los teclados permanece bien instalada en el discurso sinfónico. ‘Distant Wave’ exhibe un minuto y pico de retazos etéreos signados por una aura expectante. Con esto se prepara el terreno para la pieza homónima, la cual desarrolla una peculiar fuerza de carácter dentro de un maderamen estructuralmente sofisticado. En efecto, ‘Elements’ exhibe una generosa paleta de colores sónicos mientras exuda algunos aires de gravedad espiritual, algo que contrasta con la primordial calidez y la masivamente fulgurosa suntuosidad del tema #2. De este modo, la pieza logra jugar eficazmente con climas otoñales mientras preserva un razonable punche. 


Ya falta poco para que termine el álbum y llega otra miniatura: ‘Calm Before’, un muy bonito ejercicio pastoral que bien daba para un poco más, pero esto es lo que hay y llega el turno de ‘The Last Call’. No sólo es éste el tema que cierra el repertorio, sino que también es el más extenso del mismo con su espacio de poco más de 12 ¼ minutos. Ya desde sus primeras secciones, nos muestra una solemnidad preciosista muy afín a la de ‘New Land, New Blood’, pero esta vez con unos aires ceremoniosos más pronunciados... Algo así como una idea Floydiana de 1971 que se perdió y fue recuperada por los YES de 1977 para que los CAMEL de 1979 le den su toque final con la ayuda de un par de integrantes de GENESIS. Hay vitalismo aquí, sin duda, pero su manifestación no es desbordante, sino preservada dentro de un engranaje de placidez e introspección melancólica. El esplendor emocional que se desprende del desarrollo temático instalado sobre un esquema rítmico mayormente parsimonioso permite que el entrelazamiento de los instrumentos refleje varias texturas a lo largo del camino. Mientras tanto, la guitarra ejerce su monarquía con total soltura mientras va llenando los espacios indicados por los índices temáticos con robustez y elegancia. El amplio espacio que ocupa esta última pieza permite a Ogier dar una rienda muy suelta a su gusto por los desarrollo prístinos de esquemas melódicos dentro de la tradición prog-sinfónica. Todo esto fue lo que se nos ofreció en “Elements” desde los cuarteles de PHOG, una muy inspirada muestra de los elementos prog-sinfónicos que forman parte del pequeño universo musical del maestro Philippe Ogier. Vale la pena seguir inspeccionando la obra de PHOG, este disco es bastante recomendable dentro de una buena colección de rock progresivo de ayer y hoy. 


