HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES
SALUDA CÉSAR INCA.
El primer día de abril (tras un
período de preventa) se publicó el nuevo álbum del ensamble británico LOST
CROWNS, el cual sucede a “Every Night Something Happens” por seis años y pico;
este flamante segundo disco se titula “The Heart Is In The Body” y fue publicado por vía independiente. La nutrida alineación
de LOST CROWNS tiene ciertas conexiones con THE CARDIACS y consta de Richard
Larcombe [voz, guitarra, armonio, arpa, flautín, violín, cello, concertina, gaita
y dulcémele], Rhodri Marsden [piano, teclados, teremín, fagot, flauta dulce,
guitarra trémolo, sierra, percusión y voz], Josh Perl [teclados y voz], Nicola
Baigent [clarinetes alto y bajo, saxofón, flauta y flauta dulce], Charlie
Cawood [bajo, contrabajo, campanas de bajo y sitar], Sharron Fortnam [voz] y Keepsie
[batería y campanas de mano].En algunas partes de “The Heart Is In The Body”
colaboraron Mark Cawthra (voz), Susannah Henry (voz), Sarah Nash (voz) y James
Larcombe (hurdy gurdy). Larcombe es el compositor y arreglista de todo el
material aquí contenido; él y Marsden se encargaron de las labores de
producción e ingeniería de sonido para las sesiones de grabación, y el segundo
realizó posteriormente la mezcla y la masterización. En líneas generales, advertimos en este disco una acentuación de los matices más vibrantes de su enfoque jazz-progresivo empapado de rocío vanguardista, pero es mejor ir a los detalles del repertorio mismo.
El disco empieza con ‘I Might Not’, canción que impone instantáneamente el poderío de su groove central en base al ímpetu conjunto de la batería, las bases de teclado y el imperioso canto. Una vez completo el armazón instrumental, todo se asienta como una cruza entre lo travieso y lo aguerrido, algo así como si una idea abandonada por los CARAVAN del segundo álbum hubiera sido retomada por la gente de HOMUNCULUS RES bajo las directrices de la legendaria banda belga COS. Vitalismo y gravedad se conjugan fluidamente dentro de una magnífica ingeniería sónica. Gran inicio para el álbum y ‘She Didn’t Want’ sigue a continuación para ahondar aún más en los aires de compleja soltura y surrealista jolgorio que se plasmaron en la canción de apertura. Esta vez, la suntuosidad en los arreglos instrumentales está sólidamente incrementada, siendo así que los espacios abiertos para la emergencia de ocasionales motivos densos son más relevantes. De este modo, las herramientas de inspiración Crimsoniana y Zappiana entran a tallar como interesantes recursos de grisácea tensión en medio de la siempre reinante extroversión. Un primer cénit del álbum. ‘Weaker Than Me’ establece nexos entre ART BEARS, los PICCHIO DAL POZZO de 1980 y los RASCAL REPORTERS de los 90. Eso se nota específicamente en el modo en que la retorcida y fulgurosa arquitectura musical diseñada para la ocasión se explaya rigurosamente a lo largo de los variados recovecos temáticos y rítmicos que se van sucediendo. Es un delirio organizado que presume de cuán extravagante es su método de acción. Cuando llega el turno de ‘The Same Without’, el grupo decida explorar otras facetas más coloridas de su visión estética mientras preserva gran parte del vitalismo estructural exhibido en los dos primeros temas del álbum. Tras un preludio ceremonioso, el cuerpo central activa un nervio vigoroso con el que las pautas instrumentales van edificando un viaje, en líneas generales, intenso y vehemente. Mientras tanto, el canto exhibe la calidez de siempre, la misma que funciona como una instancia de misteriosa espiritualidad. Otro momento culminante del disco. ‘Et Tu Brute’ sigue fielmente la senda del tema #2 tanto en lo referente al enfoque ostensiblemente sofisticado del groove como en las expansiones exhaustivas de la paleta sonora.