Muestras de “Elements”.-

Saturday, February 01, 2025

GENTLE GIANT: retomando una vieja entrevista del año 1976



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy regresamos al palacio de la historia de la legendaria banda GENTLE GIANT para revisar su cuarto disco con la formación del quinteto de los hermanos Derek y Ray Shulman, Kerry Minnear, Gary Green y John Weathers, octavo en el total de su discografía. Por supuesto que nos referimos a “Interview”, disco publicado el 23 de abril de 1976 por el entonces nuevo (y definitivo) sello fonográfico de GENTLE GIANT Chrysalis Records, reservando para Capitol Records la respectiva publicación en los mercados estadounidense y canadiense. Se trataba de la segunda obra del grupo para el susodicho sello y su función musical consistía en seguir progresando por la senda de expresividad muscular concretada en la secuencia de los dos trabajo precedentes “The Power And The Glory” (1974) y “Free Hand” (1975). La banda siguió desplegando un nutrido arsenal instrumental para la concreción de las piezas contenidas en el repertorio de “Interview”: Derek [primera voz, coros, saxofón y percusión], Ray [bajo, violines acústico y eléctrico, guitarra acústica de 12 cuerdas, percusión y coros], Kerry Minnear [órgano Hammond, pianos clásico y eléctrico, sintetizadores Minimoog y ARP String Ensemble, clavinet, pianet, clavicordio, marimba, percusión, primera voz y coros], Gary Green [guitarras eléctrica y acústica, sitar eléctrico, flauta dulce, arpa de boca y percusión] y John Weathers [batería, percusión, coros y primera voz ocasional]. Eso sí, aunque no es el primer disco del grupo donde no aparece el cello (“Three Friends” fue el primero), se trata del primero donde están simultáneamente ausentes el cello, el xilofón, el vibráfono y la viola. Este disco es un álbum conceptual sobre las relaciones entre los músicos y la prensa musical, incluyendo aspectos colaterales como los frustrantes procesos de pago de impuestos y agotamiento físico durante las giras. Phil Sutcliffe, periodista de la revista Sounds, hace varios cameos actuando como alguien de su propio oficio. El material contenido en “Interview” fue preparado, grabado y producido en un periodo de poco más de 4 semanas. Las sesiones de grabación tuvieron lugar en los Advision Studios de Londres entre febrero y marzo de 1976; los ingenieros de sonido fueron Paul Northfield y Ken Thomas, y el primero es conocido principalmente por su posterior presencia en discos de RUSH. El diseño gráfico del disco estuvo a cargo de Chris Clover. A inicios de julio del 2023 se publicó una reedición remezclada por Steven Wilson de este disco en CD, vinilo (en versiones negra y celeste) y CD+Blu-ray. En este último formato, el Blu-ray contiene vídeos de Noah Shulman, hijo de Derek. 

  

El repertorio de “Interview” comienza y termina con sendos temas que duran poco menos de 7 minutos; el primero el que justamente le da título con un pasaje inicial autorreferencial, pues el motif central se enrumba desde un fade-in para signar el modus vivendi del grupo durante sus ensayos. Una vez congregados los músicos junto al entrevistador, él pregunta por la mejor manera de iniciar la entrevista misma, con lo cual irrumpe rotundamente el motif inicial. 
El groove central de ‘Interview’ es cálido y fluye con un fulgor parcialmente jazzeado, lo cual se condice mucho con el talante auto-afirmativo de la letra, la cual reivindica la propia existencia del grupo como un modo de vida que sabe defenderse ante las adversidades: “True it looks better, tide looks like turning, / So, all in all, we feel we are alright. / Yes, we had troubles, much more than many. / Rather have none and do we think what’s right.” Tras un intermedio cantado por el baterista Weathers surge un solo de piano acústico que evoca sonidos arcaicos; ese efecto lo logró Minnear poniendo unas bolas de papel entre algunas de las cuerdas interiores del instrumento. El interludio tentativo está marcado por un bien cuidado diálogo entre el pianet y el sitar eléctrico mientras abre campo al regreso del motif central, al cual se le añaden algunas armonías de sintetizador. ‘Give It Back’ es un peculiar en el lenguaje del reggae dentro del discurso progresivo, aplicándolo al compás de 12/8 y algunas alteraciones posteriores; además, se añaden algunos matices de Latin-jazz y, en el intermedio instrumental, también algunos aires caribeños bajo el mando de unos flotantes fraseos de la marimba que se complementan con otros fraseos pseudo-barrocos del pianet. Así de ridículo suena todo en el papel, pero el resultado concreto es entrañablemente fabuloso, especialmente porque es casi obvio que el grupo quiere gestar un hit potencial en clave reggae mientras que lo va saboteando con tantos ornamentos que, al darle una prestancia innovadora al asunto, lo va apartando de su senda inicial de atractivo popular. La letra, por su parte, es una irónica observación de lo pesado que es pagar impuestos para un artista que, al fin y al cabo, suda cada penique de sus ganancias por sí solo. 


‘Design’ es un excelso y travieso delirio vocal-percusivo que, incluso para los estándares de GENTLE GIANT, resulta ser magníficamente extravagante. El prólogo es una continuación de la entrevista y entra a tallar la pregunta “¿Cómo se describiría a vuestra música?” – ante ésta, varias alocuciones se van cruzando y estorbando en el imposible proceso de aclarar el tema de la pregunta concreta. Algo muy humorístico, es cierto, pero también algo muy indicativo de lo que dice la misma letra de la canción, que es prácticamente un elogio de esa dialéctica inacabada entre la planificación de ideales para la vida en nuestras mentes y el azaroso escenario de la vida fáctica. La meticulosa ilación de múltiples entramados percusivos y el abundante uso de disonancias en los cantos y corales son aspectos contrarios que se complementan a la perfección a la hora de reflejar la dualidad antes mencionada. In my day, had to have certain future, / But now you can do as you like. / All that I might have wanted / Seeking what you’re after but not for me.” Éste es nuestro tema favorito del álbum junto a los dos primeros del otro lado; a propósito, no es de particular agrado para Minnear, su autor principal, pero es el favorito de Derek y el segundo favorito de Green.* ‘Another Show’ abre con electrizante contundencia el lado B y lo hace sobre un intrépido tempo de 10/8. La articulación de las intervenciones de los teclados, el bajo y la guitarra se convierte en una maraña férrea cuya dinámica intrínseca es acentuada sólidamente por la batería de Weathers. Mientras todo eso ocurre, Derek se desgañita al cantar sobre el ritmo de vida agotador y estresante de las estrellas de rock (o quienes aspiran a serlo, por lo menos). Prestemos atención a estas líneas: “Lock the door and go, head’s still in a daze. / Throw the key away, lost all count of days. / Where’s the float for the gas? / How much left does he have? / Set the stage and so here’s another show.” – “Stage is empty now, always last to go. / Where tomorrow? No, I don't want to know. / All the scene is torn down, / Up again, other town, / Set the stage and so there’s another show.” No se trata de una celebración del hábitat y el modus operando del grupo, sino una observación del agotamiento continuo y creciente de las giras, concierto tras concierto en incesantes viajes a un millar de ciudades. Por eso, siendo más extrovertida que ‘Interview’ – y cualquier otra canción del álbum – en cuanto al despliegue explícito de vigor rockero, ‘Another Show’ tiene una furia más intrépida para el desahogo emocional. Nótese cómo los adornos armónicos del órgano que son tan infatigables en el inicio de la canción regresan para el final con una actitud pausada: un recurso musical eficazmente dramático. 


En abierto contraste con la canción precedente, ‘Empty City’ se explaya en un cálido lirismo donde se encuentran los únicos elementos bucólicos del disco. Desde la apertura marcada por las guitarras acústicas duales nos dejamos llevar por el cristalino embrujo de la melodía básica, la cual se hace eco del tenor melancólico de la letra. Los momentos del estribillo portan una calculada intensidad sonora a fin de expresar el lado de furia latente bajo la languidez de la mencionada melancolía. Las líneas de violín (replicadas por el saxo) que emergen para complementar el canto son bastante elocuentes, un recurso de flotante suntuosidad antes de que la serenidad de las vibraciones evocadoras de las guitarras acústicas cierren el círculo trazado por este hermoso viaje introspectivo hecho canción. Es la canción favorita de Gary y Kerry, dicho sea de paso. Tras una nueva y molesta insistencia del entrevistador en el asunto de cómo se puede describir el estilo de la banda, irrumpe ‘Timing’ con su propuesta de blues-rock progresivo que se acomoda muy bien al entramado sonoro gestado desde las interacciones entre el órgano Hammond, la guitarra eléctrica y, posteriormente, el violín eléctrico. El dúo rítmico sabe brindar garra y gracia en dosis iguales a la relativamente compleja ingeniería rítmica. Los ornamentos de dobles saxofones que complementan a ciertas partes del canto ayudan a reforzar la exuberancia ágil inherente a la canción. Hablando del canto, esta edición remezclada reincorpora un par de frases de Derek que recién podemos apreciar ahora. En los conciertos de la gira sucesiva, ‘Timing’ se ampliaba con un solo de violín a cargo de Ray, algo que es particular agrado para Kerry. Como nota curiosa, una vez terminado ese solo de violín, el cierre de ‘Timing’ abría paso a ‘Free Hand’, la canción titular del álbum precedente, y viendo lo bien que resultaba esta faena, se confirma que el álbum que hoy repasamos guarda bastantes conexiones estilísticas con “Free Hand”. Derek también observa que hay mucha energía rockera en este disco, y dado lo que se siente en esta canción y en ‘Another Show’, todavía se sienten ecos de la ilación de los tres álbumes precedentes. 