Cuando llega el turno de ‘O
Alexander’, nos topamos con el primer momento realmente sereno del repertorio, en realidad, el único. Eso sí, la estructura musical serena sobre la que se articula esta composición está orientada hacia la orquestación de tenues capas oníricas que arman una especie de aurora boreal bajo cuya luz el canto se arroja sobriamente al manto de la introspección. Las marcas sistemáticamente atonales del desarrollo temático apuntan en simultáneo a las influencias de UNIVERS ZERO y HENRY COW, mientras que la magia ensoñadora de las líneas vocales nos remiten al paradigma de Robert Wyatt. Ocupando un espacio conjunto de poco menos de 17 minutos, la dupla
de ‘Did Look A Fool’ y ‘A Sailor And His True Love’ se encarga de cerrar el
repertorio. La primera de estas piezas mencionadas lleva a un nivel más elevado la predominante aureola de extroversión surrealista que se ha venido imponiendo en la mayor parte de las canciones e índices temáticos anteriores. El vitalismo se siente más saltarín, algo así como algo que pudo haber emergido de los cuarteles de REGAL WORM pero con un filtro masivamente desarrollado en la fábrica de los RASCAL REPORTERS. Así las cosas, el potencial de expresividad fiestera halla su contrapeso en la intensiva neurosis motivada por el swing central. Los ornamentos de teremín aumentan las persistentes vibraciones vivarachas. Los últimos segundos sirven para elaborar unas capas flotantes que reflejan muy bien la caída del telón. En lo referente a A Sailor
And His True Love’ – el tema más largo del álbum con sus 9 ¾ minutos de
duración –, se trata de una canción bastante ecléctica cuya primera sección se enfila hacia lo pastoral en base al hermanamiento de guitarra acústica y dulcémele. Cuando entran en acción la batería y otros instrumentos, el asunto vira hacia el tenor sinfónico, hay una patente riqueza lírica en el modo en que se organiza el crecientemente suntuoso armazón instrumental, pero se destila una cierta inquietud en las líneas melódicas del canto. A poco de pasada la frontera del tercer minuto, emerge un puente ceremonioso signado por una aura expectante; el sonido de la gaita y los ornamentos de la batería realzan esa atmósfera expectativa. Ya cuando las cosas adquieren una vitalidad renovadora, el ensamble organiza un ambiente que algo tiene de robusto, pero éste está manejado con una delicadeza muy peculiar (en cercanía con HOMUNCULUS RES y NEEDLEPOINT). Los numerosos ornamentos de los teclados y las complejas líneas del bajo hacen que la propuesta señorialmente extrovertida instaurada por la batería esté muy bien aprovechada. El motif del puente expectante regresa para el epílogo con una fortalecida majestuosidad. Una gran final que el disco realmente merecía.
El disco empieza con ‘I Might Not’, canción que impone instantáneamente el poderío de su groove central en base al ímpetu conjunto de la batería, las bases de teclado y el imperioso canto. Una vez completo el armazón instrumental, todo se asienta como una cruza entre lo travieso y lo aguerrido, algo así como si una idea abandonada por los CARAVAN del segundo álbum hubiera sido retomada por la gente de HOMUNCULUS RES bajo las directrices de la legendaria banda belga COS. Vitalismo y gravedad se conjugan fluidamente dentro de una magnífica ingeniería sónica. Gran inicio para el álbum y ‘She Didn’t Want’ sigue a continuación para ahondar aún más en los aires de compleja soltura y surrealista jolgorio que se plasmaron en la canción de apertura. Esta vez, la suntuosidad en los arreglos instrumentales está sólidamente incrementada, siendo así que los espacios abiertos para la emergencia de ocasionales motivos densos son más relevantes. De este modo, las herramientas de inspiración Crimsoniana y Zappiana entran a tallar como interesantes recursos de grisácea tensión en medio de la siempre reinante extroversión. Un primer cénit del álbum. ‘Weaker Than Me’ establece nexos entre ART BEARS, los PICCHIO DAL POZZO de 1980 y los RASCAL REPORTERS de los 90. Eso se nota específicamente en el modo en que la retorcida y fulgurosa arquitectura musical diseñada para la ocasión se explaya rigurosamente a lo largo de los variados recovecos temáticos y rítmicos que se van sucediendo. Es un delirio organizado que presume de cuán extravagante es su método de acción. Cuando llega el turno de ‘The Same Without’, el grupo decida explorar otras facetas más coloridas de su visión estética mientras preserva gran parte del vitalismo estructural exhibido en los dos primeros temas del álbum. Tras un preludio ceremonioso, el cuerpo central activa un nervio vigoroso con el que las pautas instrumentales van edificando un viaje, en líneas generales, intenso y vehemente. Mientras tanto, el canto exhibe la calidez de siempre, la misma que funciona como una instancia de misteriosa espiritualidad. Otro momento culminante del disco. ‘Et Tu Brute’ sigue fielmente la senda del tema #2 tanto en lo referente al enfoque ostensiblemente sofisticado del groove como en las expansiones exhaustivas de la paleta sonora.
Todo esto fue lo que se nos ofreció en “The Heart Is In The Body”, segunda aventura fonográfica de LOST CROWNS. esto es de lo más osado y exuberante que se ha hecho en la escena progresiva británico en los últimos años y merece todos los elogios que pueda recibir: un disco totalmente recomendable para integrar cualquier buena fonoteca de rock artístico que presuma de ser buena. La manera en que el grupo ha decidido expandir y capitalizar sus instintos experimentales a rendido grandes frutos en este segundo disco que pone a la banda en una posición de élite dentro de la vanguardia progresiva de su país.
Muestras de “The Heart Is In The
Body”.-
She Didn’t Want: https://lostcrowns.bandcamp.com/track/she-didnt-want
The Same Without: https://lostcrowns.bandcamp.com/track/the-same-without
A Sailor And His True Love: https://lostcrowns.bandcamp.com/track/a-sailor-and-his-true-love
She Didn’t Want: https://lostcrowns.bandcamp.com/track/she-didnt-want
The Same Without: https://lostcrowns.bandcamp.com/track/the-same-without
A Sailor And His True Love: https://lostcrowns.bandcamp.com/track/a-sailor-and-his-true-love
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