El cierre del repertorio llega de la mano de ‘I Lost My Head’, que es prácticamente como dos canciones en una. La sección inicial se asienta sobre una cruza de aires renacentistas y ornamentos barrocos bajo la guía del clavicordio y el canto de Kerry, con oportunos ornamentos de pizzicato de violín, flauta dulce y percusiones. La segunda parte vira drásticamente hacia un estructura de rock pesado sobre un compás ceremonioso cuya bien estructurada solidez sustenta correctamente al fiero canto de Derek. “I lost my head, forget what I said. / What’s the use to try to deny it? / I didn’t think it would ever happen again. / Wondering why; once bitten, twice shy, / Never thought again would I try it / And even though maybe soon it would end.” Siguiendo con el ácido sarcasmo del álbum, tras el fade-out se cierra el álbum con una cordial despedida entre entrevistador y entrevistados. Nuestro balance de este octavo disco de estudio de GENTLE GIANT es bastante positivo, aunque nos parece que hay un cierto desgaste en los procesos creativos de los integrantes de este quinteto que se lució a raudales en los trabajos de 1973 a 1975. Por ejemplo, la estructura bipolar de ‘I Lost My Head’ es muy cercana a la de ‘Peel The Paint’ (de “Three Friends”), y más cercana aún nos parece la línea de parentesco entre el frenesí estilizado de ‘Another Show’ y el de ‘Cogs In Cogs’ (de “The Power And The Glory”). Incluso la canción homónima de apertura cuenta con un intermedio instrumental cuyos ribetes de tanteos en crescendo en base a síncopas de teclado se vinculan con el intermedio de ‘Proclamations’, la canción que abre “The Power And The Glory”. Se nota que hay un cierto agotamiento en el empleo de estrategias compositivas; aunque la gente de GENTLE GIANT no era muy dada a crear maratónicas suites multipartitas ni era enemiga de los estribillos recurrentes, siempre sabía dar un carácter propio a cada canción, pero ya en este año 1976 hay indicios de formulismo. En un tono más positivo, valoramos la energía rockera general del disco y el hecho de que todavía está intacta la magia esencial del colectivo. La siembra iniciada en “In A Glass House” que se concretó en la cosecha dual de “The Power And The Glory” y “Free Hand” permite a “Interview” fungir como la reafirmación del posicionamiento artístico del grupo como quinteto. 


Toda esta fue la experiencia de “Interview”, un disco usualmente considerado como el último trabajo de estudio con auténtica grandeza progresiva de GENTLE GIANT. Por un lado, la gira de promoción de “Interview” llevó a un nuevo auge en la solidificación de su público de culto en Europa Continental, América del Norte y su Reino Unido natal y buena parte de ese permanente furor quedó documentado en su doble álbum en vivo “Playing The Fool” (publicado en enero de 1977); por el otro, no logró igualar las cifras de “Free Hand”, del año anterior, el cual quedó como el LP más vendedor de toda la historia del grupo. El quinteto aspiraba a hacer brillar más su estrella musical, pero no se dio. Como anécdota curiosa, a despecho del tiempo tan corto que tuvo el grupo para componer y grabar todo este nuevo material, sí hubo tiempo para realizar una mezcla cuadrafónica además de la normal en estéreo. Dicha mezcla cuadrafónica sólo apareció en el mercado en una reedición en CD del año 2012... Y bueno, también tenemos esta reedición más reciente del año 2023. Sólo nos queda concluir esta retrospectiva dedicándola a la memoria del hermano Shulman más joven de este quinteto clásico de GENTLE GIANT, Raymond, quien murió en Londres el 30 de marzo de 2023 a la edad de 73 años, tras pasar muchos años padeciendo una enfermedad sobre que no se ha comunicado muchos detalles. Aunque la mayor parte de su vida profesional desde los 80 en adelante se desarrolló en las áreas de la producción y la ingeniería de sonido, su mayor aporte al arte fue como multiinstrumentista y compositor: ¡Gracias por toda la música, maestro Ray!


* Hay una simpática y reveladora entrevista de tipo Q&A a Derek, Kerry, Gary y John sobre este álbum en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=zcIJB1_nOyY

Wednesday, January 29, 2025

El cuarto trayecto prog-sinfónico de los noruegos KORNMO



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

Es realmente incesante ka actividad en la escena progresiva noruega: hoy hablaremos de la publicación del nuevo disco del grupo KORNMO, el cual se titula 
V​å​rjevnd​ø​gnsnatt” y constituye un nuevo ejemplo de la grandilocuencia retro-prog-sinfónica que la banda tiene como bandera estética. Se trata de la cuarta obra fonográfica de esta banda constituida por Odd-Roar Bakken [guitarras y teclados], Anton J.R. Larsen [batería y percusión] y Nils Larsen [bajo], habiendo sido publicada por el sello Apollon Records el 15 de noviembre del pasado año 2024. Ha pasado algún tiempo desde ese año 2015 cuando el bajista Nils Larsen (procedente del grupo MORILD) y el teclista Odd-Roar Bakken (del grupo ADVENTURE) formaran este ensamble instrumental con la mente puesta en producir su propio enfoque retro-progresivo con amplio espacio para texturas, melodías bien perfiladas y atmósferas. V​å​rjevnd​ø​gnsnatt” es, tal como dijimos unas líneas más arriba, el cuarto disco de este ensamble y es una clara muestra de la gran confianza que tienen sus integrantes a la hora de crear, armar y ejecutar composiciones amplias con buen pulso. Para entender mejor esta noción general, repasemos los detalles del disco que hoy tenemos en manos.


El repertorio del disco consta de extensos temas cuyas duraciones oscilan entre los casi 15 ¾ minutos y los 21 ¼ minutos. Todo comienza con ‘Sandebud Fra Vest’, una canción que nos cautiva desde el mismísimo punto de arranque con sus elegantemente trazadas atmósferas bucólicas centradas en el armazón de escalas de guitarra acústica, sutiles capas de órgano y aún más sutiles ornamentos de flauta mellotrónica. Hay una vitalidad latente en este despliegue de sonoridades pastorales, la misma que emerge prontamente cuando entra a tallar la dupla rítmica con un firme groove sobre el cual ha de flotar un majestuoso solo de guitarra. Sus cadencias nos remiten a una cruza entre el Gilmour de 1971 y el Hackett de 1975; en efecto, ese solo es tremendamente evocador mientras va dibujando unas figuras melódicas bastante sugerentes. Más adelante, emergen unas inesperadas variantes que, con cristalina fluidez, insertan unos factores exóticos que van de lo oriental a lo céltico bajo una atmósfera señorial muy bien articulada: ya está el oyente empático situado en un ambiente retro-progresivo afín a lo que hacían WHITE WILLOW y ÄNGLAGÅRD en aquellos años 90, con unos añadidos matices introvertidos. Las orquestaciones de los teclados aportan unos ropajes aristocráticos al asunto, siendo así que el bloque íntegro asume unos ciertos aires dramáticos. Para la última sección, los aires bucólicos inaugurales regresan al frente mientras incorporan varias de las vibraciones suntuosas que ya se habían venido intensificando desde el ecuador de la pieza: la guitarra eléctrica asume un talante más aguerrido y los aportes de los teclados se tornan más dominantes dentro del bloque sonoro, finalmente aterrizando todo en una ceremoniosa coda. Gran apertura del álbum tras la cual llega el turno de ‘Huldras Hale’, una pieza cuyos iniciales acicalamientos de los teclados dan una apariencia de cándida travesura, pero muy prestamente se revela un cuerpo central solemne cuya espiritualidad contemplativa queda trazada por un cristalino armazón de envolventes desarrollo melódicos. Lo que suena es como una cruza entre RAGNARÖK y NOVALIS con la adición de ciertos ribetes Floydianos y otros Oldfieldianos; esto último se nota en las variaciones exóticas que ocasionalmente emergen para realzar ciertos índices temáticos. Cabe destacarse un elegante solo de bajo en algún momento del último tercio. En general, la fastuosidad expresiva es más atenuada que en el tema precedente.

‘Den Dype Skogen’ recupera los ecos solemnes y relajados del tema #2 mientras remodela también algunos factores pastorales del tema de apertura para conjugarlos dentro de una síntesis prog-sinfónica donde lo atmosférico se centra en climas de ensueño a la hora de asentar las diversas ideas melódicas que se van hilando. Nos percatamos de que el rol de los teclados se torna más exhaustivo y amplio con cada nueva pieza: algunos pasajes nos remiten al legado de los primeros discos de PÄR LINDH PROJECT debido a los trasfondos renacentista y barroco que hay en varias orquestaciones, aunque la suntuosidad está atenuada por la explicitación de un enfoque Genesiano en la resolución de tales orquestaciones. Más adelante, la dupla rítmica gestiona un groove moderadamente sofisticado mientras la guitarra instaura algunas de sus intervenciones más enérgicas del álbum. Más adelante, sigue una serie de tres parajes más serenos, ocasionalmente signados por elementos folk-progresivos mientras van pintando paisajes cordiales con la claridad melódica de siempre. El tema más largo del disco es el que también lo cierra y su título es ‘Altets Hav, Ly’. Desde el punto de partida se hacen notar el regreso de las confluencias con los WHITE WILLOW de los 90 y los aires de familia con JORDSJØ, a la par que se dejan entrever también los parámetros de la tradición sinfónica en su aspecto más intimista. El compás en 5/4 de la sección prologar obliga al grupo a operar con el swing resultante de manera muy meticulosa antes de que un segundo motif más grácil permita al ensamble soltarse en su colorido potencial. Así las cosas, el entramado sonoro asume un señorío mesuradamente extrovertido cuyos focos expresivos varían mientras se suceden los índices temáticos; de paso, también se nota un incremento en la opulencia musical, lo cual encamina los tránsitos de lo jovial a lo solemne sin afectar a la fluidez de la ingeniería grupal. A poco de pasada la frontera del noveno minuto ocurre un interesante contraste entre un momentum climático y un cautivador ambiente pastoral, estando éste diseñado para explayarse en un masivo ejercicio de evocaciones introvertidas (muy a lo ANTHONY PHILLIPS) que se apoya sobre los relejados arpegios de las guitarras acústicas. Es así que todo terminará para esta pieza y el álbum, como una ilación de varios paseos por los bosques de la autorreflexión.  

V​å​rjevnd​ø​gnsnatt” es, a fin de cuentas, un disco muy refinado que dignifica muy solventemente el ideal del prog sinfónico para el actual tercer decenio del nuevo milenio. Este cuarto trayecto musical de los noruegos KORNMO queda como una de las más notables presencias de la producción progresiva escandinava dentro del escenario mundial del pasado año 2024. Muy recomendable, la verdad que sí.
 
 
Muestra de “
V​å​rjevnd​ø​gnsnatt”.-